Partida Rol por web

| EXTERIOR CASTILLO |

Me quede mirando el rio y sonreí, recordando como me veía de joven, quizás seria algo así, pero aun mejor, algo mas oscuro ya que el cabello rojo sangre era característico de mi y mi hija.

Pasé la mano sobre mi rostro mientras recitaba unas palabras y los cabellos se teñían en tinieblas mientras la piel ganaba otro tono de palidez y las arrugas desaparecían.

-"Puedes llamarme Firadriel, significa encanto de la oscuridad...bueno, deberías saberlo siendo elfa"- comente con una sonrisa, mientras incluso mi voz se volvía distinta, gruesa, pero con un tono dulce...

| BIBLIOTECA |

-Ya veo,elfos.Pues al final si habra una resistencia,malditos vagos desagradecidos.
Fletord ,decis.¿Que ciudades cercanas tenemos con presencia de guardias o ejercito y cual de estas es la mas poblada y la que menos?

| JUGADA MASTER |

El sirviente se apresuró a responder todas las preguntas que tenía su Rey, el Rey de la Tierra Media.
- Mi señor- empezó a decir, sin dejar de dedicarle aquellas pronunciadas reverencias-. Las ciudades más cercanas son Aquest y Glenders. La primera queda bastante lejana de Fletord, pero son las ciudades que hay alrededor. Y Glenders es la que más cerca está además de ser la más poblada- comentó el sirviente sin dejar de inclinarse para mostrarle sus respetos al Rey.

| BIBLIOTECA |

-Quiero que se reunan los militares de mas alto rango presentes en este castillo que me los traigan ,veamos que podemos planear con tan poco tiempo.

| JUGADA MASTER |

Ilse asintió con la cabeza al escuchar la presentación del nuevo Jairon. Debería acostumbrarse a no llamarle señor ni a llamarle Jairon. Había dejado de serlo y si se confundía podrían descubrirles. No podrían llevar a cabo la investigación, de modo que se metió en la cabeza que su nuevo nombre era Firadriel.
- De acuerdo, Firadriel... Pero, ¿no tardaremos mucho en llegar si vamos a pie? Quiero decir... El camino hasta Glenders es muy largo y podríamos estar viajando durante días. ¿Y si fuéramos con un solo caballo?- preguntó Ilse, intentando agilizar el viaje todo lo posible.
No tardaría mucho en amanecer y la sirvienta tenía razón. Si viajaban a pie se demorarían bastante, quizá demasiado.
- Podríamos incluso hacernos pasar por una pareja que va a Glenders buscando una nueva vida... - comentó de nuevo la elfa, con una sonrisa.

| EXTERIOR CASTILLO |

-"Y eso te gustaría? -respondí volteando, devolviéndole la sonrisa- lo que dices es cierto, entonces será un caballo de una sola noche...rápido como el viento"- dije estirando mi mano derecha mientras mi capa comenzaba a volar y todo el lugar se llenaba de una potente brisa, como si estuviese a punto de generarse un huracán, el viento verdoso, celeste y violáceo se comenzó a acumular, comenzando a darle forma a un hermoso corcel etéreo.

-"Creo que con el bastará para llegar en una noche a Glenders..."- 

| JUGADA MASTER |

Pasaron las horas y poco a poco el sol fue apareciendo en el horizonte. El Rey había decidido dejar la reunión con los altos dirigentes de su ejército para la mañana siguiente y así se hizo. Después de que todos descansaran, después de reponer fuerzas, se reunieron con el Rey en la sala del trono. Hasta allí acudieron los soldados más fuertes y con más experiencia de todos. Cada uno representaba a una raza, congregándose allí los jefes de todos ellos.
- Mi señor, hemos sido informados de los nuevos acontecimientos en las diferentes ciudades. No debemos permitir que los rebeldes sigan poniendo en entredicho su poder- dijo el que lideraba a los soldados humanos. Era al que mejor se le iba a entender, pues los demás eran simplemente bestias-. Me he encargado personalmente de que los soldados que han tomado el relevo a los que murieron sean conscientes de lo que se espera de ellos. Yo mismo los mataré si vuelven a fallar, si es que los rebeldes no lo hacen antes...- comentó, apretando fuertemente los dientes.
Se trataba de Nick, uno de los humanos más fieles al Rey y con más carácter. Le preocupaba mucho la perfección en su ejército y no perdonaba errores. Servía al Rey siempre que éste lo deseaba. Su cabellera dorada casi pelirroja brillaba con la luz del nuevo sol, el mismo que empezaba a aparecer en el horizonte. Tenía gran porte y elevaba su barbilla, con elegancia y orgullo. Su mano estaba puesta sobre el mango de su espada, siempre en alerta por si debía defender a su Rey. Los líderes de los Anikhed y los Münesth también estaban en la sala del trono, aunque el líder Münesth era el más grande de todos los presentes. Su cabeza rozaba el altísimo techo de la sala y miraba a los demás desde muy arriba.
- Mi señor, esperamos sus órdenes- dijo Nick, con una sonrisa maliciosa.

| Despacho del rey|

-Bien vamos a mover las tropas a la ciudad de Aquest,enviaremos a los Münesth y Anikhed en su mayoria ,tambien una pequeña escuadra de humanos y elfos oscuros.Quiero que vean el horror  entre las tropas enemigas y sepan a que se enfrentan.Yo mismo ire  en persona y asi acabaremos con todo esto.

| DESPACHO DEL REY |

Asentí con la cabeza, igual que lo hicieron el resto de los líderes de los diferentes ejércitos. Todos ellos eran propiedad del Rey, aunque siempre debía haber un jefe, alguien que los organizara en batalla, cuando el monarca no estaba presente.
Hice una pequeña reverencia, alegrándome de que pudiéramos partir a cualquiera de las ciudades para impartir justicia, para imponer el miedo de mi Rey, para que todos vieran lo que podía pasar si se negaban a colaborar con él.
- Lo dispondré todo de inmediato para partir ya mismo, mi señor. Prepararán las monturas y lo organizaré todo personalmente para que no tenga que preocuparse. Si no tiene nada más que ordenarme, mi señor...- dije, esperando poder marcharme para organizarlo.

| DESPACHO DEL REY |

Podeis marcharos a organizarlo todo.Yo tendre que prepararme para la tarea mientras tanto,esto sera rapido.
Digo mientras me levanto de la mesa esperando a que el resto parta a sus asuntos.

| DESPACHO DEL REY - CASTILLO |

Asentí con la cabeza y con la misma le hice una pequeña reverencia. Todos me imitaron, aceptando las indicaciones de nuestro monarca, y salimos a gran velocidad de su despacho.
Teníamos que preparar muchas cosas, a todos nuestros ejércitos, y todo lo más brevemente posible. El Rey nos necesitaba y no podíamos defraudarle. Le avisaría en cuanto todo estuviera listo.
Cerré la puerta de su despacho, pues yo había sido el último en salir, y nos pusimos en marcha.

| DESPACHO DEL REY - CASTILLO |

Habia quedado solo ,pronto tendria que partir a la batalla.Sus manos derechas estaban en una busqueda tonta en una ciudad menor mientras el tenia que dar al cara contra aquellos rebeldes.A la mente del rey vino un viejo dicho ,"si quieres que algo salga bien hazlo tu mismo"...

| JUGADA MASTER |

Cuando el Rey creyó que ya estaba listo para partir, que era el momento de emprender el camino hacia lo que podía convertirse en una pequeña batalla y que supondría mucho más poder para las siguientes que se presentaran durante su reinado, se acercó hasta la entrada del castillo. Allí estaban ya los líderes de cada ejército, de cada raza, aunque todos sabían que compartían el mismo líder: el Rey.
Un gran ejército se había reunido ante la puerta y aclamaron al monarca en cuanto éste apareció, deseosos de batalla, deseosos de matar e impartir su propia justicia. Esperaron sus indicaciones, un pequeño discurso que hiciera crecer más aún su moral.
Algunos iban a pie y otros a caballo. En el cielo también habían hechiceros encapuchados, con túnicas negras, montados sobre dragones negros. Una de esas bestias volaba sin jinete, esperando a que el Rey lo montara y encabezara la marcha.

Me preparo para partir ,pero antes miss eguidores deben de escuchar mis palabras un discurso,una forma de aumentar su moral.

-En este dia muchas cosas seran recordadas.Hoy las tropas del rey ,los leales a lo que es verdadero y justo,se alzan para destruir la amenaza de los locos ,los enemigos del reino,aquellos que amenazan nuestras vidas y las de nuestra familia,aquellos que nos quieren arrebatar nuestra esperanza y nuestra tierra.Falsos profetas se han levantado para destruir todo lo que amamos y protegemos y eso no lo toleraremos.
Hoy nos alzamos al cielo y juramos destruir a nuestros enemigos ,lanzamos nuestros gritos hasta el cielo,hasta el infinito para que nos oigan,no nos arrebatareis lo nuestro,no nos dejaremos pisotear en esta hora sbaed que somos el reino y nadie jamas nos vencera!
¡Gritad conmigo por el reino!,por el rey,por la victoria,por la gloria y la eternidad!
Asi en medio del publico enfervorizado llamo a mi montura el gran dragon negro para que me lleve hasta la victoria.

| JUGADA MASTER |

El Rey dio un discurso que probablemente sería recordado a lo largo de la historia. Los soldados de diferentes razas habían aplaudido y vitoreado al monarca después de sus emocionantes palabras. Sin embargo, justo antes de que su dragón se elevara en el aire, un mensajero se acercó hasta donde estaba el Rey.
En su mano derecha portaba un pergamino muy pequeño, como si lo hubieran enviado en algún tipo de ave. El soldado que tenía el rostro cubierto con el yelmo, entregó el mensaje a su monarca dedicándole una pronunciadísima reverencia.
- Mi señor, ha sido enviada desde la antigua ciudad de los elfos, en la isla abandonada- dijo el hombre, con voz entrecortada después del esfuerzo que debería haber hecho para que el mensaje llegara a tiempo, antes de que el monarca partiese.

"Un barco atracó en la isla sin que se dieran cuenta de que la estábamos vigilando. Al desembarcar les hemos tendido una emboscada y en éstos momentos luchamos contra ellos. La joya está aquí", decía la nota.

El Rey sabía que mandó vigilar esa isla, pues era la antigua ciudad de los elfos. Se encontraba al este, a la altura de las montañas Sphirock. Los elfos habían vivido en esa isla antes de que el Rey les atacara y se vieran obligados a huír, aunque no muchos pudieron hacerlo. La isla fue tomada y durante muchos años un ejército del monarca estuvo apostado allí por si decidían recuperar su hogar, pero no fue así. Con el paso del tiempo el castillo se fue deteriorando al igual que el resto de la ciudad y dejó de ser un lugar habitable. Sin embargo el Rey se resistió a creer que los elfos hubieran abandonado para siempre su hogar, y por eso dejó un ejército de hechiceros apostados allí. Se mantuvieron siempre en las sombras, como si fueran invisibles, y ese encantamiento parecía haber dado sus frutos. Según el mensaje, alguien había acudido allí y no era alguien cualquiera. La joya estaba localizada.