Partida Rol por web

Turno II-17

El quebrantahuesos siguió corriendo, ahora enfurecido por ver que su intento de sorprender a las bestias no había supuesto nada salvo malgastar tiempo. Forzó sus piernas hasta el límite para que le llevaran hasta el tronco caído y a lucha que parecía a punto de concluir.

A ojos de los demás, no se estaba comportando como se esperaba de un guerrero.

Turno II-17

Roderic consiguió atravesar las defensas de uno de los hombres bestias haciéndole un feo y profundo tajo muy cerca del cuello, quedándose a escasos centímetros de la yugular, un poquito más abajo y hubiera terminado con su vida pero no fue así, aquél engendro parecía resistirse a morir, lo mismo que el resto, cuya férrea consiguió hacer inocuos todos los ataques lanzados por los guardas de camino y sus corceles.

Dieter también consiguió llegar a la melé lanzándose a la carga, el martillo iba bien dirigido, cargado de potencia y rabia, pero fue fácilmente desviado con un simple golpe oblicuo de escudo.

En la retaguardia de la carreta, Kurdrim y Zacarías habían perdido la oportunidad de acabar con el hombre bestia que había pulverizado las ruedas del carro, y ahora Zacarías que instantes antes había descargado la ballesta para ayudar al matador en el cuerpo a cuerpo, volvió a guardar sus armas y se preparó para tomar y preparar de nuevo su arma de proyectiles.

Turno II-17

El mago acababa de recibir un duro correctivo, pero aquello no retuvo su brazo y temerario, intentó golpear a uno de sus rivales con todo lo que tenía. 

Dirigió su espada hacia el único hueco que su enemigo había dejado tras desviar el ataque de Leonard, el brazo derecho. Fue un buen golpe, suficiente como para herir de gravedad a su enemigo, pero al igual que ocurriera antes con el ataque de Roderic, no lo suficiente como para terminar con su vida.

Turno II-17

El combate ahora estaba en clara superioridad para los humanos y poco tenían ya que ganar los hombres bestia. Uno de ellos hizo un extraño ruido con la voz que fue respondido por los otros dos. 

Acto seguido en vez de atacar al grupo, se separaron del combate y se internaron en el bosque por el lado derecho del camino.

Turno II-17

La bestia había huido y Zacarias había sido incapaz de preparar su ballesta a tiempo... un enemigo más que se aleja sin presentar batalla al menor signo de peligro. Malhumorado me giro hacia el otro lado solo para ver como los restantes enemigos, superados por los nuestros, también deciden poner tierra de por medio, dejándonos solos en el lugar

Rezongué, enojado, mientras miraba de un lado a otro, casi esperando que llegaran más bestias solo para tener una nueva desilusión. A mi lado, el carro volcado, dejaba claro que el ricachón de turno se iba a tener que desprender de sus pertenencias y viajar como uno más. A pie.

Estuve tentado a internarme en el bosque, tras los hombres bestia, pero sabida cuenta de que eran más veloces que yo, y que un bosque no era lugar para un enano, más si los enemigos prefieren disparar y huir como viles elfos, me colgué el arma a la espalda nuevamente cruzándome de brazos.

Parecía que habíamos hecho huir a los enemigos y siquiera tenía el pulso acelerado por el cansancio de la contienda.

Menuda birria de enemigos... ya podrían atacar en mayor número, o acompañados de algún monstruo- me quejé a la espera de ver cual sería nuestro próximo movimiento

Turno II-17

El ataque fue certero pero insuficiente, estas criaturas parecían estar hechas de auténtica piedra. Al momento se dispersaron por el bosque sin tiempo de reaccionar; - no merece la pena - , pensé. Si tuviera mi montura podría intentar dar caza a alguna de ellas pero a pie iba a ser complicado. Thorsten también había logrado herir a una de ellas pero al igual que mi ataque no consiguió matarla, lo mismo que Dieter. - Deberíamos ir a ver a los demás y comprobar cómo están - dije.

Turno II-17

Es raro como se comportan, estaba mas empeñado en romper el carro que en otro cosa, no me gusta, algo traman...miro a Kurdrim mientras reclama mas enemigos para su hacha, estate tranquilo Kurdrim, seguro que tendrás otra oportunidad de luchar contra ellos, intenta que a la próxima no se escape con vida, voy a ver como están los demás, quédate por aquí por si acaso vuelven a aparecer, sin soltar la ballesta dejo al enano maldiciendo mientras me encamino al principio de la caravana haber como encuentran el resto del grupo.

Turno II-17

Miré a Zacarias con inquina mientras me ordenaba mantener la posición como un perro guardián, haciendo que rechinara los dientes

Esa criatura habría muerto de no haber estado jugando con tus cosas en vez de rematarlo- espeté - Y si he de quedarme aquí será porque así lo quiera, humano, no porque tu me lo mandes

Y sin más espera me encaminé hacia el linde del bosque, desafiante, buscando indicios de enemigos ocultos si los hubiera mientras daba vueltas a las palabras de Zacarias. Realmente sí que era raro que solo se hayan limitado a esos ataques y de ese modo tan peculiar. Normalmente se lanzan al ataque en manada y lo dan todo por matar al enemigo, huyendo solo si sufren graves pérdida... aquello no olía bien pero el motivo, por el momento, se me escapaba

¡Volved, bestias cobardes!¡Mi hacha aun no se ha saciado!- grité a los árboles, frustrado

Turno II-18

El ataque de los hombres bestia había tenido consecuencias devastadoras para la caravana. Dos de los guardas, Sigfried, el líder de la comitiva y Kurt, habían muerto. El caballo de Roderic estaba herido y el caballero estaba magullado tras caerse de él y Thorsten, había sido herido de gravedad en la pierna. Los demás, aunque alterados, podía decirse que estaban bien.

El difunto Sigfried les había insistido en la necesidad de llegar a la siguiente posta antes de la caída de la noche, pero tras lo ocurrido era evidente que no lo conseguirían. Tan solo el hecho de que el dueño del carromato dañado era carretero de profesión y que llevaba sus herramientas a mano y ruedas de repuesto, suavizaba un poco la desalentadora perspectiva que tenían delante. De todos modos, por muy rápido que fuera, la reparación no le llevaría menos de un par de horas, lo cual, siendo casi un tiempo record, no evitaría tener que viajar por el Darkwald en la oscuridad de la noche.

Ulrike y Leonard recogieron los cuerpos de sus compañeros caídos y sus pertenencias y los subieron a la grupa de uno de los caballos, ofreciéndole temporalmente a Roderic el otro, pues el suyo no estaba en condiciones de ser montado. Luego pidieron a Dieter que dijera unas palabras por los muertos. 

Como habían previsto, dos horas después y con la noche cayendo ya sobre sus cabezas, la partida reanudó la marcha, aunque tuvieron que redistribuirse, la comitiva era la misma pero ahora eran dos jinetes menos los que les acompañaban.

Turno II-18

La noche nos había alcanzado en mitad del bosque, lo que propiciaría un sin fin de falsos avistamientos de enemigos en cuanto los nervios afloraran entre los humanos ahora que habíamos perdido a dos miembros del séquito... aquello prometía y de no ser por la huida precipitada de nuestros atacantes casi estaría contento... pero todo parecía indicar que sería una noche al raso llena de sobresaltos.

Hastiado, cansado de las tonterías de unos y la cobardía de otros, fruncí el ceño y, sin mediar palabra, me situé en mi posición ya tan habitual en la comitiva, junto a la última carreta, mientras el resto se hacían arrumacos para curar los cuatro rasguños que les habían regalado los hombres bestia ¡Si incluso iban a toquetear al maldito caballo!..  aquella noche estaba resultando ser tan pésima como cualquier otra... con el añadido de estar en un condenado bosque

Turno II-18

Dejo a Kurdrim maldiciendo mientras voy caminando hacia adelante con una sonrisa dibujada en mi rostro, ayudo en lo que puedo para intentar que podamos ponernos en movimiento lo antes posible, aun así perdemos mas de dos horas en poder ponernos otra vez en movimiento, ocupo mi sitio entre la retaguardia y la mitad de la comitiva descansando la ballesta sobre mi hombro con el convencimiento de que no pasara mucho hasta que tenga que usarla.

Turno II-18

Haciendo mella el cansancio y los golpes sufridos, nos reunimos con los demás poniéndonos al día de lo acontecido. Ellos también habían combatido con las criaturas y una de las carretas había sufrido daños importantes. Tuvimos más suerte que Sigfried y Kurt... El dueño del carromato consiguió repararlo y ponernos otra vez en marcha aunque fuera en la negrura de la noche, más alerta si cabe. Mi caballo por suerte consiguió salvarse aunque no estaba en condiciones, los guardias me cedieron una montura mientras se recuperaba la mía. 

Aunque magullado por la caída y el combate, puedo caminar y me sitúo cerca de las primeras carretas. Thorsten, irás mejor en la montura, le dije. 

Turno II-18

Thorsten, tras el combate, guardó su arma y se agarró la pierna acercándose cojeando hacia el primero de los carros y allí se quedó, sentado en el suelo con la espalda apoyada en una de las ruedas, esperando algún tipo de atención, si es que llegaba, mientras el carretero arreglaba su carro.

- Mejor no, Róderic, en este viaje los jinetes tienen la triste tendencia de morir. - respondió irónico.

Turno II-19

Aunque sin resultados visibles, el padre Dieter atendió las heridas de los heridos por el combate mientras se reparaban las carretas. 

Aquellos que no necesitaban de atenciones se mantuvieron de guardia mientras tanto. Por otro lado, durante la espera se hizo evidente que tras las muertes de sus compañeros los guarda caminos estaban especialmente nerviosos y con ganas de ponerse de nuevo en marcha.

Hubo una pequeña redistribución de las posiciones en el avance, nada significativo, y la caravana se puso en marcha. Como era de esperar la noche cayó sobre ellos y, debido a la falta de visibilidad, desde las carretas encendieron lámparas para iluminar el camino.

La tensión se palpaba en el aire y todo el grupo esperaba la llegada de un nuevo ataque, de ahí que tanto Ulrike como Leonard metieran presión para avanzar más rápido. 

De todos modos, como no podía ser de otra forma, este no se hizo esperar. Literalmente una lluvia de flechas¹ provenientes del bosque cayeron alrededor de Roderic, algunas se clavaron en el suelo, otras rebotaron, por suerte ninguna le alcanzó, de todos modos su caballo se alzó de manos y tuvo que esforzarse para no volver a ver sus huesos sobre el suelo.

Turno II-19

Me mantuve al margen, atento al dichoso bosque, mientras el frailecillo venido a más se dedicaba a toquetear a los heridos provocando que le dedicara una mirada harto significativa cuando se acercó a mí

Ni se te ocurra ponerme las manos encima, humano. Si quieres tocar carne buscate una fulana- espeté sin intención alguna a dejarme manosear por Dieter. Un enano como era debido sabía soportar rasguños como aquellos con estoicismo; no necesitaba mimos de un humano*

Entre tanto los repiqueteos de martillo reparando la carreta destrozada resonaban en el silencio del bosque, como un reclamo para atraer a más enemigos... sonreí ante aquello. Que picaran. Que lo hicieran con todas sus fuerzas si eso servía para que más bestias se acerquen

Y como escuchando mis pensamientos un nuevo ataque se cernió sobre nosotros, en mitad de la noche, desde la densidad del sotobosque impidiéndome ver quienes o cuantos eran, escudándose en la oscuridad y en la distancia con sus cobardes armas de proyectiles

Habrá que ir de caza- musité a nadie en particular antes de zambullirme entre los matojos, caminando agachado para no ofrecer un blanco claro, e intentar sorprender a los tiradores

Turno II-19

Siento no haber sido de más ayuda -se disculpó el sacerdote pese a que había hecho cuanto había podido. Para otros tuo palabras menos amables-. Ni siquiera los enanos son lo bastante tozudos para no morir desangrados.

Su advertencia quedó en el aire mientras Dieter reocupaba su puesto en la caravana, dispuesto a defender...

Otro ataque. Lo mejor sería que dejáramos de transitar los caminos y esperar en un pueblo a que la situación mejore.

Ya abría tiempo de quejarse, el sacerdote desenfundó una vez más sus armas y ordenó a todos que buscaran protección hasta que supieran quién les estaba atacando.

Turno II-19

La espera se hizo larga pero por fin se pusieron en marcha, tenían claro que la noche les caería encima antes de llegar a su destino, y con ella sospechaban que llegaría algún nuevo ataque, y así fue, en mitad de la noche flechas empezaron a volar en dirección al grupo de caravanas, por suerte parecía que no consiguieron su objetivo, cogiendo mi ballesta busco refugio en un lateral de una carreta manteniendome alerta a cualquier movimiento en la espesura del bosque.

Turno 19

Aunque los ataques no habían ido dirigidos contra él, el mago buscó algo de cobertura entre los carros, a sabiendas del peligro que suponía ir tan cerca de los animales. Vio cómo el enano abandonaba la caravana para adentrarse en el bosque. Sabía que poco podía hacer ante la determinación del matador, pero aún así trató de advertirle. - ¡NO KURDRIM, ES PARTE DE LA EMBOSCADA, MANTÉN TU POSICIÓN!