Partida Rol por web

Asiento a las palabras de Eir mientras doy el último adios a Patricia, tocando su cuerpo juro que te vengaremos, al igual que haremos con el profesor. Este asesinato no quedara impune pienso antes de abandonar la sala

No te preocupes Eir, has hecho lo que has podido y hemos aprendido algo más de nuestro enemigo digo agarrando la mano de mi amiga con una, y con la otra palmeándole el dorso.

Creo que el siguiente paso es el que teníamos pensado. Ir al cementerio, ver al profesor e ir a esa cripta. Con toda la información que hemos averiguado, lo más valiosos y lo que tenemos, es lo que nos dejó el profesor.

Un suspiro, a medio camino del alivio y la urgencia, escapó de mis labios. Todo lo que podía sacar de Hoyosmbrío ya lo había hecho, incluso un poco más; algunas de esas cosas, prefería no haberlas sabido. Era bueno, sin embargo, creer que podía confiar en él, que podíamos contar con su ayuda. No es un chantaje, no lo es. Si Lorrimor le tenía en tan alta estima como para descubrir secretos como aquellos —las habilidades de mis compañeros, nuestro pasado y mi condición—, es que el clérigo era un buen hombre, recto. Eso, o la causa de la muerte del profesor, un traidor que había ocultado sus verdaderas intenciones y que había dado el golpe de gracia a su amigo, antes de que descubriera algo importante. Debía ser otra cosa, o estarían en verdaderos problemas, unos que no verían hasta que fuera demasiado tarde para hacer algo.

Negué con un cabeceo suave, cerrando los ojos y llevándome los dedos índice y pulgar al tabique de la nariz. Los pensamientos que pululaban sin control por mi cabeza me producían un dolor agudo. Otra vez la jaqueca. Como poco antes, volví a apartarlos de mi mente, decidido a no dar vueltas y vueltas sobre lo mismo; no llevaría más que a sospechar hasta de mi sombra, algo para nada aconsejable, como me habían enseñado. La fina línea que separaba la suspicacia con una ofuscada obstinación era fina, y un Inquisidor debía saber mantenerse al lado correcto, haciendo malabares para que un sano recelo no se convirtiera en una obsesión ciega. Los agentes de la Iglesia que no sabían sobrellevar esa lucha continua, acababan volviéndose asesinos que veían el mal a su alrededor, incapaces de discernir la verdad cuando la veían. La mayoría de las veces acababan muertos, y los que no, encerrados y desquiciados de por vida. No tenía intención de tener ese final.

La mejor forma de dejar de dar vueltas a algo, era centrarse en otro tema. La prisión parecía uno tan bueno como los demás, así que decidí seguir por ahí.

—Disculpa si hago que se repita, Mis compañeros aún no han podido contarme... Todo. Dígame, Padre. ¿Qué pasó con la prisión? ¿Por qué no sigue activa? ¿Qué tipo de presos había? ¿Y vive alguien que hubiera trabajado o estado allí? ¿Familiares tal vez?

---Si, claro, no tengo problemas en volver a repetir lo que les dije ayer a tus compañeros- dice mientras se reclina sobre su asiento.

 ---Para comprender que es Piedra Atormentada debemos remontarnos a más de un centenar de años cuando fue fundada al mismo tiempo la carcel y el pueblo, la idea era simple, crear un lugar para las familias de los guardias  y a la vez como fuente de alimento para la prisión.

---El incendio que destruyó la carcel hace 50 años todavia es un completo misterio, hay muchas incognitas que la mayoria de gente de Ravengro no conoce, para empezar, durante el incendio pereció la Mujer del Guardian y este mismo junto con los soldados, aunque nadie sabe que hacia allí la mujer en el momento del incendio, la mayoria de los presos que habia en la carcel eran presos con sentencias de  muerte, así que no pasaban mucho tiempo en el lugar ya que la prisión era el lugar de ejecuciones de Ustalav*.

---Cabe decir, que el incendio, pese a la tragedia que ocurrió, mucha gente lo consideró una bendición encubierta, pues según algunos investigadores, durante esa noche, los presos se habian amotinado y habian conseguido controlar las mazmorras subterráneas, donde se encuentran los presos más peligrosos , solo el sacrificio del Guardian Hawkran y sus soldados, impedieron que los presos escapasen, lo cual hubiese provocado una autentica masacre en el pueblo...ya que segun algunas fuentes, en ese momento habian en la carcel 5 presos de notorio poder que seguramente serian los que encabezarian la rebelión, no lo sé esto son solo suposiciones mias - dice negando con la cabeza- lo que sí sé es que el Guardian activó un mecanismo para sellarse él mismo junto con una docena de guardias en el nivel inferior junto a los presos violentos, mi suposición es que el resto de guardias, en un desesperado intento de sofocar la rebelión y salvar a su capitan, provocaron el incendio por accidente...

Permanece unos segundos en silencio mientras observa vuestras reacciones.

---Y eso es toda la historia... el incendio acabó con gran parte del ala oriental de la prisión, pero dejó parcialmente intacto el resto del edificio, lo que sé es que meses despues del incendio y por conmemorar el sacrificio de los guardias, se construyó un monumento cerca del rio en las afueras del pueblo...que en verdad ya conoceis, es donde encontrasteis a vuestros desafortunado compañero.-comenta el anciano- Despues de aquello, los que habian sobrevivido y trabajaban allí se marcharon, no les ataba nada y seguramente querian alejarse de todos los malos recuerdos  que les producia este lugar...

---No te martirices Eir sí hubiese sido tan facil seguramente el Padre hubiera averiguado lo que pasaba y habria tomado cartas en el asunto- dice vuestra anfitriona mientras,al igual que vosotros, abandona la sala- Iremos a recoger a Evoris, seguramente esté en el despacho- comenta mientras os dirige al mismo sitio que ayer y llama a la puerta antes de entrar.

Unos golpes suenan en la puerta y seguidamente se abre entrando en el despacho Kendra y el resto de los compañeros, al entrar, podeis ver como Evoris y el Padre estan sentados  en la mesa donde hay algunas tazas y algo de comida.

--- Ya hemos acabado de despedir a nuestro compañero,Padre.- dice Kendra mientras cierra la puerta cuando habeis entrado todos.

---Perfecto, estabamos terminando de hablar nosotros mientras os despediais - dice el anciano- supongo que tendreis cosas que hacer ¿verdad?

La historia era fascinante, llena de misterios que resolver. Incógnitas que habían llevado allí al profesor y que, al final, habían acabado con él. Fuera lo que fuera lo que ocultaban las ruinas de la vieja prisión, era algo más que un simple chismorreo. Además, no solo era una cárcel; se había derramado mucha sangre entre aquellas piedras, hombres malvados habían muerto, buenos soldados habían dado sus vidas y, con el edificio, habían acabado muchas esperanzas, truncadas por una sublevación y un incendio. El futuro de muchos se había sellado aquél día, y no de manera figurada.

¿Qué más se escondía entre los derruidos muros de Piedra Atormentada? La Vía Susurrante iba detrás de algo, estaba claro. No había dudado en acabar —presumiblemente, no había que dar las cosas por supuesto— con Patricia, y en su mente iba tomando forma también el asesinato de Lorrimor. Dos posibles cadáveres formando un rastro que apuntaba hacia los nigromantes. Sin duda, tenían que tener un objetivo.

—¿Hum? ¡Oh! —Perdido una vez más en mis pensamientos, tardé un instante en darse cuenta de que mis compañeros habían llamado, abierto la puerta, entrado y cerrado tras ellos. Ya habían acabado de hacer sus pesquisas, y no parecía que fuéramos a obtener mucho más allí. Casi sobresaltado, me puse en pie echando hacia atrás la silla y asentí con un cabeceo—. Efectivamente, deberíamos irnos ya. Pero volveremos, estoy seguro de que podremos hacer un buen uso de los archivos. —Me incliné en una ligera reverencia—. Muchas gracias, Padre. Ha sido un placer charlar con usted.

Di la vuelta a medias, sin dar la espalda a nadie, manteniendo tanto a Hoyosombrío como a los demás a los lados, y ladeé la cabeza.

—¿Nos vamos ya? —pregunté con gesto distraído.

Asiento a Evoris, apoyando la mano en su hombro mientras dejo que salga el primero antes de despedirme del padre hoyosombrío.

Muchas gracias por todo, Padre. Ha sido de gran ayuda, aunque todavía quedan muchos misterios por resolver. Digo haciendo una leva inclinación de cabeza a modo de despedida antes de salir.

Una vez en el exterior, Kendra, te acompañaremos a casa antes de ir al cementerio digo sin dejar opción a réplica. No era buena idea dejar que fuera sola, visto lo visto. No era mi intención alarmarla, pero no sabíamos hasta dónde llegaría la via susurrante, y no estaba dispuesto a dejar que le pasara algo a la hija del profesor.

Tras dejar a Kendra en su casa, y comprobar que no había nada extraño a los alrededores, creo que debemos de empezar a hacer el trabajo de campo, una vez hecho el trabajo de oficina comento con una sonrisa así que, creo que es un buen momento para ir a esa pequeña capilla ¿no creéis?

---Está bien, no tengo ningun problema...-dice Kendra  levantandose y girandose antes de salir hacia el padre Hoyosombrio- muchas gracias por todo,Padre.

Ella no comenta nada mientras os dirigis a su casa donde la dejais, no encontrais a nadie por los alrededores, sin duda estaran en sus quedaceres diarios así que no habai problema de hablar entre vosotros sin que os escucharan.

-Creo que es la mejor opción que tenemos por ahora.- Respondí a Diadam, siendo la provisión de herramientas y armas para protegernos un paso imprescindible, pero al tiempo que lo hacia, pose mi vista en Kendra torciendo mi boca en clara preocupación.- Pero no se si estoy tranquila con la idea de dejar Kendra sin seguridad o vigilancia en su casa, por contrario que suene, creo que esta mas segura con nosotros explorando mazmorras posiblemente repleta de trampas y no-muertos, que sola al lado de su chimenea ¿Opinas lo mismo, Kendra?- Pregunte, siendo esta la que tuviera que decidir que clase de peligros se enfrentara durante los próximos días, aunque si era hija del profesor Lorrimor, al menos suponía que unas viejas y malditas ruinas no era una aventura desconocida para esta, al menos no lo eran para el profesor, sobreviviendo mas de un peligro con solo su bastón, coraje e ingenio.

No eran necesarias demasiadas palabras. Todos sabíamos que debíamos hacer, y también que debíamos hacerlo rápido. Acabar cuanto antes con aquél asunto no solo se lo debían a Lorrimor, sino que era la única manera de mantener a salvo a Kendra. Si nos adelantábamos a la Vía Susurrante, si lográbamos desenmascarar al culto y acabar con unos cuantos de ellos por el camino, tendrían que pensarlo dos veces antes de volver a pisar aquél pueblo. Muchas vidas dependían de ello.

El único problema era decidir que hacer con la hija del profesor. Tenía mis dudas sobre si era bueno dejarla allí sola, pero llevarla tampoco parecía la solución adecuada; no solo la mujer no estaba preparada para esa vida —incluso su padre la había mantenido apartada de sus aventuras—, sino que no creía que estuviera dispuesta a ello. Era una mujer fuerte y valiente, sin duda, pero justo por eso no era de las que huían, dejando toda su vida, por el miedo a que le sucediera algo. No, no lo haría. No era de esas. Y además...

—Esta casa es segura. Está dentro del pueblo, la guardia tiene vigilada la zona, y gente de renombre vive por aquí. —Había vivido un tiempo allí, lo había llegado a llamar hogar, y jamás habían sufrido siquiera un robo que recordara; a quienes se enfrentaban podían ser despiadados, pero también procuraban mantener un perfil bajo. Lo de Patricia había sido un aviso que seguramente no apuntaría a ningún lado: un extranjero, especialmente extravagante, muerto en la periferia del pueblo daba pocas pistas, pero además a nadie le importaría en unos días; atacar a una ciudadana reconocida, empero, daría de que hablar, y se tomarían serias medidas para encontrar a los culpables. Era algo que no le interesaba a la orden—. Creo que no se arriesgaran a venir hasta aquí, llamarían demasiado la atención y no les interesa. Ella estará bien, y nosotros no sabemos a lo que nos vamos a enfrentar.

Estaba de acuerdo con Evoris, pero prefería que fuera Kendra quien lo decidiera. No me gustaría llevarla a una cripta, dentro de un cementerio, y sabiendo que esos cabrones de la cábala de la vía susurrante están detrás de todo esto.

Lo cierto es que estaba convencido de que solo actuarían contra aquellos que los amenazaran o sintieran que podían ser una amenaza, y Kendra no suponía nada para ellos, solo la hija del profesor, el cuál fue un obstáculo con el que tuvieron que acabar, o con el que quisieron acabar para conseguir algo.

Fuera como fuese, tampoco quería contradecir a Eir, por lo que me giré para mirar a la hija del profesor.

La mujer mira sin saber mucho que hacer su mirada pasa del grupo al interior de la casa y viceversa mientras los chicos hablaban.

---La verdad es que no tengo mucho que hacer en casa ya que habia planeado pasar la mañana en la tumba- comienza a decir- No me apetece mucho estar en casa mirando las paredes... sí quereis iré con vosotros, no tengo mucha experiencia de combate pero quizas pueda ayudaros con algunas dotes que he aprendido por mi cuenta

Resignado, me limité a soltar un largo suspiro, un quejido angustiado por aquella decisión. La buena voluntad de Kendra, las ganas de ayudar, el valor que demostraba con cada decisión —así había sido siempre desde que la conocí—, eran loables. Pero no íbamos de excursión, no creía que estuviera preparada. No podía hacer nada sin embargo; era su elección y había que respetarla. Negarse en ese momento, decirla que no, habría sido una deslealtad y, sobre todo, una falta de respeto. No podía hacerla eso, merecía la oportunidad. Y estábamos nosotros... Esperaba que fuera suficiente.

—Te protegeremos, tranquila. —Lo haría, aunque costara mi vida. Miré en derredor, algo más seguro, y asentí a mis compañeros—. Vamos entonces. Mejor no perder el tiempo.

Una templada sonrisa aparece en mi cara cuando Kendra decide ir con nosotros ¨Esto va ser divertido." Me gire a Evoris, el cual acepto con cierta reticencia, y le di unas palmadas amistosas en el hombro.

-Todo ira bien.- Dije de manera apaciguada.- Sera como los viejos tiempos, cuando explorábamos ruinas con el profesor Lorrimor. Mientras nos mantengamos unidos, nada nos podrá vencer.- Dije ligeramente excitada y risueña, hacia tanto tiempo que no exploraba las ruinas con el profesor y mis viejos amigos, que a pesar de las circunstancias, me alegraba poder tener una nueva aventura con vieja y nueva familia.

Tras tomar esa decisión, el grupo con Kendra como nuevo miembro se dirige hacia el norte, donde está ubicado el cementerio.

Al igual que ayer, el ambiente que se respira en la zona es de cierta nostalgia y tristeza, mientras avanzais por la zona, Kendra os explica que los senderos principales del cementerio tienen sus nombres propios, de esa manera es más facil ubicarse  en caso de que venga gente extranjera a visitar.

Kendra os lleva por el mismo camino que usasteis durante el entierro, por el camino encontrais a otras personas que tambien estan de visitia pero las ignorais.

---Aquí es- dice Kendra, habia pasado la tumba del profesor  hasta llegar a una intersección, el camino giraba a la derecha  mientras que otro ascendia a lo que parecia ser  la esquina del cementerio- Esta es la intersección de la Senda negra y el Sueño Eterno que mencionaba en el diario,por esta zona hay varias Criptas así que habrá que ver cual de todas ellas es la que mencionaba...

Por algún motivo, a pesar del ambiente oscuro que nos envuelve desde que llegamos a este lugar, hay algo en la idea de ser acompañados por Kendra que hace que esboce una sonrisa divertida. Realmente es casi como en los viejos tiempos, solo que esta vez somos un equipo de muchos. Y además, ¡está claro que la sangre de Lorrimor no está hecha para quedarse en casa bordando y esperando a la muerte!

"Está bien, ahora solo falta encontrar la cripta adecuada", comento al llegar a la intersección, dando un paso al frente y mirando a mi alrededor con los ojos entornados. "Según las notas, era una falsa cripta, así que es probable que los detalles delaten la mentira. ¿Alguien conoce a las familias locales?", pregunto mientras empiezo a curiosear nombres, escudos de armas o cualquier cosa que adorne las criptas cercanas.

Lo bueno de llevar a Kendra, es que conocía el camino, y que la conocían a ella. La gente con la que nos cruzábamos miraba de soslayo, pero no hacía comentarios que pudiera escuchar ni nos molestaba de ninguna forma. Nadie nos salió al paso ni nos detuvo en medio del camino. Directos al cementerio y, una vez allí, sin pérdida por el lugar.

Las criptas, algunas más viejas que otras —muchas, como solía ser habitual, con signos de desgaste tras el paso de muchos años—, se intercalaban a los lados. Las había grandes —verdaderos mausoleos— al lado de otras de menor tamaño y con muchas menos filigranas. Aquí y allá se veían tumbas en hileras, simples lápidas con unos grabados para recordar a su ocupante, mientras los más humildes simplemente habían sido emparedados en nichos preparados para ello. Pharasma no abandonaba a nadie y la muerte igualaba a todos por igual, ricos o pobres, pero el dinero que dejaban atrás los muertos —o el que sus familias estaban dispuestos a donar— se veía reflejado para la posteridad en aquellos lugares de reposo eterno.

Yo mismo habría podido disfrutar de un cómodo lugar de descanso a mi muerte, más que muchas casas de aldeanos y labriegos, si no hubiera escapado de mi familia. Suspiré, aunque no me arrepentía. Esos pequeños palacetes eran una pérdida de tiempo, un malgasto inútil, para un gloria que en unos años —fueran éstos siglos o milenios—, no importaría a nadie. De haber podido volver a atrás no lo habría hecho de otra manera, aunque lo más probable fuera que mis huesos acabarían blanqueándose en algún lugar oscuro dónde nadie sabría de mi.

Aparté con un cabeceo aquellos pensamientos fúnebres y me dejé guiar, con la mirada perdida, dando vueltas a otros asuntos. No eran más alegres, pero si más esperanzadores. Al fin y al cabo, no tenía manera de evitar mi propio futuro, pero podía hacer todo lo posible para hacer justicia por el profesor, y cumplir sus deseos. Curiosamente, puede que una cosa llevara a la otra. Reí quedamente, y seguí caminando.

Tras un rato indeterminado, casi al chocar con Lucy, volví a la realidad y miré alrededor. Todos se habían parado en la intersección, así que hice lo propio.

—¿Es aquí? —pregunté, ligeramente avergonzado. No había atendido demasiado durante el camino—. Oh, si. Una cripta falsa. —Asentí—. Habrá que mirar, seguro que hay alguna marca de Pharasma, o algo que indique que no es lo que parece.

Dicho eso, me puse también a revisar por la zona.

Con un leve de encogimiento de hombros, asiento ante la iniciativa de Kendra de acompañarnos. No era lo que hubiera preferido, pero era su elección. Antes de continuar, lancé una mirada a Eir, como diciendo "en vaya marrón que nos has metido", "como la pase algo, no se qué vamos a hacer"

Sin embargo, tras esa mirada, que duró apenas lo que dura un cruce de miradas, continuamos por el camino, cada uno sumido en sus propios pensamientos.

Fue Kendra la primera que habló, para indicarnos que habíamos llegado a la encrucijada, y que habría que buscar la falsa cripta.

Miremos por si alguna de las que hay no tiene nombre o identificación. Si es un cripta, debería de tenerla ¿no? comento mientras observo cómo el resto mira, intentando localizar lo que el profesor determinó como falsa cripta.