- ¡Esos son mentiras!- Exclama.- ¡¿Cómo se atreven?!
- ¡Qué no insistan!- Exclama nuevamente aunque nadie haya dicho nada.- ¡Todo es mentira!
-¡AJÁ!- Exclama Diestro mientras señala acusadoramente al shérif.- ¡AJÁÁÁÁÁ!- Vuelve a exclamar volviendo a señalarlo con el dedo. Después, quedándose pensativo durante un rato y presintiendo que sería necesario remarcar su opinión por si no había quedado clara, nuevamente y con el brazo totalmente estirado añade un sonoro y claro - ¡AJÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁ!-.
Entonces, mirando al populacho, pero sin dejar de señalar al shérif, Diestro, criminólogo titulado por la Unibersidá Dende Lejos (Unibersidá Ba Con Ube Burro, Cállate Imbécil), se explica.- ¿Así que lo afirmas? ¿Eh? ¿EH? Nos estás diciendo que todo es mentira en consecuencia lo que acabas de decir es mentira por tanto tu mismo te estás negando y si niegas tus propias palabras estás diciendo que es verdad por lo que estás mintiendo vilmente. ¡Vamos! ¡Confiesa! ¡CONFIESAAAAAA! ¡FORNICASTE CON EL VENDEDOR DE ESPETOS! ¡YACISTE EN PECADO CON ÉL A CAMBIO DE PREBENDAS ESPETILES! ¡VENDISTE TU HERMOSO, VIRIL, FORNIDO, VIGOROSO, BRONCÍNEO Y ESCULTURAL CUERPO POR LA CARNE!.- Diestro, paró su discurso para inmediatamente girarse al populacho y explicarse.- Sí, el espeto es un pescado, pero cuando me refería a la carne estaba usando una… una…mmmm…. una hipérbole lingual.- Después, centrándose de nuevo en el sherif continuó.-Eeem… ¿por dónde iba? ¡Ah, sí! La carne… Has cometido el peor de los pecados, según Monoteo. Has cometido algo peor incluso que el Eleuterio o el Adulterio. Has cometidooooooo…. ¡ESPETERIOOOOOOOOOO!.-
Centro estaba a punto de hablar cuando Diestro empezó su furibundo discurso. Boquiabierto quedó el mayor de los hermanos al oírlo ¡qué bueno había sido enviarlo lejos, a la Universidad a estudiar Derecho, a veces Centro sé preguntaba que había hecho él mientras Diestro estaba "lejos". Al terminar los gritos y gestos de su hermano de señalar acusatoriamente, Centro sé mesó el bigote con la mano libre y dijo: ¡y no sólo eso viril Cherif! Lo que es aún más grave, luego decidiste aplastar al pobre vendedor con un árbol y matarlo - Zurdo pareció chistar algo en ese momento o quizás fuera solo un ronquido - bueno, o dejarlo inconsciente, porque todos sabemos que no ha muerto, qué esto es un relato para niños y como en el equipo A nadie muere aunque caiga desde un décimo piso sobre una milagrosa y cuidadosamente situada alpaca de heno - llegados a este punto señaló furibundo y acusatorio al Cherif como había hecho Diestro, pero empleando la mano izquierda y gritó - y luego haces perder el tiempo a estas pobres y ocupadas gentes - señaló ahora a los pueblerinos que se esforzaban en hurgarse en las fosasnasales, propias o no y en despiojarse con ahínco al tiempo que sé metían en la boca los piojos obtenidos - lamentable ¿verdad ocupadas gentes? Perder el tiempo es un pecado a los ojos de Monoteo, casi tanto como yacer con broncineos cuerpos - Centro no entendía el término pero le gustaba el sonido - no perdamos más tiempo y ¡arrojemosle al río con una piedra gorda atada en los pies! Si flota es que espable, lo apalearemos, si no, lo sacaremos del fondo del río y lo despabilaremos con grandes palos. Sea.
- ¡Jamás!- Grita.- ¡Exijo que venga el perito calígrafo!
Un hombre bajito y de aspecto culto aparece entre el gentío.
- A ver…Déjenme ver esa carta...
Saca la lupa y comienza a leer...
¿Se habrá escrito bien la carta?
Tirada (1d6) cada uno. Tenéis la norma en la escena de las reglas.
Tirada oculta
Motivo: Acusación espetil
Tirada: 1d6
Resultado: 1
Venga, tiremos en oculto, así el máster nos puede engañar vilmente si quiere. :-)
Vergonzoso - exclamo Centro - dudar de la identidad de semejante obra maestra de genialidad, ortografía, gramática, estilo y... esto... gramática otra vez.
Tirada oculta
Motivo: Falsificación
Tirada: 1d6
Resultado: 3
Tirada oculta
Motivo: Tirada por Zurdo
Tirada: 1d6
Resultado: 1
Tirada por Zurdo "el Ausente".
Y las pruebas caligráficas y de ADN demuestran que el sherif...
….
...
...
...
.
.
.
.
.
.
.
.
.
…¡¡NO ES EL PADRE!!
.
.
.
.
.
Quiero decir…¡QUE NO HA ESCRITO LA CARTA!
Gracias a los dos '1' de Diestro y el 3 de Centro, falláis la tirada.
- Os dije que era mentira.- Se jacta.- Ha sido el caballero este que no conocemos de nada…¡A por él!
- ¿Y que me decís de...? ¡esto! - gritó Centro mientras enarbolaba... - maldita sea - pensó Centro en ese momento - ¿qué enarbolo? - se preguntó - ... pues esto - y sacó de su cinturón un enorme cuchillo con cada mano, tampoco es que tuviera muchas más cosas a mano a fin de cuentas, quizás sin darse cuenta las puntas de los cuchillos parecían haber mantenido a raya a los campesinos que quizás interesados en oir lo que Centro tenía que decir, quizás interesados en no ser los primeros en ser ensartados, mantenían una más que prudente distancia.
-¡Claro que la carta no es del Cherif! Es lo que tratábamos de explicaros - Centro balanceó a un lado y al otro los cuchillos de dos palmos de largo, lo que pareció aumentar el radio del corrillo de pueblerinos que les rodeaban - ¡es una falsificación del vendedor de espetos! ¡pretendía que tras simular un ataque sobre sí mismo, echáramos las culpas sobre nuestro bienamado Cherif! y ahora vosotros haceís que su plan sea efectivo, al echarnos la culpa a nosotros, bienamados caballeros.
- ¡Mirad! ¡Mirad infelices! - dijo Centro acercándose a los pueblerinos con los cuchillos por delante - ¡mirad estos cuchillos! - el pueblerinos más cercano pareció poco interesado en mirarlos y más en apartarse de la trayectoria de los mismos - ¿quién guarda en una casucha del bosque estos cuchillos? si son los típicos para trocear, destripar y preparar espetos. ¡Sí ¡éstos! - gritó Centro acercándose aún más a la multitud. El campesino más cercano tuvo que hacer la cobra para evitar que se le rebanara la nariz por accidente. ¿A que lo ves? - el campesino estuvo a punto de asentir, si hacer tal gesto no le hubiera atravesado la cara - ¡esta casa es la guarida secreta del vendedor y ladrón de espetos! - sentenció Centro.
Diestro permanecía con la boca abierta mirando fijamente a su hermano Centro. Su comportamiento indigno le había ofendido enormemente. No porque casi hubiera ensartado al pobre pueblerino, ni porque hubiera falsificado una carta o estuviera mintiendo como un bellaco. No. Eso eran nimiedades al lado de lo que realmente le preocupaba. Y es que Diestro, después de defecar en el balde… NO SE HABÍA LAVADO LAS MANOS. No era de extrañar que nunca hubiese encontrado novia, novio o animal que le quisiera.
Después, centrándose en el caso que les ocupaba miró al Sherif, y con una lágrima en los ojos, con la otra mano (la que no estaba intentando ensartar pueblerinos), se sacó un pañuelo y se sonó sonoramente.- MOOOOOOOOOOOOOOOOOC…!!!!.- Con mirada brillante y un suspiro de enamorado, observó al resto de pueblerinos.- ¡Oh que aciago destino! ¡Oh que cruel amargura! ¡El vendedor de espetos falsificó la carta dando falsas esperanzas al pobre corazón compungido del sheriff! ¡MIRADLO! ¡MIRAD LA TRISTEZA DE SUS OJOS!.- Dijo señalando al sheriff, el cual permanecía totalmente frío e impasible.- ¡Mirad el rostro de la desesperación y del desamor! ¡Observad como se desmoronan las esperanzas de un futuro lleno de amor y dulzura!.- El rostro del sheriff seguía igual de impasible y frío, ahora en ese orden.-¡Oh cuanta inquina! ¿Cómo puede un corazón albergar tanta maldad? Realmente el vendedor de espetos cruel e himnosericorde… inniseroquirde… no tiene misericordia.-
Centro, esto va a acabar mal. ¿Y si le damos la culpa a Zurdo?
- Semejante truhán - dijo Centro - el vendedor de espetos quiero decir - añadió para evitar confusiones - seguramente ahora esté riéndose en su cama donde yace convaleciente - Centro se mesó el bigote con la mano en la que empuñaba uno de los grandes cuchillos y casi se afeita perilla, bigote y nariz de una sola pasada - hum - la bombilla del siempre sospechante Centro se volvió a encender - ¡maldita sea! pueblerinos, catetos, analfabetos destripaterrones, sal de la tierra, espina dorsal del sistema económico servil - dijo, para que todos pudieran darse claramente por aludidos - ¡el vendedor de espetos está solo en el pueblo! haciéndose el convaleciente por sus heridas autoinfligidas, maldita sea, está solo con vuestras mujeres, vuestro ganado y vuestros ahorros - ¡maldita sea! - ¿no os daís cuenta? - dijo Centro señalando al pueblerino más cercano, al que casi atraviesa de parte a parte con el cuchillo mediante el mero gesto de señalar - ¡nos está utilizando! - nos ha sacado del pueblo con sus argucias ¡en el nombre de Monoteo! volvamos al pueblo, vengémonos de él dándole la paliza que se merece - empezó a caminar de vuelta al pueblo al tiempo que anda y gesticulaba con las manos, lo que extrañamente le abría paso entre los pueblerinos, como una masa de cuchillos agitándose se abre paso entre una multitud de pasmados catetos - ésta si que será una paliza de verdad y no una argucia, insisto, autoinfligida.
Los pueblerinos se fían cada vez menos de vosotros y ninguno da un paso atrás. Quizá haya que convencerlos con más labia.
Tirada para convencer al gentío de que vuelva al pueblo y le pegue una paliza al vendedor de espetos.