Partida Rol por web

Malickud y Gerald consiguieron dañar de nuevo a la araña, que chillaba de dolor. Mientras, Sirenia y Thognar trataban de liberar al enano, cuyas cuerdas estaban ya practicamente cortadas.

Visto el daño que le estaba causando, la araña atacó de nuevo al clérigo. Las fauces se cerraron alrededor de su hombro, lo cual le obligó a soltar un grito horrible del dolor causado. Además, las glándulas comenzaron a segregar ese veneno horrible que hacía que los vivos perdiesen su vitalidad.

Gerald sabia que se jugaban el todo por el todo y que necesitaba golpear lo mas fuerte posible. Solto el escudo de su brazo, cogio su espada larga con ambas manos y haciendo acopio de toda la fuerza que le permitia su cuerpo arremetio contra la criatura en pos de partirla por la mitad.

- ¡Te destruire o morire intentandolo ser inmundo! ¡Compañeros! ¡Si caigo en este glorioso combate usad mi espada para darle fin a este enjendro! ¡Que sea el Arma de Caballero Rojo la que le mate!

Sin escuchar cuanto ocurre a mi alrededor, sigo intentando cortar las cuerdas. Nuestra única opción pasa por allí, asi que intento darme prisa.

A pesar de que Sirenia había podido cortar las ligaduras, el enano todavía incómodado por aquellas pegajosas cuerdas apenas pudo avanzar hacia la criatura que los estaba atacando.

- ¡Ahorrra me toca a mi crrriaturrrra del infierrrno!

El gnomo vio la acción desesperada de Gerald y como este bajaba su guardia para tratar de asestar un golpe que pudiera resultar letal. Se puso nervioso, quería ayudar pero no sabía cómo, si distraer a la bestia para que su compañero atacase mejor, o si mejorar las posibilidades de supervivencia del sacerdote en caso de que su ataque fuera respondido.

Sea como fuere, no acertó a molestar lo suficiente para conseguir esa ayuda adicional que pretendía con su maniobra. No obstante, seguía flanqueando al enemigo que enfrentaban y cansado de declamar había transformado su loa de ánimo en un animoso silbar.

Sirenia habia conseguido cortar las cuerdas del enano, por lo que este pudo avanzar un poco hacia la araña. Esta, combatia contra el enano y el clérigo, que a su vez atestó un tremendo golpe a la araña. Las fauces se cerraron cerca de la cabeza del gnomo quien, esta vez, logró esquivarlas.

Thognar aunque había conseguido cortar las ligaduras a penas podía moverse, la fuerza de la tela de araña hacía que el enano no pudiese maniobrar. Aún así lanzó su hacha contra la criatura para intentar golpearla.

Gerald aguanto lo suficiente como para ver que su compañero enano por fin lograba con un poco de ayuda zafarse de sus problemas de alcance. Era posible ganar el combate, estaba convencido y por ello siguio atacando con todas sus fuerzas.

- Un poco mas...

La aleatoriedad de la bestia a la hora de atacar, no le permitía al gnomo descuidar su propia protección, así pues, a la defensiva buscó dar a Gerald la distracción necesaria para que él pudiera colocar uno de sus poderosos ataques.

Al no ser capaz de herir a la araña con ninguna de mis armas, continuo tratando de cortar las telarañas que mantenían preso al enano.

La araña seguia siendo dañada por Gerald quién, con la ayuda del bardo, estaba consiguiendo poco a poco doblegarla. Thognar, ahora por fin en combate, también trató sin exito de herirla. Era un objetivo más para la araña, quién se mostró un tanto confusa al principio. Finalmente, decidió atacar al enano, quizás porque estaba enmarañado en cierto modo, quizás por ser el último en aparecer. Las fauces se clavaron cerca de su cuello, inyectándole veneno una vez más.

Malickud siguió a lo suyo, fintando y molestando a la araña en la medida de sus posibilidades mientras que con sus rimas trataba de mantener el espíritu elevado a pesar de las ya numerosas heridas que su enemigo les había inflingido.

Thognar lanzó otro hachazo contra la criatura pero notaba como el veneno se había introducido en su cuerpo y lo debilitaba para errar de nuevo el ataque.

Gerald continuo el embate. Gracias al apoyo de Malickud estaba golpeando con certeza y podia permitirse descargar ataques mas potentes y gracias al apoyo de Thognar podia aguantar mas tiempo golpeando a su enemigo. El clérigo no iba a dejar que se desperdiciara el sacrificio que estaban realizando sus amigos.

- ¡Solo un poco mas! ¡Vamos compañeros! ¡La gloria o el olvido! ¡Ya es nuestra!

-Por intentarlo...-Pienso mientras me acerco a la araña e intento clavarle mi daga. Sin embargo no parece que sea mi día de suerte.

Gerald hirió de nuevo a la araña, esta vez con tanta fuerza, que la araña se giró y salió corriendo en dirección a la puerta, dejandos atrás. Lo que no sabia era que en la otra sala estaba aquel guardían, esperándole con las armas en ristre dispuesto a cortarle el paso. Os gritó desde la cascada.

- Daos prisa, no podré retenerla demasiado. Acabad con este engendro del mal. 

Gerald vio la desesperacion en su enemigo. Vio como la criatura buscaba de forma desesperada una salida, una forma de escapar al castigo que el clerigo le estaba infligiendo con su espada... y no lo podia permitir. Cargo de nuevo una arremetida con todas sus fuerzas y confio en que caballero rojo actuara a traves de su arma para acabar con el enjendro.

- ¡Que no escape!

Un intento más de herir a la criatura con mi daga me lleva a clavársela, sin embargo parece que no es ni de lejos el mejor arma para afrontar a este tipo de enemigos.