Partida Rol por web

Dámasor podía seguir intentando razonar con los hombres hiena, pero mientras no depusieran las armas, Tobías no podía quedarse de brazos cruzados. Si vencían de nuevo, tal vez estos estarían más dispuestos que Bagha a explicar sus intenciones, y Vika sería capaz de contener su espada por más tiempo.

Uno de los gnolls saltó desde lo alto del terraplén, y Tobías lo recibió corriendo a su encuentro, trabando espada con espada, antes de que pudiera acercarse al sacerdote o a Mayra.

Mayra alzó una mano, realizando el gesto necesario para un conjuro pero sin imprimir a sus dedos más tensión de la necesaria.

—Imbas gemilang serta hujan-shirak.

El aire frente a los gnolls se cubrió de un estallido de luces rosadas y doradas, en una fantasía luminiscente que les hizo bizquear y zangolotear sus cabezas de hiena.

El combate se recrudeció en cuestión de segundos. Las flechas volaron, sin embargo solo hicieron eso, impactaron en el terreno como gotas de lluvia.

Eldrid atacó con sus garras, pero el gnoll estaba cubierto por una armadura de placas impenetrable, de modo que la tigresa tuvo que improvisar. Logró atravesar la protección con una de sus garras y lo mantuvo sujeto mientras lo desgarraba de forma salvaje. Debido a la cercanía, el gnoll alzó la espada corta y atravesó el costado de Eldrid con facilidad, hundiéndolo en su cuerpo como si la mujer estuviese hecha de mantequilla. Eldrid rugió de dolor.

El otro gnoll se rio, su compañero lo tenía todo controlado, aquella mujer bestia no era rival para ellos, de modo que la rodeó y se fue directo hacia el buen sacerdote. Desprotegido y confiado, Dámasor recibió un brutal impacto en su pecho.

La hiena recibió a Tobías con risas, el golpe del guerrero había sido brutal, sin embargo a su enemigo pareció satisfacerle la violencia. 

-Peores heridas he sufrido* -le dijo, aunque Tobías no entendió nada, sí percibió la amenaza. Levantó el espadón, aquel golpe que venía iba a ser brutal. Sin embargo, quizá por los nervios del combate, la espada del gnoll se fue demasiado hacia atrás y tuvo que recuperar el equilibrio para un segundo ataque, que Tobías esquivó sin problema. La hiena volvió a reírse, todo le parecía tremendamente divertido-. Matadlos a todos, menos a esa monada de ahí* -dijo a sus camaradas, señalando en la lejanía a Mayra. 

Vika no podía soportar que aquella viles hienas se ensañaran con quienes menos podían defenderse y con la única persona que trataba de confiar en la buena fe de sus almas. Un tanto iluso por parte de Dámasor, pues al fin y al cabo tenían a un grupo de gnolls delante, seres malignos por definición, un grupo que les había emboscado y que deseaba su muerte desde antes de conocerles. Tendría que hablar con el hombre santo. Tenía que cambiar algo en su forma de ver el mundo. No entendía como había llegado a viejo...

Vika desapareció y volvió a aparecer unos pocos metros más adelante, dio un paso lateral rodeando al gnoll y descargó un furioso impacto contra el cuello de aquella bestia, ayudado por el castigo divino que Lucifer le proporcionaba, pero sobre todo en sus muchos años de entrenamiento junto a su querido hermano Markus.

La cabeza de la hiena salió despedida impactando contra el pecho del bueno de Dámasor y de su cuello cercenado brotó una fuente carmesí que empapó al hombre santo. Suerte que su túnica era roja, pues aquellas manchas no se irían fácilmente. El cuerpo sin vida de aquella bestia tardó unos segundos en caer al suelo, mientras Vika miraba a Dámasor con preocupación. 

- Será mejor que se ponga a cubierto. - Le dijo al anciano. - Eso o empiece a hacer de sanador. 

El hombre hiena reía estúpidamente. No podía entender ni una de sus palabras, pero las risas dejaban claro que todavía distaba de estar acabado. O tal vez,  que era un bravucón. Él, sin embargo, peleaba serio, concentrado. La emoción, la euforia del combate, bullían por debajo de la piel, y no las permitía escapar. 

Tobías titilaba como si fuese la llamita de una vela agitada por la brisa. Sin embargo, de momento no necesitaba la protección de las sombras. Con la espada del gnoll trabada, no había sido capaz de golpearle.Dio un paso atrás, retiró la espada y se deslizó por debajo del siguiente tajo del gnoll, tomando su flanco. Buscó el hueco más allá de sus defensas, y erró el golpe al moverse el oponente para encararle de nuevo. 

Arriba, vio a Eldrid enzarzada en otro combate a muerte, malherida como en la pelea con Bagha. Sin perder de vista al gnoll, escupió al cielo, la saliva estalló en llamas, creciendo mientras volaba hasta caer tras el gnoll de la mujer bestia. 

Me sorprenden el salvajismo y la brutalidad de mi atacante. Por un momento me planteo si acabará conmigo de un solo golpe y la perspectiva de que mis días lleguen a su fin en esta isla no me parece tan terrible. Estoy en paz con la vida y conmigo mismo y no hay momento malo para que Rashiel me llame a su presencia.

Sin embargo, parece que mi dios todavía no me reclama y yo me encomiendo a su protección, no para que defienda mi vida, sino para que me permita auxiliar a mis valientes compañeros si alguno de ellos cae en combate.

Mayra se estremeció al escuchar el destino que le esperaba si los gnolls ganaban ese combate. Desesperada, con la adrenalina corriendo en tromba por sus venas trazó un nuevo sortilegio en el aire.

—Ast memanggil makhluk serta gaya dari tiga.

Una criatura semejante a un simio, pero de obvios rasgos infernales, se materializó de la nada para ayudar a Tobías en el cuerpo a cuerpo contra su oponente. El gorilla propinó un mamporro al hombre-hiena, y después se giró para intentar evitar que el arquero que tenía cerca disparara a placer.

Los arqueros cargaron sus flechas y dispararon hacia la tigresa, incluso el que estaba ciego y de hecho, el que estaba ciego fue el único que acertó contra Eldrid. El que peleaba contra el simio infernal se movió para obtener un mejor ángulo. El enorme gorila le dio un puñetazo en el hocico, pero la bestia siguió su camino y cargó el arco para disparar rápidamente dos saetas. Pero Eldrid estaba enzarzada en combate, de modo que sus flechas impactaron en el suelo.

Por su lado, la tigresa tenía bien agarrado a aquel sucio gnoll. En cuestión de segundos, lo destrozó con sus garras y dientes, seccionandole un brazo, arrancándole la yugular de un mordisco y destripándolo con sus propias manos, mitad humana, mitad bestiales.

El gnoll al que se enfrentaba Tobías seguía riendo de forma maníaca y tratando de atrapar al escurridizo guerrero, pero su espadón no era de ninguna utilidad si no podía atravesar las defensas del muchacho.

-¡A muerte! -gritó, sin dejar de reir.

Vika decidió cargar de forma impertuosa contra el gnoll que estaba enzarzado en combate contra Tobías. Su primera idea era la de cargar contra los que estaban en la zona oeste, pero Dámasor se interponía entre ellos. Luego pensó ir hacia el que estaba al noreste, pero Eldird, un mono gigante una estúpida columna se interponían en su camino. Así que no le quedó más remedio que intentarlo con su última opción.

Corrió con ansias asesinas y tropezó con una piedra del camino, lo que le impidió golpear finalmente a su enemigo.

- ¡Maldición! - Gruñó.

Parece que buena parte de nuestro grupo ha quedado atrapado en mitad de un fuego cruzado en el que arqueros de uno u otro lado nos disparan flechas.

Miro hacia un lado, los proyectiles pasan silbando junto a mi cuerpo. Miro hacia el otro... y descubro un enorme simio de aspecto fiero en el que hasta ahora no había reparado. ¡Increíble! ¡Qué especies tan fascinantes viven en esta isla! Primero el buey sobrealimentado y ahora este primate que ha acudido en nuestro auxilio. Tal vez los hombres-hiena hayan capturado a su familia y esté tratando de vengarse de ellos.

Aunque me encantaría conversar con el gorila, parece que este no es el mejor momento para hacerlo. Vika se ha jugado la vida para neutralizar a mi agresor y Eldrid ha hecho otro tanto para noquear al espadachín gnoll contra el que se defendía.

La pobre parece estar nuevamente malherida, pero eso no la disuade de querer seguir combatiendo contra los esclavistas. Así pues, me aproximo a ella tratando de anestesiar el dolor de las cuchilladas recibidas.

—No te-temas nada. Rashiel está contigo, mi que..rida niña.

Tobías, todavía con los ojos muy abiertos tras la aparición del gran simio, se apartó para dejar el paso libre a Vika. Le irritaba que la sacerdotisa se inmiscuyese en su pelea cuando todavía había hombres bestia disparando desde los costados de los que ocuparse. Le irritaba, en realidad, porque estaba disfrutando, y no quería que terminara todavía. Pero la razón venció a la emoción, y adoptó un estilo de lucha que maximizaba la ventaja de tener a la mujer luchando a su lado.

Por un momento, donde había dos espadas trabadas apareció una tercera, forjada de sombras. El gnoll bloqueó el golpe de la hoja sombría, permitiendo que Tobías le diera un profundo tajo con la espada de acero. 

El simio infernal se abalanzó sobre el arquero gnoll pero aporreó el suelo en vez de a su oponente. Mayra, por su parte, vio que no era muy necesaria su aportación de momento, de modo que se puso a cubierto y esperó.

"A muerte" O no, porque se lo pensaron mejor. El arquero que no veía nada se dio la vuelta y tropezó con una roca. Su compañero lo ayudó a ponerse en pie y juntos iniciaron la retirada por las ruinas. El gnoll que tenía frente a sí a un enorme gorila infernal decidió que tampoco valía la pena morir aplastado y emprendió la huída.

Viendo que todo su apoyo de hienas cobardes lo dejaba vendido, el enorme gnoll se atragantó de tanto reír y saltó por encima de Vika. La sacerdotisa gitó la espada desde el suelo, pero aquella bestia asquerosa fue más rápido. Empezó a correr por la llanura como un poseso.

Vika vio como sus únicas opciones para sacar información acerca de aquel enorme lugar, se batían en retirada sin soltar prenda. La sacerdotisa no podía permitirlo. Su concepto de la hospitalidad daba asco, su forma de saludar ers terrible,  pero ella iba a enseñarles modales. 

- ¡Gliti qu tavolo di glacio! - Alzó la voz señalando con la mirada la zona por la que la hiena más cercana trataba de huir. 

El suelo se congeló al instante y a la velocidad que iba, imposible era que no acabara por los suelos. De Vika no se escapaba nadie sin despedirse como es debido. No esperó a que cayera para alzar la voz.

- ¡Prendedelo! - Alzó la voz mientras se acercaba al lugar.

Nuestros asaltantes se dispersan y escapan a la carrera, sabiéndose derrotados. Son mucho más fuertes y veloces que yo, de modo que los dejo ir, consciente de que no hay nada que pueda hacer para detenerlos.

Me preocupa que den la alarma a más de los suyos y acudan en gran número a detenernos, pero lo que suceda lo dejo en manos de los dioses. Lo único que sí está en mi mano es ayudar a Vika a reincorporarse del suelo, donde ha quedado tendida tras tropezar con los escombros del terreno.

—No te a...pures, hi-hija mía —trato de consolarla, mientras le ofrezco mi mano tendida—. La vi-vida está llena de tropiezos para que po... podamos levantarnos de nuevo.

No era necesario que Vika gritara, como si el gnoll fuera un ladrón que le había robado la cartera en el mercado, y ella convocara el auxilio de la guardia. Tobías ya corría en pos de la criatura, dando zancadas y brincos entre la maleza y los escombros, y deslizándose con cierta gracias, despues, en la capa de hielo covocado por la sacerdotisa de la Triada.

Si la alcanzaba antes de perder de vista a sus compañeros, pues no pensaba adentrarse solo en las ruinas o la jungla, confiabaen quitarle de la mente la idea de seguir huyendo con la mera amenaza de su presencia, sin necesidad de reanudar la pelea.

Eldrid permaneció sentada tras recibir los cuidados de Dámasor, aún alterada por la furia del combate. Siempre le sucedía lo mismo, el miedo y el instinto protector hacia aquellos que habían demostrado un poco de amor hacia ella la empujaban a salir a pelear. Después ni siquiera obtenía satisfacción por el combate, la adrenalina dejaba de fluir y solo quería tumbarse a dormir. De modo que eso fue lo que hizo cuando el sacerdote fue a auxiliar a Vika, se tumbó en el suelo con la cabeza apoyada en la hierba.

Vika lanzó aquel charco helado a los pies de la hiena, que corría como si lo persiguiera el mismísimo Azrael. Debido al ímpetu, en cuanto la zona de hierba se congeló para formar una pátina de hielo, el gnoll se escurrió y cayó de bruces al suelo. Tobías salió disparado hacia allí, siguiéndole casi a la misma velocidad y lo alcanzó antes de que llegara a levantarse.

La hiena se retorció en el suelo de risa, después de escupir sangre.

Vika corrió junto a Tobías llegando poco después de él a la zona helada donde había caído aquella bestia, que aún habiendo sido derrotado seguía riendo como un verdadero idiota. Nada más y nada menos que eso, un idiota era lo que era. La sacerdotisa miró a Tobías y le hizo un gesto. Pretendía reducirlo y ponerle los grilletes que permanecían en un estuche de su cinturón. 

La sacerdotisa se abalanzó sobre el gnomo a la vez que Tobías. Le dieron media vuelta y le agarraron cada uno de un brazo mientras que con el peso de sus cuerpos evitaban que el ser al que pretendían arrestar se pusiera en pie. Se revolvió, patataleó y trató incluso de morderles, pero finalmente pudieron colocarle un grilletes y entonces, con una torsión de muñeca, Hija le hizo gemir de dolor y tras un rodillazo en el costado,  finalmente pudo amarrarlo de ambas muñecas. Con los grilletes a la espalda estaría controlado.

Para ese entonces, Eldrid, San Dámasor y Mayra ya estaban cerca rodeandoles. La sacerdotisa sudaba a mares tras el esfuerzo realizado. Reducir a la hiena no había sido para nada fácil. Pero ya tenían a quien sonsacar información y era el turno de que el buen anciano diera una lección de diplomacia. 

- To-do su...suyo. - Dijo falta de aire en el idioma del propio Dámasor. Miró entonces a las chicas. - Buen tra...bajo. - Les dijo. - ¿Estáis bien? - Preguntó más recuperada.