Partida Rol por web

Asimismo también había una persona en la escena que hasta hacía unos momentos se encontraba observando el panorama tras esa ventana. Era Alexander. Pero él no era el único que se encontraba en esa habitación hasta hace un rato, también estaba su hija, Carla, a la que había dejado allí para ver qué era lo que ocurría ahí fuera con la Teniente Marta y Kate. Apenas sin mediar palabra con nadie, Alexander entró a paso acelerado a la base. Todos le siguieron, no hicieron falta palabras.

Cuando llegaron a la habitación, la pequeña Carla se encontraba en el suelo. Había un enorme charco de sangre a su alrededor, sus ojos estaban aún enrojecidos por el reciente llanto, aunque se mostraban muy abiertos, vidriosos e inexpresivos. La desafortunada bala había impactado contra su cuello, desangrándola casi al instante. Carla había estado observando la escena desde la ventana, cuando, por desgracia la bala impactó repentinamente sobre ella, dejándole completamente moribunda en el suelo.

Al salir al encuentro del alboroto, para nada se esperaba este espectáculo, ni mucho menos lo que iba a ocurrir a continuación. 

Cuando escuchó la bala atravesar la ventana tardó unos segundos en procesar esa información, ya que era necesaria una cantidad de mala suerte considerable cómo para que las cosas tomaran éste camino.

En cuanto reaccionó, echó a correr hacía la habitación:

- No... no no... no puede ser... - Se repetía a sí mismo constantemente, mientras iba recortando la distancia por el pasillo.

Al llegar, la escena que se encontró le horrorizó, todos los músculos de su cuerpo se tensaron de golpe visiblemente, y acto seguido corrió al lado de su hija.

- Joder, ¡CARLA ¿ESTÁS BIEN? ! - 

Con los ojos llorosos y las manos temblando nerviosamente, se agachó a su lado y casi de forma mecánica su cabeza empezó a actuar en modo piloto automático, se arrancó una pieza de la ropa y empezó a hacer presión en la zona donde había impactado la bala, mientras intentaba hablar con su hija sin éxito.

Con la mano que quedaba libre, señaló a la teniente moreno con el dedo y le dijo:

- Un médico, ¡ Busca un médico, YA ! - 

No la señaló con mala intención, si no que, en una situación de emergencia y de alto estrés, su formación en primeros auxilios le recuerda que al dar una orden debe especificar a quien va dirigida para que no se produzcan confusiones.

Después, pasó a apretar con las dos manos mientras susurraba a su hija.

- Por favor quédate conmigo, esto no puede estar pasando... tiene que ser una pesadilla...

Lo único que pudo distinguir despues de aquel forcejeo que habia terminado teniendo con la mujer que estaba apuntándole hasta hace tan solo unos momentos, fue el sonido de la pistola disparando y posteriormente, el de un vidrio rompiéndose. Un sonido que terminaría de romperla; Al ver la fatal consecuencia que habia tenido aquel forcejeo se quedo temblando por un momento, claro no habia sido su pistola la que habia disparado, su cabeza de inmediato comenzó a pensar que habia sido culpa de la otra mujer siendo ella quien le habia apuntado asi de a gratis, creyéndose en total poder debido a la situacion ¿Entonces porque sus piernas estaban temblando? ¿Porque poco a poco sus ojos se ponian llorosos? Al final habia sido ella quien correspondió de mala manera el acto de la mujer al intentar desarmarla, lo sabia muy bien y ahora estaba aquella pequeña sufriendo las consecuencias. De inmediato sus piernas se rindieron y termino de rodillas en el suelo.

No dijo nada, no tenía las fuerzas mas que para sentirse destruida completamente, a pesar de que tenía el entrenamiento suficiente para quitar múltiples vidas sin sentir absolutamente nada, en esos momentos era completamente distinto, la niña estaba allí por un acto imprudente en el cual también ella tenía la culpa ¿Porque habia actuado asi? La situación la tenía completamente mal, sus hermanos habían muerto quien sabe como, su padre estaba en un estado tan deplorable (Y posiblemente infectado) Que era completamente distinto a como ella lo conocía; tan perfecto y fuerte en todos los aspectos. 

La pistola que ella tenía habia caído al suelo desde hace mucho, y sinceramente, no tenía la fuerza mental como para tomar el rifle y hacer algo con este. En esos momentos y a pesar de que el otro hombre que estaba intentando ayudar a la niña gritó en un intento de buscar ayuda, ella tan solo escuchaba eco, no sabía que haría la mujer que habia estado involucrada en ese fatal accidente ¿La mataría en un ataque de rabia? No tenía idea de nada para esos momentos y lo único que pudo hacer fue buscar la mirada de su padre, en total shock y sin saber realmente qué hacer.

La joven temblaba visiblemente, estaba prácticamente en shock mientras observaba cómo Alexander apretaba el cuello de su hija, en un intento por salvarle. Aunque era evidente que dada la gran cantidad de sangre que había en el suelo así como el gesto inexpresivo de la pequeña, estaba muerta. Aún así, olvidando por completo que se encontraban junto a ella Kate y su padre, avanzó lentamente hacia Alexander. Había presenciado varias muertes anteriormente y había matado a gente en sus misiones al extranjero como militar, pero no era lo mismo, aquella niña era inocente, no había hecho nada. En ese mes había estado cuidando de ella hasta forjar una conexión especial con Carla, un sudor frío le recorría la espalda de pensar que ella había sido la culpable de aquello. Había disparado el arma, daba igual que Kate se hubiese mostrado agresiva con ella, Marta no había podido estar a la altura y a cambio un alma inocente había perdido la vida.

Se puso de rodillas al lado de Alexander, llenándose las mismas de sangre y apretó sus manos contra las de éste para ejercer fuerza sobre el cuello de la pequeña. - Déjale descansar Alexander.. ella está.. déjame taparle - agarró sus manos y suavemente las apartó del cuello de su hija. Se levantó, aún temblorosa y con la vista ligeramente nublada y agarró la manta que había sobre la cama, para ponerla sobre el cadáver de Carla. Miró a Kate de reojo y le dijo en apenas un susurro - vete al campamento de fuera.. no me hagas pedírtelo dos veces o te mato.. los dos.. idos.. lo último que necesito es que contagiéis a algún niño más - su mirada contenía mucho odio y sus palabras eran cortantes y llenas de resentimiento.

Al ver que su hija no respondía, sus ojos se tornaron todavía más llorosos. Acercó su cabeza a su pecho para intentar escuchar los latidos, pero no obtuvo respuesta.

Cuando se dio cuenta de esto, retiró lentamente el pañuelo que sostenía en su cuello, y sin expresión alguna, se quedó de rodillas con los hombros caídos, mirando hacia el frente.

- Todavía... todavía no había tenido oportunidad de decirle que su madre murió hace escasos días... estaba esperando el momento oportuno... - Dijo en voz baja.

- Se supone que aquí iba a estar segura, yo llamé a Kate para que pudiera tener también un refugio... nada de esto tenía que haber pasado... ¿Infectados dices? Esto parece un mal sueño joder. -

Cuando sintió que la teniente pasaba por su lado para tapar a su hija, giró su cuerpo todavía de rodillas por inercia para dejarle espacio, todavía no sabía muy bien cuantas emociones pasaban por su cabeza, parecía estar en estado de shock, y continuó sin decir nada.

Pasados unos breves instantes, golpeó con bastante fuerza como para hacerse daño el suelo que tenía frente a el con la mano izquierda, y acto seguido se llevó las manos a la cara y empezó a llorar desconsoladamente.

Entre balbuceos se le podía escuchar:

- Lo siento... Lo siento de verdad... - Repetidas veces.

Aun su cabeza se encontraba en un estado mental deplorable para esos momento, pero pudo lograr conectar todas las palabras que le decía la mujer sin ningun problema, la miró por unos segundos, no tenía la fuerza mental para ponerse a pelear allí mismo, no cuando esa tonta pelea que habian tenido ambas habia ocasionado semejante accidente, uno que le dolió mucho mas al darse cuenta que el hombre que estaba llorando la pérdida de su hija era nada mas y nada menos que el mismo con el que había hablado cuando aun estaba en ese búnker.

A pesar de todo lo que estaba llegando a su mente en esos momentos, tan solo pudo asentir un par de veces, antes de poner casi toda su alma en levantarse como si se tratara de un zombie, mirando a su padre despues y acordandose de cual era su situación en esos momentos, era cierto que debían asegurarse que no estuviera infectado. 

—Papá... debemos salir ya, tiene razón...— Su voz estaba quebrada, aun asimilando lo que había sucedido y es que si en otras ocasiones se hubiera mostrado completamente indiferente ante los múltiples cadáveres que hubieran caído ante ella, en esos momentos simplemente no podía ser asi, no solo por como habían sucedido las cosas, sino porque también ella misma tenía todo ese desgaste emocional desde que había encontrado a su padre. Por lo que sin mas camino de vuelta a donde anteriormente habían estado tanto ella como su padre, antes de todo ese accidente, dándole un toque en el hombre a su papá para que de esta manera pudiera seguirla.

—Lo siento...— Susurró de tal manera que su padre pudiera escucharle, no sabía que estaba siquiera haciendo en esos momentos, pero por lo menos no estaba muerta, como pensaba que lo estaría debido a ese incidente que había pasado con la pequeña. Suponía que al menos era algo.

Antes de que pudiéseis salir, un hombre que rondaría la edad de tu padre bloqueó la puerta con su presencia. Rondaría el metro noventa de altura, era moreno y robusto, bastante musculado, su  cuerpo aparentaba menor edad aunque un puñado de canas teñía un mechón de su cabello, peinado hacia atrás con gomilla y las líneas de expresión a los lados de sus ojos y comisuras evidenciaban que había vivido más que vosotros sin duda. Su mirada, envuelta por unos pequeños pero expresivos ojos verdes, era seria por lo que Kate y Frederick retrocedieron levemente, la Teniente Moreno, aún con las rodillas y manos ensangrentadas, se mostraba contrariada ante la presencia de este hombre, incluso su gesto parecía el de una niña a la que acababan de pillar haciendo una travesura. 

- Al campamento, TODOS - dijo en lo que era claramente una orden. No tuvísteis mayor opción que ir al campamento, Kate y Frederick juntos, Marta acompañando a Alexander. Una vez estuvísteis allí, aquel hombre volvió a hablar - He visto lo que ha pasado, no hace falta que digáis nada. La sangre puede ser portadora del virus aunque el huésped no parezca estar infectado. Os tenéis que quedar aquí. Siento su pérdida, caballero, pero mi deber es proteger al resto de niños que hay aquí. Les traerán comida y bebida, y ropa nueva. Si no quieren estar aquí ya saben donde está la puerta.

Hizo un gesto a la joven Teniente para que se acercara y le susurró varias cosas. Ella simplemente asintió y se quedó callada. Aquel hombre os miraba esperando que habláseis.

Al llegar este hombre, Alexander se levanto, solemne, se dirigió a el, esta vez su voz brotaba del fondo de la garganta, rota.

- Todo el mundo aquí dice lo mismo sobre el virus, y yo solo se que sea lo que sea se ha llevado a todos mis seres queridos. 

Ya he tocado la sangre caliente de su cuello como puedes comprobar, - Al decir esto, se le quebró aún más la voz, y se pudo apreciar que hacía todo lo posible para no seguir llorando, seguidamente, tragó saliva. - así que probablemente ya esté infectado, o no, sea como sea quiero llevarme el cuerpo de mi hija para darle santa sepultura. -

Mientras terminaba está última frase, se acariciaba el crucifijo que le colgaba al cuello a través de la ropa.

- Así que si no le importa, una vez que reciba las provisiones, me iré junto a mi hija y no les molestaremos más. Ellos dos pueden hacer lo que quieran, fui yo quien les habló de este lugar.-

Dicho esto, se dirigió hacía el cuerpo de su hija para levantarlo en brazos y llevárselo fuera.

Al ver que aquel hombre llegaba, retrocedió un par de pasos, pues se encontraba mas cercana a la puerta y en cuanto mencionó aquello, no pudo hacer otra cosa mas que asentir un par de veces. No se encontraba en posición de decir nada mas que obedecer, despues de todo la culpa estaba sobre su espalda en esos momentos, y mas aun, toda la carga de recordar que tal vez su padre estaba infectado se sumó a ella en esos momentos en que el mismo hombre mencionó la infección.

—Todos hablan de la infección y nadie puede decir siquiera que es realmente...— Susurró, un poco mas para ella realmente, pues estaba completamente harta de todo, se había llevado a sus hermanos, posiblemente lo haría con su padre y para ser peor todavía, toda esa situación había provocado que ella perdiera un poco la cordura, terminando en el fatal accidente que acabo con la vida de esa pequeña.

Miró a su padre unos instantes, no sabía que hacer pero se adelantaría a hablar primero —Ya causamos muchos problemas... Lo siento, siento que todo esto esté pasando... Creo que lo mejor será que nos vayamos también de este lugar.— Comentó sin mas, para mirar al hombre y buscar la salida de aquel lugar de manera debilitada, aunque por lo menos tenía todavía todo su equipo con ella (Por suerte) No sabía si su padre estaba de acuerdo con esa decisión, pero no podía hacer otra cosa, aquella bala pudo haberle caído a él inclusive.

La mirada de aquel hombre se tornó en resignación - Como queráis, os traerán algunas provisiones y os iréis, aquí no retenemos a nadie en contra de su voluntad - salió sin decir ni una palabra más. El silencio se hizo evidente en el campamento, la Teniente Moreno apenas había abierto la boca, se encontraba visiblemente nerviosa sentada en una de las camillas con la vista perdida hacia la puerta. Por la puerta apareció una mujer de mediana edad vestida como militar raso, en silencio dejó dos maletas sobre el suelo, os dirigió una mirada de pocos amigos y os dijo - Aquí tenéis, ya os podéis marchar - y se fue.

La Teniente Moreno se levantó de la camilla y se dirigió hacia vosotros. - No muy lejos de aquí hay un lugar en el que podríamos.. podríamos enterrar a Carla.. - su voz se fue haciendo más diminuta a medida que pronunció el último nombre. Sin decir más, cogió una de las maletas, y la cargó sobre su hombro, miró a Alexander, quien cargaba con su hija en brazos - Vamos.. está a 5 minutos andando - sin más caminó hacia el lugar indicado. Frederick hizo un gesto a Kate indicándole que debían seguirle, si bien era cierto que aquello había ocurrido a raíz de su llegada, éste pensaba que no podían dejar solo a Alexander en aquellos momentos, por lo que en silencio, a una distancia prudencial, siguió a la Teniente.

En la zona trasera de la base había un pequeño cementerio hasta el que os guió Marta, quien, dejando la maleta sobre el suelo, comenzó a cavar un agujero con la mirada clavada en el suelo mientras sus silentes lágrimas caían sobre la tierra. Cuando el agujero fue lo suficientemente profundo como para albergar el pequeño cuerpo de Carla, la Teniente se detuvo, esperando que su padre comenzase el acto de sepultura.

Para cuando la militar mencionó aquella idea de enterrar a la hija del hombre quien le habia dicho de aquel lugar, Kate solo pudo bajar su mirada, estaba aun en shock debido al horrible suceso que había tenido que pasar gracias a la tontería de ponerse a pelear sin pensarlo mejor antes, no pensaba que tenía el derecho de siquiera acompañar a Alexander, pero aun asi obedeció el impulso de su padre al asentir débilmente cuando este le hizo aquel gesto. Lo menos que podía hacer era sin duda, rendirle honores a la pequeña acompañándola junto con su padre a la sepultura.

Por lo que sin mas, decidió mantenerse a una distancia prudencial al igual que su padre, siguiendo a la mujer que estaba guiando el camino y mirando alrededor ¿Porque todo el mundo parecía estar desolado? No tenía aun ni idea de que es lo que había pasado, ella aun estaba deseosa de entender la realidad de lo que era aquel virus, no tenía idea de nada y ahora con la carga emocional que llevaba encima, sin duda era todavía peor para ella. Se mantuvo en total silencio al llegar al lugar en donde enterrarían a la pequeña. Al mirar como la militar estaba haciendo el agujero, no pudo evitar pensar en sus hermanos, que estos junto con la niña que estaban por enterrar, causaba que varias lagrimas salieran de sus ojos. 

Dio un pequeño suspiro cuando tan solo faltaba Alexander por hacer su parte, mirando a su padre por un momento con un rostro roto completamente y arrepentido por sus acciones, igualmente ya nada podía hacer pero esperaba que su padre no la odiara tanto despues de ese acto tan imprudente que había hecho, ni siquiera sabía si aun estaba libre de infección o no el hombre, por lo que debía seguir a la expectativa al final de todo (Parecía como si no tuviera ni un segundo de descanso su mente) Pero realmente no se sentía con muchas ganas de hacer nada.

Al llegar al lugar, todavía con su hija en brazos, observó en completo silencio como cavaba el agujero, y cuando hubo terminado, le dirigió una mirada que esperaba que reconociera como de agradecimiento, pues no abrió la boca para nada. 

Se acercó a la zona de sepultura recién cavada, y se puso de rodillas, manchandoselas. Con los ojos llorosos, depositó lentamente el cuerpo de su hija en el hueco, con mucha suavidad. 

Hecho esto, se levantó y quedándose junto a ella, sacó de dentro de su ropa la pequeña biblia que guardaba desde que había salido del refugio, rápidamente fue a la página que quería, pues se la conocía casi de principio a fin, y fue recitando en voz muy baja, casi murmurando las oraciones que creyó convenientes. 

Cuando terminó guardó el libro, se llevó las manos a su cuello para desabrocharse el crucifijo que llevaba, lo besó y lo dejó junto a su hija.

Alexander se acercó hacia la teniente para coger la pala y poder tapar lo que sería la tumba de su hija.

El momento en el que Alexander abrió la pequeña biblia y comenzó a recitar sus oraciones, Marta se santiguó y, prudentemente se mantuvo en un segundo plano, ensimismada en las plegarias de éste y perdida en sus pensamientos. La culpa arrasaba su pecho provocándole un dolor intenso, las lágrimas solo eran un pequeña parte de la expresión de su dolor, deseaba chillar de rabia. Lo único que hizo fue quitarse una pulsera hecha de tela que tenía en su muñeca y lanzarla a la tierra que iba sepultando poco a poco el cadáver de Carla.

- Lo siento mucho.. sé que no me conoces de nada más que de haberte encontrado hace relativamente poco tiempo en medio de la nada. Estuve con .. con Carla todo este tiempo - dijo apenada - era.. es una niña única, ella consiguió hacerme ver que no todo está perdido, ella y los demás niños me han devuelto a la vida, lo perdí todo aquel día, a mi perro, a mi familia, a mi pareja.. todos murieron y yo no pude hacer nada más que observar con dolor cómo pasaba todo. Quise .. quise quitarme la vida pero no lo hice por una única razón, por ellos, por Carla. La forma en la que ven el mundo es tan simple a la forma en como nosotros la vemos.. mientras nosotros lo complicamos todo, ellos saben que todo tiene una solución sencilla. Si estoy viva es por ella, y te juro que desearía estar en su lugar ahora mismo - comenzó a sollozar - perdóname.. - dijo mientras las lágrimas afloraban de su rostro rápidamente, sin dejar que durante apenas 5 segundos pudiéseis observar su rostro, le dió su arma a Alexander - dispárame por favor.. no merezco estar aquí..

Estar viendo toda esa situación desde su posición no era nada agradable, mucho menos despues de escuchar a la mujer que estaba en esos momentos pedirle al hombre que le disparara, podía sentir (Casi en su totalidad) Por lo que estaba pasando por la cabeza de la militar pero ¿Que podía hacer ella? Ya había pedido perdón, aquello no haría que las cosas cambiarán, la niña seguiría muerta de cualquier forma y estaba segura, que si abría la boca posiblemente haría las cosas peores pero aun asi, simplemente no se podía quedar callada, no cuando estaba la otra mujer en esa situación siendo ella quien también tenía parte de la culpa (O toda realmente) —Si alguien merece morir aquí soy yo... Las disculpas no pueden ya resolver nada, me arrepiento de todo, si no hubiera venido en primer lugar nada de esto habría sucedido— Soltó sin mas, no sabia cual sería la reacción de los contrarios pero no podía seguir callando y mirando la situación. Al decir esto se limpio un poco los ojos, debido a que había estado llorando no solo una vez, sino ya varias a lo largo del día (Desde que había encontrado a su padre) Y esto se podía mirar claramente en su vista cansada y ojos levemente hinchados.

—Ella estuvo cuidando a todos... No merece morir— Miró a la mujer por un momento, no tenía ninguna expresión mas que de alguien que no tenía esperanzas de nada ya. Su cabeza no solo estaba concentrada en el momento y la situación actual, sino también en todo lo que había sucedido antes y seguramente sucedería después. Miró a su padre por un momento posteriormente —Mis hermanos murieron... Mi padre posiblemente esté contagiado y se convierta en una de esas cosas agresivas, vine buscando un refugio y provoque esta situación... no tengo nada ya que perder. Al menos ella aun puede seguir resguardando la vida de los demas— Terminó de decir, ella era una soldado también, sabía muy bien el increíble valor que tenían las personas como ella quienes cuidaban a otras. 

Quería simplemente dejar toda esa miseria que estaba cargando en esos momentos, no solamente la que le causaba el haber sido cómplice de aquel asesinato a una persona inocente, sino también todo lo que había estado viviendo desde que había salido de aquel búnker. Incluso en esos momentos y aun con su padre a su lado, no sabía cuánto tiempo le quedaría, si estaba contagiado el hombre que la vio crecer, era cuestión de tiempo para que la dejara también. Había intentado seguir siendo fuerte, pero al final en esos momentos, simplemente le era imposible.

Escuchó atentamente a sus dos interlocutoras hablar, y cuando terminaron, habló él para contestarles:

- ¿Pero os estáis escuchando? ¿De verdad creéis que haciendo nada de lo que proponeis cambiaría las cosas? Estoy seguro de que Carla no querría nada de esto. - Al pronunciar su nombre se estremeció. - Cuando los jóvenes enterramos a nuestros mayores, el tiempo cura el dolor y la pérdida, sin embargo, cuando el proceso se invierte, el dolor permanece para siempre. - 

- Ha sido un accidente, un desafortunado accidente fruto de una cadena de negligencias y mala suerte pero un accidente al fin y al cabo, quiero pensar que Dios se ha llevado a Carla para que no tenga que sufrir en este mundo podrido, pero por más que lo intento no lo puedo creer. Parece una historia de un juego macabro que nos ha tocado jugar.

Así que dejad de decir tonterías, tú -dijo señalando a la teniente- todavía tienes un montón de niños de los que cuidar y tú - dijo señalando a Kate esta vez- tienes a tu padre al lado, ¿que va a pensar si te escucha decir esto?.

Por mi parte hoy he perdido la última pieza de esperanza que me quedaba en éste maldito lugar, y temo que con ella haya perdido también toda esperanza en la humanidad, así que creo que me voy a alejar de aquí lo máximo posible. 

Kate, ahora sois libres de hacer lo que os plazca, doy nuestro acuerdo por saldado, si mi moto todavía funciona seguiré mi camino, ahora si no os importa me gustaría estar solo. - 

Se dio la vuelta y se alejó unos pasos del lugar donde se encontraban, a mitad de la conversación había sentido unas ganas casi incontrolables de irse de ahí, ahora que se había alejado un poco, las lagrimas volvieron a brotar de sus ojos, y una ira tremenda se apoderó de su cuerpo, sacó de nuevo la biblia del bolsillo y la golpeó con todas sus fuerzas contra el muro más cercano que viera.

La Teniente se quedó clavada en el suelo, de rodillas, escuchando lo que ambos decíais. Le dedicó una larga mirada a Kate, no albergaba odio ni furia, solo pena y lágrimas. Todo lo fuerte que había tratado de aparentar ser no era más que un escudo de protección. Cuando Alexander terminó de hablar y se marchó, ella se quedó allí, llorando.

Antes de que Kate se marchase, como si estuviese intentando expiar sus errores, se levantó y dijo - Tu padre no debería hacer esfuerzos, si no ha contraido la enfermedad debería guardar reposo, si os vais ahora podríais encontrar a más gente agresiva, créeme, aún si quieres irte, no os quedéis solos.. no le dejéis solo a él.. - dijo mirando a Alexander - Si me necesitáis estaré donde ya sabéis.. los niños me esperan - dijo con zozobra y, caminando lentamente hacia la base, os dedicó una última mirada para luego perderse de vista en el interior de la base.

Frederick se había mantenido en un segundo plano todo este tiempo, aún así fue quien, sin darte cuenta, te guió hacia el cementerio y te sostuvo la mirada en los momentos en los que la buscabas, tratando de reconfortarte y hacerte ver que él estaría ahí contigo. - Kate, no es culpa tuya, por favor no digas eso. Ha sido todo una serie de errores y ya no queda más que admitir la parte de culpa que nos toca a todos y seguir adelante. Creo que lo que dice la Teniente es cierto, no podemos dejar solo a ese hombre y, de hecho, es peligroso hacerlo. Sólo estamos tú y yo.. y si yo faltase lo último que deseo es que estés sola. Debemos hacer la parte que nos toca e intentar ayudar a Alexander, todavía nos tenemos el uno al otro, pero él ha perdido todo.

- Coge una botella de agua y dásela, yo no puedo ni debo tocar nada ni a nadie.. - te dijo. - Puede que ahora desee estar solo pero la soledad no hace bien a nadie Kate, y él parece un buen hombre.

Alexander tenía ahora mismo demasiados sentimientos encontrados como para tomar ninguna decisión racional y meditada, así que se dirigió a Kate y a su padre rápidamente para terminar lo más rápido posible, pues no tenía ningunas ganas de hablar.

- ¿Y bien, que haréis? No me apetece nada quedarme en este lugar, quiero alejarme lo máximo posible, no se nada sobre este virus, y nadie sabe decirme nada, así que si lo tengo que descubrir sobre la marcha lo haré. Partiré en breves.

Mientras hablaba, se paró a revisar la bolsa que les había entregado el hombre del refugio.

—Lo se, lo se... Lo siento papá— Comentó en un pequeño sollozo a su padre, despues de que este le había dicho esas palabras que claramente eran de mucha ayuda. Miró como el Alexander se acercaba a ambos y rapidamente le extendió una botella de agua, la misma que le había mencionado su padre que tomara antes de que se les acercara el hombre —Ten, toma algo de agua, mi padre no puede darte nada pues ser peligroso— Comentó para que este pudiera estar consciente de antemano y no llegara a cometer algún error mas adelante. Una vez escuchó las palabras del chico, soltó un largo suspiro por un momento y sin mas, miró a su padre antes de responder.

—Necesito respuestas también, y no te pensamos dejar solo aqui afuera, asi que vamos contigo, al menos podemos ayudarnos mutuamente en el objetivo de saber algo sobre lo que sea que esté pasando ¿No?— Respondió, sintiéndose mas relajada (O al menos lo suficiente para poder hablar con normalidad) Y haciéndole saber al hombre que en efecto, tanto ella como su padre irían con el aunque en esos momentos hubiera dicho que quería estar solo, su padre tenía toda la razón, ir en solitario en ese mundo lleno de infectados como los que se habían topado anteriormente, no era lo mas idea y si necesitaban encontrar respuestas, seguramente sería bueno trabajar en equipo.