Partida Rol por web

El viaje de vuelta fue tranquilo a excepción de una humareda en la lejanía que tenía pinta de ser un gran incendio, aunque se encontraba lo suficientemente lejos como para temer nada. Mientras que por una parte deseabas llegar junto a tu hermana lo más pronto posible, por el otro sabías que tendrías que afrontar una situación complicada; debías de comunicar tu fracaso en la misión pues Claudia estaba muerta. Llegásteis a la base, dejando el coche en la entrada. Alessandra te seguía en esta ocasión pues no era tonta, sabía que se encontraba en una base militar y que allí eran más estrictos.

Todo era normal, todo menos el hecho de que cuando entrásteis en la base no había nadie que fuese a recibiros. ¿Dónde estaba todo el mundo?. Desesperadamente buscaste por todas partes en busca de tu hermana, pero no había nadie, no estaba Ana tampoco. Un ruido te alertó y resultó ser José, quien estaba junto a su mujer, en cuanto entraste por la puerta se giró hacia ti, su mirada se dirigió inmediatamente hacia Alessandra y de nuevo hacia ti, había una gran desesperación en su mirada - ¿Dónde está Claudia? - preguntó temeroso de oir la respuesta menos deseada.

El soldado sonrió gentil al escuchar a Alessandra, dejando en claro que no había problema por algo así. Era normal que un civil reaccionara de esa manera frente a un cadáver en descomposición. Si no hubiera vomitado o reaccionado de una manera normal, él habría pensado que la chica tenía cierta costumbre en cuanto a ver cadáveres, lo cual habría sido malo dependiendo del motivo en sí. - Tranquila. No tienes que preocuparte por eso. Es normal que vomites. Mi hermana habría hecho lo mismo. - Le aseguró en un tono gentil, aún frotando la espalda de la joven para que se tranquilizara. No iba a juzgarla por algo así, ni esperaba que se acostumbrara a algo tan horrible de ver. No tardó en asentir ante las palabras de la chica. - Sí, me lo imaginé. Tendrías que haber esperado fuera. Ya no importa. - Afirmó con total tranquilidad, antes de suspirar, si bien estaba cabreado por el hecho de no haber podido hacer nada por Claudia. No sabía muy bien lo que le diría a la pobre pareja de ancianos. Esperaba que, a pesar de esa horrible noticias, estos continuara viviendo. No obstante, al notar el claro malestar de Alessandra, el soldado la miró preocupado, no sabiendo muy bien lo que le sucedía. Sin mucho más que poder hacer en ese momento, se acercó a ella. - ¿Estás bien? - Preguntó antes de escuchar aquellas palabras que hicieron que el hombretón se sorprendiera, antes de mirar a la chica con cierta pena. ¿Por qué el cáncer se cobraba la felicidad de chicas tan jóvenes? Incluso si Alessandra era un poco mayor en comparación a su hermana, no dejaba de ser alguien joven que no debería de preocuparse por esa clase de cosas. - Lo siento... aunque, tal vez pueda hacer algo por ti. En la base pueden tratarte. Puede que no sea mucho pero... es mejor que nada. - Le explicó a la chica, a la vez que dejaba que ésta se secara las lágrimas.

Al ver cómo la chica se adelantaba nuevamente, el soldado no pudo evitar suspirar con cierta frustración, notando que parecía ser una mala costumbre en la misma. No había mucho que pudiera hacer al respecto, más que simplemente permanecer alerta por si alguna clase de situación peligrosa pudiera presentarse, una que amenazara la vida de la joven. Además, quería darle algo de respiro a la Alessandra, luego de que ésta hubiera descubierto que tenía cáncer. Estaba claro que no deseaba mostrarle su preocupación, ni mucho menos la tristeza que sentía en ese momento. Por esa razón, el soldado simplemente se mantuvo en silencio cuando regresaron al vehículo, antes de comenzar el viaje de regreso a la base. Durante el camino, la atención de Darren se centró en la humareda en la lejanía que parecía anunciar un gran incendio. Por fortuna, parecía que no era donde se hallaba la base, por lo que aquello no le preocupaba mucho. No obstante, eso no quería decir que no pudiera ser algo importante que tendría que investigar en algún momento. Si había fuego... era posible que hubiera otras personas con vida. Personas con cierto uso de la razón. Era algo que no podía ignorar demasiado. De cualquier manera, de momento, prefirió enfocar su atención en lo que más le importaba: su hermana. Tras llegar a la base, el soldado aparcó el vehículo antes de continuar a pie hacia el interior, mostrando una expresión ciertamente amarga debido al hecho de que no había logrado hallar con vida a Claudia, lo cual era lamentable para él. - Tranquila, le hablaré a Ana sobre tu situación. Ella te ayudará. - Le explicó a la chica a medida que caminaban, si bien no tardó en callarse, al notar que nadie le había recibido en aquel momento. Era como si no hubiera nadie, si bien, en cierto momento, la voz de José llamó la atención del hombretón, el cual le miró con cierta amargura. - ¿Dónde está Ana y mi hermana? - Preguntó preocupado, ya que sabía que su hermana no habría dudado en recibirle en el momento en el que regresara. Estaba sucediendo algo extraño. - Lo siento, José. - Dijo al final en un tono que demostraba su pesar. Realmente no quería ser él quien informara a esa pobre pareja, si bien no tenía mucha opción al respecto. - La encontré pero... la infección avanzó mucho en ella. También encontré a otra chica. - Le explicó antes de señalar a Alessandra, sabiendo que aquello no le importaría demasiado al anciano, no cuando él quería ver a su nieta con vida. - En verdad, lo siento. Ahora... tengo que buscar a Ana y a K. ¿Sabes dónde están? - Preguntó, nuevamente demostrando su preocupación.

José rompió a llorar desconsoladamente sin previo aviso en cuanto expresaste tu negativa respecto a haber encontrado con vida a su nieta. Esperásteis pacientemente hasta que éste se recompuso.

- Se han ido, querían.. querían que fuésemos con ellos pero hemos decidido quedarnos aquí, sólo queríamos encontrar a Claudia y ahora ya no tenemos nada - su mirada era vidriosa y le temblaba la barbilla al decir las últimas palabras - ha estallado una central nuclear y se han ido al sur - señalando una carta sobre una pequeña mesa de la habitación dijo - eso es para tí, cógelo y vete chico.

Tras abrir la carta casi desesperadamente viste que era la caligrafía de Karen, aunque escrita sin mucho detalle y más bien a la prisa, y decía lo siguiente:

"Le han dado un aviso a Ana de que debemos abandonar la base. Explosión nuclear. Vamos a Algeciras. Línea 4 Walkie."

No entendía nada, primero me despierto en un hospital y lo único que sé es que tengo cáncer, ah y que han caído bombas biológicas mientras yo dormía y.. ¿ahora esto?. Suspiro y río nerviosamente para terminar llorando de forma silenciosa. Estoy harta de esto, ¿para qué me he despertado?, quizás hubiese mejor idea no haber despertado jamás. Me acerqué a Darren por detrás para ojear la carta que llevaba en la mano, decía lo mismo que había dicho José a excepción de algunos detalles. Por un momento me puse en su lugar, su hermana estaba ahora lejos de él y seguramente lo único que querría sería encontrarle. Le miré y le dí un pequeño golpe en el bícep derecho - No hay tiempo que perder, ¿sabes dónde puede haber un Walkie?, debemos salir ya, hay que coger provisiones - eché una mirada de reojo a José, quien se encontraba de espaldas y sentado junto a la que parecía su mujer. No puedo imaginar el dolor por el que está pasando por lo que, en un acto de humanidad, me acerqué a él - José, sé que no me conoce, me llamo Alessandra, puede llamarme Ale, debe venir con nosotros, tanto usted como ella - le dije, aunque inútilmente porque José parecía encontrarse en un estado en el que no deseaba escuchar ni hablar, miré a Darren para ver qué hacía él.

El soldado observó en silencio cómo José lloraba por la pérdida de su nieta. No pudo evitar mostrar una clara expresión de amargura, sabiendo que no podría hacer mucho por el pobre anciano más que permitirle llorar por el dolor que sentía. Realmente se sentía mal por no haberle cumplido su deseo de encontrar a su nieta con vida, si bien era obvio que aquello había sido algo que se había escapado de sus capacidades. - Lo siento, José. De verdad. - Le dijo mientras esperaba a que se recompusiera por el dolor que este sentía. No obstante, tras un momento, cuando el anciano le respondió lo que había sucedido con su hermana y la médico, la expresión del hombretón cambio a una de clara preocupación. ¿Se habían marchado? ¿Había estallado una central nuclear? Aquello sin duda era peligroso. Tendrían que largarse de allí cuanto antes, a menos que desearan que los problemas les alcanzaran pronto. - Joder... yo queriendo ver a K y me encuentro con esto... Ahora entiendo la humareda en la distancia. - No había mucho tiempo que perder, no había duda de ello. No dudó mucho en leer la carta que le habían dejado. Era la escritura de su hermana. Parecía que, en efecto, se habían marchado hacia otra parte. - Algeciras... otra vez ese nombre... - Murmuró para sí mismo, pensando que había algo raro en todo aquello. Primero el sueño que había tenido con alguien que era parecida a Alessandra, y luego el hecho de que Algeciras se repitiera, como si algo quisiera que él se dirigiera a dicho lugar. No tenía mucha opción, no cuando su hermana había marchado hacia allí. No pensaba dejarla sola, a su querida Karen. - Será mejor largarnos de aquí pronto. No podemos quedarnos. - Se expresó con clara determinación en sus palabras.

La mirada del soldado se centra un momento en la joven que le dio un leve golpe en el bícep, haciendo que la mirara con cierta extrañeza ante aquella acción de su parte. Tras dedicarle una sonrisa divertida a la chica, no tardó en asentir en favor de sus palabras respecto a recolectar algunas provisiones antes de partir. - Creo que debería de haber uno por aquí. Tenía uno para comunicarme con la médico cuando... no importa. También deberíamos buscar las pastillas de quimioterapia, si es que no se han llevado todas. Las necesitaras para tratar lo tuyo. - Le explicó con cierta preocupación, no deseando que la problemática de Alessandra empeorara aún más. Incluso si no era una familiar, no le caía mal como para desear que se muriera si es que podía hacer algo al respecto. Aún así, no sabía si Ana se había llevado todo lo que tenía o si había dejado algo. Sea lo que fuera, tenía que buscar el walkie si es que deseaba comunicarse con su hermana y la médico. - Supongo que deberían haber algunas provisiones también, aunque ya tenía algunas que Ana me dio para el viaje, cuando te encontré. - Detalló, pensando en lo mucho que habría deseado hallar con vida a esa pobre chica. De cualquier manera, al escuchar a Alessandra aconsejarle a José que les acompañara, el soldado no pudo evitar esbozar una media sonrisa, no sabiendo si aquello tendría mucho efecto en los mismos. De por sí, no estaba seguro de que pudiera protegerles, si bien tampoco deseaba abandonarles. Lamentablemente, sería difícil convencerles de que les siguieran, aún más cuando la pareja no parecía estar en condiciones de moverse demasiado. - No puedo obligarte a seguirnos, José pero... tal vez sería mejor que lo hicieras. No creo que a tu nieta le agradaría que te quedaras aquí con tu mujer sólo para morir. Eso no la haría feliz. Nadie quiere ver morir a sus seres queridos. - Le explicó al anciano, a medida que se movía con la intención de juntar todos los recursos que pudieran obtener antes de marcharse de allí. - Piénsalo. Los esperaremos para que se preparen si quieren seguirnos. - Dijo de manera seria, antes de dedicarle una mirada a la joven para que dejara ser al anciano. No podían obligarle, y ellos tampoco podían perder más tiempo.

José no quiso ir con vosotros, se quedó allí cuidando de su mujer. Vosotros no pudísteis hacer más que haceros con las provisiones necesarias para emprender el viaje. Aquella base había sido el lugar en el que Karen y tú os habíais sanado de la enfermedad, gracias a Ana. Ahora ninguna de ellas estaba allí, habían partido hacia Algeciras repentinamente, lugar al que había ido también el equipo que había estado con Ana en la base militar. Aquel lugar parecía ser el punto de inicio de algo pero no sabías el qué. Lo único que deseabas ahora era estar con tu hermana.

Me entristezco al ver que la pareja de ancianos no desean venir con nosotros. ¿Por qué es Darren tan frío?, ¿acaso no le importa la vida de aquellas personas?. De todas formas no habría estado bien llevárselos a la fuerza por lo que no puedo culparle a él. Él lleva sabiendo lo que ocurre más tiempo que yo, supongo que lo único que necesito es tiempo. Con el tiempo aprenderé a sobrellevarlo todo, tanto mi enfermedad como el hecho de no saber nada acerca de mí misma.

Sin embargo, en cuanto me monto en el coche junto a Darren, nuevamente un Flash-Back viene a mi memoria. - Soy yo.. me.. me estampé contra una pared con el coche en cuanto supe que tenía cáncer.. jo-joder, me suicidé - tenía que decirlo en voz alta, era demasiado para mí soportar aquella carga en mi mente. Tras enterarme de la noticia de que tenía cáncer, caí en una gran depresión, apenas quería salir de casa y mi vida ya no tenía sentido, por lo que un día decidí coger el coche y quitarme la vida. Por eso no recuerdo nada, por eso estuve en el hospital tanto tiempo. Lloré mientras Darren conducía, pero lo hice de forma silenciosa - No digas nada por favor Darren, sólo necesitaba decírselo a alguien, no conozco a nadie más que a ti ahora mismo . 

Ante la decisión de la pareja de ancianos, el soldado no pudo evitar suspirar. No iba a forzar a José a seguirles, no cuando sabía que aquello era lo mismo que intentar arrastrar una gran y pesada roca. No había duda de que José había perdido el deseo de continuar viviendo, luego de descubrir que su nieta estaba muerta, y lo mismo debería de suceder con su mujer, la cual había perdido bastante energía debido al tiempo que había estado preocupada por aquella chica. Tal vez, Darren habría estado en la misma situación si algo le sucediera a su querida hermanita, o bien habría continuado viviendo, buscando algo que le diera sentido a su vida. Era posible que habría continuado viviendo sólo porque su instinto combativo así se lo perdía. Aún así, no podía negar que, si algo le sucedía a Karen, no había duda de que sería un gran golpe para él, uno que le cambiaría en demasía. Por esa razón, comprendía muy bien a la pareja, y, por esa misma razón, no había presionado a José a seguirles, ni tampoco le había obligado. No podía obligar a alguien a vivir, no si esa persona no lo deseaba por sí misma, más aún cuando alguien que no deseaba vivir... no sería otra cosa más que una carga que podría comprometer la vida del resto o la suya, teniendo en cuenta la situación en la que se encontraban. El soldado había aprendido que esa clase de personas eran una bomba de tiempo. Si José no se había decidido a seguirles junto a su esposa... el hombretón tendría que aceptarlo, ya que era una decisión que el anciano había tomado por su cuenta. Aún así, estaba claro que a Alessandra no le había gustado mucho lo que había ocurrido, ni mucho menos el hecho de que Darren no hiciera algo al respecto, obligando a los ancianos a acompañarles. El soldado no quería ser esa clase de persona, comprendía muy bien lo que sentían luego de saber que su nieta había muerto por las bombas.

De cualquier manera, viendo que los ancianos no pensaban acompañarles, no tardó mucho en subir al vehículo, tras haber juntado las provisiones necesarias que habían encontrado en la base. Suspirando, el soldado le dedicó una mirada a su compañera de viaje, imaginando lo que ésta debería de estar pensando sobre el hecho de dejar a José y a su mujer atrás. - No puedo obligarlos. Si no quieren venir, no hay mucho que pueda hacer. - Se explicó de manera fría, teniendo en cuenta que a Darren no le gustaba expresarse demasiado en cuanto a lo que sentía, en especial si aquello no haría más que afectar el espíritu de quienes le rodeaban. En su momento, no había dudado en mantener la boca cerrada respecto a lo que había sentido cuando se había enterado de que estaba infectado. No había deseado preocupar su hermana de manera innecesaria. Además, aún se sentía culpable por no haber podido hallar a la chica con vida. Aún así, tras explicarse, el soldado no tardó en darle vida al motor del vehículo, antes de abandonar la base, sintiendo cierta amargura por el hecho de que la pareja no les hubiera acompañado. Le había explicado que aquello no era algo que su nieta habría deseado, si bien parecía que no había sido suficiente para convencerles. De cualquier manera, durante cierto momento, la chica no tardó en expresarse, revelando algo que hizo que el hombretón abriera los ojos sorprendido, antes de mostrar una expresión de tristeza. ¿Cómo no podía sentir cierta pena por lo que Alessandra había hecho? Era normal que algunos reaccionaran de esa manera al descubrir que tenían cáncer, incluso si existía la posibilidad de que pudieran recuperarse. - Ale... - Dijo en un tono que demostraba cierta preocupación, mientras la miraba de reojo. Sin embargo, al escuchar la petición de la chica, el soldado simplemente continuó mirando hacia adelante en el camino, antes de apoyar su mano derecha sobre la cabeza de su compañera de viaje, en un claro gesto gentil. - Está bien, tranquila, Ale. No te juzgo por lo que hiciste. - Le aseguró en aquel tono amable, a medida que continuaba conduciendo, atento a lo que pudiera suceder en el camino. - No todo está perdido. Se puede tratar. Además... no te suicidaste. Aún estás con vida. - Le recordó, queriendo hablarle de una manera que resultara reconfortante para la chica, incluso si a Darren no se le daban muy bien esa clase de cosas. - Puedes decirme lo que quieras. No voy a ignorarte. - Afirmó de buena manera.

Suspiré profunda y suavemente hasta que todo el aire salió de mis pulmones y volví a respirar. Así hasta perder la cuenta de cuantas veces lo hice, cada bocanada de aire me permitía sustituir el dolor por un sentimiento de tranquilidad. Hasta el momento lo único bueno que me había pasado es que Darren me había rescatado, él parecía hacerlo todo por voluntad propia, es un buen hombre. Por ahora mis pensamientos están manchados de tragedia así que lo que me queda es ayudarle a él, debo conseguir que encuentre a su hermana. - Gracias..  Y.. cuéntame, ¿cómo es tu hermana? ¿os lleváis muchos años? - le pregunté cambiando de tema. ¿Tendré familia?. No sabía si realmente quería saberlo, tenía miedo. Según Darren, mucha gente había muerto y lo último que necesito es más dolor y sufrimiento. Pero por otro lado deseo saber que no estoy sola en esto, aunque de no estar sola.. seguramente no me habría despertado sola en una habitación de hospital. 

Miré por la ventana mientras Darren conducía, de vez en cuando le miraba. A pesar de no gustarme los hombres, él se veía como el típico chico guapo y musculoso que tiene éxito con las chicas, además tiene buen corazón. ¿Tendría novia?. - ¿Tienes más familia además de tu hermana o.. bueno, ya sabes, pareja y cosas así? Yo no sé nada de mi misma ahora, quizás si me cuentas algo de ti pueda ir recordando algo de mi pasado - dije recordando cómo el momento en el que me monté en el coche pude visualizar mi intento de suicidio, parpadeé varias veces para desasirme de esa horrible imagen de la cabeza. Observé a través de la ventana una pequeña gasolinera y le hice una señal a Darren para que se detuviese para repostar. Aún nos quedaba un largo camino hacia Algeciras por lo que debíamos abastecernos de gasolina. Abrí el depósito para que Darren cargase el tanque de gasolina, casualmente sabía perfectamente cómo abrirle el depósito desde la caja registradora, por lo visto, he trabajado de esto antes. Varias imágenes vienen a mi mente, ninguna en particular, todas se refieren a que he trabajado en una gasolinera cercana al Hospital. Qué casualidad. Allí dentro había comida basura a montones, por lo que, cogiendo varias bolsas me abastecí de todo lo que pude y lo llevé hacia el coche enseñándoselo a Darren - No sé si te va este tipo de comida pero creo que no está de más coger algo - le dije sonriendo.

El soldado no desvió demasiado su mirada del camino, si bien eso no evitó que notara las bocanadas de aire que la chica fue tomando mientras él conducía. No había duda de que aquella memoria la había afectado en demasía. Algo normal, teniendo en cuenta que él también se habría sentido asqueado si descubría que se había intentado suicidar en algún momento. Darren estaba seguro de que él jamás habría intentado hacer algo así, si bien también sabía que las personas tenían un cierto límite, y que algunas veces bastaba con superar tal límite como para que pudieran considerar aquella última opción. Aún así, el soldado nunca había sido alguien de rendirse con facilidad, incluso si algo pudiera dolerle en demasía. La muerte de su padre le había dolido en su momento, y lo mismo había sucedido con el caso de su madre. De haber perdido a su hermana, se habría sentido como un pobre miserable, si bien, al final, estaba seguro que habría continuado, principalmente por la mentalidad que habían establecido en su mente sus superiores cuando le habían entrenado en el ejército. No obstante, Alessandra no era un soldado, por lo que era obvio que necesitaba un poco de apoyo, y Darren era el único que se encontraba a su lado como para poder dedicarle esa atención, incluso si al hombretón no se le daban muy bien esa clase de cosas. De cualquier modo, mientras reflexionaba sobre lo que podría decirle para tranquilizarla un poco, su compañera de viaje no tardó mucho en agradecerle por su apoyo, a la vez que le hacía algunas preguntas sobre su hermana. Por un instante, el soldado permaneció en silencio antes de sonreír amable. No había duda de que la joven deseaba dejar atrás el anterior tema de conversación. - ¿Cómo es? Es mi hermana menor. Es muy simpática con la mayoría de las personas, y muy gentil. Se llama Karen. - Le explicó a la chica mientras mantenía su mirada fija en el camino, atento ante cualquier peligro con el que pudieran cruzarse. - Soy mucho más grande que ella. Le llevo doce años de diferencia. K tiene dieciocho, yo treinta. - Respondió con tranquilidad, no pudiendo evitar sonreír al pensar en su hermana.

- Ella... también tiene cáncer, aunque había preferido no decírmelo para no preocuparme. - Le explicó con cierto pesar, si bien al menos ahora la acompañaba Ana, lo que significaba que podría continuar con su tratamiento, y tal vez incluso podría recuperarse con el tiempo. Además, había sido la quimioterapia lo que le había salvado la vida, combatiendo la infección. Sin embargo, al escuchar la siguiente pregunta de su compañera de viaje, el soldado abrió la boca, como si estuviera considerando lo que diría a continuación mientras aparcaba el vehículo cerca de la gasolinera. Sería mejor cargar todo el combustible que pudieran antes de continuar su viaje. No sería bueno que se quedaran a pie durante el camino. - Tenía a mi madre pero... ella murió por las bombas. Karen fue la afortunada. La quimioterapia le salvó la vida. - Detalló en un tono neutral, principalmente porque aún así estaba preocupado por el cáncer que afectaba a su querida hermanita. Aún así, sabía muy bien lo que Alessandra había querido decir con aquella pregunta, en especial cuando le había preguntado si tenía pareja. No parecía que la joven le hubiera hecho esa pregunta porque estuviera interesada en él en esa clase de cuestiones, por lo que el soldado simplemente sonrió amable antes de responderle. - Si te sirve para recordar algo de ti, me parece bien. - Dijo al final, para luego suspirar, principalmente porque no era un tema del cual le gustara hablar demasiado. - No, no tengo pareja, ni tenía antes de que cayeran las bombas. - Respondió con seriedad, a medida que descendía del vehículo con el arma desenfundada, manteniendo su atención en sus alrededores. No sería bueno que se encontrara con otro infectado que deseara atacarles. - No te confundas. No es que no quiera sino que... la vida militar no es muy buena para esa clase de cosas. Menos en mi caso que solía moverme de un lado para otro. Salí con algunas mujeres pero... nada "serio", ¿comprendes? - Le preguntó, para luego suspirar, más tranquilo al ver que no parecía haber nada que pudiera ser un peligro para ellos. Por otro lado, el soldado no había llegado a encontrar a alguien que realmente se ganara su afecto en demasía como para considerar esa idea de una relación más seria. O, tal vez, era sólo que se había mostrado distante debido a su profesión, razón por la cual se preocupaba tanto por su familia. - Espero que con eso puedas recordar algo más. - Dijo gentil, mientras veía como la chica regresaba con una buena cantidad de provisiones, incluso si se trataba de comida basura. - Es mejor que nada. Además, no importa si nos movemos mucho. - Aseguró divertido, antes de hacerle un gesto a su compañera para que se subiera al vehículo. Era hora de continuar con el viaje. No quería demorarse demasiado cuando debía de asegurarse que su hermana estuviera bien.

Suspiré. Cuando supe que la hermana de Darren tenía cáncer un extraño sentimiento rondó mi corazón, ella podría saber por lo que yo estaba pasando, quizás y solo quizás.. yo también necesitaba encontrarle. - Lo lamento mucho Darren - le dije dándole un pequeño apretón en el hombro tratando de reconfortarle. Al igual que ella, había tenido que enfrentarse a una dura situación y había conseguido superar la infección al igual que ella por el simple hecho de estar tomando quimioterapia. Abrí la boca de la sorpresa, había cura, todo lo que estaba pasando podría tener fin en algún momento. Sólo era necesario hacer llegar a la suficiente gente lo que sabíamos para que todo fuese a mejor, ¿no?.

Subí al coche de un salto, me sentía llena de vida a pesar de que tuviese cáncer y hubiese pasado cerca de un mes en la cama de un hospital. Aún no sé cómo he sobrevivido. A mi mente vuelven las primeras imágenes que tuve al despertar; una cantidad enorme de sueroterapia. ¿Es que el personal de enfermería que me cuidaba sabía que permanecería allí mucho tiempo?. Aún no entiendo mucho de lo que ocurre en este nuevo mundo que me rodea pero prefiero ser optimista y centrarme en las cosas que puedo controlar. Abrí un paquete de patatas fritas y cogí varias, una me la metí en la boca y otra se la ofrecí a Darren para que la cogiese con la boca. Le miré pícaramente - Tranquilo, no estoy interesada en tí por si te crees que pretendo representar una escena romántica, sólo quiero que mi chófer esté en plenas condiciones - me reí enérgicamente imaginando la escena durante un segundo. - En cuanto encontremos a Karen ya intentaremos buscarte alguna novia.

Apenas os restaba media hora para llegar a Algeciras, habíais tenido que hacer una pequeña parada para beber algo y refrescaros la cara y habíais continuado conduciendo hasta ahora. De momento el canal 4 no tenía señal alguna hasta que en ese mismo instante escuchásteis una pequeña interferencia.

Sin apenas esperar medio segundo desde que escuché la interferencia cogí rápidamente la radio pulsando el botón para hablar - ¿Hola?, ¿me recibe alguien? - esperé unos segundos para volver a repetir la misma frase - ¿Hola?, ¿Karen?.

Tras un breve silencio escuché una voz femenina que deseaba que fuese la de la hermana de Darren.

Voz femenina: ¿Hola?, ¿eres Claudia?, ¿Darren, está Darren ahí? - dijo desesperadamente, era Karen.

Miré a Darren y sonreí - Soy Alessandra, aquí está Darren - respondí rápidamente dejando que Darren hablase con ella.

- No tienes que lamentarlo. Estoy seguro que mejorará pronto. - Dijo el soldado con cierta esperanza en el futuro de su hermana. No podía deprimirse, y realmente esperaba que su hermana mejorara con el tiempo. Ahora podría continuar con su tratamiento, y Ana era alguien que sabía lo que estaba haciendo, tal vez podría ayudarla lo suficiente como para curar a su querida hermanita de aquel mal. - Hay una médica con ella. Confío en que podrá curarla. A ti también. - Aseguró el hombretón mientras daba vida al motor del vehículo. antes de continuar con el viaje que les esperaba. No podía darse el lujo de preocuparse demasiado, no cuando había otras cosas en su mente. Lo único que le importaba, en ese momento, era regresar con Karen para asegurarse de que estuviera bien. Había cumplido con el favor que le debía a Ana, así como también había sido de cierta utilidad, incluso si al final no había encontrado a Claudia con vida. De cualquier manera, cuando su compañera de viaje le ofreció aquella patata frita, el soldado se la quedó mirando por un instante antes de sonreír y aceptar el alimento con su boca. Si bien habría parecido que la chica estaba interesada en él, algo le decía que eso no era posible, aún más cuando fue Alessandra la que confirmó sus sospechas, a lo que el soldado simplemente negó con la cabeza. - Bueno, para serte sincero, no me habría disgustado tener algo contigo... pero tenía un presentimiento de que no tenías ese interés en mí. - Respondió tras terminar de comer, entretenido ante la actitud picara de la chica, ciertamente tranquilo por el hecho de que su compañera de viaje le hubiera dicho que no estaba interesada en él. Darren no era alguien que le diera dieras muchas vueltas con esa clase de cosas. Aún así, no estaba seguro si aquello significaba que a Alessandra no le gustaban los hombres como Darren, o si simplemente se debía a que le gustaban las mujeres. - Vivía sin preocuparme sin una antes, no tengo problema en no encontrar una ahora. Tengo otras preocupaciones. - Comentó divertido, sin quitar la vista del camino.

Tras esa pequeña conversación, el viaje continuó sin ninguna clase de problema. El soldado había estado preocupado por la posibilidad de que pudieran ser atacados en algún momento. Después de todo, así como Darren conocía la existencia de Komoi, Karen, así como Alessandra, Ana y los soldados de la base, era posible que hubiera otros con vida, algunos no tan amables o que desearan ayudar a otras personas en aquel estado de caos. El hombretón no era inocente como para creer que no habría otros problemas además de los infectados con los cuales se había encontrado anteriormente. Era posible que hubiera otros peligros de los cuales debería de estar alerta en todo momento. Aquella había sido una de las razones por la cual se había mantenido con la mirada fija en el camino, atento a la posibilidad de algún ataque sorpresa, aún más cuando aún desconocía quienes habían lanzado aquellas bombas. No se podía descartar la posibilidad de una invasión militar o algo similar. De cualquier modo, no tardaron mucho en parar para descansar durante una parte del viaje, hidratándose lo suficiente así como comiendo algo para saciar sus estómagos. No faltaba mucho para llegar a Algeciras, y aquel pensamiento no hacía más que alegrar un poco al soldado, ya que significaba que vería pronto a su hermana. No le había gustado dejarla sola con Ana pero... había sido una mejor opción que llevarla con él y ponerla en peligro. No obstante, en el momento en el que escuchó cierta estática en la radio, los ojos del soldado se abrieron de par en par, justo cuando su compañera cogía la radio para comunicarse con quien sea que intentaba comunicarse con ellos. - ¿Es K? - Preguntó esperanzado mientras la chica intentaba comunicarse, repitiendo aquellas palabras. Al escuchar a su hermana, el soldado sonrió antes de suspirar de alivio al saber que se encontraba bien. - ¡K! ¿Estás bien? ¿Cómo está Ana? - Fue lo primero que preguntó en el instante en el que su compañera de viaje le pasó la radio. - Mientras buscaba a Claudia, encontré a Alessandra. Necesitaba mi ayuda así que la ayudé. - Le explicó a su querida hermanita, antes de mostrar una expresión de pena, que por suerte su hermana no podía apreciar. - Dile a Ana que lo siento. No encontré a Claudia con vida. Sus abuelos no quisieron acompañarnos. - Se disculpó, principalmente hacia la médico que era posible que estuviera escuchando. - Estamos cerca de Algeciras. Media hora, tal vez. - Le aseguró en un tono que dejaba en claro que la extrañaba.

Hablásteis durante todo el trayecto con Karen a través de la radio, ella os guió medianamente para llegar al lugar en el que se encontraba. No sabía nada de lo que estaba ocurriendo, de ahí que no dijese nada más que la ubicación en la que se encontraba y hablase ligeramente con Alessandra. Comentó algunos detalles con Ana, quien le acompañaba, pero había algo en el ambiente que os decía que no todo estaba dicho y que había algo que os ocultaban. 

Pero allí estábais al fin, en Algeciras. Habíais llegado al puerto, por la calle habíais visto algunos cadáveres ya en descomposición, Alessandra parecía ya acostumbrarse a la rocambolesca escena. Detuvísteis el coche y allí, en medio de la nada se encontraban Ana y Karen.

 Miles de contenedores es lo único que veíais además de la presencia de Ana y Karen, quienes habían hecho malabares para guiaros hasta el lugar en el que se encontraban. Junto al apeadero del puerto había un enorme ferry llamado "La gaditana", portaba en su morro la silueta de una esbelta mujer dibujada en color negro.

Karen se acercó rápidamente hacia vosotros y se lanzó a los brazos de su hermano, el cual le agarró sin ningún problema. No se sabía si reía o lloraba pues sonreía a la vez que le caían lágrimas de sus ojos, que se encontraban ligeramente hinchados, como si hubiese estado llorando previamente.

- Perdóname, no quería irme, quería esperarte pero Ana me dijo que debía irme con ella - dijo mirándote a los ojos tristemente - casi me obliga a montarme en el coche, pero lo ha hecho por mi bien, no te enfades con ella - te besó en la mejilla derecha y te abrazó fuertemente a la vez que se bajaba de tus brazos. - No vuelvas a separarte de mi por favor, ya estoy mejor así que puedo ir a donde sea contigo.

Ana esperó pacientemente hasta que os hubísteis saludado y se acercó a vosotros - Me alegra verte de nuevo - dijo mirando a Darren, luego dirigió su mirada hacia Alessandra - encantada de conocerte, soy Ana - dijo con una sonrisa - me alegra ver caras nuevas. Esperábais más personas, ¿verdad? - dijo seriamente. Allí no había nadie además de vosotros. - Me dijeron que debíamos esperar aquí hasta que una lancha llegase a por nosotros, debería de estar al llegar pero.. he intentado volver a contactar con el equipo y no responden. Hay algo que no me encaja Darren. Primero la bomba, después una especie de seísmo que se supone que ha tenido lugar aquí y ahora no contactan conmigo, sinceramente no sé qué hacer.

Nada más llegar observo a dos chicas, una de ellas es más mayor y esbelta, la otra más delgada y joven. Cuando nos detenemos y la más joven se acerca desesperadamente a Darren comprendo que es Karen, y que por ende, la otra chica es Ana. Hago un gesto con la mano a modo de saludo mientras sonrío. Se me dan fatal las presentaciones. Pero pronto mi gesto se torna en seriedad cuando Ana expresa que no sabe realmente qué hacer, me adeltanto un paso para hablar.

- Creo que cuanto más tiempo pasemos aquí esperando más probabilidades tenemos de que la contaminación llegue a nosotros, y no solo eso es lo que me preocupa.. ¿y si hay más de esas personas furiosas por aquí?, el simple hecho de estar aquí en medio de la nada me pone de los nervios.

El soldado no dudó en seguir las indicaciones, por parte de su hermana, para llegar al lugar donde debían de encontrarse. Después de todo, él no conocía demasiado aquella región, con excepción de la zona en la  cual se había encontrado antes de que cayeran las bombas. De cualquier manera, había resultado un poco complicado guiarse por medio de las indicaciones de su hermana, ya que ésta parecía complicar un poco los detalles a la hora de determinar el camino a seguir, así como también poder identificar los lugares apropiados por medio de los cuales debía de guiarse mientras conducía. Sin embargo, lo más que sorprendió al hombretón, fue el hecho de que era obvio que tanto Karen como Ana ocultaban algo, o más bien parecían no desear hablar de alguna cuestión en particular. Aún así, el soldado estaba seguro de que no tardaría en descubrirlo en el momento en el que se encontrara con las dos. Por lo menos, parecía que Alessandra se estaba olvidando un poco de lo que antes la había preocupado, permitiendo que pensara en otras cosas que la ayudaran a relajarse un poco más. Por su parte, el hombretón no tardó mucho en llegar a Algeciras, apreciando la belleza del lugar, si no fuera por los cadáveres en descomposición que decoraban aquel sitio. Si bien parecía que su compañera de viaje se había acostumbrado a esa clase de escenario, no dejaba de ser algo bastante desagradable para la vista, así como también para el olfato. En otro momento, tendría que asegurarse de preguntarle a la chica si se encontraba bien. Sabía que todo aquello debería de ser una experiencia bastante traumática, por lo que deseaba ayudarla un poco a adaptarse, en el caso de que pudiera estar sufriendo por dentro, incluso si parecía que de momento estaba soportándolo por su cuenta.

La mirada del hombretón pasó por los contenedores, así como también el enorme ferry, que se encontraban en el lugar al cual habían llegado para reunirse con su hermana y la médico. Sin embargo, lo que más le importaba al soldado era la presencia de su querida hermanita, la cual estaba claro que se encontraba en buen estado, sin ninguna clase de daño sobre su cuerpo, algo que sirvió para tranquilizarle y suspirar de alivio en el instante en el que descendía del vehículo. No dudó mucho en abrazar a la joven de la misma manera en la que ésta le había abrazado, sonriendo cariñoso en el instante en el que su hermana le dedicó aquel beso en la melliza. Negando con la cabeza, la miró como quien miraba a lo que más quería en el mundo. - Tranquila, K. No estoy enojado, ella hizo bien. - Le aseguró a la joven en un tono gentil, no demorándose en guiar su mano derecha a la cabeza de la chica en un gesto cariñoso. - No me habría gustado que te quedaras allí si eso podía ponerte en peligro. - Aseguró, complacido de que la médico hubiera tomado aquella decisión por su parte. No iba a recriminarle algo que había hecho por la seguridad de su hermana, no cuando le había pedido que la cuidara de todo mal. De cualquier modo, al oír la petición de la joven, el soldado le dedicó una cálida sonrisa antes de volver a negar con la cabeza. - Tienes razón... no tendría que haberme separado de ti. No quería ponerte en peligro pero... creo que es mejor que estés a mi lado, así estoy más seguro de que podré protegerte. - Afirmó, determinado, al saber que sería mejor que le acompañara a donde sea que fuera a partir de ese momento. Si bien confiaba en Ana, la médico no tenía la capacidad de combate que él tenía, por lo que sólo significaría imponerle una gran responsabilidad.

No obstante, las palabras de Ana no tardaron en llamar la atención del hombretón, el cual la escuchó con atención, deseando saber lo que había sucedido mientras no se encontraba presente. - A mí también me alegra verte de nuevo, Ana. Perdón por... bueno, ya sabes, por no encontrar a la chica con vida. - Se disculpó con cierto pesar, a la vez que miraba a su alrededor, confirmando las palabras de la médico. Era verdad que no había nadie más en aquel lugar, algo que ciertamente preocupaba al soldado, quien habría esperado encontrarse con el resto de los soldados de la base. - Sí, la verdad es que hubiera esperado encontrar al resto... - Dijo en un tono que dejaba en claro que aquello era algo que debía de preocuparles. ¿Les había sucedido algo al otro grupo? Lo peor fueron las siguientes palabras por parte de la mujer, que hicieron que el hombretón frunciera el ceño, ciertamente notando que había algo raro en todo aquello. La comunicación era importante entre los militares, ya que de ello dependían muchas cosas. Si no se habían comunicado... era posible que hubiera sucedido algo, o que la señal se hubiera visto interrumpida por algo en particular. Sea lo que fuera, Darren no estaba seguro de que fuera una buena idea quedarse allí a esperarles, no cuando la contaminación podría avanzar en cualquier momento hasta donde ellos se encontraban, o incluso podían ser atacados por otros infectados... así como también otros supervivientes. No todos respetarían las leyes de una sociedad que parecía haberse derrumbado tras la caída de las bombas. El hecho de que Alessandra pensara lo mismo, aseguró la decisión por parte del soldado. - Pienso lo mismo. Sería una mala idea quedarnos aquí. Tenemos un vehículo. Sólo tendremos que cargar algo más de combustible si es necesario, o cambiarlo por otro más grande si necesitamos cargar más suministros. - Afirmó en un tono serio, no deseando quedarse allí por mucho tiempo. - Por cierto, Ana... Alessandra necesita algo de medicación. Ella tiene cáncer. - Le explicó a la mujer con cierta preocupación por el bienestar de la joven. - Tendremos que buscar algunas más de esas pastillas en cuanto tengamos la oportunidad. Ahora... será mejor que nos marchemos. - Indicó al final, no queriendo poner a su hermana en peligro, ni tampoco a quienes le acompañaban.