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Las Cronicas de Giovanni: La Última Cena

Escena I: En Compañía de Extraños

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20/09/2019, 13:44
† Salomao Ali-Caro †

Salomao se había levantado para dirigirse a su habitación y ver que ropa le habían puesto, más por curiosidad que porque realmente se estuviese planteando cambiarse, puesto que el portugués era de costumbres austeras y bastante testarudo en lo que se refería a costumbres y eso incluía vestimenta, lo que se traducía en que si al mercenario no le gustaba el atuendo no habría nadie que lo convenciera para que se las pusiera.

Entonces la muchacha rubia que se había parado para escuchar la breve conversación que había mantenido con el bretón y luego había decidido acercarse a las otras mujeres, se puso en el camino del solitario hombre de negro que ensimismado, como era costumbre en él, en sus propios asuntos o más bien relacionado con la "visita" nocturna, no vió a la muchacha hasta que directamente se chocó con ella y este para evitar la caída se agarró del hombro de Guillemau, una vez estabilizado la primea reacción del español fue darse la vuelta para encararse con la chica, ponerse en guardia y dedicarle una de sus miradas de aviso... a la que solía preceder un derechazo sin miramientos en caso de ausencia de disculpa, aunque lo cierto era que primaba mucho el humor del que dispusiera Salomao, que usualmente era malo...

De manera que Daphne vio como los músculos del portugués se ponían en tensión para acto seguido relajarse y cambiar su expresión de cara de vinagre por otra de disculpa y un cierto rubor de mejillas, el guerrero solía amedentrarse ante la presencia de una dama.

- Disculpe mi señora... he pasado una mala noche.

 

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20/09/2019, 21:43
† Daphné Sabineau †

Sujetaba una tabla de madera sobre la cual estaba dispuesto el desayuno. Concentrada como iba en mantener el equilibrio y especialmente cuidadosa de no derramar la leche que tan curiosamente le había colocado el posadero en una pequeña y bonita jarra de cerámica, no vio en su trayecto cruzarse a Salomao, con quien tuvo un tropiezo.

Su instinto estuvo todo en proteger comida y bebida, y con un hábil gesto en que antepuso el desayuno a su propia integridad, logró colocar en la mesa la bandeja, con todas las viandas intactas.

Se llevó la mano al hombro, y la vista a Salomao. El hombre era bastante alto, al menos en comparación, y la mirada de Daphné no hacía más que subir hasta que dio con sus ojos. Unos ojos amenazantes que no hicieron sino aumentar más la distancia, pues la cervecera, intimidada, se sentía empequeñecer. 

Palideció de inmediato. Le miraba asustada, su pasado le hacía predecir lo que ocurriría a continuación. Incapaz de moverse, entrecerró los ojos esperando un soberano bofetón, que por fortuna no llegó. En lugar de ello, una disculpa y un gesto mucho más relajado.

-Lo lamento... -respondió con timidez cuando logró sobreponerse. Miró luego al otro guerrero y de nuevo a Salomao. Esperaba que no les molestase que hubiese escuchado parte de su conversación. Dudaba en cómo abordar el tema. En un principio no parecía complicado, pero por otra parte, la misma historia cambiaba radicalmente si era una mujer quien la contaba, pues ya conocía lo que pueden lograr las malas lenguas. Aún así, hallándose sola y lejos de casa, prefirió averiguar más acerca de lo sucedido y ¿por qué no iban a creerla si habían descrito exactamente la misma historia?

-Yo... no pude evitar... escucharles... -miraba a ambos estudiando sus miradas, preparada para excusarse y retirarse en caso de no ser bien recibida su conversación- y bien puedo asegurarles -iba ganando seguridad a medida que hablaba- que mi noche no fue mejor que las suyas. También en mi habitación había alguien, inmóvil, que desapareció en cuanto me percaté de su presencia -explicó bajando la voz, pues tampoco quería alarmar a los demás invitados que tan plácidamente parecían gozar del desayuno-. No comprendo cómo pudo entrar ni salir y tampoco hallo entre los presentes a nadie que responda con su silueta.

En realidad, había pensado que en altura tal vez encajase Guillaume, pero lo descartó en cuanto él explicó la historia. Claro que esto podía ser una treta para excusarse a sí mismo, pero había algo en él que le hacía confiar en que era sincero.

-El posadero me dijo que hay más llaves de algunas habitaciones. ¿Tal vez haya copias de las nuestras y el intruso fuese un ladrón que entrase buscando un pequeño botín? -miró a ambos para ver qué opinaban. 

Daphné estaba bastante inquieta debido a lo ocurrido la noche anterior, pero emergía un brillo en sus ojos y es que se sentía atraída ante la idea de desvelar un misterio.

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21/09/2019, 11:24
† Ioan †

Muchas gracias, hija mía- le agradecí a Ionela cuando me entregó la túnica limpia, observándola por un momento mientras antes de seguir mi camino hacia el salón., donde Segismundo nos iba recibiendo conforme llegábamos y nos indicaba que tenían para desayunar.

Buenos días, hijo mío- le dije, pero antes de que pudiese decir nada más, Guillaume se acercó a mí para hablarme del estado del hermano Clemente, a quien los guardias que acompañaban a sir Lothar se habían llevado de la posada la noche anterior.

¿Cómo?- pregunté, no sólo por el hecho de que los guardias hubiesen dejado, ya no a un hermano, sino a una persona de esa forma, sino porque al ver a alguien así, Guillaume no le hubiese ayudado. Tal vez sus palabras tuviesen algo de razón, pero dejar a alguien en esa situación no era ayudar al prójimo.

Gracias por decírmelo- le dije tras un par de segundos, tras lo cual, dejé allí la túnica limpia y me apresuré a ir en busca del hermano Clemente. Quien sabía en qué estado se encontraría tras la tormenta de la noche…

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21/09/2019, 11:34
Guillaume Valjean

Guillaume estaba encerado en sus propios pensamientos pero al menos aliviado de que su aliado no estuviera desarmado. No sabía si sería suficiente ante el nivel de habilidad demostrado por los guardias de Giovanni pero era lo mejor que tenía a mano, además, estaba atado por su juramento bretón y puestos a morir mejor con la barriga llena, un trozo de acero y un camarada, aunque fuera improvisado. Estaba pensando en ello cuando el movimiento fortuito de Salomao cogiéndole del hombro desencandenó los instintos marciales del Valjean. Antes de que pudiera darse cuenta de que pasaba ya estaba lanzando el puño en esa dirección aunque afortunadamente pudo detener el golpe antes de causar un desastre.

Todo lo había causado la mujer. No se había fijado demasiado en ella pero, ahora que la miraba, tenía un parecido a su... no, no podía pensar en eso, ella ya no estaba, la iglesia se la había robado, no podía abrir esa puerta porque solo conducía al sufrimiento. No podía permitíselo, lejos de casa, rodeado de desconocidos y con miembros de la iglesia allí, no podía. Guillaume recuperó su rostro pétreo mientras escuchaba las explicaciones de la menuda mujer.

Les había escuchado, condenadas mujeres, siempre querían saber más de lo que les convenía. Ahora era el turno de escuchar a él, ocultar detrás de su imagen de guerrero terrible la inteligencia y sensibilidad que quedaban de otros tiempos ya pasados. Ella también había visto la muerte, la muerte la había visitado en su cuarto como le había pasado a Salomao y a Guillaume y no valía la pena mentir, nadie desaparecía en mitad de la noche y nadie entraba en un cuarto de un guerrero que no estuviera borracho sin revelar su presencia.

Guillaume carraspeó y con voz algo oxidada dijo con exquisitos modales

"Mademoisselle, no es cosa de ladrones, ningún ladrón hubiera entrado en mi habitación o en la de Salomao. Permanezca cerca mía, pongo mi honor de bretón en juego y prometo que la defenderé de lo que vino a visitarnos hasta mi último aliento.... nos vino a visitar una vieja amiga, una a la que hacía tiempo que no veía"

La muerte. Misteriosa y cercana, amarga y dulce como una antigua amante a la que se vuelve. Había visto la muerte y no había Dios que le pudiera perdonar por sus pecados. 

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21/09/2019, 21:49
Claudia

La mujer miraba el fuego fijamente, como si el baile de sus llamas la mantuviese hipnotizada. Inicialmente no hizo caso a Olivier ni sus palabras. No por sordera o descortesía, sino por ignorancia del idioma. Pero algo pudo entender en la voz y el tono usado por aquel hombre y le miró a los ojos fijamente, para luego golpear con su mano el sillón que tenía a su lado, indicándole así que podía sentarse. - Mi ser Claudia. - Dijo ante las palabras del músico.

Sus ojos volvieron al fuego y pareció perderse de nuevo en él. - Añorar casa. Fuego siempre estar presente. - Dijo entonces. - Recordarme familia y porqué estar aquí ahora. - Se la hacía difícil hablar, seguramente sería imposible mantener una conversación detallada y profunda con ella, pero al menos lo intentaba. Miró a Olvier fijamente. - ¿Por qué estar aquí ahora? - Preguntó con la misma sutileza que un garrotazo en la cabeza.

En ese momento el aire de la calle entró por la puerta, avivando el fuego de la chimenea, mientras que Ioan salía al exterior.

Notas de juego

Posada el Cordero Rojo.

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21/09/2019, 22:00
Gabrielle

Gabrielle observó como los guerreros se acercaban a su amiga Daphné y miró a su hermana contrariada por lo que parecía que iba a ocurrir. Dasia se levantó de su asiento al ver la tensión del momento y estuvo a punto de intervenir hasta que escuchó al hispano disculparse ante la joven. Por el fondo, vio como Bruce miraba a todos y al ver al músico acercase a la "belleza salvaje" y a las otras chicas ocupadas con los guerreros, se encaminó para encontrarse con la mujer que permanecía sentada en aquel rincón del salón.

- Niosotras tambien vierle... - Susurró Gabrielle a los tres, recibiendo un codazo por parte de su hermana. - Dieben siaberlo... no siolo vino a niosotras. - Replicó a su hermana manteniendo la voz baja. - Pierro sientarros, por fiavor. - Dijo invitando a los dos hombres a la mesa. - Miejor hablar juntos de iesto.

En ese momento se escuchó un sonoro bofetón al otro lado de la sala. Al mirar, Bruce tenía su mano apoyada en su mejilla y la mujer de rasgos exóticos se había levantado y caminaba enfadada hacia algún lugar lejos del vividor notanfollador que acababa de recibir una señora bofetada en uno de sus carrillos, seguramente por alguna impertinencia de las suyas.

Notas de juego

Acordaros de no marcar a Ioan a partir de ahora.

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21/09/2019, 22:08
Hermano Clemente

No tardaste en salir de la posada tras recibir aquella información y correr a los establos. El suelo estaba encharcado y tus pies resonaban en el agua de la lluvia caída aquella misma noche. En el exterior hacía frío y la brisa fresca golpeaba con fuerza tu rostro. Al menos la puerta del establo estaba cerrada...

Al abrirla escuchaste como esta crugía y la luz inundó el lugar. Seco. Todo estaba más o menos seco. Los caballos relincharon nerviosos al oirte entrar. Se notaba que querían salir de allí al menos un rato. Te asomaste en la primera cuadra que viste y allí te encontraste al hermano Clemente, tirado en el suelo, atado de pies y manos con una soga por todo su cuerpo y una mordaza que le impedía hablar.

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21/09/2019, 22:09
† Olivier St-Arnaud †

En el mismo m8omento en que escucho hablar a mi interlocutora me siento prendado de su candidez sencilla y directa. Para mí resulta tan sencillo enamorarme de la vida misma...

—Estoy aquí por culpa de ese chico rubio tan guapo —le confieso con un guiño, tomando asiento a su lado y señalando al cochero que me trajo hasta este lugar y que ahora desayuna en la barra tan cerca de nosotros que probablemente me haya oído—. Bueno, en realidad estoy aquí porque me han invitado a una fiesta y yo rara vez le niego a nadie el placer de mi arte y de mi compañía; podría decirse incluso que me prodigo con liberalidad de forma altruista.

Por la cara que pone puedo darme cuenta de que la muchacha no entiende casi nada de lo que le estoy diciendo y no puedo evitar reírme de mi propia idiotez. En ella no voy a encontrar ni un ápice de la vanidad de la que me alimento pero seguro que sí encontraré una conversación sincera.

—Y dime, Claudia, ¿estás muy lejos de tu casa? Soy un hombre versado en varias lenguas y tal vez, si me dices de dónde eres, podamos encontrar una con la que te sientas más cómoda hablando conmigo.

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22/09/2019, 21:36
Guillaume Valjean

Todos la habían visto, la figura en medio de la noche que se desvanecía en cuanto la mirabas, su vieja amiga, la muerte. No podía haberlo soñado, no podían haberlo soñado todos, no era posible. Guillaume no era un hombre supersticioso, y mucho menos religioso, por lo que su mente no encontraba explicación de que diera sentido al fenómeno. Había varias cosas que no cuadraban: Un noble que traía un grupo tan heterogéneo de personas, un mayordomo que les trataba como ganado, unos guardias que se movían a una velocidad de otro mundo llevando armadura y la muerte, la muerte en su habitación, en la de todos. Aquello no cuadraba y aunque intuía el peligro no marcharía sin la cabeza del martillo de su padre, aunque tuviera que arrebatársela al mismísimo belcebú de las garras.

Un tortazo resonó al otro extremo de la casa y Guillaume miró en esa dirección mientras una sonrisa sardónica despuntaba en sus labios. Las otras mujeres querían hablar pero él no podía protegerlas a todas, la pequeña que se parecía a..... al pasado podía salvarla si no le costaba la vida pero el resto solo eran una carga que no podía portar. Las miró dudando en marcharse y dejarlas solas pero escuchar no hacía daño y no quería llamar más la atención. Si las dejaba solas era posible que la caballerosidad del español fuera un motivo de disputa y necesitaba la pequeña amante de Salomao, era lo mejor que tenían, así que con un leve asentimiento tomó asiento dejándose caer pesadamente. Las miró intentando dislumbrar alguna señal de que pudieran estar mintiendo antes de decirles

"Sea. Que vieron vuesas mercedes exactamente?"

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24/09/2019, 00:07
† Ioan †
Sólo para el director

A pesar del alivio inicial al ver que, al menos, el interior del establo se encontraba seco, dicho alivio se desvaneció con rapidez al ver el estado en el que se encontraba el hermano Clemente, siendo sustituido por la indignación y la decepción.

¿Cómo puede alguien dejar así ya no a un hombre de Dios, sino a una persona de su edad durante toda la noche?- me pregunté, rezando por las almas de quienes habían cometido tal acto… y también por la de quien al descubrirlo, no le había puesto fin.

¿Hermano?- le llamé mientras me acercaba para liberarle de sus ataduras y de la mordaza, así como también para ver en qué estado se encontraba -¿Hermano Clemente?- volví a llamarle.

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25/09/2019, 22:18
Hermano Clemente

El hermano Clemente ni se inmutó cuando le llamaste y comenzaste a retirar las ataduras del cuerpo y la mordaza de la boca. Su ropaje estaba frío, la igual que su cuerpo al tacto. Eso no era bueno, nada bueno. Ni en la segunda llamada dijo nada.

Era un hombre viejo y sin duda, una noche fría a pesar del resguardo del techo y las paredes del establo, junto con la incertidumbre de lo que le ocurriría permaneciendo atado, bien pudo se suficiente para atraer a la muerte a su lado y llevarse el alma del anciano consigo.

Pero no fue así. Sentiste como el hombre temblaba de frío o quizás miedo. Al fijarte más, apretaba los ojos con fuerza para no abrirlos. Era como si quisiese parecer dormido o muerto ante tus ojos y procuraba no moverse... pero los gestos involuntarios le traicionaban y el miedo o quizás el no aguantarse más, le hicieron que se orinase encima. Pero ni eso hizo que el anciano abriese los ojos y te mirase o respondiese a tus palabras.

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25/09/2019, 22:29
Claudia

La joven sonrió levemente ante tu frase, para luego mirar al cochero, quien seguía en la barra sin inmutarse. Pero el joven si escuchó las palabras de Olivier que se referían a él y sonrió brevemente. Roderigo no comulgaba con aquella clase de relaciones, algo que para su iglesia era un pecado y una aberración, aunque él no llegaba a verlo con tan malos ojos y eso era algo que no llegaba a entender de todo aquello que le inculcaban en las misas. Se pedía respeto pero no parecían respetar a los demás. Pero aquel hombre tenía tante Fe en Cristo y sus milagros, que siempre acababa olvidando aquella parte tan oscura de la Iglesia.

Claudia trataba mientras de entender que era todo aquello que aquel hombre la quería decir. No entendió a penas nada de lo que dijo Olivier, pero por su mirada interés en intentarlo si que hubo. - Música. Mi gustar tu música. - Respondió a las palabras del hombre, al menos a las pocas que pudo entender, si es que realmente entendió algo y no se salió por la tangente y decidió hablar de lo que si sabía: de como Olivier tocó el violín la noche anterior. Al menos no quedó demasiado fuera de contexto.

- Muchas noches de viaje. - Respondió sin saber añadir nada más a las siguiente palabras de Olivier. Entonces ladeó la cabeza, como si su última frase la sonase de algo y fue ella quien le preguntó al músico en su idioma natal. - Vedeli by ste, ako hovoriť mojím jazykom? - Quedando entonces a la espera de una respuesta.

- Tiradas (1)
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25/09/2019, 22:43
Gabrielle

Gabrielle esperó a que los hombres y Dapnhé se sentasen, antes de seguir hablando con ellos. De hecho, miró a su hermana antes de decir nada, quien la regaló un bonito gesto de desaprobación, pero se mantuvo en silencio. Estaba claro que Dasia no intervendría en aquella charla.

- Io no iestarr siegurra de si sier la miuerte o no... Pierro si verr una figurra, niegrra comio la nioche ientrre las luces de la tiormenta. Mi hiermana tiambien vierla... pierro tiene miedo a diecirlo... - Dijo al final, sintiendo como Dasia clavaba su mirada en ella.

- Io no tienerr miedo. - Replicó Dasia. - Io diecirr que traerr miala suerrte habliarr de eso... La piuerra estiaba cierrada... la miuerte... un fiantasma... da igual. Ya no iestarremos aquí iesta nioche. No miolestarrá más.

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25/09/2019, 23:48
† Olivier St-Arnaud †

Únicamente alcanzo a entender el tono interrogante de la pregunta, si es que realmente lo es, y niego lentamente con la cabeza sin dejar de sonreír a mi interlocutora. Está claro que tengo ante mí a una mujer extraordinaria, con el talento inusual para dominar una lengua extranjera cuando la suya propia es tan diferente y con una sensibilidad tan exquisita que le permite apreciar la buena música que algunos nacidos de noble cuna desdeñan.

No consigue decirme de dónde viene, así que intento decirle de dónde vengo yo.

—Yo vengo del oeste, de donde se pone el sol. De las Cortes francesas e italianas donde los hombres poderosos llevan vestidos y joyas más caros que sus esposas. Donde el vino es una delicia y una belleza femenina como la tuya se idolatra. Vengo de un mundo tan maravilloso que casi parece irreal y en el que, sin duda, tú destacarías como una flor exótica y fragante. Oh, Claudia, qué delicioso os poder conversar contigo. Muy poca gente sabe escuchar cómo tú lo haces, te lo aseguro. Y a mí me encanta ser escuchado.

Saco un flautín de la caña de bota con un gesto teatral. Allí donde los facinerosos a menudo ocultan una daga asesina, yo escondo un alegre instrumento de viento pare deleite de las almas jóvenes e ilusionantes, a pesar de no ser extraordinariamente ducho en su manejo.

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26/09/2019, 12:55
† Daphné Sabineau †

-Gracias señor... sois muy amable -respondió con evidente timidez a Guillaume cuando dijo que la protegería. Esperaba que no se diese tal ocasión y que a partir de ese momento, el guerrero y todos los demás pudiesen gozar de una estancia plácida y satisfactoria. ¿No había dicho algo así el mayordomo? Pero aunque ese era su deseo, ¿de verdad las cosas dejarían de ser tan extrañas? Se le encogió el corazón al pensar que no tardarían en volver a por ellos. A la mente vinieron los desalmados soldados que con tanta ligereza se habían burlado de los asaltantes del camino y con tanto sadismo les habían tratado. Sacudió ligeramente la cabeza, no quería pensar en ello ahora. Prefería aferrarse a que en la mansión de Lord Giovanni todo sería distinto, todo sería infinitamente mejor.

Tomó asiento en la mesa con las hermanas, que también habían invitado a los guerreros. Era asombroso, pero ¡también esa figura apareció en la habitación de las chicas! ¿Les visitó a todos? 

-Tenéis razón -convino con Valjean- si fuese un ladrón se habría llevado algo -miró a los demás por si echaban en falta alguna de sus cosas. No había mucho que robar entre las pertenencias de Daphné. Seguramente, lo más valioso era el contenido del armario de la posada, que contenía la ropa para asistir a la cena de esa noche. 

¿Y si habían puesto algo en la bebida? Unas hierbas preparadas por algún curandero. En su pueblo había una mujer que tenía visiones. Entonces recordó algo y echó un vistazo rápido al comedor, sólo interrumpido por el sonido de un contundente bofetón que había enrojecido la mejilla donde estalló.

-Disculpen pero... ¿dónde está la anciana que cenó en el salón la pasada noche? ¿Todavía no se ha levantado? -miró extrañada la mesa donde había permanecido sentada y en silencio. Era posible que la mujer durmiese, pero eso sería algo inaudito. La cervecera no conocía un solo anciano que no madrugase. ¿Por qué iba a ser esta diferente?

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26/09/2019, 21:38
Guillaume Valjean

Mala suerte? Guillaume tocó la madera de la mesa y escupió al suelo hacia su lado izquierdo. No era un hombre creyente, tampoco supersticioso, pero cualquiera que ha estado en el campo de batalla adquiere unas manías que son difíciles de quitar, adheridas a uno como la brea a un casco de barco, negra y espesa, compacta para evitar que el agua de la desesperación y el miedo penetren en el alma. Miró a las mujeres y gruñó al recordar que aquella acción no era bien vista entre las mujeres, menos si eran damas, aunque a decir verdad, ninguna de ellas lo parecía.

La mujer tenía razón. Un ladrón se hubiera llevado algo, un asesino matado, un violador...., no había ni que pensarlo, había bellas mujeres y no estaban vigiladas, no hubiera sido impedimento. Aquello que habían visto era algo demasiado extraño y escalofriante como para darle una explicación racional y la única que tenía era funesta, la muerte, olía a muerte, a destino truncado. Guillaume asintió mientras decía más para él que para los demás

"Un ladrón no hubiera entrado en mi habitación ni en la de Salomao por la noche. Los guerreros tenemos el sueño ligero.... además que un mismo hombre no puede estar en todas las habitaciones a la vez"

Valjean sintió el deseo de santiguarse que fue reprimido inmediatamente con un gruñido gutural y la mano a medio camino de su frente. Miró en dirección al resto del comedor y no pareció ver a la anciana sin compartir la preocupación de la mujer. Los ancianos morían, tal vez estuviera en su cama descubriendo que no había salvador ni infierno, solo la larga nada de una noche sin fin. Guillaume se levantó y dijo

"Tal vez la mujer haya fallecido esta noche. Voy a mirar en su habitación. No es un sitio para.....señoritas"

Miró a Salomao e hizo un gesto con su cabeza en dirección a Daphne para que le echara un ojo. Iría a la habitación de la vieja y la llevaría a la parte de atrás para enterrarla. La tierra no parecía demasiado dura y necesitaba algo de ejercicio para desentumecerse del viaje en carruaje. Elevando su voz y recuperando su tono duro y seco dijo

"Tabernero, Donde esta la habitación de la anciana?"

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27/09/2019, 10:53
† Salomao Ali-Caro †

Salomao mientras escuchaba a Guillaume y su ofrecimiento para proteger a Daphne no pudo evitar fijarse en ella, por supuesto que él también lo haría, no lo dijo con su voz pero su gesto afirmativo con la cabeza y su mirada hablaron por él, normalmente huía de las damas por su propia timidez o quizás para no caer en la tentación, tenía un miedo obsesivo a los demonios, no en vano llevaba todo el cuerpo tatuado con salmos y símbolos para que lo protegieran del mal y hasta aquel momento lo habían hecho, quizás por eso cuando vio la sombra en su habitación aparecer y desaparecer no se preocupó en exceso, pensando que era su fe lo que la había ahuyentado, sin embargo que todos hubieran tenido el mismo tipo de visita si que era preocupante o al menos curioso, sobretodo por el desconocimiento del motivo.

-Tenéis razón -convino con Valjean- si fuese un ladrón se habría llevado algo

"Un ladrón no hubiera entrado en mi habitación ni en la de Salomao por la noche. Los guerreros tenemos el sueño ligero.... además que un mismo hombre no puede estar en todas las habitaciones a la vez"

- Lo curioso... es que sólo ha mirado y se ha ido... quizás no nos buscaba a nosotros- se le ocurrió decir al portugués, a pesar de sus creencias y supersticiones solía buscar la lógica antes de encomendarse a todo lo demás.

Cuando el bretón dijo de buscar a la anciana, el español añadió.

- También hecho en falta al caballero rubio, Boromir, es curioso que no esté...- a continuación se giró hacia Daphne no sin un ligero rubor de mejillas y una mirada esquiva para evitar quedársele mirando admirando su belleza- si mi presencia no la incomoda, permaneceré a su lado para protegerla. Hay cosas que no están bien aquí...- podría enumerarlas todas pero prefirió volver a callar y evitar mirar al ángel de alas negras que miraba desde la esquina más próxima sonriendo a los presentes presagiando lo que había de llegar. 

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28/09/2019, 12:58
† Ioan †
Sólo para el director

¿Hermano Clemente?- repetí, preocupado al ver que no contestaba, temiéndome lo peor… aunque por suerte, al acercarme aún más, noté como respiraba. Y sin embargo, seguía sin contestar, lo cual no hacía más que avivar mi preocupación, especialmente por el modo en el que temblaba y mantenía cerrados sus parpados a la fuerza. Incluso llegó a orinarse encima, pero evidentemente eso no hizo que me alejase.

Hermano Clemente, despierte- le dije, zarandeándolo de manera firme, pero suave -Soy yo, el hermano Ioan, nos conocimos en la taberna- le dije -Abra los ojos, no hay nada que temer, la noche ha pasado, está a salvo- añadí, pensando que, tal vez, a causa de su estado cuando lo sacaron de la taberna y el modo en el que lo debían haber tratado, había hecho que la noche que había tenido que pasar solo en la oscuridad del establo hubiese llenado su mente de horrores y pesadillas hasta el punto de que en aquel momento, no distinguía sueño de realidad.

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28/09/2019, 20:43
† Daphné Sabineau †

Era cierto que el misterioso visitante no podía estar a la vez en todas las habitaciones, pero la noche era muy larga, ¿tal vez había ido recorriéndolas una a una? Solo pensarlo le daba escalofríos. Bien pudiera ser lo que dijo el guerrero de cabello largo y estuviese buscando a alguien. Realmente no sabía qué pensar, pero hablarlo con los dos hombres y las hermanas aplacaba en gran medida su inquietud.

Abrió los ojos de par en par. ¿Fallecido? Pobre mujer... se le encogía el corazón solo de pensarlo.

Despegó los labios para decirle a Guillaume que le acompañaba, pero el guerrero adivinó sus intenciones incluso antes de ser pronunciadas, así que Daphné no llegó a decir nada, solo acomodó su espalda en el respaldo de la silla, conformándose en permanecer allí con las hermanas y Salomao, a quien dedicó una dulce sonrisa.

-Por supuesto su presencia no me incomoda -señaló con un gesto elegante de su mano la silla de al lado, ofreciéndole sentarse junto a ella- gracias.

Como bien dijo, también faltaba el caballero del cabello rubio, aunque no temía por su bienestar. Tenía la sensación de que estaba bien. ¿Dónde? Eso ya no lo sabía. Podría ser que saliese a estirar las piernas, que continuase durmiendo o que decidiese regresar a su hogar.

Sin embargo la anciana... era extraño. A no ser... 

¿Y si no era una invitada del señor Giovanni? Ahora recordaba que Sir Lothar no le había saludado. A ver si va a ser una señora del pueblo y se ha ido a su casa...

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29/09/2019, 00:16
Claudia

Claudia miraba con interés a Olivier. Más que por lo que decía en sí, por tratar de entender alguna de aquellas palabras. En su mente, las palabras de aquel hombre sonaban de manera casi intelegible para ella.

- " Yo vengo del oeste, de donde se xxxx el sol. De las xxx xxxxx e xxxx   donde los hombres xxxxx llevan vestidos y joyas más caros que sus esposas. Donde el vino es una xxxx y una xxx xxxxx como la tuya se xxxx. Vengo de un xxxx tan xxxxx que casi xxxxx xxxx y en el que, xx xxx, tú xxxxxx como una xxx xxxx  y xxxxx. Oh, Claudia, qué xxxx os xxxx xxxxx contigo. Muy poca gente sabe escuchar cómo tú lo haces, te lo xxxx. Y a mí me xxxx ser xxxxx." -  Se repetía en la cabeza de la mujer, mientras que seguía mirando en silencio al músico, sin saber que decir si quiera.

Algo que por otro lado, inflaba el ego de Olivier.

Pero cuando el hombre echó mano de algo en su bota, la mujer se puso en pie de un salto y se mantuvo en postura defensiva, observando el teatral gesto de Olivier para descubrir que su mano sostenía una pequeña flauta. - ¿M-música? - Preguntó algo nerviosa tras aquel susto por el movimiento del hombre y se sentó nuevamente frente al fuego, no sin dejar de mirar a los preciosos ojos de Olivier esperando quizás que empezase a tocar algo para ella.

Notas de juego

Posada el Cordero Rojo.