Partida Rol por web

Durgin avanzaba por la mazmorra cantando una vieja canción enana y rasgando la pared con su martillo.

Al oir el grito de batalla del fimir, Ungrim contestó con su propio rugido y se lanzó al ataque.

A pesar del tamaño de la bestia, no fue rival para la combinación entre la fuerza del enano y el poder de su hacha magica. En cuestion de unos segundos, el fimir cayó con un gran tajo cruzándole la cara.

Arramus, más restituido, avanza por los solitarios pasillos buscando posibles puertas secretas.

Separándome para cubrir más terreno me voy por la dirección contraria a la de Arramus.

Cuando me dispongo a seguir a Ungrim hacia la sala oigo un fuerte rugido, que me alerta de que tenemos compañía. Al instante oigo a Ungrim rugir con fuerza. Pobrecillo quien sea que tenga que enfrentarse al enano. Pienso mientras cruzo el umbral de la puerta.

Una vez dentro veo como ungrim parte por la mitad a su enemigo sin que sea capaz de hacer nada para detener su ataque. Dios, que bestia se ha cargado de un sólo golpe al fimir más grande que he visto nunca.

Tras ver la escena veo un pequeño goblin asustado al ver a su jefe caído con tal facilidad, rápidamente me lanzo a por él y con un rápido ataque acabo con su vida para hacerle más corto el sufrimiento por encontrarse indefenso ante tal bestia.

Continúo mi lento peregrinar, siguiendo la estela del enano, el cual, a pesar de sus cortas piernas, sigue sacándome ventaja.

La zona habia sido limpiada, el mayor de los enemigos Orcos, no era rival para el poderoso Enano y con el muerto poco mas quedaba por hacer.

Jandrus y Durgin avanzaban hacia el centro de la sala. Al igual que Arramus. Aenur, se desvio para ver que encontraba al final del pasillo, que era oscuro y no parecia tener fin, pero si que lo tenia y mucho mas pronto de lo que pensó. Chocó con el, se dió la vuelta y regreso por donde habia venido para reunirse con Arramus.

Tras acabar con su enemigo y ver que Agamenón hacía otro tanto con el goblin, Ungrim se dedicó a registrar el cadaver y la habitacion. Un fimir de ese tamaño probablemente ejercia de lider del clan, y por tanto lo mas probable es que tuviese riquezas escondidas.

Al igual que veo hacer a Ungrim yo también registro la habitación. Mientras él registra el cadáver del Fimir yo me dedico a buscar una salida oculta en la sala para no tener que volver sobre nuestros pasos.

Durgin se plantó delante de una doble puerta y escuchó si oía algo al otro lado.

- Chicos, habéis encontrado algo? Nosotros nada de nada.

Mientras Durgin pega las orejas en una de las puertas del fondo de este ancho corredor, yo aprovecho la lentitud de mis movimientos para fijarme escrupulosamente en cada rincón, tratando de encontrar alguna entrada a alguna estancia oculta.

- ¿Dónde estará escondida esa rata de Morcar? -me pregunto.

El silencio se habia hecho con el lugar pero Arramus estaba seguro que algo mas se escondia entre aquellas paredes. Se quedó quieto y empezo a repasar todas las paredes, en busca de algun signo de puertas secretas.

El grupo se esforzaba en encontrar todos y cada uno de los rincones de aquella planta. Pero el unico afortunado fue Agamenon, que encontro un acceso oculto en la pared norte.

Mientras, Ungrim, buscando cosas de valor por la sala, encontró una pocion de velocidad, que le permitiria correr durante leves segundos como si tuviera cuatro piernas.

Descubro un pasadizo oculto hacia otra nueva sala, evitando así tener que retroceder. Pero antes de atravesar la nueva puerta rebusco en el cadáver del goblin y en la habitación al ver que Ungrim ha encontrado algo valioso, no vaya a quedar algo interesante por encontrar.

Tras registrar bien todos los rincones de la sala entro a la siguiente habitación atravesando la puerta oculta que he encontrado.

Continuo mi lento deambular por los fríos y húmedos corredores de la torre, maldiciendo el momento en que se me ocurrió rasgar el pergamino de piel de hierro.

Mientras paseo, chasqueo los dedos y ensayo fórmulas mágicas que deshagan el encantamiento, pero sin ningún éxito. Me temo que tendré que seguir sintiéndome como un pesado elefante el resto de la aventura.

- Jandrus, no se qué hacer, no recuerdo haber entrado en esta sala pero por otro lado no sé qué están haciendo el resto.

Mientras Ungrim comprobaba que el cadaver del fimir no contenia nada más de valor que la poción de velocidad, se oyó un ruido al otro lado de la habitación y vió como una sección de la parede se apartaba revelando una puerta secreta, por la que Agamenón no tardo en irse.

- ¡Eh esperame!

Arramus siguio avanzando hacia donde habia oido los ruidos de combate con el fimir.