Partida Rol por web

Durgin caminaba solo entre las cavernas sin encontrar ninguna pista que le guiara hasta el preso. Mientras algo lejos de el, el otro enano acababa con rapidos golpes contra uno de los orcos a los que se enfrentaba. Arramus porse batia contra uno de los monstruos que rechazaba sus golpes.De repente la cimitarra orca estallo y envuelto en llamas cayo al suelo muerto.

Aun quedaban dos orcos que pensaban quedarse estaticos mientras acababan con ellos y se lanzaron a la carga.

Aenur que se deslizaba en extremo silencio escucho tras la puerta como varios de esos orcos charlaban en una jerga dificil de entender.
Agamenon, continuo su paso asegurandose que no habian trampas en las que caer a su paso.

El orco me había lanzado un tajo de su cimitarra. Utilizo el canto de mi martillo para alejar su embite. A continuación invierto el movimiento para acertarle en una rápida sucesión de golpes en la la rodilla, el pecho y, por último, un devastador golpe final al lateral de su cráneo, que , literalmente, explota bañando la pared con los pocos sesos que tienen los orcos.

Antes de girar la esquina del pasadizo. Durgin oyó un pequeño ruido unos metros más allá. Alguien, o algo, rondaba cerca. Agazapado tras la pared, el enano se deslizó levemente por la esquina para ver qué le esperaba. Respiró con alivio cuando vio a Agamenon postrado en otra esquina observando algo oculto para el enano.

- Agamenon - susurró Durgin - ¿Has encontrado algo?

Cuando creía que me había quedado solo Apareció Durgin por el otro lado. Si, aquí hay una puerta y allí hay otra. Le susurro mientras le señalo hacia el otro pasillo. El elfo se fue hacia allí, pero yo voy a entrar aquí.

Me giro hacia la puerta y la abro no sin antes haber preparado mis armas para la batalla.

El hacha del enano se hundió profundamente en el pecho del orco, con la mala suerte de que, al intentar sacarla se atascó en las costillas del piel verde. El otro orco aprovechó ese momento para lanzar una estocada con su espada, que se clavó en un costado del enano. Por suerte, a pesar de ser una herida seria, no era mortal.

Con un rugido de dolor, Ungrim consiguió por fin sacar el hacha del pecho del cadaver y lanzó un nuevo mandoble ascendente contra la pierna del orco.

El ruido de hachas, espadas y cuchillos ha mermado, de lo que deduzco que la pelea está llegando a su fin. Cautelosamente me asomo a la puerta y entro con sigilo en la habitación.

Abro la puerta y grito: Venid a morir escoria verde.

Arramus y Ungrim acabaron con la amenaza, aunque el matatrolls habia resultado herido en el combate. Por detras aparecio Jandrus justo en los ultimos momentos del combate y alli se quedaron los tres en silencio, junto a tres cadaveres orcos.

Aenur por su parte, viendo la superioridad numerica del grupo al que se enfrentaba, se preparo para combatir desde la puerta. Llamo la atencion de los monstruos y uno de ellos se lanzo furioso al ataque.

Agamenon, se vio sorprendido al entrar en una sala en donde dos orcos le miraban con ganas de hacerle pure, mientras que, fuera no muy lejos el enano buscando puertas secretas paso por alto la presencia de un orco y la puerta que guardaba.

- Vamos allá, no? - dijo Durgin con un pronunciado acento Khazalid - Debemos ir rápido, detrás queda otro orco que pronto nos alcanzará por la espalda.

Y blandiendo su hacha atacó a uno de los pielesverde y de un potente golpe termino con la vida de tan detestable criatura.

Despues de masacrar al orco me acerco a Ungrim para examinar sus heridas.

Son bastante superficiales. Si quieres las puedo curar y dejarte indemne pero la experiencia me ha enseñado que los enanos, como los jabalis, luchan mejor cuando han resultado heridos.

Despues me giro a observar la habitacion. Mi primer instinto es examinarla en busca de posibles tesoros pero antes esperaré a la respuesta de Ungrim.

Al entrar en la habitación veo a dos apestosos orcos, pero no hay problema, ya que Durgin pasa justo detrás de mí como una verdadera fiera y se enzarza en combate con uno de nuestros enemigos.

Al ver la furia de su ataque, agarro fuerte mis armas y me abalanzo sobre el otro orco.

Consigo dañar al orco con mis dos armas y no es capaz de aguantar en pie ni uno de mis ataques. Parece que por fin puedo olvidar mis eternos combates del todo.

 La brutalidad del ataque del orco me pilla desprevenido, haciendo que solo pueda bloquear uno de sus dos certeros ataques, el dolor que su arma me inflinge hace que contraataque con  furia intentando despacharlo rápido.

- Si eso es lo que te dice la experiencia, es que yo soy el primer enano al que ves luchar. Las heridas nos afectan como a todos, aunque aguantamos bastante más que los humanos. De todas formas, esto no es mas que un rasguño, asi que guardate tu magia para cuando sea necesaria de verdad.

A pesar de sus orgullosas palabras, la herida era bastante seria, asi que, con un trozo de la camisa del orco, razonablemente limpio, se apañó un vendaje para cortar la hemorragia, y una vez hubo terminado, y antes de ponerse a registrar los cadaveres, revisó la habitacion en busca de trampas.

Aenur habia terminado con la vida del orco, pero otro se lanzo golpeando con tanta fuerza que debilito la defensa de Aenur, hiriendole levemente (pierde 1 de cuerpo)

Ungrim y Arramus empezaban a conocerse mientras aseguraban bien la sala. En ella no habia ninguna clase de trampas, aseguro el enano, mientras el humano rebusco en el cadaver del orco y encontro una pequeña pocion. La probo y de repente se sintio mas vigoroso (pocion de resistencia, +2 defensa de un turno, no consume accion).

Agamenon y Durgin combatieron letalmente, acabando rapidamente con la vida de aquellos dos seres.

El tono del enano no le gustaba en absoluto a Arramus. ¿asi agradecía su cumplido?

Eh, amigo! Sólo trataba de elogiar el valor de los de tu raza. Si prefieres que te cure, dímelo y lo haré encantado.

Entonces a arramus le pareció escuchar algo al otro lado de la puerta. Por unos segundos consideró sino seria mejor hacerse una idea de cuantos enemigos habían en la siguiente habitación.

Los orcos habían caído en nuestras manos con suma facilidad y ya solo quedaba explorar la habitación a fondo.

Durgin, los enanos sois buenos con las trampas, ¿no? ¿Te encargas tú de ello y yo mientras busco si hay algo de valor? Por supuesto sería a repartir todo lo que encontremos. Le digo con una sonrisa en la boca.

Me agacho para comenzar a registrar al orco sin esperar una contestación de Durgin, parecía bastante razonable, así que no creía que fuera poner pegas siempre que no le escondiera nada.

Muere maldito piel verde, digo lanzando a fondo pero el orco parce haber previsto mi movimiento e interpone su arma haciendo que una parada digna de un espadachín consumado.

 Esto se esta alargando demasiado, deberé incrementar magicamente mi defensa. Pienso para mi mientras espero el contraataque del orco

Mientras Arramus se acerca a la puerta a escuchar, el enano se dedica a registrar los cadaveres de los enemigos en busca de cualquier cosa de valor, mientras refunfuña por lo bajo