Partida Rol por web

- La habitacion parece segura. Ahora a ver si encontramos algo de valor, aunque visto el panorama, no se si vamos a conseguir algo...

Ungrim inspecciono la sala por encima para ver si habia algo interesante antes de darse la vuelta y volver por donde habia venido.

-Hola amigo Ungrim, veo que estás de vuelta. Ahora iba ir a avisarte de que encontré está salida secreta, hábilmente camuflada.

Veo como el enano se acerca a la puerta recién encontrada.

- Como siempre, usted primero, señor enano, le sonrío, y sigo tras él.

El cadáver del orco yacía en el suelo con el cráneo aplastado. La habitación era mía para explorarla.

Avanzo en sigilo hasta la siguiente puerta y escucho.

Los golpes de los orcos eran fuertes, pero imprecisos, eran feroces, pero inexpertos... y todos rebotaban contra el aire o eran evitados con gracia y facilidad por sus oponentes.

En algun otro rincon, Aenur salio al pasillo, dispuesto a descubrir que le aguardaba tras la siguiente puerta. Se apoyo sobre ella, trato de escuchar en su interior, pero lo unico que le llego fue el eco de un combate lejano.

Ungrim sin embargo estaba de mejor fortuna, pues ahora que andaba aliviado sabiendo que no tenia trampas a las que temer, encontro una pequeña bolsa con algo de oro en su interior, 25 monedas llego a contar.

Arramus, saqueo los restos de aquel repulsivo ser y entre los bolsillos encontro una pequeña joya, un diminuto diamante que se habia guardado codiciosamente aquel ser vil. La ojeo en la penumbra de la sala y calculo que al menos valia sus 35 monedas de oro. Se lo guardo en su saquito antes de continuar.

La lucha en aquella habitación estaba resultando una hazaña épica, un combate pesado por su duración. No es que el orco fuera especialmente diestro... es que Durgin tenía la cabeza en otro sitio. El ambiente, ciertamente era opresivo.

Salgo al pasillo en vista de que solo he encontrado un callejon sin salida. El alargado pasillo se extiende en la oscuridad pero veo lo que parece una esquina aqui cerca, Me acercare a ver que me espera por ahi.

- ¿Asi que una puerta secreta? Seguro que nos lleva a algun tipo de camara del tesoro...

Ungrim atravesó la puerta con decision, confiado en encontrar al otro lado una montaña de oro, pero para su decepcion, no vio mas que un pasillo desnudo que se extendia a ambos lados. Puesto que ambos parecian iguales, opto por el de su derecha

El combate continuaba en la misma tónica, los golpes lanzados por el orco eran fáciles de parar o esquivar, pero yo tampoco estaba muy inspirado, quizás el hedor del lugar y el del orco no me permitían emplearme a fondo.

Aunque me estaba costando no cese en mi empeño y volví atacar al orco con todas mis ganas, pero mis ataques parecian no poner en peligro al orco.

Admiro la valentía del enano, salir así, a pecho descubierto, sin miedo a lo que se pueda llegar a encontrar en estos lúgubres pasadizos.

Haciendo acopio de mi valor, me acerco a la puerta y asomo la cabeza, mirando a un lado y otro del pasillo, a ver si hay moros en la costa.

La poca eficacia de los combatientes alargaban los combates mas de lo necesario. La batalla parecia estancada y ningun bando se disponia a abandonar...

El matador casi se rompe la nariz cuando aparecio de la nada un muro tan oscuro que parecia una sombra en el pasillo. El mago que le seguia con cautela, le parecio escuchar alguna extraña maldicion.

Arramus se asomo a la esquina, para ver que le esperaba y tras asomar la cabeza se encontro con un enorma muro de piedra que cruzaba la calzada. Ese no era el camino a seguir.

....

Lejos, muy lejos de alli, en una tierra muy lejana un poderoso hechicero observaba a traves de un encantamiento a sus nuevos adversarios y con sarna reia al ver la patetica escena que estaban montando.

- Parecen ratones en una ratonera  - le dijo a un sirviente que no comprendia de lo que hablaba.

Durgin, extenuado por el agotamiento respiraba con dificultad.

- Por Valaya, que mal día tengo hoy, pues no se puede decir que este pielverde sea muy hábil.

Y con fuerzas recuperadas de algún rincón escondido del alma se dispuso a asestar un nuevo golpe al maldito orco... que empezaba a creer, vanidoso, que Durgin cedía paso a su embestida.

mmm.retrocedo sobre mis pasos. No quiero separarme más de mis compañeros. Ya que estoy recorriendo el pasillo busco puertas secretas y trampas.

Tras no escuchar nada entro ne la habitación esperando ver que hay dentro.

- Maldita sea! Es que en este laberinto no hay mas que paredes desnudas? Cuando acepte la mision me aseguraron que iba a estar plagado de enemigos...

Todavia refunfuñando para sus adentros volvio sobre sus pasos, atento al mismo tiempo por si hubiese trampas ocultas por el pasillo, aunque no vio nada extraño.

Tranquilo maese Karak, seguro que siguiendo por esa dirección encontramos algún fiero orco para que le pueda arrancar su apestosa cabeza, le digo después de oírlo renegar en la otra punta del pasadizo. Hago una pausa y añado: lo presiento ...

Salgo al pasillo y al hacerlo me parece ver relucir algo en la penumbra, junto a una de las paredes.

El combate empezaba a desesperarme, parecíamos dos jóvenes aprendices en su entrenamiento de combate. La rabia se estaba acumulando en mí al no ser capaz de asestar un golpe decente, pero el orco se debía sentir de forma parecida, ya que parecía aporrear el aire, en vez de ir a pegarme.

Ataco con toda mi rabia, más con instinto que con cerebro, debido a que la rabia no me dejaba pensar con claridad.

AAARRRJJ!! - grito el orco mientras la espada de Argamenon le atravesaba el estomago. Saco el arma, dejo caer al pielverde y se arrodillo para descansar y recuperarse del combate.

Aenur, deambulaba por estancias vacias, sin toparse con enemigo alguno.

Lo mismo le ocurria al matador, que empezaba a impacientarse, le gustaba la roca desnuda, pero asi no encontraria su gloriosa muerte. El hechicero le seguia por detras, con cautela y mas cuando vio lo quebradizo que era el suelo, por desgracia sus ojos no le engañaron y el rapido paso del enano y el leve peso del humano, fueron mas de lo que las baldosas podian soportar, asi pues con un fuerte estruendo ambos cayeron al vacio y se encontraron con dolores en el cuerpo, a oscuras y llenos de polvo. Una mirada al techo les basto para comprender que habian caido en una trampa.

Arramus por su parte continuaba su vuelta siendo rapido comprendiendo que no habia avanzado mucho.

Durgin, mantenia el combate en tablas.. muy a su pesar y para diversion de Morcar.
 

Aquello no era posible!. Durgin nunca se había considerado un guerrero excelente pero aquello sobrepasaba cualquier situación anterior. Era como si su hacha estuviera hechizada! No conseguía dar en el blanco, era como dar palos de ciego. Por suerte parecía que su enemigo también padecía el mismo problema.

¿Que ha pasado? ¿Como he podido caer en una trampa tan estupida? Tengo que tranquilizarme y tomarme esto en serio, o si no van a pasar mas cosas como estas

Ungrim se daba cuenta perfectamente que el haber caido en la trampa era totalmente culpa suya, pero, como buen enano, su orgullo le impedia aceptarlo en publico.

- Idiota! A ver si miras mejor donde pisas, que a este paso vas a conseguir que nos maten. Ya que nos has metido en esto, haz algo util y ayudame a salir de aqui.

Con algo de ayuda por parte del humano y un gran esfuerzo, el enano consiguio agarrarse a una de las baldosas del pasillo y alzar su cuerpo fuera del tunel. Mientras estaba de rodillas recuperando el aliento se fijó que una de las baldosas estaba suelta, asi que la levantó para ver si habia algo de valor debajo.