Partida Rol por web

Sábado, 17 de Enero de 1925. 11:30

La comisaría del distrito se encontraba al pie de una de las más bulliciosas calles de Nueva York, relativamente cerca del Hotel Chelsea y los siniestros acontecimientos de la noche anterior.

La entrada, amplia y majestuosa, se encontraba ligeramente elevada y había que acceder a ella por una elegante escalinata de granito rojo Balmoral pulido, tarea nada sencilla cuando helaba. A un lado de la puerta, a escasos veinte metros, un gran portal daba al interior del parking de la policía donde se podían ver varios vehículos no demasiado limpios. Junto al portal, un policía vigilaba apostado en su garita mientras leía el periódico de la mañana.

La nieve acumulada durante la noche había desaparecido prácticamente, en parte gracias al sol que brillaba en ese momento con más intensidad de la habitual para la época del año. Parecía que iba a durar por lo menos unas horas más aunque grises nubarrones en el cielo hacían el pronóstico algo complicado.

Los primeros en llegar habían sido Louis y Nick, sobre las 11:00. Habían aparcado el coche en una calle lateral y esperaban pacientemente a que fueran haciendo acto de presencia los demás. Archivald llegó media hora después en un taxi, acompañado por un hombre de gran tamaño y piel oscura que parecía mantenerse detrás de suyo en todo momento, y poco segundos más tarde Henric torcía la esquina caminando con un periódico en la mano sin prestarle mucha atención al mundo.

Archivald se bajo del taxi al cual le suministró una buena paga, bastante más de la ocasionada por un vulgar viaje.
Tras esto saludo a los caballeros llevándose la mano derecha hacía su sombrero que inclino ligeramente antes de tomar la palabra.

- Caballeros, buenos días - hizo una pausa para que estos respondan el saludo.
Permitanme que les presente a mi criado, el señor Harry Speirs.

Henric se acercó despacio al lugar en el que se encontraban sus compañeros con aire ausente, mientras en su rostro se podía entrever que una vez mas, su mente divagaba entre diferentes asuntos concernientes solamente a los artistas.

Cuando se percató de que los amigos que acababa de conocer la noche anterior ya habían empezado a llegar se acercó a ellos, hasta ese momento no se había fijado en que Archivald, Louis y Nick ya estaban allí.

Les saludó con una sonrisa y levantando ligeramente el periódico al tiempo que decía:

-¿Cómo les ha ido caballeros? Seguro que está ha sido una noche en la que ninguno de nosotros ha podido pegar ojo. –frunció el ceño- Yo al menos aun sigo sin hacerme a la idea de que no volveré a ver a Elías.

-Buenos días -dijo Harry a modo de saludo. Tenía un fuerte acento sureño aunque parecía del tipo callado.

Hola a todos. Nick parecía molesto, por algún motivo. Me temo que nuestras pesquisas no han dado su fruto. Hemos localizado al señor N'kawe, pero no le hemos sacado... nada. Parecía que le costaba admitirlo.

Buenos días - respondió a su vez Louis, que permanecía apoyado en la pared que se encontraba junto a la entrada de la comisaría - Yo he mandado el telegrama que dije ayer, así que tendré que pasarme por correos más tarde para ver si he obtenido respuesta....por lo demás, nada de nada.

Las palabras de Henric, le hicieron volver unas horas atrás, donde lo único que hacía era dar vueltas en la cama, sin poder apenas dormir a lo largo de la noche....y cuyo efecto se mostraba en las oscuras ojeras que adornaban la parte inferior de sus ojos.

Sin embargo, en aquellos momentos, su atención estaba puesta en el hombretón que había llegado acompañando a Kirkham, al cual había llamado criado - ¿Cree que es necesario meter a más gente en este asunto? - le preguntó sin ningún tipo de entonación, como no dándole demasiada importancia al asunto. Simplemente para llenar el vacío de la espera.

- Señor Sheridan, a donde yo vaya me acompañará también Harry. - respondió archie manteniendo la mirada fijamente.

Sheridan se encogió de hombros, cruzando los brazos sobre el pecho - Me parece bien....haga lo que crea conveniente.

En realidad, al guía le molestaba un poco la presencia de alguien que no tenía nada que ver con el asunto, y más cuando Kirkham ni siquiera era amigo de Elías estando allí casi por casualidad.
Pero no se encontraba con ánimos para discutir sobre el asunto, y si el vaquero se encontraba más a gusto así, pues él no era quién para entrometerse.

-Por mi parte tampoco ha habido mucha suerte. Empecé bien el día, al recordar que en el pasado hice algún trato con Roger Carlyle y llegué a pensar que no tendría problemas para entrevistarme con su hermana Erica, pero no ha sido así. Estuve en la finca de los Carlyle, pero no llegué a entrar, los guardias de seguridad del lugar hacen muy bien su trabajo y aunque insistí no pude ver a Erica. Aun así, confío en que la carta que le he enviado sirva para poder concertar una cita con ella, el problema ha sido el desagradable comportamiento de los vigilantes de la mansión, que no permitían ningún tipo de visita sin cita previa. Es cuestión de esperar un poco, quizás solo uno o dos días, según me han dicho en la oficina de correos.

Dejó de hablar para estudiar detenidamente al criado del señor Kirkham y sorprenderse ante su tamaño.

Impresionante, me hubiera gustado tenerle conmigo cuando hablé con el vigilante, me hubiera sido de mucha ayuda.

Archivald sostuvo la mirada hasta que Louis la aparto, tras esto saco su tabaco de liar y comenzó a liarse un cigarillo.

- Caballeros. ¿No sería mejor resguardarnos del frío en algún sitio? ¿Tal vez dentro del edificio?

Como prefieran, Nick tenía subido el cuello de la gabardina. Todos aquellos inviernos en Nueva york le habían acostumbrado al frío. Recordaba cuando regresó de Egipto, el cambio había sido excesivo. Y no solo en el clima.

A veces lo echaba de menos.

Sábado, 17 de Enero de 1925. 10:30

La comisaría del distrito se encontraba al pie de una de las más bulliciosas calles de Nueva York, relativamente cerca del Hotel Chelsea y los siniestros acontecimientos de la noche anterior.

La entrada, amplia y majestuosa, se encontraba ligeramente elevada y había que acceder a ella por una elegante escalinata de granito rojo Balmoral pulido, tarea nada sencilla cuando helaba. A un lado de la puerta, a escasos veinte metros, un gran portal daba al interior del parking de la policía donde se podían ver varios vehículos no demasiado limpios. Junto al portal, un policía vigilaba apostado en su garita mientras leía el periódico de la mañana.

La nieve acumulada durante la noche había desaparecido prácticamente, en parte gracias al sol que brillaba en ese momento con más intensidad de la habitual para la época del año. Parecía que iba a durar por lo menos unas horas más aunque grises nubarrones en el cielo hacían el pronóstico algo complicado.

Cuando Nathan bajó del taxi, decidió esperar a los demás en el interior de la cafetería que había en frente de la comisaría mientras revisaba las notas de Jackson junto a una buena taza de te.

Mientras hablaban, el recién formado grupo de amigos consideró las distintas opciones: además de la comisaría, una cafetería justo en frente permitía una buena visión de la entrada. Un enorme cartel mostraba precios muy decentes para un desayuno a base de croissants y café con leche.

Me parece una buena idea - acordó Sheridan mientras buscaba con la mirada un lugar en el que pudieran guarecerse de aquel clima tan intempestivo - ¿Qué les parece allí? - propuso señalando al otro lado de la calle, donde una cafetería parecía observarles desde su gran ventanal.

Sin esperar respuesta, Louis comenzó a cruzar la carretera, y sólo volvió la mirada cuando ya se encontraba al otro lado, junto a la puerta del local - ¿Vienen?

- De acuerdo, vayamos hasta allá - dice archie seguido de Harry

Cuando entraron en la cafetería reconocieron al arisco escritor sentado sólo en una mesa apartada ojeando unos papeles. Parecía nervioso.

Levantó la vista, como hacía cada cinco segundos para comprobar si alguien le observaba y vio a los recién llegados.

-Buenos días Louis, amigo. Os estaba esperando. - Nathan estrechó amistosamente la mano del explorador y saludó a sus acompañantes -. Caballeros, Nick, Archivald, Hernic, me alegro de volver a verles.

¡Nathan! - exclamó sorprendido Sheridan cuando descubrió a su amigo en el interior de la cafetería, extendiendo la mano para saludarle - ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

Se alegraba enormemente de volver a ver al escritor, pero aquella mirada en sus ojos le tenía algo preocupado, pues el fuerte carácter inglés de su amigo no solía permitir que su nerviosismo se mostrara al exterior....de hecho, no recordaba la última vez que le había visto en ese estado - ¿Estás bien?

Quizá la pregunta fuese innecesaria, pues todos los allí presentes no habían pasado buena noche, pero creía que había algo más.

Sábado, 17 de Enero de 1925. 11:45

La comisaría del distrito se encontraba al pie de una de las más bulliciosas calles de Nueva York, relativamente cerca del Hotel Chelsea y los siniestros acontecimientos de la noche anterior.

La entrada, amplia y majestuosa, se encontraba ligeramente elevada y había que acceder a ella por una elegante escalinata de granito rojo Balmoral pulido, tarea nada sencilla cuando helaba. A un lado de la puerta, a escasos veinte metros, un gran portal daba al interior del parking de la policía donde se podían ver varios vehículos no demasiado limpios. Junto al portal, un policía vigilaba apostado en su garita mientras leía el periódico de la mañana.

La nieve acumulada durante la noche había desaparecido prácticamente, en parte gracias al sol que brillaba en ese momento con más intensidad de la habitual para la época del año. Parecía que iba a durar por lo menos unas horas más aunque grises nubarrones en el cielo hacían el pronóstico algo complicado.

Los tres amigos bajaron del taxi después de pagar y echaron un vistazo alrededor en busca del resto de compañeros mientras se dirigían a la entrada de la comisaría. Al otro lado de la calle, Brenda pudo distinguir claramente el sombrero de Nick y la espalda del corpulento Louis desaparecer en el interior de una cafetería de aspecto íntimo y agradable.

- Vaya, parece que nuestros amigos han decidido tomar algo caliente antes de hablar con la policía. Y yo tampoco me negaría a un café negro, caramba. ¿Vamos para allá, niñas?

-¡Sí! Acabo de ver sin lugar a dudas a Nick y al señor Sheridan meterse ahí dentro... me vendrá de perlas un cafetito caliente a mi también, Padre...

Dijo la mujer palmeándose los brazos. Miró hacia la franja de cielo que los edificios dejaban entre sí, parecía que llovería, o nevaría de nuevo... pero ahora, el sol lucía. Discreto, pero aún así lo hacía.

Sin esperar más confirmación, agarró del brazo a Mina, y echó a andar con paso firme hacia la cafetería.

-¡Vamos!