Partida Rol por web

Ashley retrocedió un paso, sorprendida ante los modales de aquel extraño policía con un nombre incluso más extraño. Se lo quedó mirando, de repente en blanco respecto a lo que podía hacer o decir para salir de aquel embrollo del que seguía teniendo 0 información. Así que volvió al banco, rendida, mientras ponía en orden sus pensamientos.

Fue entonces cuando llegó aquel mensaje que lo cambió todo.

Un par de mensajes más tarde, Ashley se levantó como un resorte y volvió a buscar al policía.

-Lo siento por lo que hice.-intentó sonar tranquila y calmada, aunque era difícil esconder la emoción que sentía.-No lo volveré a hacer. ¿Puedo saber al menos en qué cárcel estamos, y si habéis avisado a mi padre?

"...¿Papá?" subió de vuelta las escaleras para ir al despacho de su padre. Oh nonono. ¿Le habría hecho algún mal a papá la otra Ashley? Por favor, por favor que no fuera eso... Recibió un mensaje nuevo, lo leyó por encima: ¡¿QUÉ?! ¡O-o-osea, que no estaba loca! Había otra Ashley, q-q-que recibía sus mensajes... ¿que no se qué de que estaba en la carcel? ¿Que estaban en la misma realidad? Ay dios, ay dios... 

Se guardó rápido el movil sin terminar de leer el mensaje, porque primero tenía que encontrar a su padre, y-y disculparse. Tenía mucho miedo, esperaba que estuviera bien. "¿Papá?" llamó a la puerta del despacho, y tras unos segundos llamaría otra vez, luego entraría abriendo la puerta con suavidad. Y si no estaba ahi, le buscaría en su cuarto. ¿A lo mejor no se había levantado todavía?

Ño ñienño ño ño ñeñiñe. - dijo en un claro tono de burla. - ¡Po' claro que no lo vas a hacer más! ¡Como si el juez fuera a dejar libre a alguien que ha provocado el asesinato de un jovencito! - le sacó la lengua y un dedo. Parecía bastante poco profesional aquél tipo.

Y si tanto te preocupa tu padre, deberías haberte preocupado de no darle... - se quedó callado un segundo, puso una pose chulesca y entonces, la apuntó con un dedo. - ¡Una hija cómplice de asesinato!

Ashley no solo revisó el despacho, donde no encontró a su padre, al igual que el cuarto de su padre, vacío también, si no que revisó toda la casa de arriba a abajo y no habían rastros de su progenitor. Tampoco habían marcas en la cama que indicaran que hubiera dormido allí.

Frunció el ceño con gran, gran preocupación. Decidió ir a vestirse primero por si tenía que salir a toda prisa, y llamar por teléfono a su padre a ver si podía localizarle. Si no recibía respuesta a las llamadas, buscaría las cárceles de la ciudad por internet o las páginas amarillas de internet, donde uno a uno llamaría para preguntar si estaba allí su hermana gemela Ashley Hill.

-¿Qué?-exclamó sorprendida. De todas las cosas que podrían haber sido, ¿tenía que haber sido un asesinato? ¿De quién? Aquel policía parecía más empeñado en poner poses y pausas dramáticas que en aclararle las cosas, sobre todo porque lo siguiente que le dijo solo la confundió más.

Echó una mirada furtiva a su móvil. No había nada que quisiera más que compartir la información con la otra Ashley, pero no quería perder el tiempo tecleando. Así que abrió un audio, y esperó a que aquel policía siguiera hablando.

-Espera. ¿Le he matado o he sido cómplice? ¿A quién?-se acercó más a las barras, y repitió aquella otra pregunta que esperaba que la ayudara.-¿En qué cárcel estamos?

¡Las dos cosas! - dijo aún con un dedo acusador. - Cuando contratas a un sicario para matar a alguien, eres tanto el asesino como el cómplice ¿no? ¡Pues tú más o menos igual! - recuperó una pose normal. - Eñ ñe ñañel ñamos. - volvió a decir en tono de burla. - Pues en la que está más cerca de tu casa, a ver si te piensas que eres especial y te vamos a llegar a una de máxima prisión. ¡Lo más especial que vas a tener, es al agente especial Poopy, el amante de las amapolas! - sentenció con orgullo.

¡O eso habría hecho! De no ser porque recibió la nota de audio de la otra Ashley donde le revelaba en qué carcel estaba. ¡La más cercana a su domicilio! Ashley sabía que corría el riesgo de que la arrestaran a las dos, pero no podía tampoco dejarse a si misma abandonada. Más aún cuando parecía era la única Ashley que sabía qué estaba pasando, y quizá la única que pudiera resolverlo.

Quería arreglar las cosas con Kyle. Quería ir a verle y por lo menos disculparse. Pero tampoco podía ir por ahi intentando deshacer los líos de la otra Ashley (la novia de Dylan) si no sabía si al dia siguiente iban a pasar otra vez. Tenia miedo, ansiedad y estrés por doquier. No sabía siquiera si su vida iba a poder solucionarse. No tenía un plan, más allá de decir en comisaria que era Ashley, la hermana gemela de Ashley (si, que se llamaban igual) y que quería ver a su hermana y que por qué estaba encerrada.

Era un mal plan. Pero era lo que tenía. Así pues decidió ir a dicha cárcel, la más cercana a casa. Miraría en googlemaps la dirección.

Ashley no dudó en llegar a la comisaría más cercana, en cuanto llegó allí todos la miraron sorprendida, tanto presos como policías y otros transeúntes que iban al lugar a quejarse o interponer una denuncia. - ¿Pero que hostias? - corrió a su mesa, la más pequeña de los guardias de aquél lugar, aunque tenía el dibujo de una amapola, lo cual lo hacía un poquito menos deprimente.

Revisó los papeles de arriba a abajo, no tenía muchos, pero los justos para saber que cuando arrestaron e interrogaron al padre de Ashley, este admitió que solo tenía una hija. - ¡¿QUÉÉÉÉÉÉ?! - gritó de forma aguda y alta. - ¡Inaceptable! - sacó unas esposas y corrió hacia la nueva Ashley al grito de - ¡INACEPTAAAABLE!

Una vez la tuvo entre rejas, la puso al lado de la Ashley Hill que allí había. - Esto es, como mínimo, suplantación de identidad. ¡Ya te procesaremos después del juicio! - se le notaba realmente cabreado, pero se marchó, pues parecía que le acababan de llamar. No debía faltar mucho para el juicio y había papeleo que hacer.

¡Ay! ¡AAY! Esto tenía que ser ilegal, seguro. De todas formas, era un mal plan. Era un plan terrible y Ashley casi quería que se la tragara la tierra. "Uhhm... Hola. Encantada de conocerme." saludó con la mano a la otra Ashley con una sonrisa nerviosa, con la culpabilidad de que algo ha salido mal. "Su-supongo que no fue el mejor plan fingir que soy tu hermana gemela, ja ja ja... L-lo siento." ¡Vaya una primera impresión! Por lo menos no la dejó tirada. Seguro que otras Ashleys habrían hecho eso justo. De hecho... ...¿había sido la Ashley novia de Dylan la que había ordenado que asesinaran a Papá? ¿¡Pero por qué!? Tendría más sentido si fuera la drogadicta... pero aún así... ¿por qué? ¿Por qué a ella? ¿Por qué en su vida?

Ashley se derrumbó al suelo dejándose caer arrastrando su espalda contra la pared de la celda. Se llevó las manos al rostro, se le cortó la voz y le salieron las lágrimas. "Lo siento... no me odies... todo me sale mal... mi vida está destrozada, mi padre seguro me odia, mi mejor amigo que casi llega a algo más seguro también me odia... mi vida está destrozada y acabo de desperdiciar como una idiota la única oportunidad de arreglar las cosas... ¿Crees... crees que a lo mejor si pasamos la noche aquí, las que despierten en la cárcel serán las otras dos Ashley? Nah... seguro que no..."

Tenía que haber visto venir esto, haberlo prevenido incluso. Con tan solo haber podido hablarlo con ella un poco más, quizás habría podido evitar que ambas acabaran detrás de las rejas. Pero una vez tuvo a Ashley delante de ella, derrumbándose con todas esas preocupaciones, se olvidó de todo lo demás. Se agachó ante ella y la abrazó, con una fuerza y cariño que hasta entonces creía exclusivos hacía su padre. Esperaba consolarla, pero sobre todo, consolarse a sí misma. Y estaba funcionando.

-Me gustaría verlas aquí.-resopló divertida cuando se imagino a las otras dos Ashleys en la cárcel. Definitivamente la liarían parda, más de lo que ellas la habían liado sin querer.

Se apartó de ella, todavía sujetándola de los hombros, y le echó un vistazo más de cerca. Era igual que ella, en esencia y en lo superficial. Pero no le pasaban por alto aquellas diferencias en actitud, en la blandura de su cuerpo cuando la había estrechado. Definitivamente había salido a papá. ¿Cómo iba a odiarla cuando le recordaba tanto a él?

-Todavía tienes un cuerpo y una mente sanas, todavía puedes arreglar tus problemas.-le espetó, con un tono de regañina que parecía más provenir de una madre que de una universitaria.-No sé cuanto tiempo va a durar esto, ni porque de repente estamos juntas, pero encontrarás la manera, ¿vale? La encontraremos.

-Ya te dije que Vincent...-Ashley puso una mueca de desagrado cuando pensó en él.-...está trabajando para arreglar todo esto. Claro que hasta entonces, deberíamos pensar en la forma de salir de aquí. ¿Sigues sin saber nada de papá?

Las Ashleys se reunieron allí en la cárcel y en breves se hicieron "amigas", sin dudar entre ellas si la chica que tenían en frente era la Ashley que había estado arruinando su universo de origen. Eso era lo bonito de aquellas situaciones tan desesperadas, que cuando conocías a alguien que te entendía perfectamente, no te preguntabas nada sobre el otro, solo te centras en que ahora tienes alguien en quien compartir penas.

Aún con todo, no había tiempo de conocerse más en profundidad, pues aquél desagradable policía especial, quien pensaba que se llamaba "Amapola", pero realmente le habían puesto un nombre mucho más turbio, las escoltó a las dos a la vez hasta el juzgado, que no estaba muy lejos de allí.

Una vez dentro, Ashley Hill fue escoltada entre el público, pues pensaban juzgarla justo después, además de interrogarla durante este juicio, mientras que Ashley Hill pudo observar como un montón de gente la miraba, susurraba mientras avanzaba. Entre el público, estaba su padre, quien andaba con las manos echadas a la cabeza, pero al verla pasar, alzó la mirada y le dedicó una sonrisa condescendiente, aunque su cara de asombro fue enorme al ver a una chica exactamente igual a su hija, sentarse justo detrás de esta.

Al llegar a la mesa de la defensa, se sentó y por fin pudo ver a su abogado, quien resultó ser una cara conocida para Ashley Hill, aunque no para Ashley Hill.

No te puedo dejar sola ni un momento ¿eh? - bromeó, moviendo algunos documentos. - Vengo aquí a buscar una nueva Ashley y me encuentro que ahora sois dos. - negó con la cabeza. - Y encima acusada de asesinato. - se giró hacia la otra Ashley Hill. Por un momento se le bajaron un montón los papeles. - No puede ser. ¡Eres tú! - dijo muy alegre al ver a Ashley Hill, dejando quizá a Ashley Hill ciertamente en shock. ¿Conocía a más Ashley Hills? ¿No había empezado su búsqueda hace muy poco?

Vincent se levantó y cogió de las manos a Ashley Hill. - ¡Cuánto tiempo sin vernos! Parece que fue hace un montón, para ti a lo mejor han sido años, para mí han sido solo unos meses, pero de lo que estoy seguro es que no han sido catorce días. - rio. Exclusivamente él, pues el ambiente de todos los demás era excesivamente serio. - Conociéndote seguro que este universo es super tranquilo e idílico y que Ashley tiene una vida alucinante.

Alzó uno de los papeles que tenía en su mano. - Y el muerto es... Kyle Wood, ¿era importante para tu Ashley? - todo el mundo miraba asombrado al abogado defensor, quien hablaba más con la Ashley del banquillo que con la de la mesa de la defensa.

La otra Ashley abrazó a Ashley. La otra Ashley le recordaba tanto a papá... el cómo se mantenía en pie a pesar de la adversidad, no importando cuán feas se pusieran las cosas, siempre manteniéndose brillando como un faro en medio de la oscuridad. "Ha-han interrogado a papá..." contestó a la pregunta "...Así que por suerte tiene que estar vivo..."

Las llevaron a un juicio, Ashley estaba confusa y asustada. ¡Ninguna de ellas dos ordenaría asesinar a nadie, nunca! Pero no tenían forma de probarlo si había sido la otra Ashley... y si las habían acusado, definitivamente habría sido una de las Ashleys malvadas... ¿Cómo podría ningún abogado probar sus inocencias?

El tal Vincent Banes parecía ser el abogado de ellas dos. Cuando de repente tras verla actuó de esa manera, Ashley no entendía nada. "¿Eh? Creo... cre-creo que se está confundiendo de Ashley... la que usted conoce es a ella." señaló a la otra Ashley. Era como si no estuviera hablando realmente con ella... ¡Ashley no entendía qué pasaba! Y... ¿cómo entenderlo? Vincent Banes no le estaba hablando a ella... "¿E-eeh? No entiendo de qué habla..."

Era una suerte que la narración de esta Ashley estuviera en tercera persona en lugar de en primera persona. Ello permitía truquillos como este... en el que el narrador podría tomarse un momentito para desvariar... Pues, querido lector, ¿y si Vincent Banes no estuviera hablando con Ashley... ni con Ashley... sino con el narrador de esta pequeña parte de la historia? De ser así, dicho narrador se llamaría Anthur, y estaría muy contento de ver a Vincent Banes otra vez. Celebraría la reunión rememorando esos buenos tiempos, esos catorce días, y esa loca experiencia de traducir con alucinógenos. ¡Y el irse de fiesta por ahi luego para celebrar! Sí señor, Anthur celebraría también que hubiera dado en el clavo con el mundo de esta Ashley: ¡y eso que cuando Banes y Anthur se conocieron en aquella aventura, este último era todo un bromista con David! No empezaron con buen pie, pero siempre deseó lo mejor para su protegido, y efectivamente, ahora con Ashley deseaba también lo mejor para ella.

Ashley asintió a la última pregunta. Porque sí, Kyle Wood era importante para la Ashley de este universo, la que este narrador tenía el gusto de narrar. Kyle Wood era el mejor amigo de Ashley, y la relación entre ambos había empezado a evolucionar a más...

Ashley se mantuvo cerca de Ashley todo lo que pudo, sosteniendo su mano o abrazándola hasta el último momento. Era evidente el cariño que le había cogido a pesar de acabar de conocerla. ¿Pero como no iba a ser así con ella, cuando ambas eran la misma persona, cuando a la vez era tan parecida a su padre, y estando en un momento tan vulnerable? 

-Todo irá bien.-le repitió justo antes de que las separaran, aunque debajo de su fachada no tenía ni idea de como saldría de ahí. No tenía información sobre el asesinato ni sobre aquel mundo, no tenía forma de explicar su versión de los hechos sin arriesgarse a otra lobotomía, y no tenía ni a su padre real ni a Olivia para apoyarla.

Manteniendo la vista al frente y la espalda recta, Ashley se dirigió hacía la mesa, canalizando la misma energía que hacía unos días cuando su vida era normal y su única preocupación era quedar bien delante de la profesora Wheeler. Lo que no se esperaba era quien estaba ya allí. Vincent, con otra de sus bromas y su facilidad para ignorar la seriedad de cada situación.

No le dio tiempo a decir nada, pues Vincent pasó a hablar con la otra Ashley como si la conociera, lo cual era extraño porque Ashley no parecía conocerle de vuelta. Ashley aprovechó esos segundos para calmarse y esconder el sentimiento de alivio y gratitud que la había inundado cuando se había dado cuenta de que no iba a enfrentarse a esto sola. A pesar de que no siempre se llevaban bien o estaban de acuerdo, había vuelto cuando la necesitaba.

-Vincent.-llamó su atención, llena de energía y determinación. No tenía ni idea de qué planeaba, pero seguro que tenía un as bajo la manga. Ashley desconocía el alcance de los poderes de Vincent, pero por eso mismo, confiaba en que debía tenerlo todo controladísimo. Seguro.-Dime. ¿Cuál es el plan?

¿Plan? - preguntó sorprendido, dejando atrás a su viejo amigo Arthur, quien parecía haberle reconocido a pesar de que su Ashley no lo hubiera hecho. - Mi plan era ir improvisando sobre la marcha, sé lo mismo de este mundo que tú. Lo que más me llama la atención no es solo que haya dos Ashleys, es que una de ellas sea la original de este mundo y esté tan perdida o más que nosotros. - negó con la cabeza. - Vamos a ver que nos presentan.

Dicho eso, Banes se sentó y dio comienzo el juicio, oficiado por un señor barbudo y una túnica, quien evidentemente, era el juez.

¡Orden, orden! - sentenció serio dando un par de martillazos para centrar la atención en él.

Da comienzo el juicio por asesinato contra la señorita Ashley Hill. - revisó unos papeles que tenía en frente. - Y aquí pone que el denunciante es... ¿¡EH!? - dijo sorprendido. - ¿¡Quién cometió el asesinato!? - se frotó la frente un par de veces. - No lo entiendo si tenemos al asesino ¿no debería estar resuelto el caso?

Un hombre con un traje rojo que se encontraba en la mesa de contraria a donde estaban Ashley y Vincent y en el cual no habían reparado debido a la emoción del momento, se puso en pie e intervino. - Mi cliente fue la mano ejecutora, pero no el asesino. - se cruzó de brazos, parecía seguro de sí mismo. - La verdadera asesina es la señorita Ashley Hill, quien tras comerle la cabeza a mi cliente, le exigió que acabara con la vida de Kyle Wood.

En este juicio vamos a demostrar eso, además de que estaba demasiado mal psicológicamente como para ser responsable de sus actos. - cuando terminó de hablar, se volvió a sentar, como si sintiera que todo aquello era una pérdida de tiempo.

Entiendo. - dijo completamente convencido, aún sin tener razones para estarlo. - Bien, pues continuando con la sentencia, señorita Ashley Hill, se la acusa de obligar a asesinar al señor Kyle Wood, su compañero de clase. - se acicaló la barba. - Creo que lo más lógico sería llamar a nuestro primer testigo, quien fue también el ejecutor del asesinato, si bien no el asesino. - se aclaró la voz y pronunció de forma sonora. - Que suba al estrado Dylan Duncan.

Dylan parecía destrozado, aunque ambas Ashleys conocían la capacidad de interpretación que tenía el chico para dar pena. - ¿Eh? - dijo mirando a Ashley. - ¿Qué ha pasado con tu ropa? - negó con la cabeza. - Tanto da.

Suspiró, alzó las manos y mostró las esposas. - Soy yo el encadenado, ¡pero es ella quien debería estar encadenada!

Agitó un poco las manos, nervioso. - ¡No solo ha estado maltratándome psicológicamente este tiempo, enseñándome como se enrrollaba con otros! ¡Sino que encima me pidió que fuera a su casa para hacerme chantaje!

Bajó entonces las manos y miró al suelo. - Me hizo pensar que yo era el loco, que sus peluches eran falsos y que nunca había tenido esos peluches ¡también me dijo que nunca me había dejado y que no había estado con otros chicos, a pesar de que es una obvia mentira!

Se echó a llorar. - ¡Fue entonces! - sorbió sus mocos. - ¡Fue entonces cuando me dijo que si no quería que nos pasara algo terrible tenía que eliminar todo lo falso! Y yo... - su voz se quebró. - Yo, temí por mi vida, temí que me hiciera algo y se suicidara, así que fui a por el pobre Kyle Wood, a quien decía que no conocía y que nunca había besado.