Partida Rol por web

Parecía ser que en el seno del grupo no habían medicinas o hierbas que pudiesen curar una herida sangrante. Ya que recuperar un poco de salud de forma puntual, en este caso no servía para nada. Ulrij tendría que descansar ocho horas o gestionar su pérdida de sangre parando de tanto en tanto. Aunque si era atacado tendría de defenderse, la solución no parecía muy clara.

Lorgan decidió volver a por su mochila, así que se guardó sus armas y comenzó a descender por la cuerda. Le costó un poco pero consiguió llegar abajo sin mayor problema.

Uno de vuestros prisioneros responde a las preguntas de Angainor, se muestra nervioso, atemorizado y con ganas de salir de allí por donde sea - Están… los jefes. Coerva y Sunil, suelen estar arriba en la torre, en sus aposentos. Luego está la cocinera que no es una mujer de armas… - Tragó saliva – Y un viejo que no está muy bien de la cabeza que anda de allá para acá, no sé si está dentro, a veces le da por vagar por las colinas… Ya está, no hay nadie más.

Sigo observando desde mi privilegiada posición y de momento todo parece tranquilo, escucho lo que comenta uno de los capturados de que aún quedan sus dos jefes y seguramente uno más que anda pululando.

Lorgan ha bajado a por su macuto y eso hace que ahora no podamos verlo lo que me preocupa por si tiene algún problema en subir y bajar.

- Douervis baja a ayudar a Angainor a atar a los prisioneros, tendremos que preparar un asalto a esa torre...y necesitaremos planificarla bien y para eso necesitamos información para entrar ahí...

El descenso fue más fácil que la subida, como era previsible. Como ya lo pensé antes, decidí ir directamente a por mis enseres, y no a por los cachorros de unca, que estarían sin duda bien cuidados. Ya eran bastante independientes, e ir a buscarlos y subirlos sería perder mucho tiempo valioso.

Llegué a escuchar algo de la confesión de los cautivos mientras descendía, y por lo que decían no estaba el torreón muy poblado, afortunadamente. Quizás no fuese dificil encontrar lo que buscábamos, despues de todo.

Un poco más animado por ello, pero aún receloso y vigilante, me puse en marcha hacia donde dejé mis enseres actuando como si estuviese siendo acechado por algún enemigo, buscando ser lo más discreto posible.

-Háblanos de esos Coerva y Sunil. ¿Qué han hecho para ser los jefes? ¿Qué se dice de ellos? -contribuyó Ulrij, observando cómo progresaba el interrogatorio desde un par de metros de distancia.

Vagor no era de fiar, por varias razones: estaba hablando para salvar el pellejo, diría cualquier cosa que el interrogador quisiera oir, era un bandido y, además, dunlendino. Resultaría bien complicado discernir qué era mentira y qué no de lo que les contara, aunque si estaba improvisando algunas mentiras, bastaría con hacerle hablar lo suficiente y tener algo de memoria hasta dar con incoherencias. De momento no parecía nada ilógico, así que sólo hacía falta soltarle la lengua, darle tema de conversación. Al fin y al cabo, no tenían nada mejor que hacer.

-Y de tus compañeros. ¿Cuántos salíais a asaltar los caminos? ¿Recuerdas una caravana de lana conducida por un dunlendino llamado Aelfryd Wyrmding?

Douervis asiente con la cabeza a las palabras de Mut. Se guarda la flecha. Baja las escaleras y saca su propia cuerda de la mochila. La despliega antes de proceder a atar a los prisioneros.

Ulrij bajó cojeando y les habló de aquella manera, con preguntas tan concretas. Los capturados retrocedieron un par de metros.

Ahora respondió el otro - Pues los jefes... ¡Pues son los jefes! Los que mandan... - Parecía no entender o no quería.

La segunda pregunta parecía más fácil – Pues de normal solo se quedan un par de guardia, el resto salimos todos... - A la tercera pregunta negó con la cabeza – Y yo que demonios sé, no tengo por costumbre preguntar los nombres, solo obedezco a los jefes.

Escucháis un sonido a vuestra espalda, el Lorgan que ya asciende por la cuerda,

Recuperar la mochila y prescindir de los cachorros haría que pudieses ir y volver con mayor rapidez. Por no decir que subirlos sería... complicado. Bastante tendrías con el peso extra de tu mochila.

Por cierto que no muy lejos de la tuya viste también la mochila de Ulrij. La dejaste donde estabas y te centrarse en regresar. Ahora con todas tus cosas te sentías más pesado y lento.

Regresaste a donde estaba la cuerda y comenzaste a trepar, brazo tras brazo, el ascenso fue lento y pesado, tus brazos ya casi temblaban, pero por fin conseguiste llegar arriba.

-¡Ya estoy de vuelta! -dije, tras el lento ascenso que suponía cargar ahora con mis enseres-. ¿Han hablado los prisioneros? ¿Habéis averiguado alguna novedad?

Me senté a descansar un poco, pues la tensión del descenso y la vigilancia de que nadie más me atacase me habían tensado demasiado. Ahora me sentía de nuevo a salvo, con mis amigos.

-Espero que estés mejor, Ulrij. Necesitas descansar -digo, comprobando las heridas del guerrero-. Hay cosas que la magia no puede curar -añadí, apesadumbrado.

Tanto hacerse esperar para luego venir con esas... -pensó para sí, haciendo de menos la actitud de los magos. Aunque el hombre no había simulado bajar y volver a subir las murallas para traer el resto del equipo, eso era elogiable.

-Si, bueno, no importa, muchas gracias -dijo, empatizando, con una sonrisa un poco triste.

Ojalá hubiera una solución instantánea a sus problemas con la pierna, pero estaba como antes de empezar: con una pierna por la que perdía sangre a la que hiciera el menor esfuerzo. Por fortuna le habían atendido bien y era un guerrero fuerte, sobreviviría a esto. Siempre que sobreviviera a la incursión en sí, claro.

Mientras Douervis se disponía a atar a los hombres, por las dudas me aseguré que no estuviesen armados; sin embargo, mantuve mi arma en alto para que no quedara lugar a dudas que ante cualquier acción innecesaria la respuesta iba a estar.

"- ¿Dónde están los calabozos aquí? Es un lugar lo suficientemente grande como para no tener unos -le consulté a ambos hombres-. Una vez se solucionen las cosas aquí volveremos a buscarles para ir a otro lugar".

Miré hacia la torre un momento y luego hacia el resto de construcciones. No sabíamos si estaban siendo sinceros, pero no podíamos hacer otra cosa que no fuere apresarlos en una celda y evitar que retomen armas.

Tampoco sabíamos qué papel cumplía este hombre loco, y tampoco si él y la cocinera eran o no parte de los bandidos, pero ya lo veríamos conforme la marcha. El problema principal era la torre y no sabíamos si en verdad estaban solos los jefes... por la falta de información, parecía que no a muchos de los bandidos se les permitía entrar allí.

Miro a Lorgan y le comento:

- Están atando a los prisioneros, luego supongo que nos tocará tomar la torre...puede que sea algo difícil ya que no conocemos como es su interior...tendremos que preguntarles a ellos o que nos guíen por ella... 

Tomar una fortaleza siempre es difícil, como lo que acabamos de hacer que gracias a Eru salimos con vida de este asalto. Pero ahora disponemos de tiempo y con tiempo podemos planear un poco más la situación y no caer en errores pasados.

Ya todos más o menos reunidos, pues algunos estaban arriba y otros abajo. Angainor prosiguió intentado sacar cosas de interés de los prisioneros, en este caso les preguntó por los calabozos.

Ambos se miraron – Si hay, pero se encuentra un poco lejos, en el sótano

- ¿A qué lugar después de allí? - Preguntó el otro a lo último que dijo el enano. Era normal que desconfiaran, seguramente seguían evaluando sus posibilidades de supervivencia.

En todo caso había que decidirse por algo. Una, quedarse ocho horas arriba de la muralla a la espera de que Ulrij mejorase. Dos, llevar a los prisioneros a esa celda y seguir explorando el lugar. Tres, llevaros los prisioneros con vosotros. A tener en cuenta para bien o para mal que cojeaban y estaban heridos. También se podía hacer cualquier cosa que se os pasara por la cabeza, pero había que decidirse.

Medito unos segundos sobre el destino de los prisioneros, ahora mismo están desarmados e indefensos por lo que acabar con su vida no sería ético ni moralmente aceptable para un hobbit. El calabozo me parece mejor opción aunque claro no podemos abandonarlos allí a su suerte indefinidamente ya que sería matarlos por inacción. Pero aún pueden ser de utilidad...

Guardo la flecha en el carcaj y me cuelgo el arco, se me ha ocurrido una idea. Busco una flecha rota sin punta y veo que con el palo se puede dibujar. Si la tierra es arenosa o arcillosa podrán dibujarnos un esquema de la torre o de la fortaleza, será tosco pero podría ayudarnos mucho porque ya tendríamos una idea de qué nos encontraríamos. Bajo de las almenas y camino hacia mis dos compañeros.

- Angainor, Douervis...se me acaba de ocurrir una idea. Que nos dibujen un esquema de la torre de las plantas que conozcan o unos trazos de cómo dividen esta fortaleza...así sabremos a qué atenernos....

Con la flecha rota sin punta que pudiera dañar podrían dibujar en la tierra y así lograr más información que de palabra.

"- Pues fuera de este lugar, eso es seguro... todo depende de lo colaboradores que resulten ser. Están suficientemente heridos como para que dejarles a su suerte le lleve a la muerte tarde o temprano- les contesté con seriedad, endureciendo mi rostro al terminar las últimas palabras; luego bajé mi vista hacia ellos, relajándome e intentando mostrarme amistoso-. Claro es que ninguno de nosotros preferimos tal cosa, ese es el motivo por el que estamos conversando desde hace un momento, mostrándonos todos bastante comprensivos".

¿Qué hacer, qué hacer? Esa era la cuestión que se nos planteaba. Pero no era oportuno quedarnos más tiempo a la espera, pues podíamos ser presas de alguna trampa... no sabíamos qué tan astutos y hábiles eran los jefes, y atacarles primero resultaba lo mejor.

Mientras mi cabeza giraba en torno a cómo lidiar con los dos hombres, Mut se acercó a nosotros.

"- La idea es buena, eso nos permitirá ubicarnos adentro- comenté-. Por lo demás, diría que lo mejor será dejar a ambos sujetos aquí. Si no es en los calabozos, tal vez en alguno de estos edificios -dije señalando con la cabeza las estructuras que se veían donde estábamos-. Les atamos adentro para evitar que hagan nada y atrancamos las salidas... luego podríamos seguir tranquilos- concluí".

-Sí, maese enano, creo que es la mejor opción. Si se portan bien y nos dicen cómo es la fortaleza por dentro, les dejamos dentro de una sala cerrados y calentitos. Si no, sueltos por el campo, corriendo lo más lejos que puedan de aquí, y, eso sí, bien atados, a ver cuánto duran hasta que les cacen los lobos -dijo el dunlendino del grupo, siempre sonriente.

Sus palabras sonaban crueles, pero para los suyos no lo eran tanto. Los suyos eran conocidos por sus rapiñas, por su falta de escrúpulos y por su espíritu pragmático. Aunque también eran buenos comerciantes, los que se dedicaban a ello, como su hermano. Su difunto hermano.

-Coincido con dejar a los prisioneros a resguardo. Llevarlos con nosotros sería una rémora -añadí. Dos personas heridas que en cualquier momento quizás nos traicionasen no era mi idea de una incursión tranquila en territorio enemigo - Los dioses pueden cuidar de ellos. Si deciden que vivan y también nosotros, volveremos por ellos.

Miré las heridas de Brazofuerte. Necesitaba descanso, y coincidí en el descanso necesario, de nuevo.

-Lamento no poder hacer más, con mis poderes -le dije, con hondo pesar-. Creí que podría ayudarte, pero me temo que necesito más aprendizaje todavía.. Necesitas descansar, te vendría bien. Si quieres hacerlo, yo me quedaré contigo por si tenemos problemas. ¿Te parece bien? -le pregunto al guerrero.

Entre Mut y Angainor perfilaron la estrategia a seguir. Está fue apoyada por el resto de los integrantes del grupo, Douervis incluido.

Al menos ahora los prisioneros se relajaron un poco ante las expectativas de poder salir con vida de esta. Esto acabó por reblandecer su voluntad y se decidieron a cooperar.

Librando las mano de los prisioneros dibujaron en el suelo un esbozo (imaginarlo como esbozo en lugar de un plano tan detallado como el que pongo en “notas”) - Los jefes pueden estar en cualquiera de las plantas, es difícil saberlo con certeza – Anotó uno de ellos y el otro también contribuyó – Hay una trampa en la puerta principal a la torre, es mejor acceder desde la cocina (se trataba del edificio bajo de al lado de la torre. 4 y 4b)

Lorgan planteó el tema de esperarse con Ulrij, pero claro, tendrían que ser ocho horas cuando todo ya habría terminado para bien o para mal. Pero la decisión era vuestra.

- Perfecto, con este esbozo sabremos a qué atenernos en la torre. - miro el dibujo y lo que comentan de la trampa - Lo de la trampa es mejor evitarla y si desde la cocina podemos acceder sin hacerla saltar mejor...además con algo de comida se combate mejor y de paso nos aprovisionamos y refrescamos el gaznate antes de entablar batalla de nuevo...

La perspectiva de comida siempre anima a un hobbit. Miro a mis compañeros y les comento:

- ¿Qué plan de acción tomamos? Mi pequeño tamaño es ideal para ser el observador, entre las sombras puede que no me vean acercarme...

-Pues yo optaría por deslizarnos pegados a la pared del patio, vamos, a las murallas, de manera que no puedan ver que nos acercamos, pasar por delante de las puertas sin abrirlas e ir hasta las cocinas. Y yo me apunto. No he hecho todo este camino para quedarme con los brazos cruzados sin acabar con los asesinos de mi hermano. Mi familia no me perdonaría. *Yo* no me lo perdonaría. Pero vamos, que sí, que por mi adelántate para ver si hay alguien allí...

Al parecer el dunlendino no iba a perderse la incursión de ninguna manera, a pesar de que sus compañeros ya le habían indicado por activa y por pasiva que no habría problema en esperarle o incluso en custodiarle.

Escuché los que ambos sujetos tenían para contarnos. Sin saber bien dónde podrían estar los jefes, en verdad íbamos a ir tanteando. Más aún al mencionar la trampa al entrar a la torre, pues eso significaba que podrían haber más trampas adelante, trampas que tal vez esos jefes hayan puesto o de las que tengan conocimiento.

Al escuchar las voces de mis compañeros salí de mis cavilaciones. Reí un poco ante el comentario del hobbit, tan oportuno como siempre pues el hambre solía acompañarme.

"- Claro que si... imposible luchar con la barriga vacía, compañero- le dije echando una risa y luego volví a cubrir con rectitud mis rasgos-. No es mala idea el que vayas adelante para constatar el camino y si quieren puedo secundarte para intentar protegerles- dije mirando hacia Lorgan y Ulrij y me detuve en este último-. Además has demostrado ser por demás mortal a lo lejos con una lanza, no solo blandiéndola a corta distancia- agregué sonriendo".

Volví a pensar en lo que habían dicho los bandidos que teníamos frente a nosotros y las palabras fantasmales de la aparición retumbaron en mi cabeza. Me alejé un poco intentando que la conversación quedará entre nosotros.

"- Ahora que ellos lo mencionaron, la Dama Niniel nos puso sobre aviso respecto del ingreso a la torre y nos informó de la entrada secreta a la cocina. A través de ella podemos subir o bajar al sótano, y ahí abajo está lo que debemos llevarnos al orfanato una vez partamos- dije-. Ojalá no hayan más trampas adentro, deberemos movernos con cuidado. Lo mejor será que vayamos partiendo hacia la cocina y así prepararnos para seguir- concluí".