Partida Rol por web

En una inspección más detallada, percibís los barriles huelen a vino. Y los sacos a cereales de algún tipo, has provisiones para pasar una temporada aquí, cosa normal también al estar tan apartado de la ciudad más cercana.

Lorgar dedica un poco de tiempo a encender la antorcha y lo consigue, aunque tendrá que tener en cuenta que una de sus manos quedará ocupada por ella. El Hobbit no se deja embriagar demasiado por el aroma de aquellos jamones y carga su arco.

Pero aquí no parece haber nada más de interés, a lo lejos solo se escucha el cadencioso y lento gotear, pero al estar bajo el suelo tampoco es raro. ¿Qué hará el grupo investigará por alguna de las puertas?

Me costó un poco dar con la yesca y el pedernal necesarios para prender el fuego, pero ahora una buena antorcha nos iluminaba el camino. Sentía el calor emanando de ella en mi rostro, y eso me recordó el frío que hacía en el lugar. No en vano era un sótano.

-Cubridme, amigos. Voy a ver las puertas de cerca.

Me acerco a la puerta de la derecha y acerco también la luz, mirando sus goznes y maderas, tratando de saber si recientemente ha sido abierta. Me fijo en las telarañas y en el polvo. Haré lo mismo con las otras dos, comparando, y buscando si hay alguna pista que nos indique alguna dirección preferente.

Cubro a Lorgan apuntando a la puerta mientras le digo:

- Cuando lsa abras ilumina si puedes lo que hay dentro y apártate...así si hay algo podré dispararle al momento.

Me coloco en una posición cómoda para poder disparar si es necesario. Miro a Douervis y al enano y les digo:

- Alguien que vigile nuestra espalda y que el otro esté preparado por si sale algo que venga hacia nosotros. Angainor creo que eres el perfecto para parar a lo que salga...

Respiro hondo y me preparo mientras le digo a Lorgan.

- Listo...cuando quieras.

Pasé mi vista por el lugar, observando desde los objetos, herramientas y alimentos que guardaba el sótano hasta las tres puertas que se veían en diferentes zonas. Por la quietud en el lugar, rota sólo por el persistente goteo, me parecía como si fuera poco probable el que nos topásemos con alguien. Sin embargo, preferible era estar alertas ante cualquier eventualidad.

Lorgan se adelantó hacia la derecha para investigar una de las puertas y lo seguí detrás mientras mantenía mi vista y oídos también en las restantes.

"- Yo me pondré a un costado para cubrirle- contesté a las palabras del hobbit-. Mientras tanto, Douervis y Ulrij podrán proteger nuestra retaguardia- concluí".

Lorgan decide inspeccionar las tres puertas antes de tomar una decisión, mientras es cubierto por el resto de sus compañeros.

Antorcha en mano se acerca primero a la de la derecha, empuja y... Hay humedad en esta habitación. Se trata de una amplia estancia, bastante diáfana pero con un murete de unos cincuenta centímetros de altura, con forma cuerva y junto a una de las paredes. Esta estancia solo tiene una puerta más. Al fondo. Desde la puerta en la que está situado Lorgan, no se ve mucho más.

La puerta de enfrente conduce a una estancia más pequeña. Hay un mueble en todas las paredes con lo que parecen ser algunas decenas de botellas de vino. Desde aquí tampoco se ve más.

En la puerta de la izquierda se escucha un sordo sonido, hay algunos utensilios, un jergón y... la fuente del sonido. Un viejo de aspecto harapiento y descuidado está roncando sobre él a pierna suelta. Esta habitación no parece tener más puertas.

Le apunto con el arco al viejo mientras le hago gestos con la cabeza a Lorgan y Angainor para que lo aten, o inmovilicen de alguna forma. Intentando no hacer ruido para no despertarlo de momento aunque en cuando se lancen sobre él mis dos compañeros tendrá un despertar nada agradable.

Parece que aún quedaba algún rezagado, por suerte no estaba muy dispuesto a plantar batalla aunque si hemos encontrado alguno es posible que haya alguno más suelto por la fortaleza así que tendremos que andarnos con mucho cuidado.

Me desengancho la capa con intención de utilizarla para sorprender y amordazar momentáneamente al durmiente apretándole con ella la cara aún a riesgo de asfixiarle. Lo que no quiero es que grite y alerte a posibles enemigos ocultos.

Me la enrollo en el brazo y avanzo hacia su cabeza desenganchándome la daga y dejándola a mano por si reacciona y me ataca, pero confío en la fuerza de Angainor para inmovilizarsus brazos y piernas, al menos sus piernas.

Le hago un gesto para asegurarme de que nuestra coordinación para inmovilizar al sujeto es perfecta, y me dispongo a saltar sobre su cara con la capa enrollada en mi brazo. Podríamos dejarlo sin sentido, pero de eso siempre hay tiempo. Quizás podríamos preguntarle el por qué de su presencia aquí, y luego golpearle con el mango de la espada.

Me espero por Angainor para inmovilizarlo, antes de saltar a su cabeza.

Mientras íbamos recorriendo la estancia, cuarto por cuarto, no había sentido el sonido extraño detrás de la puerta; y al acercarnos no caí en cuenta sino hasta que vi el anciano tendido sobre el jergón. "He aquí el viejo del que hablaron los hombres... ha estado aquí todo este tiempo", pensé mientras le observaba.

Me fui moviendo cerca de Mut para luego abrirme un poco y dejar paso a Lorgan, que había preparado ya su capa para intentar sorprender al hombre. Noté los movimientos de mi compañero y de inmediato busqué sus ojos, acomodándome hacia un lado del durmiente nos manteníamos alerta.

Cuando consideré que me encontraba en una posición favorable, maza en mano dispuesta a presionar el cuerpo del enemigo, miré a Lorgan y asentí para lanzarnos.

Estando dormido tratar de inmovilizar al viejo parecía lo más coherente. Ulrij también se quiso unir con su fuerza y sujetarlo por los pies.

Como no podía ser de otra forma el viejo se vio sorprendido de súbito ante el inesperado ataque. Abrió los ojos e intentó en vano ponerse el pie. Tres contra un viejo era abrumador, sus intentos por levantarse fueron en vano - ¡No! ¡Oh Dama resplandeciente! ¡Por fin vinisteis a por! ¡Perdona la vida de este pobre vagabundo! ¡Dama, perdo...! ¿Dama?

Mantenía los ojos abiertos como platos mirando a un lado y otro. Teníais una sospecha de que dama se refería. Tampoco os pasó desapercibido el olor a alcohol y a falta de higiene que despedía el viejo. Parecía no estar muy bien en sus cabales.

-SSSSSSHHHhhhhhh.. -chisté al hombre, intentando calmarlo. Con la discrección que habíamos tenido hasta ahora, otro gritón no nos convenía. Apelé a su tranquilidad, ofreciéndole sentirse seguro.

-Escuchad, no hemos venido a haceros daño. Si prometéis no gritar, podremos hablar tranquilos - como muestra de mi buena voluntad, y sabiéndome respaldado por mis amigos, aflojé la capa, permitiéndole respirar y hablar mejor.

-¿Sabréis comportaros tranquilamente, sin llamar la atención? -le pregunté. No había razones para fiarse, pero la superioridad numérica era aplastante. Ojalá tuviese sentido común. Para ganarme más su confianza, le hablé de quien creía conocer-.. Esa dama de quien habláis.. Creo que la conocemos.

Bajo el arco al ver que ya está la situación asegurada.

- No se preocupe anciano, no tenemos pensado hacerle daño si se comporta adecuadamente. - digo para tranquilizarlo aunque claro un hobbit de menos de un metro tampoco es que ponga nervioso a un "patas largas".

Guardo la flecha en el carcaj y examino la zona con cierta tranquilidad esperando ver algo interesante en el anciano o donde estaba descansando.

Observé al anciano retorcerse inicialmente y clamar por la dama, comprendiendo de inmediato a quién hacía referencia. Al verle extraviado y a la vez agitado, me levanté un momento y llevé la mano a la maza pues no confiaba en el hombre a pesar de su edad. Y a pesar de su aroma, también, porque si en ese momento no estaba alcoholizado seguro no tardaría en estarlo dada la concentración del olor y el afecto que a la bebida parecía tenerle.

"- La Dama Niniel no está aquí... ¿acaso la espera?- pregunté al hombre una vez mis compañeros intentaron tranquilizarle-. Ella nos envió a buscar algo, no a alguien. Tal vez su ayuda y cooperación caiga en gracia de la Dama- agregué dando una ligera sonrisa, de aquellas que intentaba practicar en épocas en que compartía labores con mi padre".

Traté de relajar mi rostro y guardé silencio esperando que el hombre se mostrara dispuesto a ayudar, aunque mantuve mi arma sujeta con fuerza. El sujeto parecía no estar del todo cuerdo, pero eso no significaba que no fuese enemigo... si bien las palabras de los bandidos que tomamos prisioneros me habían hecho dudar de si el viejo era realmente uno de ellos o no, no estaba dispuesto a averiguarlo por las malas.

En esta habitación poco más hay a parte del jergón y unos pocos útiles sin valor.

El viejo dejó de patalear, captó parcialmente el mensaje por lo que siguió exclamando, pero esta vez en susurros como un confidente y de forma bastante cómica. Lo que si no menguó fue su forma de abrir los ojos como platos.

- La bruja blanca... está en todas partes... moda en el valle pero todo oye. Está fue en una ocasión la morada de la bruja, ahora mora entre dos mundos....

Y la verdad es que parecía más preocupado por ello y por contaros eso, que en preguntarse que hacían unos forasteros como vosotros aquí.

- Mis fuerzas flaquean ya... - De pronto sus ojos se tornaron en lágrimas – Y mi hija... pobre... cuando más feliz iba a ser su vida... Una florecilla en el campo y la mataron...  

Sus palabras como padre conmovieron mi corazón, arrepintiéndome brevemente de haber sido bruscos con él. La sensatez ante un posible enemigo nos obligaba, pero ahora, mostrándose tan inofensivo aún en su locura, ganó en parte mi confianza.

Rememoré a la dama que conocimos, fantasmal ciertamente, que daba más credibilidad a lo que el anciano decía. Comprendí que podría sernos de gran utilidad si nos contaba más detalles útiles.

-Lamentamos vuestra pérdida, sin duda terrible. Y sé que fuimos descorteses con vos, pero entenderéis nuestra prudencia ya que nos hallamos en lugar ajeno.. Mi nombre es Lorgan, hijo de Cylion. Éstos son mis amigos: el nada temeroso  Angainor, el ingenioso Mut, Ulrij Brazofuerte y Douervis el mago -Les fui señalando a todos uno por uno - ¿Podríais decirnos quién sois vos y qué hacéis en este remoto lugar? Y si los recuerdos y el dolor os lo permiten.. Contadnos qué le sucedió a vuestra hija. Algo me dice que quizás nuestros enemigos sean comunes. 

La mención de la Dama Niniel me despertó curiosidad y más aún cuando mencionó que el lugar había sido su morada. Cierto era que la primera vez que nos encontramos nos hizo saber que la zona pertenecía a sus dominios, pero inicialmente supuse que eran nada más las palabras vacías de un espectro vagando por la zona.

A mí cabeza volvieron nuevamente las puertas con la extraña neblina que guardaban adentro y me lamenté que ella no haya podido responderme. O no haya querido, pues tal vez no deseaba que continuemos la marcha. Nuevamente las ganas de saber qué guardaban esas puertas había llegado, el deseo que otrora siempre me invadió, al saber de posibles riquezas regresaba a mi cabeza.

Las palabras de Lorgan me sacaron de mi sopor y no pude más que girarme para volver a mirar al hombre. Un semblante caído, unos ojos llorosos. El sujeto parecía que hacía tiempo la vida le había ganado la partida. Me volví para prestar atención a Lorgan y asentí a modo de saludo cuando nos presenté a cada uno. Sólo me limité a ver la reacción del hombre ante las amables palabras de mi compañero.

El viejo gira su rostro para mirar a Lorgan, aunque parece seguir confuso. Comenzáis a preguntaros si no será su gesto habitual.

- Mi nombre es Gorghiric, estas tierras son mi hogar, de antes de que viniesen... esos de allá arriba. Me dejaron conservar un camastro y vivir en este húmedo lugar. Aunque me gusta que me de el aire, solo espero ya el día en que llegue mi fin para poder reunirme con mi hija.

Sus ojos se pusieron en blanco – Un día fui grande, serví a los Uirdiks, hasta el día en que llegó todo lo malo – de nuevo lagrimeó – Eosantha se llamaba. Perdí a lo que más quería y después de eso ya da todo igual. Murió a manos de alguien que decía amarla. ¡Amarla! - Sus ojos destellearon fuego – En cuanto me enteré fui y vengué su muerte. Me marché lejos de allí para no volver jamás y desde entonces moro en estos parajes.

De momento había permanecido callado, raro en un hobbit pero la historia que contaba el anciano era interesante y preferí no interrumpirla. Cuando terminó decidí dar mi opinión:

- Buen hombre, no puedo entender el dolor ya que yo no he tenido aún descendencia...pero sé que su hija no querría que pasara su vida encerrado aquí...le gustaría que viajara y viera mundo antes de que sus ancestros reclamen su presencia. 

La muerte de un ser querido es algo que ennegrece el corazón. Lo he visto en mi tío abuelo Fredo, desde que su querida esposa falleció se volvió huraño y malhumorado, como si le hubieran quitado la alegría...pasó sus últimos años aterrorizando a los pequeños hobbits que jugaban cerca de su casa porque odiaba la felicidad según decía.

- Debería acompañarnos en cuanto marchemos y ver algo más de estas tierras, respirar el aire del bosque o disfrutar de una buena pinta de cerveza en una posada. ¿Se anima a salir de aquí?

-Sí -concuerdo con las palabras de mi amigo-. Sé que la pérdida de vuestra hija ha sido devastadora en vuestro ánimo, y fuisteis muy osado al vengarla, pero encerrarse ahora en vida no es la solución. Permitidme todavía que os cuestione sobre algo más.. ¿de qué conocéis a la dama Niniel? Ella nos ha enviado aquí, y quizás pudiéseis sernos de ayuda.

Parecía que el anciano tenia finalmente buen fondo, y toda la información que obtuviésemos podía ser crucial. Además me inspiraba ternura. Recordé la muerte de mi padre a manos de los piratas de Umbar, y cómo deseé durante mucho tiempo vengarle. La rabia que reconcome el corazón es la más amarga de todas.

-¿Necesitáis comida o bebida? Tenemos algo, que podemos compartir con vos.

Mientras escuchaba las palabras del anciano, no podía sino rememorar mis propias vivencias, aquel momento en que a pesar de nuestros intentos no pudimos proteger a la caravana, no pude defender a mi padre. Recuerdo la ira, el dolor, esa sensación de que todo estaba perdido, que ahora parecía invadir al hombre.

Cerré mis ojos y los apreté fuerte para ahuyentar de mi mente los recuerdos, y luego los abrí de par en par como si escapara de ello. Miré al viejo, creí entender por lo que pasaba y sentí pena por ver a dónde la situación lo había llevado. Sin embargo, no pude dejar de sujetar con firmeza mi arma, de pensar que tal vez sea uno de ellos. Podía entender su venganza pero no el que se hubiese unido a unos bandidos y asesinos.

"- Ellos tienen razón, aliméntese un poco y beba algo de agua. Luego podrá acompañarnos una vez nos vayamos de este lugar- le dije inicialmente con seriedad-. Como bien dice nuestro compañero hobbit, su hija no querría que haga esto con su vida, que se abandonase así. Debe estar mirándole desde el otro lado del gran mar... demuestre valor, respete su memoria y hónrela con sus actos mientras aún puede- agregué sin cambiar el semblante".

- ¿Que viajara? - Respondió en primera instancia al Hobbit. Rió de forma lenta, pero esa risa pronto se transformó en tos, al punto de que casi se ahoga. Sentado como está en el camastro apoya la espalda en la pared para recuperar el aliento.

Cuando por fin lo recuperó, prosiguió - ¿Y donde voy a ir con mi edad? Aquí tengo comida para meses. Afuera… ¿Donde me voy a ganar la vida? - Se queda pensativo – bueno, hubo una época en la que era bueno encontrando hiervas curativas, peor hijos míos, mi espalda ya no está para muchos trotes… No… Llega un momento en la vida en el que uno tiene que sentarse y esperar a que llegue su momento

Luego Lorgan le comentó algo referente a Niniel - ¿Os referís al espíritu? Me da miedo, yo la llamo la dama resplandeciente. No sé, pero esa lleva aún más tiempo que yo aquí. Cuando se me aparece simulo que soy sordo – Se ríe y de nuevo sufre un pequeño acceso de tos.

Realiza un aspaviento con el brazo - Aquí tengo comida y bebida de sobra, no necesito más, gracias – Las palabras del enano lo hacen dudar un poco, pero por el momento sigue en sus trece.

Entonces parece darse cuenta de algo - Por cierto ¿Qué hacéis vosotros aquí? - Se queda un poco confuso