Partida Rol por web

Decido ir a encontrarme con Goulliard.

Llego a la puerta de entrada:

-Tengo entendido que el señor Goulliard quiere discutir un tema conmigo

Abandono la mansión de Aedalus, y me dirijo a mi caravana… en el camino busco una tienda para comprar una daga, encuentro una perfecta, una daga de plata de unos 15cm y una empuñadura pequeña, perfecta para esconder fácilmente. Me dirijo a mi caravana, una vez llego preparo un pincho (como un punzón muy fino)… Y me dispongo a preparar algunos venenos.

Aún un poco sorprendido por la marcha repentina de Victoria tardo un poco en contestar. 

- ¿Querrías venir a la cárcel de Agartha para ayudar a Victoria a llevar a cabo su venganza? - Sonrío un poco y añado. 

- Teniendo en cuenta que Victoria ha marchado sin decir nada sobre mi plan. Es posible que la final no lo sigamos. 

Antes de continuar me quedo pensativo unos instantes y como si estuviera contando un cuenta digo. - Hay otra posibilidad! En el cielo de Agartha hay multitud de zepelines. Abrigados por la noche podemos sobrevolar la prisión... atravesar la pared de la celda de Von Die y llevarnoslo en el zepelin. Con Von Die en el zepelin podríamos sin problemas darle un buen uso a su cerebro. - Concluyo esto sonriendo a Charlotte con una sonrisa que se me notan los colmillos. 

Por un momento pongo mala cara y añado. - Aunque este plan necesita bastantes preparativos por lo que hoy no podríamos llevarlo a cabo. Pero considerando la lentitud del sistema de justicia de Agartha no tendremos que preocuparnos en exceso. 

Tienes una daga y venenos. ¿Quieres coger algo más? ¿Necesitas algo más?

Una vez dentro, estrechas la mano de Goullard, que está nervioso, alterado y dando órdenes a la servidumbre.

-Ha desaparecido Bastian Amber. Quizá usted no le conociera, pero era uno de mis partners de empresa. El más antiguo. Es doctor neurocirujano. El mejor. Era el encargado de... ciertas cuestiones del negocio. -Parece que no sabe donde dejar la mirada, la mano le tiembla un poco- Es la información que puedan sacar de él lo que más me apura. No me malinterprete, era muy amigo mío. Pero esto es más grande que usted, que yo o la amistad. En vista de los hechos, he decidido trasladarme a una de nuestras fábricas en la frontera con Italia y tratar de organizar un pronto comienzo de la guerra. Aquí corro peligro....no ha sido más que un día, pero lo sé, lo noto... Tengo que irme. Encuentrele. A él o su cadáver. Mis hombres le darán toda la información que necesite. A partir de ahora nos comunicaremos por correspondencia. Suerte. ¿Algo que tenga usted que decirme?...Oh..y vigile a Von Die. Tanto por los que le quieran intentar liberar de su celda en la Torre como los que quieran también acabar con él. Lo ejecutaría, pero no parece un acto muy democráticos, ahora que está tan de moda.

Mi cara es un poema. Uno de esos poemas que no hay quien entienda.

- Es... ¿estás seguro de lo que dices? Se me ocurren muchas maneras de las que eso podría salir mal. Siento ser pesimista, pero no creo que sea buena idea.

Aunque pensándolo mejor...

- Bueno... sigue siendo mejor que entrar sin más.

Entro como si nada en la mansión de Aedalus y me dirijo hacia el comedor, donde se encuentran Charlotte y Aedalus.

Al entrar al comedor - espero no interrumpir - sonrío y miro a Aedalus - todo preparado.

[Salto temporal hasta donde se encuentra Victoria. La conversación que tuvimos se supone que entra antes de este post]

Cuando entra Victoria ando con las manos en la cabeza pensando profundamente. Delante de un mapa de la cárcel. Miro a Victoria y digo. 

- Los requerimientos han cambiado ligeramente. Quiero la cabeza de Von Die sobre esta mesa. ¿Cómo sacarla sin ser descubiertos? - 

- En otro orden de cosas. - Miro de reojo a Charlotte. - Charlotte me ha liberado usar mi poder en la operación de esta noche. - 

Era casi la hora del té. Vyktor miró su reloj y se dispuso a prepararse.

Vyktor se desperezó, había estado mucho rato encerrado pero estaba contento ya había avanzado en su proyecto. Se planteó de salir por el comedor, pero realmente no estaba de humor para soportar a Victoria y menos humor tenía para hacerse el simpático con la nueva adquisición de Aedalus. Sentía verdadera curiosidad por ella, pero una presentación formal lo demoraría de sus intereses. 

Vyktor salió de su habitación por una escalera oculta que daba al exterior. El final de la escalera estaba estrategicamente situado debajo de un teja amplia. En caso de que ese día hiciera un sol demasiado peligroso, Vyktor podría comprobarlo antes de aventurarse a los desconocido. 

Una vez fuera de la casa, Vyktor volvio a ocultar la salida y se encaminó hacía la dirección que le había dado Amber.

Se planteó cuál sería la situación... 

La noticia de la muerte del doctor debía de haber corrido como la pólvora. Seguramente en su mansión hubiera un velatorio o alguna chorrada por el estilo. Vyktor debería mantener las apariencias un rato, hasta que la gente dejara de fijarse "en ese desconocido". Entonces podría curiosear un poco en el despacho de Amber si conseguía colarse sin ser visto.

La reputación era solo una de la razones por las que Vyktor iba a la mansión. La otra razón era más elemental para él... 

Si bien uno de sus objetivos había muerto, aún no sabía el paradero del otro. En el despacho del doctor estaba claro que encontraría alguna pista de interés. 

Una sirvienta abrió la puerta de la mansión. Parecía muy seria, pero no había ninguna seál de luto. Ni brazaletes ni festones negros.

-Buenas tardes, Mr. ¿En qué puedo ayudarle?- dijo

Aquello fastidiaba ligeramente los planes de Vyktor. Colarse en el despacho de Amber ya no iba a ser tan sencillo... Pero al menos esperaba poder investigar la mansión. 

- Buenas tardes, mi nombre es Vyktor Von Weissman. Ayer concerté una cita con el Dr. Amber para la hora del té. 

El doctor Amber no está en casa. Pero por favor, pase. La señora Amber está en el salón.

En el salón sentada había una señora de unos 50 años, tomando té. 

Vyktor fue anunciado como un amigo del Dr. Amber.

-Por favor, siéntese..-la señora parecía llorosa- no ha vuelto a casa desde ayer, ¿no sabrá usted quizá dónde puede estar?

Vyktor parece estar contrariado con la noticia, y al ver el estado de la señora Amber, finge estar verdaderamente preocupado. 

- La última vez que lo vi fue en el teatro, fue cuando concerté la cita... 

En parte Vyktor no sabía cuál era el protocolo a seguir en esa situación, por lo que se quedo callado para no parecer grosero. De mientras, distraidamente, miraba a la casa centrándose en las diferentes puertas que había y en la posición de las escaleras. 

Vyktor ve que la señora Amber tiene un rosario entre las manos y pasa convulsivamente de una cuenta a la siguiente.

-Oh señor... estará pagando al fin por los pecados... oh señor... -lágrimas empiezan a correr por sus mejillas.- ¿No tiene idea usted de dónde puede estar?

Cuando María pronuncia la palabra "pecados" se enciende más el interés de Vyktor. 

- Lo perdí de vista tras salir del teatro... - Vyktor pone tono afectado. - No creerá... ¿Cree que puede haberle pasado algo? - Abre mucho los ojos, como si la sola idea lo horrorizara. 

El dolor de esa mujer era un musical para Vyktor, pero no podía matarla ahí, no era el momento, tendría que esperar... Ahora había demasiado ojos. 

-Yo sé que mi marido no gusta a la gente...Bastian siempre fue muy suyo, pero era un buen hombre a su manera....Demasiada gente le quería muerto. El mismo Cardenal me dijo siempre que alguna vez pagaría por sus pecados. Yo no sé cuales son los pecados de mi marido, nunca me contó y yo nunca quise saber.... pero a nuestra manera nos queríamos... y pobre Bastian... en el infierno....-sollozo

Vyktor pensó en la convención social requerida de nuevo, pero consolar físicamente a aquella mujer sería un acto demasiado intimo. Es más, no era conveniente que se creara un vinculo demasiado grande entre Vyktor y el Dr. Amber... Él solo era un simple escritor. 

- El Dr. Amber es un hombre muy ocupado, seguro que solo surgió una urgencia en el hospital y no ha tenido tiempo de avisarla. 

El tono de Vyktor pretendía ser tranquilizador, pero en su interior casi podía saborear el temor de la mujer. 

Abro los ojos, sin poder creerme del todo lo que acabo de oír… sin embargo, tras unos minutos de perplejidad y viendo que no es una broma de mal gusto, tomo asiento y empiezo a pensar. Al ver a unos mayordomos hacer sus tareas se me ocurre algo - Tal vez podamos sacar la cabeza en alguna de tus marionetas, me refiero a que son tan reales que nadie notará que es en realidad. Y con respecto al problema de que hallarán su cuerpo sin cabeza… la solución creo que podría ser la misma. ¿podrías hacer una "replica" de su cabeza? Tal vez crean que está durmiendo y nos dé algo de tiempo para la huida… - Su sugiero esto, aunque con convicción, no estoy segura de no haber dicho una estupidez enorme, por lo que mantengo la cabeza gacha.