Partida Rol por web

Me acerco al hombre de la máscara.

-Yo les sigo, vaya usted a pedir ayuda dentro.

El hombre de la máscara mira silencioso a Kavi. Unos 10 segundos. Después se yergue cuan alto es y, apoyado en un bastón, echa a andar en dirección al puerto, sin prisa.

El pañuelo no muestra nada llamativo. Es un pañuelo negro, de puntillas de pinta mediterránea, posible importación. Como los que llevan las italianas.

-¡Rápido, siganme fuera! No podemos permitir que esos enmascarados se escapen- y dicho esto me dirigí como una exalación hacia la salida más cercana a la ventana de la huida de las misteriosas figuras.

Oigo cómo un joven grita para que la gente le siga, así que aprovecho la confusión para mezclarme entre la gente y salir detrás de él, para no perderme ni un detalle de lo que pueda suceder.

Vieron a dos hombres dirigiéndose hacia la orilla del puerto.

Uno con una máscara picuda y bastón avanzando tranquilamente.

El otro parecía perseguir algo.

Me acerco al hombre con la máscara picuda y bastón, le habló tranquilamente:

- Disculpe caballero, ¿ha visto algo raro? Disculpe mi atrevimiento, es que ha habido un gran alboroto en la fiesta que organizaba la condesa… Probablemente lo haya notado, (lo miro con sospecha) ¿estaba usted en la fiesta, verdad? Lo digo por su atuendo, podría decirme ¿por qué ha salido tan aprisa afuera?  Me llamo Victoria VonHanch. (Le digo mi nombre para así intentar un acercamiento fructífero con él, sonriendo y sin perder del todo la pista al joven al que había seguido en un principio)

El hombre de la máscara mira silencioso a Victoria. Unos 10 segundos. Después se yergue cuan alto es y, apoyado en un bastón, sigue andando en dirección al puerto, sin prisa.

A Vyktor le parece cada vez más subrealista y divertida la situación. 

"Si todas las fiestas de la alta sociedad son así, me parece que he estado demasiado tiempo encerrado..." 

Se vuelve a dirigir a Aedalus, que parece que con la sorpresas aún esta algo conmocionado. 

- No pienso perderme el resto de la fiesta, creo que las formalidades tendrán que esperar hasta otro día. Si no me sigues, nos vemos luego. 

Dicho esto, y sin esperar a una respuesta de Aedalus, Vyktor se encaminó hacía en la misma dirección que habían seguido la mujer de negro y el hombre con la mascara de la peste. Sería más correcto decir que su objetivo era ver de lo que eran capaces los hombres que habían robado la cabeza, pero primero tenía que localizarlos, y algo le decía que esa pareja sabrían algo más. 

Vyktor a dos hombres dirigiéndose hacia la orilla del puerto.

Uno con una máscara picuda y bastón avanzando tranquilamente.

El otro parecía perseguir algo.

También estaba fuera el hombre que había gritado y otra mujer del baile, que se había acercado al enmascarado y al parecer había sido ignorada.

-Me voy a casa, esa estatua me ha dado mucho que pensar... tengo que trabajar. Si obtienes información o material para trabajar, por favor ven a verme.

Le sigo sin tregua. Esta vez no le doy gran importancia a no ser vista, aunque mantengo las distancias y procuro estar alerta.

La señorita de negro ya no está.

A tu lado aparece una mujer del baile que te ha seguido

Seguís a los dos hombres con cautela y os encontrais los dos yendo hacia el puerto, uno al lado del otro. La situación es lo suficientemente incómoda como para tener que hablar.

Viendo que la situación esta más tranquila de lo que Vyktor se esperaba, se encamina hacía un lugar apartado de las miradas curiosas. Una vez allí se asegura de que nadie le mire una vez más y libera sus sombras para que rodeen su cuerpo. Se pone su segunda mascara y extiende su traje para que parezca que lleve el chaleco hasta el suelo. En general, su aspecto cambia lo justo para que alguien que apenas se haya fijado en él no lo relacione con la fiesta. Después se suelta el pelo por detrás.

Una vez hechos los preparativos, se acerca con tranquilidad al lugar donde se están reuniendo los curiosos. Pero intentando aprovechar las sombras de la noche para no ser visto. 

-Buenos días señorita. Me temo que debería avisarle de que el  puerto no es un lugar demasiado seguro a estas horas. Quiza debería usted volver a la fiesta

Los curiosos están comentando la cena y se fijan en ti cuando te acercas. Ves que dos de ellos van hablando hacia el puerto, hacia el mismo sitio que fueron el enmascarado y el otro hombre. 

La gente sale atropellada pero lentamente del palacete. Dentro queda la condesa Aster hablando con un inspector de policía y un médico atendiendo a Anton ante la aun iracunda mirada de Goulliard.

"Mierda." - Es lo primero que piensa Vyktor cuando se da cuenta que ha sido descubierto. - "Realmente estoy desentrenado..."

Ante su evidente ridículo y la vergüenza que crece en él poco a poco, su solución consiste en seguir caminando con tranquilidad como si no ocurriera nada. Con un poco de suerte los fugitivos captarían más la atención que él. Y si alguien se fijaba demasiado en él siempre podría convencerlo para que una sencilla persecución acabará en una trampa del cazador cazado. Una obra de arte como resultado de tener demasiada curiosidad...

Con ese pensamiento en mente su irritación disminuyo, y siguió caminando. 

- Puede que lleve razón, caballero. Pero estando usted aquí, estoy segura de que nada malo me pueda suceder, por otra parte si vuelvo a la fiesta sola, después del largo trecho recorrido… Bueno, digamos que no es una buena idea. ¿Podría decirme su nombre? por lo general, me gusta saber a quién me dirijo.