Partida Rol por web

Entre los gritos del hombre casi no puedo oír a lo que ahora sí debe ser el merodeador que me ha estado siguiendo. Cuando escucho los aplausos me giro hacía con una expresión de sorpresa y entusiasmo por tener tantos voluntarios esta noche. 

Cuando el merodeador no solo no se escandaliza por mis juegos sino que los alaba mi mirada cambia, ignorando que ha escuchado mi historia digo. 

Interesante, no sé qué lo es más. Tu exquisito gusto por la muerte o el hecho de que estés aquí sin tener una pizca de miedo. 

No debes ser un católico, sino sentirías algún tipo de pena por tu compañero de fe. Entonces dime, ¿Quién eres? 

Si estás dispuesto a tener una charla civilizada, tengo aquí ron y whisky de la mejor calidad. De lo contrario, creo que tendré que imponer algunos modales como anfitrión. Cuando acabo de decir esto, apago los gritos del cazador poniendo mi mano sobre su boca, cuando la he levantado los labios del cazador han desparecido dejando sus dientes atrás de piel. 

Miró con sumo interés el movimiento de su mano que ha hecho desaparecer la boca del hombre. Tras la sorpresa, vuelvo a centrar mi atención en Aedalus. 

- Lo siento, no estoy interesado en ese tipo de substancias. En cambio, si que me parecen curiosos tus trucos. Si me permites... - Me acerco a una silla y me siento para estar más cómodo. - Por cierto, no hace falta que me relaciones con esa rata, el destino ha querido que fuéramos a parar al mismo lugar en el mismo momento. - Tras reflexionar unos segundos, continuo. - Te voy a ser sincero porque parece que compartimos algunos gustos. He venido a matarte, pero aparentemente no tengo motivo alguno. No busco recompensas ni reconocimiento. Me considero escritor y artista, solo busco historias que plasmar y obras que mostrar al mundo. 

Bien, me alegra saber que ya no quieres matarme. Eso me recuerda que te tengo que preguntar. Hago un ademan, por el cual dos grandes armaduras armadas se ponen al lado del merodeador y una marioneta de una belleza notable se inclina hacia el merodeador ofrenciendole un vaso con ron, una pipa y un puro. 

Después de haber escuchado mi historia ¿Por qué no debería matarte? Soy alguien bastante respetado en esta ciudad y si mi historia saliera a la luz  mi estilo de vida sufriría bastante cambios. 

Es evidente que algo me parece divertido cuando Aedalus comenta lo de que no quiero matarle. Parece que ignoro de forma premeditada lo que me ofrece la muñeca.

- ¿Quieres convertir acaso esto en un duelo? Yo suelo asegurarme antes de que mis obras están justo donde las quiero. - Hago una pequeña pausa. - ¿Esa confianza que tienes frente a mi no es suficiente para frenar el miedo que le tienes a los rumores?

Comienzo a extender mi sombra por el suelo, en dirección a Aedalus. De momento este acto solo hace que el suelo entre los dos se oscurezca, pero nadie que no mirara activamente se daría cuenta. 

Mi mansión es mi fortaleza, tengo confianza en afrontar el mejor de los espías pero si mis secretos salen de estos muros, mis investigaciones y mis avances se verán comprometidos. 

Dicho esto, Hago unos movimientos con las manos que hacen que todas las puertas se cierren, y las armaduras de la sala se pongan firmes a la vez que ponen sus armas en guardia. 

Miro con interés a las amenazadores guardias, y de nuevo vuelvo a mirar a Aedalus. 

- Veo que tu si que sabes recibir a las visitas. Dime, ¿Cuando me atacaran? ¿Cuando me mueva o cuando pronuncies las palabras mágicas?

En este momento ya tengo la posición de Aedalus rodeada de sombras, dispuesto a soltar las cadenas cuando sea necesario. 

Lo que venga antes. 

Cojo el vaso que tengo en la mesita y doy un sorbo mientras mantengo la mano en tensión para en cualquier momento soltarla. 

- Es una lástima, pero no soy de los que tienen la paciencia para esperar a que llegue lo inevitable. 

Parece que no hago ningún movimiento, pero mantengo la mirada fija en Aedalus. De pronto, en cuestión de segundos, lo que parecen ser unas cadenas negras surgen del suelo debajo de Aedalus y escalan rápidamente por su cuerpo, rodeándolo e inmovilizándolo. El agarre comienza primeramente por los brazos, que acaban pegados al cuerpo de Aedalus, y continuando con su cuerpo. 

Cuando las cadenas tocan mi brazo, todas las marionetas atacan a la vez a Viktor mientras la sala empieza a caerse como si de un puzzle que se desmontara se tratara, junto con espejos la sala toma un aire completamente irreal, siendo dificil saber qué está pasando. 

HAHAHAHA Digo mientras intento escapar de las cadenas aprovechando la situación. 

Aedalus se libró de las cadenas tras forcejear. Ahora solo tenía que intentar no golpearse contra nada en la caída.

Cuando me suelto de las cadenas, convierto parte del nitrogeno de la sala en hidrogeno durante 5 segundos mientras me tiro por la trampilla. Cuando llegó al piso de abajo mientras me alejó hago que la marioneta camarera encienda el mechero que llevaba para el puro haciendo que la habitación estalle. 

En los segundos que caen los espejos y Aedalus puede seguir viéndome, se puede dar cuenta de que en los espejos el sillón en el que estoy sentado esta vacío. Tras este vistazo me pierde de vista. No me puede ver a través de ninguno de los espejos. 

A pesar de ello puede escuchar el sonido de algo metálico que se corta y mi voz. 

- ¿Sabes? Tienes muchas más sorpresas de las que me esperaba. - Parece que el sonido proviene de la posición en la que estaba, pero me he ido moviendo mientras hablaba. - Es una lástima que busques alargar esto más de la cuenta. Podría haberte convertido en una gran obra. 

Utilizo las sombras en forma de una lanza que atraviesa a sus atacantes. La lanza hace una curva desde el suelo y se precipita en diagonal, lo que deja a las estatuas incrustadas en el suelo. Después de eso me levantó y mientras tanto observo la sala con curiosidad. 

Busco de forma activa una obertura entre los espejos. 

Tras dejar empaladas con sombras las 8 estatuas con alabardas, Vyctor encuentra la salida entre los espejos manteniendo la cabeza fría.

Creo una esfera de plomo a mi alrededor y saturo el aire de la sala conviertieron el nitrogeno en hidrogeno. Haciendo que explota donde creo que está Viktor. 

La esfera de plomo dura 15 segundos y el hidrogeno 5 segundos. 

Una vez fuera del circulo de espejos intento mirar la situación en la sala y si se puede localizar a Aedalus a simple vista. Me mantengo en una posición lo bastante oculta y en alerta. 

La habitación explota.

Literalmente.

Vyktor ve una bola de metal en el centro mientras se precipita contra la pared. Menos mal, era una ventana tapiada y el golpe contra la madera dolió pero no le mató. Su cuerpo yacía inconsciente en el jardín, con quemaduras en la ropa y manchas oscuras en la cara. No se distinguía mucho más en la noche.