Partida Rol por web

Las sombras de la guerra

05.EPÍLOGO

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15/08/2020, 09:33
Directora

Tu informe no causó el efecto que hubieras deseado. Quinn estaba presente cuando empezaste a hablar de todo lo que había sucedido, y él gran hombre en persona, os informó al Comandante y a ti de la realidad.

Reynolds estaba infiltrado para conseguir descubrir la red de tráfico de material nuclear. Sus órdenes eran muy claras. Bajo ningún concepto debía mostrar su tapadera. Por desgracia, los grupos paramilitares no siempre cumplen su palabra, y la sargento había pagado por todos; ella y tu equipo, que había sido enviado allí para atraer su atención y distraerla de Reynolds, el cual debía en aquellos momentos establecer contacto con el principal traficante. 

Las últimas informaciones, hasta donde podía contaros, indicaban que estaba teniendo éxito. Tú y tu equipo habíais hecho un gran trabajo, y por ello, recibirías una mención especial y podrías escoger el destino que quisieras. Había sacrificado a su propio capitán y eso era algo que no tenía nombre.

Pero si tú estabas cabreado, tu superior aún lo estaba más.

El rostro del Comandante Jones adquirió una coloración más roja que la sangre de todos los que habías visto morir. Con gusto le hubiese propinado un buen derechazo a Quinn, de haber podido, pero sabía que no era posible. Cuando se quedó a solas contigo, lo único que te dijo fue:

-Supongo que usted y yo, Sargento, estamos hecho de otra pasta. 

Entre los hombres, tu regreso fue celebrado y a pesar de la tristeza y la rabia que sentías, debías reconocer que en aquella base, la camaradería estaba por encima de todo.

La niña fue tratada, cuidada y enviada a un campo de refugiados. Tu mención tardó poco en ser registrada y dos días más tarde, te informaron de que dispondrías de dos semanas de vacaciones para ir a los Estados Unidos, antes de reincorporarte de nuevo.

Jones te miró muy seriamente.

-Necesito que se tome esas dos semanas... Teniente Whisper -te dijo, remarcando el nuevo grado que te habían dado -, porque esto no acaba aquí. Tengo órdenes de nombrarle Oficial al Mando de un nuevo Equipo Especial, que los jefazos han creado y denominado, Equipo de Asalto Imposible (IAT). Parece que a alguien de arriba le ha parecido que usted podría dar mucho más de sí y me parece que se está gestando algo, pero no aquí. En Centro América. Así que... le conviene descansar, porque si esto le ha parecido difícil, me da la sensación de que no hemos hecho más que comenzar.

Notas de juego

Puedes escribir si quieres jajajajajajajajajaja ;)

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15/08/2020, 23:25
Johnny Whisper

Fragmentos

Vemos desde arriba a una marabunta de uniformes caquis rodeando a Whisper, que aparece en la pista con una joven acompañante a su lado. Retumban aplausos y vítores secundados por lágrimas mal contenidas o abiertamente desatadas. Tras dar cierto número de pasos se detiene y observa a su público en silencio, con sus ojos azules enrojecidos y recubiertos por una fina película lacrimosa, cuyo brillo no oculta para el observador atento una expresión congelada en algún punto situado entre el alivio y la catatonia. En algún momento tras bajar del avión su expresión se ha desplomado, tornándose en un rictus inexpresivo subrayado por unos labios atenazados en una mueca con pretensión de alegría, pero que es pura cáscara. Vemos como la mano que posa sobre el hombro de la chiquilla está rígida, asemejada a una garra.

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Una ambulancia se ha detenido cerca. El comandante Jones mueve los labios mientras estrecha la mano de Johnny. En algún momento un médico se acerca y pregunta algo, observa a la niña y menea la cabeza con gesto de horror y lástima. Un grupo de sanitarios la acompañan a la ambulancia mientras otros tantos atienden a Whisper con el comandante interrogándolo a su lado. La mirada de miedo de la niña no deja de clavarse en la suya pese a los metros que ahora los separan y el continuo fluir de la gente que discurre entre medias. Él se la devuelve de la misma manera, observándola como aquello en lo que ahora se ha convertido: el bien mayor, el pegamento de los trozos de su cordura, La Razón de Todo. 

Que momentos después se marchaba junto al ruido de una sirena. 

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Unas marcas de sangre sobre una pared blanca. Unas manos con los nudillos destrozados cubren casi la totalidad de un rostro, dejando entrever unos dientes apretados y unas mejillas mojadas. Hay una figura sentada en el suelo con la espalda apoyada contra el tabique debajo de una ventana. Está arropada por la penumbra en una habitación con literas. 

El silencio lo rompe una voz ronca repitiendo de forma compulsiva un nombre: "Quinn". 

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El sonido monótono de los cubiertos domina el ambiente. Es un salón amplio y luminoso con vistas a un ornamentado jardín con una fuente.

Con que tenemos de vuelta a un héroe de guerra - dice un hombre grueso de pelo blanco y gafas de montura dorada.

Johnny levanta una cuchara de plata y arrastra con ella un líquido blanquecino hasta su boca. Tiene la mano cubierta por una venda con aspecto de no haberse cambiado en varios días. No quita la vista del plato, ni la atención del molesto tic tac del reloj que inunda el salón desde su hueco de siempre. 

- Estamos orgullosos de ti, John. Sabes que siempre podrás contar con nosotros, ¿verdad?. Y también con tus hermanos - dice una mujer madura con el cabello teñido de rubio y unos marcados surcos en las comisuras - Si hubieras avisado también estarían aquí conti...

- ¿Has matado a mucha gente, John? - interrumpió el hombre de las gafas doradas, con una mirada inquisidora. 

Un leve temblor en la cuchara derrama algo de sopa de vuelta al plato. 

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Ruidos de motor. 

Aviones, autocares, coches alquilados. El entorno ha cambiado. Las frondosas urbanizaciones y los rascacielos quedan miles de kilómetros atrás. Johnny Whisper anda con una mochila a la espalda entre tiendas de lona, donde cientos de personas viven hacinadas. Una venda sucia envuelve la mano con la que sujeta el asa de la mochila. 

Avanza dando vueltas, volviendo a pasar por donde ya había pasado antes. Se detiene en el centro del hormiguero humano y mira a un lado y a otro. Pregunta. Y vuelve a mirar. Una y otra vez. Pasan las horas y termina sacando una libreta. Mientras muerde el capuchón de un boli raya algo en ella. En la hoja se ven más tachones que líneas escritas. 

Y reanuda su marcha. 

Ruidos de motor.

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La habitación de un motel. 

Una cama deshecha. Una mochila tirada en el suelo, con parte de su contenido esturreado aquí y allá. El tono anaranjado del atardecer lo baña todo. 

Whisper está sentado en una silla frente a la ventana. Pestañea despacio y muy espaciado, sin quitar la vista del paisaje. Un tímido click se hace oír en la habitación. La brisa sacude despacio unas cortinas sucias que rozan su pantalón vaquero. Cierra los ojos. El sabor metálico del cañón de una pistola se expande entre las papilas de su lengua. 

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La luna llena se alza gobernando un cielo nocturno salpicado de estrellas. Sentado sobre el alféizar de una ventana vemos a una figura que viste un uniforme militar. Una pierna le cuelga hacia el vacío, la otra descansa sobre el borde con la rodilla flexionada. Exhala un chorro de humo con la cabeza recostada sobre el muro y los ojos cerrados, y los abre descubriendo unos ojos azules. 

Una puerta se abre en la habitación que le queda a la espalda. 

Teniente, es la hora. 

 

FIN