Partida Rol por web

Escucha con gesto inexpresivo, la chica transcribe todo lo rápido que puede y te sorprende que no te pida que repitas nada. Lo cual puede significar que no está apuntando todo al pie de la letra, seguramente.

El caso es que cuando terminas de hablar el teniente se mesa el bigote y pregunta

- ¿Así que fue atacada por un hombre? ¿ recuerda qué edad tenía? ¿pudo verle? Me gustaría que me lo describiese primero antes de hacer un dibujo. Dígame todo lo que pueda recordar de ese hombre.

Si, si, creo que podría describirlo, me acuerdo perfectamente de él.- la imagen de su tío estaba grabada en su memoria y le vino en el momento preciso.- Era un hombre corpulento, alrededor de 1'86 de estatura, fuerte, alrededor de 45 años, pelo corto castaño, su aliento olía a whisky, tenía la voz ronca y una cicatriz bastante fea en un lado de la cara.- Marion se concentró en un recuerdo de su infancia, cuando Mrs Pickerton hacía chirriar el borrador sobre la pizarra para llamar la atención de la clase, y el vello se le erizó poco a poco.- Iba vestido con un abrigo largo, una camisa bastante usada y pantalones oscuros.- Su voz se rompió nuevamente y las lágrimas comenzaron a fluir.- Discúlpenme, el recuerdo de ese hombre me perturba. ¿Tendrían un pañuelo?, por favor.

- ¿Una cicatriz? No recuerdo a ninguno de nuestros... "chicos" con una cicatriz en un  lado de la cara. No obstante....- se levanta y te da lápiz y papel. Mientras dibujas un retrato de tu asaltante, ves cómo el policía rebusca en los archivos hasta sacar unas fichas de cartón que resultan ser fotografías y retratos.

Espera a que acabes de dibujar para empezar a enseñarte las fotos y retratos

- Haga el favor de echarle un vistazo a nuestros "chicos" a ver si alguno es el hombre que le atacó.

Si, tenía una cicatriz en la parte izquierda de la cara.- musitó distraidamente mientras dibuja el retrato de su tío. Al terminar dejo el retrato sobre la mesa y cogió el álbum de fotos policiales, aprovechando para echar un rápido vistazo por encima del escritorio- Lo lamento, pero no es ninguna de estas personas.- Comentó al finalizar de estudiar las fotografías.

¿Podría telefonear al hospital y preguntar por el estado de ese hombre antes de marcharme?, se lo agradecería de verás, de no haber aparecido él, solo Dios sabe que habría sido de mí.- preguntó inocentemente.

Milo respiraba pesadamente. Efectivamente la carrera había sido extenuante pero la sensación de huir... de volver a convertirse en alguien fuera de la ley retumbaba en sus sienes al son del latido furioso de su propio corazón. Había sido en defensa propia... pero los remordimientos no sabían nada de lo que el código penal tenía escrito. Aquel pobre hombre, loco de atar por ciertos acontecimientos que Milo prefería ni siquiera aventurar, había perdido la vida a manos suyas. Él no era un monstruo de pesadilla... ni siquiera un escocés con una escopeta en ristre. Era un demente que necesitaba ayuda y que apenas empuñaba un pincho para defenderse de un calibre 32.

El muchacho extrajo la pitillera... quizá un cigarrillo le calmase los nervios pero el pulso le temblaba. Al final volvió a guardar la cajita de metal en el bolsillo interior de su chaqueta y maldijo para sí. Dejar allí sola a Marion no había sido buena idea. Matar a Raven no había sido buena idea. Hablarle mal a la pobre mujer que ahora les estaba salvando el culo había sido una pésima idea.

- Creo que todo esto es una mierda... lo siento, chicos. Esto nos viene grande. Y no es ninguna revelación. Pero cuando pasan estas cosas la sensación se hace más presente.

Milo hizo una pausa para mirar a los rostros de cada uno de los que allí se encontraban.

- Si... volvamos al Hotel. Por esta noche ya hemos tenido bastante ajetreo. Sólo espero no tener que ir a la Comisaría a buscar a Marion. Pobre muchacha.

- No se preocupe señor Skackleton, la señorita Marion está muy lejos de ser una damisela en apuros, sabrá arregrárselas - respondió el doctor Call, que parecía mantener la calma incluso en las situaciones más desesperadas.- No sea derrotista, sólo hemos agotado una vía, aún quedan hilos de los que tirar... Usted sólo se defendió, no debe darle más importancia, lo que ha quedado patente es la conexión de Raven con la Logia y sus seguidores. Eso deja una puerta abierta, y es que si alguien nos siguió o utilizó al mendigo como señuelo, puede que están tras nosotros. Señores, creo que esta noche deberíamos dormir con un ojo bien abierto.

Call tiene razón—aseguró Henry con firmeza— tanto si continua con nosotros como si vuelve a su tierra es tan lista como un hombre y sabrá apañarselas. Respecto a la posibilidad que nos plantea de que Raven fuese un señuelo... puede resultarnos ventajoso si les tendemos una emboscada

Emite un par de chasquidos espaciados por un tamborileo de los dedos de su mano derecha sobre el escritorio al ver que no eres capaz de identificar al delincuente.

Su frustración se hace latente y te das cuenta de que está eligiendo muy bien sus palabras, como si realmente le costase pronunciarlas

- Señorita... no es que no crea su historia, de verdad, pero... hay cosas que ... que ... que no me terminan de quedar claras. Prefiero que vuelva al hotel y que no se marche de la ciudad hasta que vuelva a hablar con usted. Uno de mis hombres la llevará al Inn. Ahora lo mejor es que se acueste y descanse, mañana cuando se levante intente hacer memoria por si recuerda algún detalle más, la llamaré a media mañana y la pondrá en atecedentes, no se preocupe más y márchese. ¿De acuerdo?

De acuerdo agente, así lo haré, espero de verás que puedan encontrar a ese miserable, y espero de todo corazón que el hombre que me salvo se recupere de sus heridas. Descuide, pensaré en lo sucedido, no creo que pueda pensar en otra cosa... - Marion se levanta de la silla en la que estaba sentada y alargó el brazo para estrechar la mano del policía.- Tenga buenas noches agente.

El Teniente se levantó educadamente al levantarte y esperó a que salieses para volver a sentarte. El hombre que había designado,era el "chófer" que tan mal conducía que os había llevado al Teniente y a ti a comisaría.

Como no podía ser de otro modo, te llevó temerariamente haciendo derrapar las ruedas del coche en las curvas de la vacía Hollywood por lo intempestivo de la hora.

Una finísima llovizna de cuento, impropio de estas latitudes, caía sobre la ciudad dándole un halo de cuento de Poe a la emergente urbe.

Por fin en el Hotel, tuviste que llamar a la puerta por lo tarde que era y en contra de lo que pudieras pensar, el recepcionista no te miró con cara de "qué hará una mujer sola a estas horas, seguro que es una buscona", parecía que la Costa Oeste era más moderna, o quizás sólo fuese Hollywood...

Al Hotel se fueron los cuatro hombres apesadumbrados y caminando siempre en fila india en el extremo de la calle, bajo la cobertura de los edificios por la fina llovizna que empezaba a caer pero sobre todo, por no llamar la atención más de lo necesario.

Caminaron en silencio de vuelta al hotel, faltaba poco para que cerrasen las puertas y apenas había media docena de personas en el bar del mismo tomando una copa.

Los cuatro se sentaron en una mesita delante de un vaso de whiskey aguado esperando a tener noticias de la pobre Marion.

No hacía mucho que la madrugada había entrado cuando las puertas se cerraron, a partir de ahora, los "rezagados" tendrían que llamar al timbre para poder entrar en el hotel.

El bar se vació, los cuatro iban por el tercer vaso de whiskey cuando se oyó el timbre y una Marion totalmente seca apareció por el hall del hotel...
 

Marion se encaminó directamente al bar, las manchas de sangre reseca en el vestido ensombrecían su imagen y le daban un aspecto sórdido.- Buenas noches caballeros.- Saludo al grupo como si no les conociera y se sentó en la barra cerca del camarero.- Por favor, una copa de bourbon, he tenido un día muy largo.-La joven le sonrió y espero que le sirviera. 

Milo se alegró al ver a la mujer. Parecía que estaba perfectamente y, a pesar de la mancha de sangre en su vestido, lucía incluso una sonrisa serena y resplandeciente. El hecho de que no se sentara con el resto extrañó al muchacho que, inmediatamente y por lo bajini advirtió a los demás que no echasen cuenta.

- Que nadie se mueva... quizá la esté vigilando la Policía desde la calle. Seguid como si nada.

Lo que no era motivo para no mirar de soslayo precisamente hacia la calle por si allí había alguien.

Ante el comentario de Milo,Henry pareció ponerse nervioso, pero en seguida sonrió y miró a Marion poniendo ojos golosos.En voz baja y acercandose al oido de sus compañeros replicó:Creo que solo está enfadada pero vamos a averiguarlo.

Henry se levantó y camino hasta la barra, galante pese a su fealdad. Hola preciosa...Si que parece que has tenido un día largo. Nadie más que tú merece una deliciosa e ilegal copa—replicó dejandose oir por sus compañeros mientras sacaba unbillete parapagar— ¿Cómo te llamas cielo?No pareces de por aquí

A ojos de todo el mundo parecería un moscón que intentaba seducirla y no un compañero de batalla.

La joven sonríe a Henry.- Muchas gracias "cielo", pero creo que te equivocas de noche y de persona.- comenta mirándole de arriba a abajo.- Como acabo de decir, ha sido un día muy largo, y no soy una de esas mujeres con las que seguramente esté acostumbrado a tratar.- Volvió a sonreír a Henry e hizo un gesto al camarero para que aceptase el billete.- Sin embargo aceptaré esa copa en compensación por su grosería. Mi nombre en Marion Mckenley, soy actriz, o al menos esa es mi intención.- Echó un vistazo al resto del grupo.- ¿No será usted o alguno de sus amigos productor, verdad?. ¡Claro que no!, después de como ha ido el día..., ¿cómo podría esperar que cambiara mi suerte?.- El tono que estaba utilizando era jovial y cada vez más rápido, intentaba llevar el peso de la conversación evitando que Henry le interrumpiera.- En fin, supongo que ya no puede ir a peor, le diré una cosa, cuando has visto como disparan a un hombre delante tuyo es muy complicado que el día empeore...

Cogió la copa y dio un breve trago que hidrató sus labios, un escalofrío recorrió su cuerpo.- En fin, de donde vengo dicen que trae mala suerte hablar de desgracias, así que, dígame, ¿que le trae por Hollywood?

Mckenley...así que nada de Malone

Vaya—respondió Henry con asombro mientras llevaba la mano al vestido en un gesto entre juguetón y sorprendido —Yo pensé que era maquillaje de alguna pelicula....Debedehaber sido muy duro para usted.Supongo que ya haya hablado con la policia ¿no? De todos modos si quiere puedo acompañarla donde se aloje usted para cambiarse. A estas horas y despues de una desgracia como esa,una jovencita tan hermosa no debería caminar sola...

Hay quien diría que la situación no puede empeorar, encima el cretino de agente que me llevo a la comisaria era un insensible y un impertinente, me temo que le volveré a ver en los próximos días, ¿cómo no es capaz de entender lo traumático que puede ser para una mujer pasar por lo que he pasado?, ¡que grosería!.- Comenta indignada, manteniendo el mismo volumen de conversación perfectamente audible en todo el bar ahora semi desierto. Recupera la compostura y prosigue- En cualquier caso estamos de suerte, me alojo en este hotel, tengo la habitación en la segunda planta.- Marion sonríe, apura la copa y se abanica utilizando la mano.- ¡Vaya parece que hace calor aquí!

El único camarero del bar, un tipo delgaducho ya pasada la cincuentena con cara de pobre hombre y un finísimo bigotillo, seguramente acostumbrado a escuchar todo tipo de conversaciones a lo largo de los años, permanece ajeno a cuanto habláis y tan sólo se dedica a servir y a limpiar con un paño grisáceo la barra y las mesas.

El doctor Call no terminaba de entender aquel juego que se traían el señor Dewey y la señorita Malone. Debía admitir que habían sido astutos al tomar aquellas precauciones, pero la conversación que estaban teniendo en aquellos instantes no le parecía que tuviese ningún mensaje oculto ni nada por el estilo. Decidido a terminar cuanto antes con aquello, se levnató y dirigió sus pasos al vestíbulo, quizás con la esperanza de encontrar a un par de hombres con gabardina y sombrero vigilando el interior del hotel o un coche negro parado en la puerta.