Partida Rol por web

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Oyes pasos de alguien corriendo y dar la alarma. – Lady Selyse, avisar al Capitán de la Guardia que acuda a los aposentos de su hermano. No sabemos si la señora Vanesha estará bien.

El hombre que hay al otro lado de la puerta ha desenfundado la espada por lo que ves. – Nos enviá su hermano el Capitán de la Guardia ha proteger a la señora Vanesha, ¿que sucede?

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Veis un guardia asomándose a un ventanal de la primera planta del ala de oficiales y dar la alarma. – Lady Selyse, avisar al Capitán de la Guardia que acuda a los aposentos de su hermano. No sabemos si la señora Vanesha estará bien.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Oís a alguien gritar dando la alarma. – Lady Selyse, avisar al Capitán de la Guardia que acuda a los aposentos de su hermano. No sabemos si la señora Vanesha estará bien.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Cuando Lady Selyse pregunta por los guardias en las porternas, volteo por un instante y hago una pequeña mueca al recordarlo

-ya se me olvidaba, Lord Kevan mando a llamar a todos los mozos de cuadras y para evitar que alguno se quisiera ir, mando a cerrar las puertas-

Justo al terminar el guardia llama a Lady Selyce así que volteo para escuchar y este le pide que busquen al capitán de la guardia, será que Vanesha tenía algo más que decir?? La intriga me envuelve así que le digo

-Tía si quieres voy a buscarlo- y espero a que me dé su aprobación para ir

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Vanesha se giró la cabeza con rapidez hacia la puerta. Hizo un gesto a Berta y a Janet para que se detuviesen, como si temiese que pudiera ocurrirles algo si salían.  Las miró y se llevó el dedo índice a la boca en señal de que tratasen de no  hacer ruido. Se acecó y tomó a Espina sangrienta, desenvainándola despacio, mientras se acercaba al umbral de la puerta pegada a la pared Tratando de percibir algo más de lo que ocurría fuera y espectante, alerta, por si alguien atravesaba la misma.

Si lo que dice es cierto, su rostro debería serme familiar, así que abro lanpuerta y les observo, espero al menos que uno me sea familiar... porque dudo que mi hermano envíe reclutas novicios a esta misión. Abro la puerta y observo sus movimientos, si me parecen erráticos o pelogrosos tomaré cartas en el asunto...

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Logras calmarte un poco y al fijarte en ellos detenidamente ves que llevan el uniforme y equipo completo de la infantería de la Casa Falcon a excepción de la armadura.

Respiras aliviado recordando que fuiste tu mismo quién le pidió a tu hermano que los enviará a guardar vuestros aposentos para proteger a tu hija.

El soldado te reconoce y se queda extrañado con su espada desenvainada sin saber bien que hacer pero sin acabar de hablarte.

Guardo la compostura y asiento con la cabeza. 

-Está bien, es sólo que estoy extremando la seguridad de mi hija, no hace ni diez minutos que casi... bueno. Cuidádmela, por los siete.

Me voy a poner en marcha cuando caigo en la cuenta, miro de nuevo a Osmund. 

-Por cierto, si veis a los chicos de la cuadra, haced que los arresten. Luego quiero hablar con ellos.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Finalmente envaina la espada una vez te ve calmado y aparentemente no hay ningún motivo para la alarma.

Intenta mostrarte su apoyo y señalando a su compañero que vuelve del ventanal te dice. – Lamentamos el ataque a su hija, se que algunos de nuestros compañeros los están buscando.

Apoyando la mano en el pomo de su espada. – Si se les ocurriera aparecer se quedarían en este pasillo. El que pudieran contestarle ya...

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Poco a poco se va trasladando a todos una cierta calma después de lo ocurrido y se continua preparando la comida en un extraño silencio solamente roto por pequeños cuchicheos.

El incremento de los guardias entrando y saliendo de todas las dependencias del castillo junto a que todas las puertas estén cerradas así como custodiadas son un recordatorio de que si que ha ocurrido algo grave.

Joana en ese momento, no espera mucho tras la petición de su tía. Acarícia el lomo de su gatasombra y esta comienza a seguirla mientras se dirige hacia el interior del castillo. Busca entre los guardias a uno que tnga pinta de ser más agudo que sus compañeros, y se le acerca, reduciendo su frenético paso. —Disculpad, busco a Paterson, y le busco con urgencia. ¿Sabréis indicarme como llegar hasta el?— por si hay oídos indiscretos en las cercanías, Joana baja la voz.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Tras ver que Berta se está haciendo cargo de la situación, me pongo en movimiento, ayudándola al grupo a llevar a la enferma. Al ver que mi escasa fuerza no es requerida para ello, decido hacer algo más útil.

- Avisaré al Maestre Gilbert y veré qué tenemos algo en la torre para ayudarla mientras le preparas los primeros auxilios - digo dirigiéndome a Berta - tranquila, ya sabes que estás en buenas manos - digo mirando a Vanesha - Volveré tan pronto como sea posible.

Con esto me separo del grupo - Espero que se ponga bien - pienso mientras voy hacia la torre del Maestre.

- Cielos, ¿qué razón podría tener Fuller para atacar a Vanesha? ¿La lujuria habrá tomado lo mejor de él? Qué desafortunado que haya pasado durante la visita de los Ferragut - reflexiono mientras ando apresuradamente por los pasillos.

Finalmente, doy con el Mastre Gilbert, que se encuentra hablando con un chiquillo.

- Maestre - saludo - Maestre  Gilbert, asumo que ha oído lo que ha ocurrido hace un momento - al decir esto su gesto se hace algo más sombrío.

- Chico, hablaremos más tarde, sigue esforzándote - seguro que uno de los jóvenes plebeyos del castillo está intentado aprender a leer, y Gilbert tiene un lado tierno para ellos.

- He pensado en subir a por algo de fuego myriense y unos granos de dulce sueño - le digo, esperando su aprobación. Gilbert hace un gesto pensativo mientras me mira.

- Lleva leche de fuego en lugar de fuego myriense, por si tuviera alguna herida abierta, y evita el dulce sueño, salvo que los dolores de la chica sean insoportables. Berta sabrá si hay algún daño de otro tipo - responde Gilbert finalmente. Acto seguido se levanta y añade - iré a ver a Lord Kelvan, por si necesita de mi consejo.

- Tengo mucho que aprender sobre el tratamiento de los enfermos aún - pienso mientras voy a recoger lo que hemos hablado a la torre.

Acto seguido me encamino en dirección a los aposentos de Vanesha.

Tras intentar ayudar a trasladar a Vanesha, cosa que el que no había podido ayudar demasiado, me ausenté para comunicarme con el Maestre Gilbert, pero volví poco después para asistir a Berta si así era necesario.

Al llegar a la zona, veo a Cedric y a sus soldados.

- Cedric - saludo - lamento lo que ha ocurrido, vengo a ayudar a Berta en lo que pueda - mi tono demostraba mi respeto por aquel hombre. Cuando alguien te salva la vida tantas veces como Cedric lo había hecho durante el viaje, respeto es lo mínimo que se merece.

- ¿Puedo pasar? - añado, mirando hacia la puerta de sus aposentos, pero dejando claro que sin su permiso no pienso entrar a importunar a su hija.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

El guardia se gira hacía la zona central del patio de armas.

Te responde un poco nervioso mas pendiente de Sharra, tu gatosombra que de ti. – Señora la última vez que lo vi estaba en el patio de armas justo enfrente de las puertas principales.

Asiente con la cabeza hacia el guardia, como mínimo gesto de agradecimiento, y mientras se gira hacia el patio, Joana vislumbra claramente al hombre que busca, junto a otros que no conoce, marineros, a juzgar por sus ropas y hoscos formas.

Intenta recorrer el patio tan rápido como puede, aun manteniendo la compostura y el porte. Al acercarse al grupo de hombres cerca de la puerta, Joana se serena. —Paterson, disculpad, debo hablar con usted en privado— dice mientras mira a los demás hombres, echandolos con la mirada. Una vez estos se han ido, Joana hace un gesto a Paterson para que la siga, y mientras caminan por el patio, manteniendose alejados de los pocos rezagados que aun quedan por allí, dice —Lady Selyse desea hablar con usted en la sala de costura. No diga nada, ni ahora ni hasta que hable con ella. Me acompañará hasta la siguiente entrada y se disculpará, pues debe atender otros asuntos. Acto seguido se dirigirá hacia el pasillo que da a la sala de costura, donde me esperará y me acompañará hasta ella. Si le ha quedado claro, asienta con la cabeza—

Si algo le sorprendía desde que estaba con la casa Falcon, era el buen humor general que se respiraba entre el servicio y la soldadesca. ¿Cuánto podía estar durando esa fiesta, o sus preparativos, o lo que fuese que tocaba ahora? Y todo por un simple día del nombre. La vida le había enseñado que tan solo podía celebrar lo que se había conquistado con esfuerzo, y a veces ni para esas ocasiones tenia uno oportunidad de celebración. Esta gente montaba un festejo por cualquier cosa, y sin embargo, podía reconocer que ese ánimo era algo contagioso, una sensación a la que no estaba acostumbrado.

Sus camaradas marineros y algunos soldados con los que había bebido otras veces y que no estaban de servicios reían y celebraban y ni tan siquiera el grito y el rugido de hacia un momento pudo disipar ese ambiente por más de unos pocos instantes, no al menos entre los marineros claro, tras aquello, la atmosfera general se enrareció un poco, aunque fuese tan solo una sensación suya. Se sentía incomodo, esas situaciones no estaban hechas para él, y se le notaba, bebía con pose rígida y marcial, mientras la algarabía continuaba. Tan solo Paterson parecía mantener la calma, aunque claro el si parecía estar más acostumbrado a tales eventos, por eso había pasado la mayor parte del tiempo sentado junto a él, por eso, porque le respetaba, y porque venía tiempo queriendo tener una breve charla privada con él. Algo para lo que aun no había hallado las palabras ni el momento oportuno.

Tristan se había resignado a confraternizar con sus camaradas cuando de pronto apareció la cachorra de los Ferragut .Altiva y haciendo gala de una autoridad que poco había hecho por ganarse, salvo nacer en el vientre oportuno. Que diferente era de las mujeres que él había conocido.

Era obvio que la mujer quería que la dejaran a solas con Paterson, lo que comprendieron la mayoría de los hombres que se levantaron y se marcharon. Él tampoco había pasado esa mirada por alto, y lejos de amedrentarse le sostuvo la mirada a la joven levantándose en su asiento  como muestra de respeto hacia su rango, lo hubiese ganado o no , lo tenía. Pero  no se alejo de allí hasta que su capitán no se lo pidió expresamente, tras lo que les dedico una pausada y marcial reverencia a cada uno antes de dejarles intimidad.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Paterson se siente extrañado por la petición de Joana Ferragut pero sigue sus indicaciones y camina despacio a su lado bajo no sólo la atenta mirada de Sharra, no necesita mirar a sus lados para saber que docenas de ojos están observándolos.

Escucha atentamente antes de contestar con una leve inclinación. – Así lo haré señora Joana.

No ha estado allí desde que era un niño pequeño y jugaban a esconderse por las innumerables salas pero recuerda donde esta.

Vuelve hacía el edificio principal. Al pasar cerca de sus hombres se detiene un instante. – Esperarme aquí y no bebáis demasiado hoy no es una celebración normal.

Al acabar de hablar entra por las puertas de la edificación principal sin ninguna objeción por parte de los guardias que las custodian ahora mucho mas atentos a quién las cruce sin que tenga que ser una joven para que la miren detenidamente.

Reconozco que me sorprende ver al maestre llegar a la puerta, pero agradezco su presencia. Termino por asentir a su petición de entrada y al soldado. Al wue por fin dejo libre de sospecha al reconocerle tan bien como él a mi.

-Gracias a los dioses son sólo unos rasgusños y nada más lo que hay que sabar a mi hija hoy. Es fuerte y estoy orgulloso de ella. -Añado con voz fuerte para que se me escuche en el interior de la habitación de mi hija.

Luego me acerco a su puerta y doy un par de toques a la puerta.

-Hija, haz el favor de salir. Es seguro aquí fuera.

Cuando salga los presentaré y me dispondré a atender mis obligaciones en el juicio que se va a celebrar.

-Vanesha, el maestre Stuart y estos soldados te protegerán si fuera necesario. Debo ir a donde se celebra el juicio, si qieréis asistir, comunicadselo a ellos y os llevarán. Lo dejo a vuestra elección. En caso de ser requerida por el Lord mandaré a alguien a buscaros. Hija, maestre, soldados.

Excepto a mi hija, saludo marcialmente al resto y mercho hacia el salón del jucio.

Tras ver entrar a Paterson por la puerta del edificio principal, Joana empieza a contar en su cabeza hasta cien, tras lo cual se adentra por la misma entrada que utilizó el hombre al que habían mandado buscar.

Una vez en los pasillos del edificio principal, deambula arriba y abajo para perder algunos minutos y luego enfila el camino hacia la sala de costura. Desea saber para que necesitaba su tía que encontrara a aquel hombre. Una vez se encuentra a la entrada de la sala, si no hay nadie fuera de esta, entra con cuidado, dejando a Sharra tumbada fuera, junto al marco de la puerta.