Partida Rol por web

Hay algunos que apenes tenéis conocimientos en cosas que como soldados no tendrían importancia pero varios no sabéis ni leer ni escribir.

Ademas tampoco heráldica, si finalmente hay tensiones en el valle, ¿como sabríais si eran amigos o enemigos si no conocéis los estandartes?

He decidido que el Maestre Gilbert aprovechada que es maestro consumado y os dará clases.

Si alguno desea algo mas especializado y privado deberá tratarlo con él llegando o no a un acuerdo.

Lo que os enseñará aparte de idiomas, además del común, será lo lo del cuadro (Áreas de conocimiento especializadas) de la pagina 083.

El sistema requerirá tiempo y se simulara que ha sido previo al inició de la acción en la partida. Antes de la muerte de Jon Arryn. Tendréis que enviar 4 mensajes durante dos semanas seguidas en la escena para tener derecho a la tirada, evidentemente los mensajes en distintos días no el mismo.

No lo acabo de entender. Miré lo de maestro consumado y lo que pasa es que para una determinada área, puede darte dados de bonificación. Yo en mi caso lo que necesito es el idioma a 3, es decir cuando tenga xp, gastarlo en subirme idioma. ¿O haces que si vas a las clases (mandando los mensajes), tras cubrir el cupo ya tengas la habilidad sin tener que invertir la experiencia?

Usare lo de especialización como si fuera un +1 al idioma. Si puede enseñar arquitectura también sabrá enseñar a leer y escribir, aunque se hallan dejado esa área.

No eres el único caso, y los hay mas graves.

Ok visto. A mi la verdad es que lo tenía en mente cuando hice la ficha, pero se me fue el santo al cielo con lo de poner algo en combate para seguir un poco la idea original y después se me pasó por completo.

Úlltima duda: Entiendo que es un mensaje por día distinto en el juego, ¿no?. Es decir, si hoy es 18 (que entiendo que ya no podré mandarlo porque ya es el banquete), el siguiente sería cuando cambies a día 19 ¿no?.

Estará ocurriendo en vuestro pasado. Los días serán del mundo real.

Tampoco podréis subirlo todo ya que el objetivo es que tengáis un mínimo para poder leer una nota que os pasen discretamente o si estallaran combates en el Valle sepáis reconocer por el estandarte si son enemigos o no los que se acercan.

Aprendiendo a leer y escribir. Día 1

Los números eran una cosa, pero las letras...

Supuso que esa complicación mucho más notable, sería normal para cada estudiante. Apender los números le había resultado mucho más sencillo, quizás porque también tenía un talento natural para ello. Sin embargo aquello, era harina de otro costal.

-"B" con la "A", BA. "C" con la "A", ZA...¡¡CA...CA!!...¡¡perdónperdón!!. CACA...¡uy!.- Dejó escapar una risilla traviesa ante aquel descubrimiento, aunque trató de frenarla por apuro ante el Maestre. Era una figura que le imponía por edad y conocimientos. No quería importunarle, pero es que aquello le pareció tan cómico...

Continuó con la retaila repasando todas las combinaciones de consonantes y vocales. Una tarea tediosa.

Que el maestre le hiciese de guía repitiendo con ella de vez en cuando le daba más confianza. No ocurría lo mismo cuando era ella sola la que tenía que dictar aquellos sonidos bajo la atenta mirada de este. Si bien en alguna ocasión era animada por él, diciéndola que pronto podría comenzar a leer ya palabras simples y que eso la gustaría, aquellos momentos le resultaban en ocasiones interminables. Y no por la duración, sino por la tensión que le provocaba el querer hacerlo bien.

La caligrafía era su parte favorita. Era como dibujar. La parte que más le gustaba era cuando el maestre le decía letras o sílabas al hazar y ella tenía que escribirlas. Las interminables secuencias de repetir infinitas veces cada letra, terminaban siendo cargantes y agotadoras. Pero el Maestre Gilbert parecía saber cuando su "desesperación", llegaba a su límite, e introducía esos pequeños juegos que la volvían a espabilar.

-Maestre...¿y sabe usted muchos idiomas?¿cuántos existen?¿los conoce todos?... -Una mirada silenciosa...

-Sí. Ya continuo...

La "P" con la "E", PE. La "P" con la "O", PO...-

El Maestre te mira atentamente sentado a tu lado mirando que lees. Hace años que descubrió un espabilado que improvisaba frases que no habían en el papel.

Tu apuro no lo ofende ya que la sonrisa parece hacerlo rejuvenecer.

Continuáis la clase hasta que le haces la pregunta sobre los idiomas que sabe. – Me temo que te defraudaré jovencita, aparte del común nada mas se leer y escribir un poco el Alto Valyrio y hablo un poco el braavosi.

Sonriéndote mientras te mira. – Ves, como ya comienzas a confiar en ti que me preguntas por aprender otros idiomas.

Aprendiendo a leer y escribir. Día 1

Vanesha sonrió y se encogió de hombros. Aprender más idiomas...nunca lo había pensado pero quizás en el puerto fuese interesante saber algo más. Todo a su tiempo. De momento le bastaba con saber el suyo propio. Qué menos...

Aprendiendo a leer y escribir. Día 2

-ME..SA. ME..SA. Mesa. Humnnn...- Hizo una pausa para poder ver la siguiente palabra. -SI...LLA. Silla. Eeeh... CU...¡uy!...eeehh ¿CHI?...-  Miró con cierta duda al Maestre esperando un signo de asentimiento. -LLO. CU...CHI..LLO. Cuchillo-

Aquello ya le resultaba más placentero que el tener que repetir constantemente el abecedario y las sílabas. La caligrafía se había vuelto por momentos un reto mayor aún si cabe. Si bien ya iba dominando el dibujo de las letras -y fácil no era pues el Maestre era muy concienzudo con cada uno de aquellos malditos ribetes y puntos- Lo peor eran los dictados. Aún tenía que pensar mentalmente cada palabra y desglorarlas en sílabas para poderlas escribir, lo que ralentizaba mucho su escritura, olvidando a veces las cosas dichas por su "dictador" en pro de desglosar la palabra actual que tenía en mente. Además una vez que había mejorado ligeramente su velocidad, en seguida el Maestre comenzaba a enunciar las plabras y frases a un ritmo mayor, lo que la volvía a atrapar en aquel mismo problema.

Nerviosa, mojó la pluma en la tinta, mientras el maestre continuaba dictando. Lo miró con cierta rabia, pues ni se había detenido mientras quitaba el exceso de tinta de la punta, escurriéndola para no emborronar. 

-Los...ri..os..con...for...man- Se detuvo un instante. -Perdón Maestre, ¿qué ha dicho? ¿Con forma o conforman?-

-Por los Siete, Maestre, un respiro. Vuelva atrás- Claro que sabía que había dicho "conforman", pero le pareció una duda razonable para detener su avance y recuperarse. -¿Conforman, verdad?-

La pregunta era más bien retórica. Ya había acabado de escribir la palabra, cuando preguntó, incluso la siguiente  recuperando ya la frase perdida. No pudo evitar tratar de disimular su triunfal argucia mirando hacia abajo y mordiéndose en labio inferior para evitar dibujar la incipiente sonrisa. ¿Se habría dado cuenta?...Nooo...¿o sí?. El Maestre era tan mayor y había enseñado a tantos que seguro que aquellos trucos que ella daba por genuinos, ya los habían empleado decenas de sus alumnos tiempo atrás. Aquel razonamiento la sonrojó ligeramente, al ser consciente de que el Maestre la había calado, con seguridad, desde el momento que abrió la boca para preguntar. Había que "agitar" el momento para hacer desaparecer la vergënza cuanto antes.

-Los...ri..os..con..for..man...me..an..dros- Repitió, leyendo su propia letra. No levantó la vista, dejándola puesta en el papel con la pluma preparada. Concentrada en la primera palabra que saliese de su boca, como si del comienzo de una carrera de caballos se tratase.

No sabría decir si aquello había sido la pequeña "venganza" del Maestre por su argucia, pero aquel "Ya hemos acabado", le sentó como una jarra de agua fría. Alzó la vista decepcionada ahora que se había puesto "al día con el texto" -¿Ya?...-

Lo que tocaba ahora era algo que le llamaba la atención por su proceso. Vanesha era una chica despierta, inteligente. Decir que era un dechado de virtud intelectual sería faltar a la verdad, pero era bastante espabilada. El Maestre le hacía preguntas sobre el texto que había escrito, sin permitir que lo mirase. Le resultaba curioso el cómo estar tan centrada en la palabra, le hacía olvidar su conjunto, el significado global de lo que había escrito.

Vanesha se incorporó con la espanda bien estirada mirando al Maestre, mientras reposaba una mano sobre la otra sobre el fandón de su vesdidoy bajo él aquellas piernas juntas.

-¿Cómo son los ríos del Valle?.......eeehh.....- Pensó un instante. -Los...ríos...del...vaalleee...son.......poco calau..caudalosos...- Dijo despacio, casi como si lo estuviese intentando leer en su mente. Ahora venía la parte que más odiaba. Ese "bien, ¿qué más?". - Son más...caula..cauuuudaaaalosos -maldita palabra- durante el deshielo.- Asintió satisfecha, pues de eso sí que se acordaba. -¡Ah, sí!... y se pueden llegar a desbordar, porovocando...¿inundaciones?-

La batería de preguntas se fue sucediendo. Unas las respondía con mayor acierto, otras con menor, otras con ninguno (las que no sabía y decía algo que le parecía con sentido, por si daba la casualidad y acertaba) y las que no contestaba, pues ni su imaginación la dotaba de respuesta, fuese la que fuese.

Pero en definitiva, con los traspiés de cualquier estudiante, parecía que poco a poco la chica iba adquiriendo el conocimiento que se le impartía. Picaruela y tramposilla como era, pero también aplicada. Que la chica se esforzaba, era evidente.

Aprendiendo a leer y escribir. Día 2

Ella esforzándose siendo consciente de que necesita un mínimo de conocimientos para ocupar un cargo y los hay con títulos que no se molestan en aprender.

El maestre Gilbert te toca el hombro con suavidad. – Muy bien Vanesha estas haciendo muchos progresos. Aunque no lo creas la caligrafiá es muy importante. En este papel no hay problemas para describir claramente una cosa y enviarla a otra persona para que lo sepa.

Se separa de ti aproximándose a una de las innumerables cómodas que hay en las paredes cubiertas por encima de estanterías. A pesar de su gran número es evidente que por las cosas acumuladas en pilas en algunas mesas igualmente llenaría una sala el doble de grande. – Por lo que me has contado quieres encargarte de supervisar el mercado. Con esa letra podrías llevar los libros pero si tuvieras que enviar un mensaje en un cuervo, ¿te serviría?

Aprendiendo a leer y escribir. Día 2

La verdad que cuando el maestre la obsequiva con alguna palabra de aliento, halago, o ánimo, se sentía valorada. A fin de cuentas, ¿hay alguien al que no le guste sentirse valorado?. Podría ser, pero ella no era uno de ellos. El reconocimiento al esfuerzo era una sensación realmente placentera.

Ante la pregunta del Maestre no dudó. Parecía tenerlo claro.

-Debería ser más pequeña...- Respondió con convicción, consciente de que los cuervos cargaban con mucho menos papel, que se enrrollaba y se ataba a una de sus patas.

Pareció reflexionar un momenteo.- Humnnn... y también menos ornamentada. Debe de ser muy difícil hacer esos ribetes a las letras con la pluma, si haces una letra pequeña para poder escribir en esos papelitos.- Dudó un instante...-¿O se usa algún tipo de pluma especial, Maestre?. Quizás hubiese algún tipo de herramienta de escritura que ella desconociese y te permitiera poder hacer una letra pequeña con más facilicad, o algún tipo de tinta más espesa que no emborronase tanto... Lo que era seguro, que cuanto más quisieras escribir en uno de esos papeles que se enrollaban con sumo cuidado, más pequeña debería ser la letra.

Aprendiendo a leer y escribir. Día 2

Esta atenta a lo que le digo y piensa en los detalles.

– Si, evidentemente de be ser mas pequeño y por lo tanto las letras tienen que estar muy bien hechas para que se puedan leer sin confundir las letras. Primero debe uno conseguir una caligrafiá buena y poco a poco ir haciéndola mas pequeña.

Sonriendo contento por una alumna tan aplicada e intuitiva. – Efectivamente se seleccionan las plumas mas finas y la mejor tinta para esos trazos tan precisos y delicados.

Te muestra una de las notas que han traído los cuervos y una pluma con una punta afiladisima que estas segura que se podría llegar a clavar en tu piel.

Aprendiendo a leer y escribir. Día 2

-Oh, vaya...- exclamó sorprendida por la finura de la pluma, mientras pasaba con suavidad y cautela la llema de su índice por la punta de la misma. -Sí que es fina...- Sonrió. Miró entonces aquel pequeño papel escrito, fijándose en realidad en las letras, más que en el contenido del mensaje...demasiado tiempo y esfuerzo. 

-Qué trazos más finos, Maestre...- Comentó aún observando el papel. -Mucho me queda por practicar para lograr ese detalle en letras tan pequeñas.- Afirmó consciente de la dificultad, que a día de hoy, aún entrañaba esa escritura para ella.

-Pero con práctica...- Parecía que un nuevo reto había sido planteado a la muchacha. No pareció desanimada. Todo lo contrario. Se había dispuesto a aprender a leer y a escribir, y ahora también a ser capaz de poder mandar esos mensajes de ser necesario. Alzó la vista con un brillo de determinación, quizás ambición. Una mezcla de ímpetu juvenil y ganas de aprender y formarse.

Durante las lecciones Zane prestaba toda la atención de mundo a su libros, tomando como único descanso un suspiro o el pasar de las hojas. En esta ocasión Vanesha se encontraba estudiando con él, aunque cada uno tocaba una materia distinta. Mientras él tenía que memorizar los coloridos escudos y estandartes que representaban a todas las casas de Poniente ella estaba aprendiendo el alfabeto y un sin fin de palabras que él ya había sufrido por aprender. Por un segundo se compadeció de ella, aprender a leer y a escribir —cosa que vio que se le daba cada vez mejor al ver el detalle que ponía en su caligrafía— no fueron cosa fácil para él, pero luego cayó en la cuenta de que ser capaz de reconocer tantos escudos era igual de difícil o peor. Así que cumpliendo con su propósito siguió pasando página tras página leyendo cada una de ellas hasta dos o tres veces, de esa forma sentía que las palabras se almacenaban de mejor forma en su cabeza.

Con el silencio el tiempo parecía detenerse y la lectura no aminoraba el aburrimiento de la situación. Hasta que dado un momento en el que se dispuso a pasar página sintió que algo le golpeó en la frente.

— Ay. — Murmuró por instinto, ya que como era evidente no sintió daño alguno por la bolita de papel. Al percibir la mirada del maestre Gilbert volvió a bajar la cabeza al libro. Pasados unos segundos alzó la vista hacía Vanesha, que hacía como si no supiera nada del asunto, cuando en realidad las bolitas de papel que había acumulado junto a sus pergaminos la delataban. Decidiendo no entrar en el juego de Vanesha pasó de contraatacar y volvió a lo suyo.

Un rato después la chica se estiró para alargar la mano hacía uno de los frascos de tinta que había sobre la mesa, momento que aprovechó para pinchar a Zane con la pluma.

— Ay. — Volvió a decir, aunque esta vez con un tono de voz más pronunciado. — Ay, cuantos escudos. — Añadió como excusa cuando el hombre le miró molesto. De nuevo bajó la vista al tomo que tenía entre las manos, aunque no pudo evitar mirar a Vanesha con cierto cabreo cuando la oyó reírse en una silenciosa carcajada.

Zane y Vanesha; estudiando.

Vanesha pareció casi perder la respiración al ver el enfado de Zane, roja como un tomate maduro, a punto de explotar. Finalmente consiguió hacerse con aquella bocanada de aire que redujo su presión sanguinea para recuperar la compostura lentamente. Con disimulo se limpió las lágrimas y, muy digna ella, se estiró alzando el cuello, casi incluso la barbilla, cargada de orgullo.

Mojó aquella fina pluma en el nuevo tintero, dejándola reposar un instante, pues aquella tinta parecía más espesa. Colocó unos pequeños palitos en aquel diminuto papel que le ayudarían a enrollarlo con precisión, sujeto en las pequeñas rendijas en la base de sus cabezas. Tomó entonces la pluma mientras miraba la siguiente palabra de la lista y una mueca a medio camino para sonrisa picarona se dibujó en su rostro. Bajó la vista y comenzó a escribir con mucho cuidado en aquel  papel. No tardó excesivo tiempo, aunque aún se tomó algo más, soplando con delicadeza para acelerar el secado de la tinta y no se emborronase al enrrollarlo. Tras enrrollarlo con suma dedicación, dejando apenas un minúsculo cilindro hueco por dentro, unió ambos palitos con una  minúscula gota de resina.

Estiró de nuevo la mano con el pergamino hacia Zane, lentamente, como el naúfrago que ve aproximarse al tiburón, tranquilo pues es conocedor de que su presa no tiene a donde huir.

-Tssh...tshhh...Zaaane- dijo en un casi imperceptible susurro, que acompañó de dos ligeras y consecutivas pataditas bajo la mesa a la pierna de éste, por si fuera duro de oído. Hizo un gesto con los ojos señalando al diminuto pergamino que había dejado próximo a él, con clara intención de que lo cogiese y abriese.

Como si aquello ya no fuese con ella, esta vez sin disimulo echó un vistazo al libro de Zane. -Que emblema tan curioso...- Comentó. -¿Estáis aprendiendo todo Poniente o solo las casas más importantes o cercanas?-  Preguntó apoyando ambos codos para que sus manos le permitiesen soportar el peso de su barbilla y mejillas, lo que hizo que su rostro pareciese tener algo más de mofletes y su boca fuese más pequeña y redondeada.

Zane y Vanesha; estudiando.

El Maestre estaba empezando a pensar que al final tendría que valorar si se habían hecho valedores o no de su confianza y de paso el seguía realizando sus tareas habituales. O tendría que estar todo el rato sentado con ellos como cuando eran pequeños. No quería hacerlo porque los dos estaban sacrificando voluntariamente su tiempo libre en incrementar sus conocimientos.

Aquellos pequeños ruidos sabía a que se debían hacía muchas décadas que se dedicaba a enseñar a las diversas generaciones de los Falcon y sus principales servidores.

Se había retirado a una ventana de cara al exterior y se giro hacía sus alumnos con su cara mas de despistado. – ¿Zane, Vanesha qué ocurre?

Zane y Vanesha; estudiando.

Apesar del tono y aspecto despistado del Maestre, Vanesha pegó un pequeño respingo, mirándolo completamente inmóvil, con los ojos verde esmeralda completamente abiertos. -¡Uy!...nada Maestre...eeeeeehh...- Cogió con rapidez, pero a trompicones, su hoja extédiéndola hacia él, como un acto reflejo, aún consciente de que la distancia que les separaba no procuraría que pudiese alcanzarla.

-¡Yamelosé, yaheacabado!- dijo de forma igualmente atropellada, mientras se sonrojaban ligeramente sus mejillas.

-Qué difícil Maestre...¡uff!...sí...hoy eran palabras muy raras...¡ya lo creo!...¡uff!...sí.- Como coletilla final le brindó su más dulce y tierna sonrisa...

Qué difícil le resultaba por aquel entonces a aquella niña ocultar sus fechorías...