Partida Rol por web

Espantado, hago aspamientos con las manos... me veo venir lo peor...

-Vale, vale, mi señora "esposa", ¡no me os vengáis arriba, pardiez! que bien está meterse en el papel, pero ahorremos filigranas innecesarias; me basta con escobazos, pero con la parte de esparto, no con el palo, que os veo venir, y no se por qué me da en la nariz que pensáis meteros en el papel más allá de toda duda; unos pescozones serían más que suficiente, no me vayáis a lisiar ante la Autoridad Competente!!

... no se por qué, mal veo mi futuro... en mala hora se me ocurrió el plan, que funcionar, funcionará, pero me veo enchichonado.

-Gaspa, lo siento, ni un maravedí tengo... o pillas el martillo, para defenderte de lo que sucediere, o arrancas una rama baja de uno de los árboles del parque, porque lo que es garrote... ni una moneda para comprarla tengo

... y en otro orden de cosas...

-El que me preocupa es Wared... tarda en venir del lupanal... lo mismo le han liado, y además de cotilleos, ha ido a por más asuntos propios....

Renato empezaba a impacientarse a la par que a temer por el entusiasmo de Mirit. Mientras Gaspa estaba que si cachiporra o martillo, lo que fuese para desgraciar a quién sabe quién. Arramel ofrecía gustoso su martillo pero con reservas. Y mientras Wahed se demoraba. Todavía era algo prudencial, apenas quince minutos habían pasado. Pero lo cierto es que el "guía" no daba señales de vida. Quizás lo habían pillado.....o se había largado con el brazalete considerándolo pago suficiente. O, puede que los estuviese delatando a la guardia.

Pensé que mostrar una buena joya sería suficiente para conseguir lo que quería, pero al ver a la madame preguntarme por su origen, me quedo bloqueado. Es verdad que es muy raro que alguien como yo pudiera portar tremenda alhaja de manera legal y justa. Normalmente me jacto de tener buena verborrea, pero tal vez por el sentimiento de culpa intrínseco que me acompaña desde que acepté esta misión, no me salen las palabras y las pocas que lo hacen, se atropellan.

- Bu-bueno, ya ve, es… un pago. Por ayudar… un noble que… tenía problemas y… -

Mi cerebro exige que cierre la boca para no seguir metiendo la pata, la mirada inquisitiva de la mujer exige dicha explicación.

- No es robado, lo juro por Alá. – Al menos una verdad – Mire, si no quiere el pago, puedo irme por donde he venido y… -

Intento coger el brazalete y salir de allí.

-Si claaaaaaro. ¡Yusuf, HaKim, enseñadle la salida!-Acto seguido aparecen los dos gorilas de la puerta, te enganchan cada uno de un brazo y te llevan hasta la salida donde te tiran contra el suelo. Luego se ponen en la puerta con los brazos cruzados y cara de pocos amigos.

El brazalete lo conservas, pero no has logrado la información que venías a buscar. Tendréis que seguir con lo que tenéis.

miro a Renato, "bueno, el plan sigue siendo que yo hago de tu esposa y tu me has puesto los cuernos, con que parezca que estoy de mal humor e intentando darte una paliza, creo que no hay mucho mas que hacer" y me percato de que todavía Wâhed no ha vuelto, "¿donde esta el guia?, ya debería estar aquí" tras decir eso, agarro mi cuchillo, no sabía se lo iba a necesitar, pero mejor estar preparada para lo que viniera, por si nos ha dado las espaldas.

-Mi señora, por piedad, tened cuidado con eso, que corta, a ver si os váis a liar, y me descabelláis en vez de dar pescozones, que actuar con público, la primera vez, puede dar pie a tales confusiones...

Empiezo a ver el futuro borroso....

Veis aparecer a Wahed que vuelve por la misma calleja que se fue, pero sujetandose las costillas dolorido.

La hora del cambio de guardia es en unos pocos minutos, parece que llega justo a tiempo. Si queréis cumplir con las princesas es ahora o nunca.

Vive Dios, que parece que nuestro buen guía ha recibido somanta palos con resultado de eslomamiento costillar, a ojo de buen cubero inexperto!

-Maese Wahed, ¿estáis bien?, parecesme como si hubiéseis sido apaleado, y con buenas artes del oficio por parte del que manejase el palo... ¿pidísteis averigüar algo interesante sobre quienes están de turno de guardia en esta puerta del palacio?

... antes de esperar respuesta, y temeroso porque se nos escape la oportunidad, le adelanto parte del plan...

-Sabed, hemos urdido un ardid... habréis de hacer como de hermano de nuestra señora Mirit, y cuñado mío, pues mi papel será el de esposo infiel de la misma, y la idea, es que me llevéis, llevados por la ofensa, a palos calle arriba hacia las inmediaciones de la puerta que vigilan los guardias; al llegar allí, me daréis una somanta collejas, pero sin veniros arriba, y les mantendremos entretenidos, pues es de suponer, que vendrán a auxiliar a este pobre desgraciado... De ahí la importancia de si habéis sabido algo sobre los guardas, pues un detalle metido a calzón, puede despertarles el interés, y olvidar momentánente aquello que protegen, de modo que las mozas puedan huir, hacia donde Arramel y Gaspa estén esperándolas para darlas amparo con su presencia...

... es un plan sin violencia... bueno,... eso espero, en especial hacia mi humilde persona...

-Os ruego que os vayáis metiendo en el papel... pues... en breve tendremos que actuar; si hay algo más que añadir, os lo ruego, hablad

... miro a todos al decir esto, pues es el momento final en que cualquier idea o matiz puede ser añadido con éxito; a partir deste momento, reinará la improvisación con tal breve guión...

"Amo, su plan es brillante. Pero este mindundi no tiene pinta de ser el hermano de la señora" (miro a Wahed con cara de asco). "Entiendo que el señor Arramel no quiera el papel, pero o le damos un lavado de cara rápido o no habrá guardia que se trague tal sainete."

-Aguantad, Maese Wâhed, si sois capaz de aguantar un rato, yo os podré aliviar ese dolor cuando nos hallemos lejos, pues mi padre fue cirujano y aún recuerdo una o dos de sus mañas. Quizá en ese alfoz haya paños que mojar o alguna yerba con la que poneros una cataplasma. En cuanto a su aspecto, poco hay que podamos hacer, mis chilabas le irán demasiado pequeñas...-y de repente empiezo a observar al malhablado de Gaspa con atención.

Algo magullado, pero sobre todo herido en el orgullo, me arrastro de vuelta con mis compañeros. Mientras camino aprieto el brazalete contra mí, aun no creyéndome que me dejaran conservarlo.

“Supongo porque lo imaginaron robado”

En cuanto tengo al grupo a la vista, estos me divisan y se aproximan a mi queriendo una explicación por mi estado. Renato me explica el plan y consulta por la información que haya podido obtener. Siento vergüenza al recordar lo acaecido.

El sirviente de Renato me increpa y en condiciones normales le hubiera contestado, pero en este estado no era capaz. A la vergüenza de la situación se unía mi aportación a lo vivido. Arramel se ofreció a ayudarme.

- No os preocupéis por mí, no son más que magulladuras. – Me sacudo un poco el polvo que me embadurna de cuando me lanzaron fuera del local. – Con un pequeño lavado podré interpretar el papel que me toca. Mucho me temo, maese Renato que no he logrado obtener información alguna. Se ve que la susceptibilidad estaba a flor de piel y para colmo ni pago pude hacer al sospechar erróneamente que era un objeto robado. Ninguna información extra puedo traeros, debernos arriesgarnos con lo que tenemos. –

Cuando termina de hablar, me apoyo en la pared más cercana y lanzo un hondo suspiro, alzando la mirada al cielo ahora estrellado. Dibujado en aquel lienzo de estrellas, puedo ver el rostro de mi maestro. Y no está contento. Mi estómago ruge como respuesta.

- No os preocupéis Maese Renato, nada sufrirá su cuerpo por los golpes. ¿Cómo queréis que empecemos? -

Encontráis una fuente donde lavar a Wahed no muy lejos del callejón. Una vez limpio os dirigís de nuevo al callejón. Es la hora, debéis actuar rápido y bien.

-Bien... me gustaría arengaros de algún modo... pero no se me da bien, así que para cagarla, mejor evitémoslo

... y mejor no hablo de cagar, no sea que....

-Si no tenéis que encomendaros a lo Sagrado, vamos allá!.... Arramel, Gaspa... discretamente, adelantaos, pasando ante los guardias con naturalidad, y esperad allí a que salgan las damiselas...

Mientras... vamos allá....  mi señora Mirit, os ruego que frunzáis ese bello rostro y mostréis ira, seguidme alpargata en mano, pero sin pasaros, que os veo venir; y mi señor Wahed..., aun molido a palos, venid tras ella, de momento, apoyadla con insultos, pues me fío menos de vuestros coscorrones, que no quiero salir tullido desta. Yo empezaré yendo hacia ellos pidiendo clemencia...

¿Vamos Arramel? Tal vez haya algún lugar cerca del portillo donde escondernos mientras la maniobra distractiva tiene lugar.

Si es así aguardaremos escondidos hasta que salgan. Si no tendremos que rondarlo procurando llamar poco la atención ¿no cree?

ya estaba llegando nuestro momento, solo teniámos que entretener a los guardias, no tenía que ser difícil "este es nuestro momento, para Renato esto te tiene que ser fácil, espero que no las fastidiemos, pero con llamar la atención de ellos y que las princesitas escapen, Wâhed, tu solo tienes que aparentar que estas cabreado con mi "marido", con poner un par de gritos que parezca una mujer histerica, puede que ya haya hecho bien mi papel" digo mirando a mis compañeros, aunque apenas me había preocupado del estado de Wâhed, "puede que tu problema con las señoritas no venga un poco bien, así podrás aparentar que el se ha defendido y ser un combate mas creíble" y con un gesto a Gaspa y Arramel para que se fueran, me preparo para hacer cumplir el plan.

Arramel y Gaspa pasan junto a los guardias como si tal cosa sin llamar la atención de estos. En escena entra Renato perseguido de Mirit y Wahed. Los guardias miran la escena aburridos por las largas horas de guardia. Apenas un par de personas más en la calle que van de paso de un lugar a otro y no se detienen. La luna en lo alto, no proyecta demasiada luz ya que no está llena y se esconde tras las nubes, dejando la calle a oscuras salvo por los dos candiles que hay en la puerta que custodian los guardias.

"... bueno... vamos allá... en peores plazas has hecho faena, y además, salido a hombros..."

Renato respira, se pone bien el gorro, se sube las calzas para que realcen lo suyo (que uno es coqueto, cosas del oficio), unos carraspeos para aclararse la vos, y una última mirada a sus compañeros "de tablas" antes  de empesar el primer acto de la primera escena desta obra improvisada. Una vez ve que los otros compañeros pasan ante los guardas, con la indiferencia de estos ultimos, unas últimas palabras a Mirit y Wahed..., un consejo para actores noveles:

-Sed vosotros mismos

Dicho lo cual, entra en escena, entendiendo por esta el lugar donde alcanza la luz de los candiles y se puede oir su afinada voz, que en otras circunstancias sirve para encandilar mozas, y en esta, para proclamar su angustia...

-¡HAY! ¡Mi señora, piedad! , ¡que en serio os lo digo, soy inocente!, ¡Que a quien vio vueso hermano era a alguien parecido a mí como gota de agua a otra!! ¡piedad, mi señora miedad!!! ¡HAY! ¡No!, con la alpargata en la cabeza no!!!!  HAY!!! No, ahí tampoco!!, que duele!!!!!

...entro a trompicones en escena, tropezando, cayendo y gateando, que ambos son gerundios, mientras, como me temía, mi señora Mirit se nota que es ducha en el noble arte de soltar zascas con las alpargatas, pues la maneja con destreza y alcanza a dar sonoros golpes con ella...

Giro mi rostro implorante hacia los guardias, como si acabase de reparar en su presencia... para seguir quejándome, en esta ocasión suplicante..

-¡Piedad!! ¡Señores guardias! ¡Alabado sea Alá!  ¡Valedme, por piedad!!, que esta mi señora debe haberme confuncido con otro y me está curtiendo la piel a base de jarabe de alpargata de esparto!!

Me había armado de valor y atravesado la calle con el arrapiezo, y por suerte los guardias no se percataron de mi nerviosismo, así que nos colocamos a una distancia prudente y observamos procurando no llamar la atención.

Aunque ya me hallo más calmado, aún queda por hacer el mayor trozo de aquella argucia, así que intento que no se note que estoy mirando mientras Renato inicia la farsa. Ay, en tiempos mejores este espectáculo me hubiera divertido.

¡Ojalá salgan apriesa!

Ya íbamos a empezar, aunque las palabras de Renato no me calman mucho, "sed vosotros mismos, algo difícil, ya que carezco de esposo y hermano, pero puedo salir de esta" tras lo cual voy detras de Renato mientras grita y le pego algunos golpes, aparentando estar furiosa, "bastardo, mal nacido, como te atreves irte con otras mujeres y dejar a tu pobre esposa sola" grito a mi supuesto esposo, "¿como que iguales como dos gotas de agua, te he visto yo misma, no me creia las palabras de mi hermano hasta que hoy he podido comprobar lo perro que eres" le sigo gritando, y cuando llama a los guardias, levanto mi vista a esos hombres, "o buenos señores, por favor, el cobarde de mi marido niega a aceptar que se ha vuelto a ir con otra mujer, tengo a mi hermano y a alá como testigo de sus actos"

Tras acicalarme un poco, me dispuse para realizar esta pantomima. La palabrería era lo mio, pero también era verdad que desde que había aceptado esta misión todo parecía haber ido mal.

“Un castigo de Alá”

Sin embargo, ya no había vuelta atrás. El primero en iniciar su actuación fue, como no, el trovador. Su actuación era increíble, aunque no debería sorprenderme. Al fin y al cabo, a eso se dedicaba.

Le siguió Mirit que, como una artista, se entregó a us papel como mujer despechada. Ya solo faltaba yo.

“Vamos allá”

Salí del callejón agitando mi callado frente al trobador amenazándo con atizarle con él.

- Malandrín, pecaminoso. ¡Yacer con otra mujer!¡Mal rallo te parta! El honor de mi hermana debe ser vengado, malnacido –

Me aproximé a él e intenté darle un golpe con el cayado.