Partida Rol por web

Asiente con un gesto corto y firme.

-Seguramente si, Tesoro se mueve mucho por el distrito. Pero en ese caso, seria mejor que hablaramos con su padre, Chillon, o con Cejas, su segundo, que estan aún mas informados. Son los lideres de la comunidad eta. Conocen a todos y todo lo que pasa en este distrito, y siempre han colaborado de buen grado con los magistrados. Podemos encontrarles en la Gran Casa, un par de bloques al norte. Mi intencion era llevarle alli luego de terminar aqui, pero podemos ir ahora si lo desea, Bayushi-sama.

Por fortuna, la gran calma con que la shugenja reacciona a las tajantes maneras del Shosuro va disminuyendo un poco la tension del ambiente. Los doshin no se han siquiera volteado a mirar, atentos a sus deberes, o mas probablemente conscientes que son cosas de samurai, las cuales no les incumben. 

A estas alturas ya era notable la sensación de que no podriamos trabajar juntos ambos clanes y evitar discuciones. Aun así, debiamos hacer todo lo que esté en nuestras manos para resolver esto, cosa que no pasaría si nos pasabamos los minutos discutiendo.

-Muy bien.- Dije, intentando hacer que este incidente quedara en el camino. -Ya pasamos bastante tiempo discutiendo y lo único que sacamos en limpio es que no vamos a separarnos ni a usar hechizos.- Hice una breve pausa para ver si nadie agregaba nada. -Ahora, ¿con qué deberiamos seguir? ¿Investigar habitaciones o revisar el cadaver? A mi me parece que revisar el cadaver y la habitación donde se situa debería ser lo primero en la lista.

No creía que fuera posible que ese pequeño discurso acalle las discuciones, pero pondría un alto al fuego que, con suerte, duraría unos minutos para empezar a hacer nuestro trabajo.

 -Confío en tu experiencia Kazu-Sama, por lo que también lo haré con tus intenciones- inclino levemente mi cabeza, señalando el trío de etas que controlan el paso -empecemos con ellos y veamos que información pueden proporcionarnos-.

 *Solo espero que no causen problemas, si algo llegara a pasar la situación se tornaría incómoda con los padres de tesoro. Y no necesitaba eso, tenía que mantener la situación bajo control si quería terminar el objetivo de manera limpia, por lo que respiro hondo, preparándome para cualquier situación que pudiese resultar de cruzar palabras con el mayor eta de ese grupo amenazante de la tranquilidad de sus compañeros.

Ni me había perturbado que saltara la yojimbo dispuesta a realizar su trabajo, dado que tenía un objetivo claro y de seguro que yo era más rápido que ella de tener que desenfundar. Tranquilizado esa certeza y el echo de que la Kitsuki accediera a ver primero el cuerpo, dejé de estar en guardia.

- Vamos.

Indico para después dirigirme a la parte de atrás ignorando el resto de habitáculos de la casa.

- Nunca molestéis a los kami si hay muertos de por medio Kitsuki-san.

Añado sin dignarme a mirarla y con el mismo tono de desagrado que había estado usando hasta antes de la amenaza, por lo que podría asemejarse más a un consejo que otra provocación.

Permanecí en un silencio tranquilo. Me quedaba claro que el magistrado se dejaba llevar por sus emociones personales y que la cortesana tampoco sería de ayuda. Preferían fracasar a ceder, provocar a hacer un buen trabajo. E irónicamente, ni siquiera eran conscientes de ello. Había accedido a no realizar la bendición hasta después de ver el cadáver. Luego ya se vería.

- Vuestra aprensión es injustificada - señalé. 

Pero fui como si tal cosa en dirección al laboratorio. Confiaba en Kasumi para cuidarme las espaldas y llegado el caso, dejaría clara mi postura. No estaba dispuesta a que la investigación fuese insuficiente sólo porque los escorpión pudiesen sentirse incómodos. A fin de cuentas, nosotros aguantábamos estoicamente todos sus insultos y provocaciones. 

Les dejaría investigar lo que quisiera y, cuando terminasen, me quedaría allí para hacer mi propia investigación. Después de todo, a diferencia de ellos no tenía prisa, por inmundo que fuese el olor en aquel distrito. 

A Kasumi no le importo que el Shosuro ignorara su advertencia, al fin y al cabo, actuaba como si las jóvenes no fueran más que un desafortunado incidente, aun así, no le daba excesiva importancia a las faltas que cometían los escorpiones hacia ellas. No serían más que un tropiezo en el camino, la Mirumoto haría que Aiko pudiera realizar la investigación que le habían encomendado, no importaba lo que tardaran ni lo cuantas riñas superfluas con los escorpiones tuvieran. 

Siguió a Kitsuki hasta el laboratorio sin soltar el tsuka de su wakizashi, sabía que el Shosuro no la consideraba una amenaza, pero no significaba que fuera a amedrentarse ante él ni que no pudiera estar equivocado.

En un tenso acuerdo, los jovenes samurai abandonan el saloncito delantero, pasando al cuarto principal que hay en la parte posterior de la casa. La siguiente habitación es francamente sorprendente para todos, salvo para Aiko, que ya las habia visto asi en su tierra. Es un gran laboratorio, de unos once por nueve metros de lado, sin mas paredes dentro. En el área central se encuentra muchas mesas con retortas, vasos con polvos y liquidos peculiares, asi como otros instrumentos. Unos cuantos están volcados, y otros han caído en el suelo, haciéndose pedazos. Su contenido da color al piso.

En la parte norte, hay varios muebles y anaqueles, algunos cerrados, otros abiertos, conteniendo mas frascos, pero asi también libros, pergaminos, etc. Mientras que del lado sur, por donde ustedes entran, solo hay un par de muebles y un arcon cerrados.

Se ve una puerta abierta en el extremo Sureste del cuarto, que al parecer da a otro recinto intimo, y arriba en la sección noroeste, sin separaciones con el laboratorio, un segundo cuarto.  Este queda junto a la puerta que da al patio y vigila el otro doshin

El ambiente esta cargado de aroma. Incluso aunque los guardias han abierto las puertas hace rato, dejando entrar la peste de fuera para “ventilar”, aun perdura el intenso olor mezclado de los compuestos del cuarto, suficiente para hacer pestañear al mas duro. Es imposible asignarle una descripción precisa, pero su fuerza es indudable si suprime el olor exterior.

Finalmente, la razón de vuestra misión, el cuerpo del Agasha, esta en el centro mismo del cuarto (k y L 5) junto a las mesas de compuestos. Esta tirado de lado, mirando hacia ustedes casi al entrar . Se trata de un hombre de unos cuarentas o cercano a ellos, de cabeza calva y constitución delgada que el kimono tradicional de los dragon, verde y amarillo, perfila... Tiene varias heridas evidentes en el cráneo, pero hay poca sangre en el cuerpo o el piso.

-Le conozco. Es Despellejador, un curtidor de los verdaderos. +comenta Kazu, refiriéndose al mas voluminoso del trio.
Dicho eta es bastante mas alto que tu y que cualquier persona normal, pasando el metro noventa. Sus ropas, si bien del mismo color que las de todos los demás etas, se ven mas limpias. Desde luego no lleva armas. Cuando te plantas frente a el, hace una reverencia educada, aunque no dice nada dado que no le haz hablado. Al menos parece ubicarse en su situación.

Me vuelvo a poner el abanico en el rostro al entrar a la habitación. A diferencia del de afuera, el olor no era del todo desagradable, pero era muy fuerte, demasiado.

Lo primero que hago es observar el cuerpo, arrodillandome al lado de este. A simple vista, lo había matado la contunsión cerebral producida por algún tipo de objeto contundente, pero me extrañaba la falta de sangre en el piso. Luego me dediqué a observar mejor el cadaver, a ver que cosas no resaltaban a la simple vista.

El laboratorio recordaba a tantos otros que había visto, salvo por el detalle de todos los frascos y productos derramados. Eso indicaba una pelea. Caminé con cuidado, intentando no pisar o tocar nada, ni siquiera lo que estaba en el suelo. De alguna forma sospechaba que la forma en la que habían caído las cosas nos indicaría qué había sucedido. 

Hitomi estaba arrodillada junto al cadáver, por lo que permanecí un poco apartada, esperando a que terminase para poder mirar con más detenimiento. Claro que, a simple vista, llamaba la atención la poca sangre. Qué irónico viendo los reparos del magistrado. No, apenas había sangre y eso era especialmente raro en heridas de cabeza. Más aún, tenía varias heridas. Eso descartaba la única otra posibilidad: un accidente. 

Aún de pie, observé con detenimiento los detalles de las heridas. Después miraría los productos que se habían derramado. Era bastante posible que el atacante fuese el responsable e, incluso, que se hubiese manchado con ellos. Tal vez, eso permitiría buscar algún tipo de olor o reactivo para detectarlo. Pero fue algo que me guardé para mi. 

En un primer vistazo no había nada especialmente raro, a excepción del fuerte olor que inundaba el lugar por los productos que usaba el difunto.

¿Para que serían?

Me pregunto mientras empiezo a registrar el lugar, empezando por los libros y pergaminos que tenía el Agasha. Quizás en ellos pudiera encontrar algún indicio sobre sus investigaciones y en consecuencia, los motivos de su muerte.

- Eres libre de molestar a los kami si te place.

Comento con mientras agarro uno de los libros, aunque no hacía falta indicar a quién iban dirigidas mis palabras.

Estaba concentrada en mi análisis, de modo que mi respuesta sonó algo distraída y ni tan siquiera levanté la mirada para dirigirla hacia el Shosuro.

- Esperaré a que se terminé la revisión del laboratorio. - dije con voz suave. 

No sabía qué era lo que le había hecho cambiar de opinión sobre las plegarias pero en el fondo no tenía importancia. Lo único que tenía importancia era descubrir todo lo posible sobre el asesinato. Dejaría la política para quienes disfrutasen con ella. Después de todo sólo estaba de visita. Con suerte, se resolvería la investigación con rapidez y podría retomar mis propios asuntos...

Le hice lugar a Kitsuki para que examine el cuerpo, ya que no me estaba llendo muy bien con eso. En su lugar me levanté y empecé a recorrer la habitación.

Por las vistas, alguien había tirado todo lo que estaba en la mesa, o al menos la mayoría de las cosas. Probablemente un forcejeo.

Me pregunto con que se abrá golpeado Agasha. El arma no estaba a la vista. Eso podía indicar que el asesino intentó esconderla.

A menos que el asesinato no hubiera tenido lugar aquí. Eso explicaría la falta de sangre. En cuanto al forcejeo, posiblemente el asesino lo tiró para distraernos y pensar que la muerte fue en este lugar. Siguiendo esa teoría, tenía que ser alguien con la fuerza para levantar a Agasha y traerlo hasta aquí sin arrastrarlo, asi no dejaría manchas en el piso.

Me puse a examinar los muebles, a ver que encontraba, cuando oí a Sichi decirle a la Kitsuki que ya podía pedirle ayuda a los kamis. No quería más discuciones, asique me reservé todo comentario que podría haber sido hecho.