Partida Rol por web

Sobre el cadaver (solo medicina, ya que no tiraste investigacion para el).

Puedes determinar que el daño fue con un arma contundente, aunque lamentablemente no eres tan experta en esas cuestiones para saber cual. Pero quedan descartadas todas las cortantes y perforantes. Es evidente que los repetidos traumatismos en el craneo lo mataron rapido, lo cual explica la poca sangre. El derrame debio ser mayormente interno.

Sobre el cuarto.
A pesar de la ausencia de paredes, el lugar sigue un orden. Mesas de trabajo en el centro, anaqueles y lugares para almacenar en la parte norte, y muebles sin uso especifico evidente al sur.
El wakizashi no esta a la vista en el laboratorio. 
Los polvos en el suelo parecen ser distintos tipos de sales y tierras de origen y coloraciones variadas. Tambien hay levadura, sake y harina mezclados con estas. 
No falta nada que puedas señalar, hay de todo. Y tampoco hay un arma normal o improvisada en el cuarto, salvo las que portan ustedes y los doshin, con la salvedad del palito de mortero que se encuentra en la mesa al lado del Agasha.

Sobre el cuerpo, este no tiene armas, ni parece llevar objetos de ninguna indole con el, solo sus ropas. 

Sobre el cuarto, a pesar de la ausencia de paredes, el lugar sigue un orden. Mesas de trabajo en el centro, anaqueles y lugares para almacenar en la parte norte, y muebles sin uso especifico evidente al sur. El lugar estaba acomodado a gusto del dueño.

Esta seccion del cuarto evidentemente esta destinada a almacen. Los dos muebles en concreto tienen dentro muchos frascos de vidrio, y en efecto, encuentras flores de amapola en un par de ellos. Pero parecen ser muestras mas que nada, apenas unas cuantas flores secas, ya que tambien hay otras plantas diversas. En el otro mueble hay trozos de animales, con piel incluida, conservados en liquidos. Tambien hay insectos y peces, asi como diagramas de sus entrañas... no es muy agradable. En estos muebles no ves quimicos de ningun tipo, solo cosas de procedencia evidentemente natural.

 -Te saludo curtidor- digo en tono calmo y pasivo, por suerte el eta así llamado Despellejador no parecía tener o buscar problemas, lo cual me fue de gran alivio. -Requiero de tus conocimientos acerca de la última persona que se instaló en aquella residencia- digo mientras señalo la residencia de Iesada-Sama, evitando nombrarlo frente a los curtidores *entre mejor sepa que tan informados estén del alquimista mejor, así sabre hasta que punto podía disimular su trabajo y alejarlo de la sospecha de los demás residentes pienso para mis adentros, esperando que no fuera tan obvio para los curtidores la totalidad de mis intenciones al estar preguntando por el alquimista.

Hice un leve asentimiento hacia Hitomi cuando se apartó y revisé, sin tocarlo, el cuerpo. Era consciente de que para poder hacerlo en más detalle sería inevitable solicitar la ayuda de un eta. No era algo que me gustase, pero había de hacerse. Pese a ello mi análisis preliminar sí que me indicaba dos cosas. 

Levanté la mano e hice un gesto a Kasumi para que se acercase hasta donde estaba. Luego señalé el cráneo, en los puntos donde le habían golpeado varias veces. 

- Usaron un arma contundente, pero el mortero parece demasiado pequeño para haber sido ese arma - comencé con voz suave - Lo más seguro es que se la llevasen con ellos, así como el wakizashi. Debemos intentar buscar ambas cosas.

Después miré a los dos escorpión y me recordé que, pese al desprecio con el que me trataban, debía colaborar con ellos. O al menos darles la oportunidad de hacerlo. Respiré hondo antes de llamar a Hitomi, si iba a interrogar a la sirvienta, sería bueno que supiera qué preguntar.

- Shosuro-sam, Bayushi-san, por favor - comencé esperando que se acercasen lo suficiente para no tener que alzar la voz. Después de todo, la sirvienta estaba en la otra habitación y las paredes de papel barato, no evitarían que escuchase. 

Suspiré. Definitivamente no estaba en mi mejor día en cuanto a investigación. Solo esperaba que los dragones y mi compañero escorpión tuvieran mejores resultados. Justo en ese momento, Kitsuki nos llamó tanto a mi como a Sichi.

-¿Has encontrado algo, Kituki-san?- Le pregunté. Esperaba que ella haya tenido mejor suerte que yo.

Suspiré algo molesto, en parte porque aquí no había más que basura y por otro lado porque había sido la Kitsuki quién se había dado cuenta de esos detalles que Hitomi no había mencionado. Dispuesto a confirmar o desmentir las aseveraciones, me acerqué al cuerpo dispuesto a examinarlo y sin los miramientos que hacían gala tanto la Escorpión como la Dragón.

Esperé a que se acercasen antes de responder. El Shosuro mantenía su expresión de perpetua molestia, mientras que la Bayushi parecía más curiosa. Fuese como fuese, no me importaba demasiado. Asentí con la cabeza a la pregunta de la escorpión. Mi voz, suave de por si, bajo hasta convertirse en casi un susurro. 

- Derrame interno - contesté - Fue una muerte rápida. 

Decidí no extenderme en explicaciones innecesarias. No creía que les interesasen los detalles.

- Falta su wakizashi. Se usó un arma contundente, pero lo único que cumple esas condiciones es el mortero y no creo que fuese el arma usada. - miré a Hitomi por un segundo, evaluándola - Hay otro detalle que podéis usar en el interrogatorio. - hice una ligera pausa - Preguntad qué solía cenar y desayunar. No sólo hay reactivos derramados, también sake, harina y avena. 

Me abstuve de explicar la mala idea que era tomar saque en un laboratorio y que el Agasha, dedicado al trabajo, de beberlo no lo habría hecho allí. Por supuesto, aún no había terminado mi análisis e investigación del cuarto, pero les daba un indicio para seguir buscando. Además, había algo que debía solicitar.

- Necesitaré la ayuda de un eta para poder girarlo y examinar con más detalle. Si el arma usada era de madera, podría haber astillas en su cráneo. También me gustaría estar presente en el interrogatorio y revisar la cocina. 

Escuché a Kitsuki con interés. Algunas de esas cosas ya las sabía por mi examinación al cuerpo, otras, como lo de tomar sake en el laboratorio, supuse que ella lo sabía por sus conocimientos previos.

-Muchas gracias, Kitsuki-san.- Le respondí con una reverencia. -Y sería un honor para mi que estubieras presente en el interrogatorio. En cuanto al eta, creo que podemos conseguir alguno facilmente. Por unas monedas, cualquiera de los que está afuera daría vuelta el cuerpo sin preguntas.

Consideré la proposición. Estábamos en su ciudad y sabían cómo manejarse mejor que nosotros. Pese a ello, la idea de dejar que "cualquiera" accediese aquí y pudiese contar lo que había visto no me gustaba. Después de todo, igual que por una monedas haría cosas sin preguntar, por unas monedas podía contar lo que viese.

- Cuantas menos personas conozcan los detalles mejor, pero confiaré en vuestro criterio - terminé por decir.

A pesar que tu examen no es tan revelador, la kitsuki parece tener razon en que todo el daño fue con un arma contundente y a la cabeza. Los golpes son muchos, irregulares y largos, no muy definidos, lo que dificulta determinar el tipo de arma. Pero es evidente que por numero, alcanzaron para romperle el craneo por dentro. Eso explica la poca sangre, toda se derramo dentro.

Tambien es cierto que falta el wakizashi, el hombre no tiene nada mas que sus ropas encima, incluso cuando lo volteas para examinarlo mejor. 

Justo entonces Sichi dio la vuelta al cadáver. Abrí mucho los ojos y me eché instintivamente hacia atrás antes de reponerme de la sorpresa. Luego apreté los labios y me serené un poco. Desde el principio el Shosuro había intentado que nos sintiéramos incómodos e imaginé que esta era una forma más de hacerlo. Me recordé que para los escorpión los resultados eran más importantes que el honor. Lo irónico era que puede que aquel gesto, de forma retorcida, implicaba que estaba de acuerdo conmigo en que cuanta menos gente viese la escena del crimen, mejor. Juzgar o discutir no arreglaría nada. Alisé la tela de mi kimono, como si sintiese las manos sucias. 

- Creo... creo que ya no hará falta. - conseguí decir. 

Respiré hondo. Estaba ya hecho, así que no cabía darle más vueltas, sólo intentar que aquel deshonor que Shosuro Sichi había asumido por el resto, no fuese en vano. 

La falta de etiqueta de Sichi sorprende a mas de uno, pero ya esta hecho. Al voltearlo, se revela el resto del cuerpo del hombre, el cual ahora mira al techo con ojos ciegos...

Tal como concluyera la Kitsuki, no hay mas heridas que las letales en la cabeza. Tampoco porta armas, amuletos, pergaminos, nada consigo salvo la ropa.

El mortero que llamara un breve instante la atencion, tiene señas de ser usado con frecuencia e incluso esta manchado de uso reciente con motitas de algun polvo entre blanquecino y amarillento, pero ni un rastro de sangre. Aparte es ligero y pequeño. Seria dificil matar hasta un raton con algo asi.

-Hai... El Agasha asesinado, samurai-sama. Eiko salio gritando esta mañana y todos sabemos de que debe tratarse para que los magistrados se interesen en nosotros. +esboza una breve sonrisa. Cruza las manos por delante, manteniendo la cabeza gacha. Aun asi, es mas alto que tu, y el gesto solo resalta el ancho de sus hombros.+ No le conocia, sama. Se que era un hombre bueno, retraido y apacible. A veces atendia a algun enfermo que Eiko le llevaba, o regalaba cosas a los niños. Más no se relacionaba con nosotros, como era de esperarse.

Me sorprende un poco el atrevimiento de Sichi, pero no demasiado. Después de conocerlo un poco una se da cuenta de que es un hombre que no está dispuesto a atrazar la investigación con rodeos como llamar un eta para una acción simple, incluso si es deshonorable.

Una vez que lo hiso, esperé unos momentos a Kitsuki termine con sus investigaciones. Luego hablé.

-Si no hay nada más que ver en el cuarto, podriamos seguir con el interrogatorio de la sirvienta, ¿cierto?- Pregunté, y después, casi sin esperar respuesta y haciendo una reverencia, me dirigí a la cocina. Ahí estaba la sirvienta, aun custodiada. Antes de decir nada, esperé a la dragón, quien quería ser parte del interrogatorio y, probablemente, resulte de utilidad, ya que, a pesar de que no lo demostraba mucho, valoraba su ayuda en la investigación.