Partida Rol por web

Esta es para la cocina, a ver si veo algo q llame mi atención que pueda ayudar en el caso...

mmm... esto es otra pifia, no?

La cocina es modesta. Un brasero arde en el rincon, donde comienza el almacen. Hay un par de muebles con especias e ingredientes comunes, otros dos en el sur cerrados, una mesa donde preparar las cosas y junto a esta un barril de agua fresca. 

A la vista hay pocos utensillos, y todo esta limpio y ordenado. La eta cuida su lugar de trabajo.

No sacas nada en claro de las ropas mas que el hecho que pertenecian al clan dragon, pero con dos mon diferentes. 

Tus compañeras deben continuar en la cocina interrogandola. El otro Mirumoto permanece en el laboratorio, haciendo guardia al cuerpo del Agasha.

-Uno o dos cuencos mas, a lo sumo... Nunca tenia que cocinar demasiado, Agasha-sama era bastante frugal. Y de otro modo los invitados habrian tenido que cocinarse ellos. +contesta escuetamente.

Kasumi no ve nada fuera de lo común en la cocina mientras sus compañeras interrogan a la eta. Se ve que es una sivienta cuidadosa y una buena mujer. Parece asustada, aunque también se ve que la joven Aiko podría ganarsela en poco tiempo...

Sólo espero que la actitud de la escorpión no eche por tierra lo que la Kitsuki esta consiguiendo.

-Mm...  Agasha-hime vino para visitarlo en el mes del Jabali, como todos los años. +asiente uno de los hombres+ Pensamos que se quedaria todo el invierno, como solia hacer, pero se fue a fines del mes del Buey creo.

Me aseguré de que una taza de té quedase al alcance de la sirvienta, aunque no la serví, eso habría sido inapropiado. Tomé una taza para mi y bebí, lo contrario habría resultado sospechoso. Además, aquel gesto natural me permitía ocultar mi reacción ante las palabras y el brusco interrogatorio.

Podía entender que a la Bayushi no le gustase estar aquí o tener que tratar con etas, pero tal vez su sistema no era el más adecuado. La sirvienta ya estaba aterrorizada, las amenazas sólo evitarían que hablase más por temor a molestar con "pequeñeces". Pero precisamente las "pequeñeces" podían ser detalles importantes.

Nuestro paso por el distrito, en pleno día, no había pasado desapercibido a nadie. De modo que habría apostado a que tampoco lo haría cualquiera que visitase este distrito de noche sin ser eta. No, incluso la presencia de heimin se habría sabido.

- Tranquila - le dije a la sirvienta con voz suave - Seguro que serviste bien a Agasha-sama, con humildad, lealtad y discreción - hice un ligero énfasis en las palabras lealtad y discreción. Si, sin duda callaba muchas cosas, porque eso era exactamente lo que se esperaba de un sirviente - Naturalmente, por extensión has estado sirviendo al clan dragón. ¿Sirve también tu familia a mi clan?

Hice una pausa para dar un pequeño trago de té, dejando que las palabras y su implicación calasen en la sirvienta. Era importante recordarle dónde debía estar su lealtad ahora. Si bien el deber de encontrar al asesino era mi prioridad, no debía olvidar mis otros deberes. Era muy consciente de que los castigos sin motivo, al igual que las recompensas inmerecidas, hacían que estos perdiesen su efecto. No, si la sirvienta había sido negligente o estaba implicada sería castigada de forma implacable. Yo misma me encargaría de ello. Pero si no lo era, castigarla enviaba el mensaje equivocado a todos los demás sirvientes.

El problema con aquella sirvienta no sería que nos contase cosas, si no que ella misma no debía ser consciente de qué era importante y qué no. Lo más seguro es que no supiera qué nos interesaba. Creer que nos bastaba encontrar alguien a quien culpar era contraproducente.

Tras la breve pausa continué.

- Sin duda, además de cocinar para él, desempeñabas muchas pequeñas tareas. Pasarías mucho tiempo en esta casa - comencé, dando a entender que los sirvientes veían y escuchaban mucho más de lo que contaban. - Sin duda Agasha te dio instrucciones específicas de dónde debían guardarse las cosas y dónde no debías tocar nada o siquiera limpiar.

Esa segunda parte, dónde no debía limpiar o tocar nada nos indicaría dónde escondía el Agasha lo que no quería que se viese. Intuía que los tratos nocturnos debían estar relacionados con su trabajo de laboratorio. Era más que posible que Agasha Iesada usase sustancias del mercado negro en sus investigaciones. O, tal vez, vendía pimienta gaijin como forma de financiar sus otros estudios. Fuese como fuese, compra o venta en el mercado negro, querría mantenerlo oculto.

- ¿Agasha-sama recibía también visitas nocturnas cuando estaba en el distrito noble? - esta era otra pregunta importante.

Había notado que los accesos a los distintos distritos estaban restringidos y vigilados. Cualquiera que pasase desapercibido en el distrito eta, no lo haría en el distrito noble y a la inversa. Saber la puerta o acceso que habían usado, serviría para identificar a los visitantes.

Por otra parte, el sake, la harina y la avena hacían que pensase que se trataba de heimin. También existía la posibilidad de que hubieran ocultado los productos de mercado negro en sacos de harina y avena. Pero, de ser así, las cantidades que compraba deberían resultar sospechosas.

- ¿Cuántas veces a la semana compraba Agasha? ¿Qué cantidades? ¿Había algún mensajero habitual? - pregunté con la misma calma antes de dar otro trago a mi té. - Seguro que una buena sirvienta sabe todas esas cosas - añadí.

A estas alturas, Eiko debería estar entendiendo que conseguir nuevos señores era su única posibilidad de salir relativamente indemne de aquella situación... Pero para eso debía demostrar su valía, claro.

Pestañea un poco, mirando a Aiko. 
-Siempre le he servido lealmente a Agasha-sama, y el fue el mejor amo que he tenido, pero soy leal al clan Escorpion, sama. Naci en esta ciudad y soy fiel a sus gobernantes. Lo mismo por mi familia. 

-En cuanto a mis tareas, cocinaba, lavaba la ropa, y limpiaba todo. En efecto, como usted dice, cada cosa esta donde Agasha-sama lo deseaba, pero nunca dijo nada de no tocar algo, salvo los wakizashi, desde luego. 

-Sobre las visitas en el distrito Noble... no sabria decirle. Antes de que oscurezca es mejor que los eta abandonemos ese distrito, sama. 

Finalmente, frunce un poco la frente, haciendo cuentas.
-Mmm diria que dos veces a la semana. Tres si estaba Agasha-hime. Pero los comestibles principales, el arroz y los vegetales, solo una al mes. Esos muchachos siempre variaban, casi todos hijos de mercaderes o asistentes. Pero el que venia mas a menudo era el muchacho de Tesoros Sureños... no se su nombre, pero a Agasha-sama le gustaba comprar en esa tienda.

Recuerdas que el Agasha tenia una hija, surgida en la ocasion. Al parecer venia a pasar los inviernos con el. Es raro que se halla marchado entonces en plena estacion, donde el viaje es sumamente dificil y peligroso.

 Comienzo a recordar, ¡el alquimista tenía una hija! y bien ella podría ser la pupilo de la que me preguntaba anteriormente, aprendiendo de Iesada cada invierno, eso tenía sentido, al menos lo tenía para mi, aunque el hecho de que se fuera en plena estación no era solo sospechoso, sino que me entregaba serias dudas con respecto a las intenciones de la joven para este año.

 *ahora solo me queda hacerles una pregunta -¿quién más sabía de esto?- pregunto al trío de etas, aunque si ello sabían eso, seguro la mayoría lo sabría también, pero hay que ser precavido, ya que una respuesta puede contestar más de una duda.

Lo que acababa de decir me dio una duda. -¿Cuándo fue la última vez que el Agasha compró los alimentos más básicos? En especial sake, harina y avena.- Estabamos a 21 del mes, más o menos, asique puede ser que para estas alturas, sus recursos empezaran a escasear. Por lo tanto, era raro encontrar una cantidad considerable de esos objetos derramados.

Los etas se miran entre si.

-Todos, sama... Eiko se lo comento a los vecinos y usted sabe, los rumores circulan, mas si son de un hombre notable como Agasha-sama 

-El sake y la harina a principios de mes. La avena no lo se... no es algo que Agasha-sama comiera mucho. Tal vez esta semana se le antojo y olvido mencionarlo. 

Sonreí en mi interior. Esa respuesta nos decía que alguién más había llevado los productos hasta el laboratorio de Agasha. Si este era conciente de eso o no, era otra pregunta. Pero podiamos confirmar que alguien trajo eso recientemente.

-¿Qué me puede decir del local que mencionó antes?- Seguí con el interrogatorio. -Tesoros Sureños, creo que dijo. ¿Agasha o alguien más mencionó qué clase de productos vendían?

 Casi era todo, solo debía hacerles una pregunta más sobre la hija del alquimista antes de retirarme hacia el jefe de los curtidores. -¿como y por cual nombre podría identificar a la hija de Iesada?- les pregunto a Despellejador y a los otros 2 que lo acompañaban

Dejé el cuenco de té en la mesa, a mi lado. Luego miré a la sirvienta. Su respuesta había sido cuanto menos curiosa y, como era previsible, había tenido un desliz que revelaba más de lo que quería.

- No pregunté si los eta son admitidos por la noche en el distrito noble - respondí con una suavidad engañosa. - ¿No crees que Bayushi-san ya sabe eso? Pregunté si Agasha Iesada-sama recibía visitas nocturnas durante el tiempo que habitó en el distrito noble.- la miré a los ojos - Nos dijiste sin ningún tipo de duda que recibía visitas nocturnas
por los cuencos y cacharros que tenías que limpiar. - le recordé. Cuando Agasha vivía en el distrito noble también habría tenido que limpiar los cacharros si recibía esas visitas nocturnas - Tus palabras implican que esas visitas nocturnas eran etas - Aunque el que un samurai recibiera visitas eta era... muy irregular - Diría que sabes más de
esas visitas de lo que reconoces.- Concluí con calma.

Pero no era algo para lo que tuviese que fiarme de la palabra de aquella sirvienta. Preguntar en las puertas de acceso al distrito sería sencillo. De hecho, las contradicciones y deslices solían desvelar mucho más que las declaraciones llanas. Me acerqué a Kasumi e Hitomi.

- Me temo que no podremos liberar a la sirvienta acabado el interrogatorio - les susurré - Habrá que retenerla para que no hable con los otros eta y nuevos interrogatorios si descubrimos cosas nuevas. - medité un segundo - Sería conveniente que esté aislada y en ningún momento pueda hablar con nadie, ni siquiera otros detenidos.

-No estoy segura, sama, eran siempre cosas diferentes... Plantas, bichos, instrumentos... cosas asi. +contesta a Hitomi. Luego escucha lo que dice Aiko y se pone nerviosa. Baja la cabeza.

-No, sama, lo que quiero decir es que no podria saber si tenia visitas nocturnas. Agasha-sama tenia más sirvientes en ese entonces, heimin que vinieron con él de las tierras Dragon y dormian en su casa. Si habia visitas, ellos limpiaban todo antes que yo volviera por la mañana. Pero cuando ocurrio ese ... problema con los vecinos y tuvo que mudarse aqui, él los envío de vuelta al Norte y se quedo solo conmigo.