Partida Rol por web

Sentado junto a mis compañeros de guardia espero sin más apoyado en mi hacha y observando los alrededores "Espero que esta noche la vieja no se vaya de paseo" recordando lo de la otra noche y la excursión nocturna de la anciana. El viaje estaba resultando más duro de lo que esperaba, aun pensaba en los cadáveres que tuvimos que retirar a la mañana "¿Quién habría montado aquella carnicería?" no me parecía algo normal, aparte estaba esa marca en los carros, demasiadas cosas raras y no creía en las coincidencias. Mientras pensaba tambien manoseaba mi barba.

Alexander se encontraba algo cansado después del día que habían dejado atrás, "y para colmo me toca una nueva guardia", por suerte, el matador y el soldado se encontraban junto a él, su intención era vigilar bien de cerca a los niños, no quería volver a pasar por lo mismo que la otra noche y que esos niños despertaran de nuevo a todo el campamento.

Mientras hacia un ronda por el campamento, contemplaba la antigua reliquia que había recuperado del cuerpo del sacerdote, tratando de descubrir algo sobre ella, eso le hizo recordar al pobre Padre y a ese misterioso elfo, seguía dándole vueltas a las razones por la cual el elfo se lanzó al pozo de esa manera, "quizá esa reliquia escondiera algo que el elfo sabia".

El día había sido duro y tenían que volver a hacer guardia, pero parecía algo lógico debido a los pocos hombres de armas que tenían disponibles. Karl echaba de menos al ejército, a sus camaradas, pero lo que más añoraba era saber que podía dormir sin peligro de morir acuchillado, ya que las guardias dentro del ejército imperial estaban bien organizadas y nunca moriría sin poder coger sus armas y plantar cara al atacante.

Se podía escuchar los ronquidos de otros hombres que dormían a pocos metros de ellos y al recordar la desaparición de la mujer que cuidaba de los niños, una duda le vino a la mente y se la hizo saber a sus compañeros. -¿Qué creéis que estaba haciendo Nana tan lejos del campamento? Quiero decir, una mujer, sola, en el bosque... no parece muy normal, ¿no?

Las preguntas del tal Karl me sacan de la vigilancia "Tiene razón cuando la encontramos en el bosque fue raro, pero las actitudes que tomo luego hacían que pareciera algo sospechosa"

Lo cierto es que lo de las hierbas podía pasar, pero luego la actitud que ha tomado no me convence nada, aparte esta la marca en el carro. Demasiadas casualidades, aunque tampoco tengo pruebas por lo que no voy a acusar a nadie de nada. Contesto con tono pensativo a las palabras de Karl mientras vuelvo a mi tarea de vigilancia pensando en ello.

Mientras los tres forasteros montaban guardia competentemente el llanto de un niño quiebra la noche, procede del carro donde duermen los críos con la anciana y una bella joven que roza la veintena. En ese instante un cuervo sale revoloteando por la parte trasera y a la cacofonía se le une otro llanto desconsolado creando un coro de sollozos. Los exhaustos refugiados maldicen la interrupción y llaman a gritos a Nana para que tranquilice a los niños. La única respuesta que reciben son más llantos.

El trío que montaba la guardia descubre que Nana ha vuelto a desaparecer por increíble que parezca, un corro de espectadores formado por los integrantes de la caravana rodea el carro cotilleando e interesándose por la situación. La dulce joven intenta tranquilizar a los niños y cuando su mirada se cruza con la de Karl la aparta de inmediato con un gesto de desgana. 

-¿Otra vez? -Exclamó sombrío Karl. Se dirigió hacia sus compañeros y añadió: -Escuchadme, Alexander, Ragnar, esto me parece sospechoso. ¿Por qué desaparece otra vez en la noche? Tenéis que contarme exactamente lo que estaba haciendo en el momento en que la encontrasteis. ¿Estaba asustada? ¿O se vio sorprendida cuando la hayasteis? 

Karl parecía alterado y tal vez solo fuese una vieja loca a la que le gustaba meterse en problemas o una posible espía, pero debido a los problemas que habían tenido era mejor prepararse para lo que viniese.

La otra vez al encontrarla estaba acosada por un par de orejas puntiagudas, dijo que estaba buscando hierbas. Pero desde luego ahora no me lo creo, optaría por seguir con la guardia y esperar a ver si vuelve y si es que no seguir camino, no será una gran pérdida. Contesto al humano mientras sigo apoyado en mi hacha, no tenía lógica buscar a esa vieja ella se lo había buscado si le pasaba algo.
 

-Tienes toda la razón Ragnar, esa anciana solo trae preocupaciones, pero debemos encontrarla, no querrás pasar el resto de la noche escuchando a esos malditos críos sollozar- Alexander no tenía ningunas ganas de volverse a adentrar en el bosque, pero eso parecía mejor que escuchar el llanto de los niños. -¿Os habéis fijado en el cuervo que salió volando del carro?- "que extraño".

Dicho esto, me dirijo hacia la joven que se encuentra con los niños.

-¿Donde esta Nana? ¿La has visto alejarse del campamento?-

"Mmmm el cuervo, lo había visto antes, si en el cruce donde estaban amontonados los cuerpos" ¿No había uno cuando encontramos los cuerpos amontonados? Donde supuestamente el cruce que llevaba donde la vieja vivió o algo así. Contesto a Alexander, luego cuando saca el tema de aguantar a los críos llorando me doy cuenta que desde luego no estaba dispuesto a ello. Está bien si tengo que traer a esa vieja a arrastras para no oír a esos críos lo hare. Comento con tono enfadado "Cuando encontremos a la vieja por su bien espero que este malherida, o en apuros sino tendrá mucho que explicar y no estoy de humor para tonterías de salí a recoger hierbas” Pienso mientras me pongo en pie para comenzar a buscar a la vieja.

- Nana Mo llevaba rara todo el día - contesta la joven a Alexander - Desde que nos paramos al lado de los carros rotos para que los bueyes descansaran. La vi llorar, dijo que se le había metido polvo en el ojo pero no era verdad. Estaba llorando por lo de Fahndorf, dijo que fueron soldados los que hicieron los fuegos, pero que era el Graf Sternhauer el que tenía las manos manchadas de sangre. Dijo muchas cosas malas… que para que servía el poder si no lo usabas… que el pájaro le había dicho que era lo correcto. La oí decirlo y luego cambió… daba miedo. Como cuando el capitán Schiller cortó en trocitos a ese hombre bestia que mató a Becker.

Juré que nunca perdería a ninguna persona a mi cargo, Nana es la única sanadora de la caravana, la necesitamos desesperadamente para la elaboración de las medicinas.  Espero que poder contar con vuestra ayuda de nuevo, mas a mi pesar no puedo abandonar a los refugiados en una zona tan conflictiva como esta. Sería un gran favor que sin duda os compensaré al concluir el viaje.

"Bufff estaba harto de tanto hablar" Pienso mientras hablaban sobre el tema. Está bien perdemos el tiempo hablando todo el rato, puedes contar conmigo pero es mejor que no sigamos perdiendo el tiempo. Contesto a todos, dado que entre una cosa y otra siempre debatían por todo, añoraba a mis hermanos mar rápidos decidiendo que hacer sin tanto volverse loco.

Karl se volvió hacia Hans Baumer. Era difícil expresar en voz alta las dudas que tenía sobre la anciana. -Escúchame, Hans... vamos a ir a por ella, pero si no volvemos, no nos esperes. Como bien dices llevamos mucho retraso y no sabemos si los hombres bestia siguen por estos bosques, así que no os paréis. Seguid hasta encontrar la próxima población. Ya hemos perdido demasiado tiempo. Todos.

Después Hans se volvió buscando al enano y a Alexander. -Vamos, ¿no? -En realidad, a pesar de haber formulado una pregunta, era una afirmación. Hans estaba decidido encontrar a la anciana y aclarar de una vez sus desapariciones.

Alexander atendió a las palabras de la joven Estelle y del fornido leñador, luego emprendió la búsqueda junto a Ragnar y el soldado. No podía dejar de pensar en las palabras de Estelle, "¿a que se refería con no usar el poder? ¿o con eso de que el pájaro había dicho lo correcto?" sin duda esa anciana estaba un poco loca, hablaba de su familia como si lo sucedido en Fahndorf fuera reciente, pero "¿cuantos años tendría esa anciana? ¿70? ¿80?" fueran cuantos fueran, son muchos años que habrían pasado.

-Este asunto me resulta de los más raro, esa anciana solo a traído problemas-

Hablemos claro todos sospechamos que es una puñetera bruja, pero no tenemos las pruebas, así que vayamos tras ella y si las conseguimos yo mismo cortare su cabeza con mi hacha. No me gustaba tanto divagar cuando se veía que los tres desconfiábamos de la vieja.

¿Alguno quiere abrir la marcha? Estamos tardando en seguir a esa vieja. Mi humor comenzaba a ser de perros, si no era un soldado asustadizo, era una maldita bruja pero la cuestión era impedir que durmiera un rato.

-Yo mismo la abriré. Pero Ragnar, no hagas conclusiones precipitadas. Recuerda que es una anciana, puede estar simplemente senil. Mi abuelo antes de morir estuvo dos años inventándose historias estúpidas. -Karl se encogió de hombros. -O eso me dijo mi padre, yo la verdad es que no lo conocí, murió cuando yo apenas tenía unos meses de vida.

-Vamos, no demoremos más esto, ya va siendo hora de acabar con este problema, sea cual sea. -Dijo, y se puso en marcha sin mirar atrás.

Volviendo sobre sus pasos el grupo de extranjeros llevaba casi dos horas caminando cuando por fin se encuentran con algo que altera la escalofriante soledad del bosque en aquella silenciosa noche.

En un claro vacío podéis ver una enorme hoguera rodeada por oscuras siluetas animales. Las llamas bailan al son de los cánticos que llenan el aire. Una figura cubierta por las sombras arroja cosas a la hoguera, haciendo que cambie de color. De rojo a azul, y luego a verde. Se puede sentir la magia en el ambiente.

"Brujería" Lo sentía en los pelos de mi piel que se erizaron al ver aquellas llamas cambiando de colores "Esto se complica" Cuando la magia entraba en juego la cosa siempre acababa complicándose, pero igual con suerte era un poderoso brujo del Caos, o un Chaman de impresionante poder al que medirme "Quizás tengas suerte al final Ragnar".

Shhhh. Hago un gesto de silencio y me acerco un poco para poder ver algo más, pero ya con el hacha preparada aferrando con fuerza su mango.

-¿Qué diantres es eso? -Aquellas llamas tenían algo raro, impuro. Karl lo notaba. Vio como Ragnar se adelantaba y le intentó hacer gestos para que no lo hiciera, pero el testarudo enano ya se había alejado demasiado y fue inútil. Con preocupación, Karl miró a Alexander con preocupación y le dijo en un susurro: -Estemos preparados por lo que pueda pasar. Esto no me gusta. Mantén tus armas cerca.

Alexander no podía creer lo que estaba viendo, jamás había visto un acto tan siniestro como el que mostraban esas sombras a la luz del fuego.

Ragnar se acercaba con cautela mientras el soldado me advertía que estuviera preparado "eso haré", agarré uno de los virotes de mi carcaj para posteriormente situarlo en la ballesta

-Todo listo- le dije al soldado y esperé mientras observaba los movimientos del matador.