Partida Rol por web

El elfo se concentró en su oponente, ahora ya metido al cuerpo a cuerpo con él, ignorando las chanzas del enano. Con un rápido vistazo se percató que la muchacha se defendía bien, era rápida y eficaz, pero los otros dos parecían estar pasándolo mal. Se sorprendió al ver al matador en apuros, tenían otra fama, pero con el caos nunca se sabía. 

Apartando de sí el arma de su enemigo con un giro hacia afuera del escudo, propinó dos golpes rápidos, lamentablemente fueron demasiado rápidos, y sin demasiada precisión ni fuerza. 

Lo que fuera aquel trapo que llevaba aquel hombre bestia que estaba luchando con el enano, tendría que esperar hasta que se terminara el combate. 

–Qué malhablado. ¡Kurva tu madre! –dijo la concentrada luchadora con cierta sorna, al ver a su oponente vencido.

Con el certero primer tajo en la pierna la criatura había echado rodilla en tierra, había errado completamente su respuesta y había quedado de espaldas a Lenna, a su merced.

La muchacha se tomó un instante para asegurarse que el próximo sería el último golpe, y con un hachazo descendente le clavó la hoja entre los cuernos.

–Vamos, caballeros. ¿O es que ésta dama tiene que hacer todo el trabajo?

Fârandar comienza a lanzar una serie de estocadas rápidas intentando sobrepasar la defensa de su rival que agobiado ante la tormenta de acero que se le viene encima apenas puede interponer tímidamente su burda arma contra el brillante metal del asur. Aún así consigue evitar lo peor del ataque recibiendo un pequeño rasguño. contratacando a su vez viendo que el escudo del elfo ha quedado desplazado a un lado abriendo su defensa...

Lenna, por su parte, con gran soltura se coloca a espaldas del hombre bestia que trastabilla debido a la herida y al torpe contrataque, clavando la rodilla en el suelo y recibiendo un rápido final con un certero hachazo en el cráneo que se abre como una sandía con un sonido característico. Al retirar el hacha el cuerpo se desploma, convulsionando según la vida abandona su ser.

uno de los hombres bestias estaba encima mia ya, no había tenido la suerte de otras veces ni mi compañeros los habían detenido antesde llegar a mi, por lo que tiro al suelo mi arco largo y saco mi espada, poniendome en una postura defensiva, a la espera del ataque del hombre-bestia.

La muerte de su congénere parece que ha afectado de alguna manera a los hombres bestia pues no han atacado con la misma saña que antes ni han aprovechado los huecos en vuestras defensas...

Cabreado por ver como la muchacha mataba al hombre bestia antes que yo, por no hablar de haber errado mi anterior ataque, aprieto el mango del hacha con saña y, con un bramido digno de alguno de los congéneres mayores de aquellas criaturas, descargo mi hacha sobre el brazo izquierdo de aquel maldito ser, con la clara intención de partirlo y, si acaso, llegar al torso

¡IIIIAAAAAAAGH! -aúllo -¡Prueba mi hacha, escoria!

Los golpes se suceden sin interrupción y en una acometida brutal Kurdrim impacta fieramente al hombre bestia que le enfrenta, aunque no es suficiente para acabar con él. Con un gruñido se prepara para el contraataque...

El elfo comenzó a girar la espada con su muñeca, haciendo eses suaves, intentando confundir a su oponente. Lanzó dos estocadas rápidas, izquierda y derecha, pero el hombre bestia las esquivó sin mayor dificultad. - Sí, eso es...sigue mirándome, no te fijes en ellos... - pensó Fârandar. 

Estaba luchando a la defensiva, pero era necesario, mientras tanto, sus compañeros parecían apañárselas bien para acabar con los enemigos. Si aguantaba un poco más, pronto tendría ayuda y podrían acabar con el mutante. 

Sin embargo, vio el enorme hachazo que propinó el matador a su oponente y la amarga hiel sembró su boca. - Mierda, me va a ganar de seguir así. - 

Tendría que arriesgar. 

Con un crujido el hacha se desprendió de la cabeza del ungor. Lenna observó el improvisado campo de batalla y sus derredores. La muchacha no se fiaba de que estos fueran los únicos hombres bestia en la zona.

Viendo que el enrabietado enano casi partía en dos a su oponente de un hachazo y que el elfo parecía jugar con el otro, Lenna se decidió a ayudar al cazador.

–¡Aguanta, mozo!

La criatura vio venir a la muchacha y no tuvo problema en evitar el golpe. 

–¡Hey, cara perro! ¡Mira aquí!

Molesta, la ladrona aferró sus armas y se preparó para recibir la respuesta de la bestia. Esperaba con esa distracción abrir un hueco en la defensa del ungor que el montaraz pudiera aprovechar.

mis compañeros estaban venciendo y era hora de que yo tambien ayudara, por lo que lanzo un tajo sobre el ser a la par que me vuelvo a poner en postura defensiva, a la espera de la respuesta del ser, aunque la mujer había venido en mi ayuda y me iba a ser mas facil vencerlo.

La rápida intervención de Lenna despista lo suficiente al hombre bestia que se batía con Burkhard como para que este le aseste un terrible golpe que halla una respuesta, no tan potente, cuando el arma de éste se estrella contra el brazo izquierdo del cazador.

Por otro lado, el asur se dedicaba a lanzar rápidas estocadas como tanteando a su rival el cual, algo desorientado ante tanta finta, yerra sus ataques.

Y el hombre bestia que se enfrentaba al enano veía como sus golpes eran detenidos por el hacha de éste descuidando la posición de su escudo.

Esbozando una sonrisa después de ver como mi primer golpe dejaba al hombre bestia con el brazo entumecido y aquejando un fuerte dolor en el lateral, no me fue difícil detener con la cabeza del hacha su siguiente ataque, desviando su arma a un lado con un gesto de desprecio

Dando un paso brusco al frente, aprovecho mi corpulencia para empujar de un barrigazo al ser, trastabillando éste y permitiéndome, tras trazar en el aire un molinillo, asestar un fuerte hachazo en su rostro, incrustándole el fiable acero hasta su salvaje cerebro con crujido de hueso astillado

Con un fuerte tirón, el arma se desprende provocando una fuente carmesí junto a un grotesco sonido de succión, haciendo que el cuerpo de derrumbe ipsofacto encharcando en suelo con su oscuro icor

-¡El líder entra en mi cuenta, orejas largas!- vocifero como si no hubiera aun enemigos que abatir - A ver si aprendes a luchar en vez de tanto baile... ¡¿quién de vosotros, escoria del bosque, es el siguiente en querer morir?!¡¡Venid, VENID A MI MALDITOS!! - increpo al resto, gruñendo cual animal rabioso, mientras asiento satisfecho al ver cómo la mujer no solo se ha desecho de su enemigo sino que, además, ha ido en ayuda del cazador

- ¡Uno a cero, acaricia amapolas! Siendo el líder y habiéndolo matado antes que tú... me debes una cerveza ¡ja!-agregué increpando al elfo

El combate se acercaba a su recta final con la mitad de los hombres bestia muertos y la otra mitad herida. Si hubiesen sido oponentes normales seguramente se habrían rendido o intentarían huir pero eso no ocurriría con estos enloquecidos asaltantes...

- De eso nada, maese grandulón, espera y verás. - le contestó el elfo. Con una rápida zancada lateral, interponiendo el escudo para obligar al ungor a ladearse, lanzó un golpe a fondo que pasó cerca del cuerpo de su contrincante, y con rapidez fulgurante varió el ángulo hacia arriba que sajó profundamente la axila, cortando una vena principal. 

- ¡Ja! ¡Ahí tienes! No todo es fuerza bruta. - dijo sonriendo. 

La muchacha esbozó una ligera sonrisa de satisfacción al descubrir que su ardid había servido de ayuda al cazador. El tipo había propinado un tremendo tajo en el brazo que casi lo desmembra directamente.

El chico le hizo un gesto a Lenna para que le permitiera terminar el trabajo. La ladrona asintió y aguardó con el arma a punto por si éste no cumplía.

tenia el apoyo de la muchacha, la cual me había dejado espacio para que yo rematase la faena, le agradecía el gesto, me gustaba limipiar los bosques de la inmuldicia del caos, "Muere maldita bestía, ya no ensuciaras los bosques de Taal" le digo al ser clavando mi espada, "Creo que el elfo necesita ayuda" le digo a Lenna cuando ya creo muerto al bicho.

Lenna asintió nuevamente, moviendo los labios en señal de aprobación al joven talabeclandés.

Lo cierto es que, ahora que todo estaba acabando y que no parecían venir más enemigos, no quería inmiscuirse en medio de la estúpida apuesta. 

La muchacha se movió simplemente a un costado del ungor, de forma que el elfo tuviera las cosas algo más fácil.

–¡Eh, engendro de vaca! ¿No ves que tus amigos han caído? Me faltaría bosque a mí para huir de estar en tu situación... –bramó sin mucho afán de que la criatura la.comprendiera, pero sí con el objetivo de hacerlo dudar.

Fârandar, con la velocidad que le caracteriza, enarbola su hoja realizando una serie de rápidas estocadas sobre hombre bestia que le enfrenta pero un movimiento inesperado hace que se le escurra la espada y casi se le caiga al suelo. Mientras se recompone, su rival lanza un potentísimo golpe que choca contra el suelo. ¡¡¡WUARGHHHHH!!!!

Por su parte Burkhard remata a su rival amputándole limpiamente el brazo izquierdo con un tajo descendente. Cuando éste intenta agarrarse el muñón para frenar, inutilmente, la hemorragia, el cazador le atraviesa la garganta acabando con su vida.

Lenna, ágilmente, se posiciona tras el último de los hombres bestia, el que se bate con Fârandar para darle apoyo.

El elfo no solo seguía bailando, sino que ahora encima dejaba caer el arma cual flor delicada, sin duda intentando hacer gala de su supuesta habilidad delante de la chica, que se le había acercado para echar una mano en caso de ser necesario

Hastiado de tanta comedia y tontería, aferro el hacha con las dos manos y, echando el cuerpo hacia atrás con el hacha sobre mi cabeza, retomo la verticalidad de golpe propulsando el arma hacia adelante con violencia inusitada, realizando un lanzamiento

El hacha gira en el aire, una, dos y hasta tres veces hasta hundirse en el pecho de la criatura derribandola muerta en el acto. Un segundo después llego juntonal cadáver, con un ligero trote, retorciendo el arma para sacarla de un brusco tirón y, de paso, salpicar de sangre al engalanado elfo

- Y con este van dos, lame cortezas. Así se mata, a golpes, y no haciendo estúpidos bailoteos- gruñí molesto mientras limpiaba la hoja del hacha en el cuerpo caído - Prepara tu bolsa, en la siguiente taberna que encontremos se te va aligerar con mi cerveza ¡jajajaja!

Me giré entonces hacia los humanos, asintiendo con un nuevo gruñido

-No lo habéis hecho nada mal, en especial tú muchacha. Al menos no os habéis puesto a bailar... vamos, con suerte habrá más de estos esperando entre la maleza - dije antes de reemprender la marcha