Partida Rol por web

[LCdVM]:"¡Por el Imperio!""La desaparición de Linda"

PRÓLOGO: Un paseo por el Gran Bosque

Cargando editor
08/11/2020, 22:14
Director

Dicho y hecho partís sin más dilación a Unterbrock siguiendo el camino. A pesar de que vais a buen paso, efectivamente se os hace de noche aunque gracias a la claridad de la luna conseguís llegar sin más percance un par de horas después. Al llegar a la empalizada del pueblo los guardias, algo suspicaces en un principio, os franquean el paso al reconocer a Jurgen el cual os guía por las calles del pueblo hasta un edificio de dos plantas que aún conserva luz en las ventanas. Un cartel que cuelga por encima de la puerta lo identifica como "El rincón de Greta". 

Jurgen: Bienvenidos a Untergard mis intrépidos benefactores. Permitídme devolveros el favor, al menos, en parte. Esta es la taberna del pueblo y también funciona como posada con habitaciones limpias y cómodas en la planta de arriba. Greta es la dueña y una buena amiga mía. Entremos...

Empuja la puerta, precediéndoos, al interior donde veis una sala rectangular con un enorme hogar justo en la pared que hay frente a la puerta. Repartidas por la sala una serie de mesas rectangulares con bancos a los lados y a la izquierda la barra, gobernada por una oronda mujer rondando la cuarentena, con el pelo rojo y la cara cubierta de maquillaje y que al veros entrar sonríe y se acerca contoneando sus amplias caderas para darle un abrazo y un sonoro beso en la mejilla a Jurgen. Holaaaaa viejo pirata, me alegro de que hayas vuelto. ¿Y quién son estos amigos?

Tras las presentaciones y el relato del rescate la mujer os mira agradecida ofreciéndoos una cena consistente en los restos del estofado de ciervo que sirvió para cenar junto con unas gruesas rebanadas de pan de centeno y unas jarras de cerveza. Asimismo Jurgen y Greta coinciden en que os quedéis a dormir en la posada, tiene habitaciones libres y Jurgen se encarga de la cuenta.

Jurgen: Amigos míos, mañana hablaremos más tranquilamente de mi agradecimiento y de vuestra justa recompensa. De momento, descansar que os lo habéis merecido sin duda alguna, ya lo creo que sí.

Disfrutáis de una noche tranquila en unas buenas habitaciones, limpias y caldeadas con la promesa de una tinaja de agua caliente para bañaros por la mañana y un buen desayuno.

Al día siguiente Jurgen os enseña el pueblo, situado a la rivera del río con un puente de piedra que lo cruza y una quincena de casas que alojarán unas 75 almas. Ya en su tienda, os ofrece 50 coronas de oro a repartir y una poción de curación a cada uno, además también pagará la minuta del barbero para que cuide de vuestras heridas y dos días de pensión completa donde Greta.

Jurgen: Se que no es mucho pero es lo que puedo permitirme en este momento tras las pérdida de mis mercancías. Aún así, espero que no me lo tengáis en cuenta y recordar que siempre tendréis en mi humilde persona a vuestro más ferviente aliado.

Estas palabras van acompañadas de un fuerte abrazo a cada uno de vosotros...

EL FIN

 

Cargando editor
10/11/2020, 19:58
Lenna

Dicho y hecho. El anciano mercader parecía finalmente tener mas energía de la que se podía esperar en un primer momento y el camino hasta Unterbrok pasó rápido y sin incidentes, «gracias a los cielos». La rubia hochlandesa se mantuvo algo distante, escuchando lo que los mas abiertos compañeros hablaban con el comerciante. Una grata sorpresa resultó ser el acceder al poblado de mano de un insigne vecino, perfecto para pasar desapercibida en caso de que hubiera alguien esperándola con aviesas intenciones.

Lenna agradeció la atención del mercader y los servicios de la posadera. Tomó algo ligero para cenar y, a pesar de la insistencia del noble eltharin y sus deseos de conocerlo en profundidad, se despidió de unos compañeros que parecían anhelar una noche festiva y subió con presteza a su cuarto. Por fin había llegado a su destino, y ahora tenía mucho que pensar, planificar y hacer.

La mañana siguiente transcurrió sin incidentes, lo cual era de agradecer en el caso de la ladrona. Cierto asunto no había salido bien y el empleador del trabajo no era de los de aceptar ese tipo de cosas.

El baño le sentó a pura gloria. Después del tiempo que le llevó atravesar el Gran Bosque en duras condiciones, le pareció una recompensa por sí misma. La muchacha bajó al salón con una muda de ropa limpia y perfumada con aromas dulces y amargos de flores secas. Después de la fiesta que pensaba que habrían tenido durante la noche no esperaba encontrarse con sus compañeros de viaje. Y tenía la esperanza, por lo menos, de no toparse con el rudo enano. Pero lamentablemente no fue así, y Lenna observó como fueron apareciendo de uno en uno desde el piso superior, alguno con mejor cara que otro. Mientras estos desayunaban, la ladrona se acercó a Greta y mantuvo con ella una silenciosa charla privada en la que pudo enterarse de determinados nombres y lugares a cambio de algunas monedas.

–Para nada, herr Gugenheim, me parece totalmente justo. Recibir mas, aún por salvar su vida, se podría considerar un abuso después de lo que ha sufrido en ese bosque. Casi me da vergüenza aceptárselo –respondió con una dosis de cinismo antes de esbozar una mueca de tristeza mientras comenzaba a contar las monedas–, pero créame cuando le digo que son tiempos duros para todos.

–Aunque también le digo que todo esto desluce al pensar la mayor recompensa que me resulta considerarlo un aliado –siguió diciendo, ahora con una refulgente sonrisa que escondía, quizás, mas de lo que quisiera decir.

Tras la despedida del mercader y el reparto equitativo de la recompensa, Lenna se despidió nuevamente de sus acompañantes, convidándolos a una cena esa noche en El rincón de Greta.

–... Esta es su parte y ya estaría todo repartido. No me mires con esa cara, enano. Si supieras contar cantidades mayores de los dedos de una mano sabrías que está bien. Ah, y aquí sus honorarios, herr Grosskopf. Le agradezco su buen hacer. Yo... debo ocuparme de algunos asuntos ahora. Si disfrutáis la estancia pagada por nuestro amigo, os veré esta noche. ¿Os quedaréis una noche más, no? –preguntó a los tres mientras comenzaba a alejarse de ellos.

Cargando editor
11/11/2020, 00:33
Fârandar Clarândir

El Alto Elfo frunció ligeramente el ceño y sus labios se curvaron ligeramente hacia abajo al escuchar la historia del joven espadachín. Una locura de juventud que había pagado el más alto precio, pero le honraba el haber sido tan valiente y honrado de cumplir su parte hasta el final. Desde luego había sido una locura enfrentarse a nada menos que una docena de hombres-bestia en solitario, pero desde luego era una muerte digna. 

- Una carta a sus progenitores explicándoles su muerte sería una buena opción, Maese. Seguro que os lo agradecen, al menos, el conocer su destino.

No dijo más, y ayudó en lo que pudo a que el hombre iniciara la marcha, vigilando el entorno, hasta que salieron de la zona peligrosa. Una vez alejados, el elfo trató de remendar la fea herida de su cráneo, que se le estaba hinchando por momentos, y las heridas del enano. Al parecer, los cuidados del elfo sobre el enano tuvieron un resultado óptimo, pero algo en el emplaste de hierbas del elfo que se había auto-impuesto no funcionaba del todo bien, picaba a rabiar. 

Un par de horas después llegaron a su destino, un pueblo pequeño al que pudieron acceder gracias a su rescatado amigo. La estancia en la posada de Greta fue agradable y satisfactoria, la única pena fue que la dama Hochlandesa, a pesar de su insistencia en conocerse un poco más, decidió retirarse temprano. 

El elfo aceptó de buen grado la recompensa y los tratados del Barbero, al que acudió al día siguiente nada más levantarse, su herida tenía mala pinta y mejor que se la trataran cuanto antes, aunque tras dormir toda la noche y lavarse, se encontraba algo mejor. 

Escuchando a la mujer, no pudo menos que alzar una ceja y pensar - Isha, ésta mujer es de armas tomar, líbrame de enemistarme con ella. - luego hizo una ligera inclinación hacia el comerciante con la mano derecha en la parte del corazón. - Se lo agradezco, Maese Jurgen. Si sabéis de algún otro trabajo que podamos desempeñar que se ajuste a nuestras habilidades, estaré interesado en escucharlo. 

Antes de que se alejara, la tocó en el hombro - Disculpa Lenna, se te ha olvidado darme mi parte...gracias. - dijo, al recibirla. - ¿Te importa si te acompaño? Por mi parte no hay problema en cenar con todos, ha sido muy instructivo viajar con vosotros, sois buenos compañeros, es raro encontrar buena gente en éstos tiempos. - 

- Tiradas (4)

Motivo: Sanar (a mí mismo)

Tirada: 1d100

Dificultad: 27-

Resultado: 79 (Fracaso) [79]

Motivo: Sanar (al enano)

Tirada: 1d100

Dificultad: 27-

Resultado: 4 (Exito) [4]

Motivo: Sanar (al enano)

Tirada: 1d10

Resultado: 4 [4]

Motivo: Sanar (a mi mismo) PS

Tirada: 1d100

Dificultad: 27-

Resultado: 44 (Fracaso) [44]

Notas de juego

Tiro Sanar para mí y el enano, y para no variar con la temática de mi pj, fallo para mí mismo. XD

Repito con PS, y como no, fallo y encima pifio, si ya sabía yo que no tenía que forzar....ains...

Me apunto la poción de curación y...12 coronas y media cada uno? 

Cargando editor
12/11/2020, 10:54
Lenna

¿Eh? ¿No te di tu parte? –dijo la muchacha, ligeramente ruborizada mientras echaba mano al bolsito de monedas para comprobarlo.

¡Ah! ¡Oh! ¡Qué tonta! –dijo antes de soltar una risilla–. ¿En qué estaría pensando? Disculpa, aquí tienes.

La muchacha quedó por unos momentos perdida en sus pensamientos, mientras su mano acariciaba la del elfo y su mirada fija en esos imposibles ojos de color luna llena otoñal.

«¿Qué te pasa, Lenna? Actúa normal, boba, que estás quedando en evidencia».

¿Ah... Qué? ¡No! No, no, yo... tengo que visitar, espero, a un conocido y... Luego iré de compras. La buena de Greta me ha recomendado un buen modista, el único del pueblo, supongo –respondió apresuradamente, antes de tomar aire con calma y tranquilizarse.

No se preocupe por mí, herr Clarândir –continuó de vuelta al tono de voz confiada–. Sé cuidarme sola. Pero le prometo que nos veremos esta noche. Me habéis gustado... mucho... ¡Todos me refiero! ¡Hasta luego!

Sin esperar otra respuesta, la inquieta hochlandesa se marchó corriendo.

Notas de juego

Lo que me obliga a hacer, el elfo y sus barras negras xP.

Cargando editor
12/11/2020, 12:32

Un silencio sepulcral se instaló sobre mí tras abatir al último hombre bestia y comprobar, hastiado y defraudado, como no había bestia alguna ni más enemigos; al parecer no sería en este bosque, o al menos no hoy, donde encontraría a mi anatema y eso implicaba convivir un día más, al menos, con mi vergüenza... y con la compañía del orejas picudas, por añadido

Con gesto hosco, rebuscando por el lugar y los alrededores cual sabueso de presa mientras el resto se ocupaban del prisionero, me cercioré que en efecto no quedaba bestia con vida allí. Gruñí con tono bajo, pateé una piedra y clavé el hacha con furia en un árbol cercano dejándola allí clavada mientras me sentaba a su lado a beber

Al menos aquello aun podía disfrutarlo, más o menos

Ya llevaba unos buenos tragos cuando la comitiva salió de entre los escombros de aquel edificio acompañando a un viejo humano que, al parecer, sería nuestro benefactor en cuánto a pagar algo por todo aquel sinsentido. Alcé los ojos al cielo, chasqueé la lengua y escupí a un lado antes de dar otro buen trago al barrilete y ponerme en pi haciendo que mis lorzas se bambolearan.

- Ni monstruos, ni enemigos y ahora toca hacer de niñera. Bah! Mierda de bosque. Sólo hay árboles, boñigas de ardillas y hombres bestias famélicos que no sirven ni cómo alfombras... al menos espero que en ese pueblucho puedan decirme donde encontrar algún ser aterrador con el que poder medirme- espeté malhumorado, arrancando el hacha de un tirón junto a un trozo de madera y colgándomela a la espalda para poder volver a afianzar el barrilete a mi cinto. Lo meneé ligeramente, torciendo el gesto. Apenas quedaba un cuarto de su contenido

...

El pueblucho no despertó mayor interés en mi que cualquier otro. Es más, era pequeño y ligeramente destartalado, como todas las cosas hechas por humanos, lo que arrancó un gruñido de desaprobación en mi Umgis...  seguro que no aguanta otro invierno en pie...bah- barrunté mohíno después de palmear una única y enérgica vez la empalizada antes de seguir al viejo a una posada que sin lugar a dudas era el edificio más importante del enclave. Al menos tendría algo parecido a la cerveza

Comida y bebida, y un jergón donde dormir, amén de un pago que se antojaba generoso por la grandilocuencia de la expresión del viejo. Me encogí de hombros y de senté rudamente en uno de las banquetas que flanqueaban la mesa dispuesto a asediar las viandas que nos servían con total dedicación. Ciervo, estofado, pan y cerveza me sirvieron para que mi huraño talante se tornara algo menos beligerante, en parte por tener la boca ocupada y engullía y comía a dos carrillos

Ahíto, algo bebido y dejando tras de mí un rastro de flatulencias y regüeldos, me dejé caer en la cama donde dormí a pierna suelta envuelto en la grotesca serenata de mis propios ronquidos. Realmente el sueño fue reparador y los rayos de sol que se  filtraron por las oquedades de las cotraventanas, junto al aroma del desayuno en la planta baja ayudaron a que cuando se nos brindo el pago y la muchacha hiciera un amago de buscarme las cosquillas le replicara alzando la jarra de cerveza que me  había florecido en la mano como por arte de magia, le diera un largo trago, eructara y me riera en su cara

- Tienes agallas mujer. Más que muchos hombres. Me gustas y por esos no te arrancaré esa lengua viperina que calzas- dije relativamente contento y de buen humor, no evitándose por ello que, cuando se dio la vuelta, contara con ahínco nuevamente las monedas asegurándome que mi parte era correcta... un gran esfuerzo de concentración, varios tragos de cerveza y el contar con los dedos no menos de media docena de veces con la lengua fuera lo corroboraron - Bien, bien. Id a comprar, a retozar con conejos o a buscar una oveja. Yo iré en busca de información a ver donde puedo llevar el filo de mi hacha... si os enteráis de dónde puedo encontrar una bestia terrible ¡avisadme, por Grugni!- les dije con un tono un poco alzado

Fue entonces cuando reparé en las miradas del orejas picudas. Hacia mí, hacia mi cuerpo

Dejé la jarra, vacía, junto a su homónima y me giré hacia el elfo con el ceño fruncido mientras me cruzaba de brazos sobre mi oronda panza 

- ¿No tienes bastante con la humana que ahora necesitas humedecer tus sueños conmigo?- gruñí molesto 

Su explicación, locuaz y gentil como siempre, me irritó mucho más que si me hubiera insultado 

- ¡¿Qué si no me iría bien vendarme las heridas?! Cualquier excusa es buena para poder tocar un cuerpo recio, eh besa ardillas- sonreí con malicia mientras le hacía un gesto obsceno y me acariciaba el cuerpo con total falta de glamour

- Bah! Haz lo que quieras mientras me dejes comer y beber tranquilo [b]- concedí al fin con un gruñido, aguantándome la risa al ver la cara de espanto del elfo ante mi sex-appeal inigualable [b]- Supongo que morir desangrado, o por no estar en plenas facultades en mi próximo combate, no sería ni épico ni valeroso... remiéndame como mejor puedas, pero controla tus libidinosos instintos cuando lo hagas o te quedarás sin manos con las que toquetear nada

Y tal cual si fuera una gran bestia asistida por toda suerte de pequeños animalillos que lo acicalan, seguí comiendo y bebiendo mientras el elfo restañaba mis heridas... 

Cargando editor
14/11/2020, 19:27
Director

Notas de juego

Escena cerrada.

Recompensas: 50 co a repartir entre vosotros. Una poción de curación para cada uno. 100 px.