Partida Rol por web

Espectante intento salir la primera del cacharro para ver la civilización en aquel planeta... y me llevo un pequeño chasco. Era lógico esperar que no fuera como debía ser Jacksonville o lo que estuve viendo en mi ficticia vida, pero la suciedad y el aspecto en general dejaba mucho que desear. Sin embargo se veía gente por la calle, relativamente vivos y sin hambre de carne humana, y eso ya era suficiente en ese momento para que me pareciera lo mejor de lo que habíamos visto hasta ahora en aquel lugar.
Algunas personas nos miran extrañados y no es para menos, pero intento no darle importancia, siendo una "ciudad" tan pequeña no tardarán en saber quiénes somos o de dónde venimos... las noticias vuelan en este tipo de lugares.

Estoy a punto de reírle las gracias a Martin pues debo sentirme parecido a él en este momento, pero considero que no es apropiado y algo en mi interior me susurra que estaré más guapa callada, y eso es lo que hago... hasta que Zyor señala el lugar donde está el médico.
Entro rápidamente de nuevo al cacharro-automóvil en el que llegamos y salgo llevando a Epsilon en brazos con cuidado. Al pasar junto al resto oigo la sugerencia de Martin y, aunque me veo tentada por ella, sé dónde es más prioritario ir:
- Quizá me una a ti más tarde, - le digo al rubito con una sonrisa.- pero ahora mismo lo primero es llevar a Epsi a que la vea el médico. ¿Alguien me acompaña? ¿Clarisse? - pregunto a esta última pues es la única que parece tener algo de idea de medicina de todos nosotros y no vendría mal su presencia en la consulta... o casucha... o mini-hospital de Washington's Colonial.

¿Estamos locos o qué? Se preguntó Clarisse al ver el lugar al que habían llegado. Si una "manada" de escorpiones de esos llega siquiera a oler este sitio, bastará con que estrellen sus cuerpos contra el muro exterior para que se venga todo abajo.

Clarisse había esperado algún tipo de asentamiento en un alto, fácilmente defendible por la posición, o gente escondida póbremente en un subterraneo, no aquello. Pero se guardó sus pensamientos para ella no fuera que por sus quejas, decidieran que se quedara fuera al ver que a la mujer le parecía iguálmente seguro quedarse fuera, que dentro.

Escuchó a Martin y a Selene y respondió a esta.

-Sí, lo primero es intentar estabilizar a Epsilon. Vayamos a ver a ese médico, aunque solo sea por facilitarle la comodidad de una cama estable, y no el traqueteante movimiento de un vehículo.

Karim había estado especialmente callado mientras miraba aquel extraño lugar. El último refugio de la Humanidad.
Estaba francamente descorazonado, pero no por el aspecto, el tenia el mismo aspecto que aquel lugar. No era eso, por extraño que fuera, se lo había imaginado muy parecido.

Quizás fuera su anterior vida como especialista de cine, que hacía que tuviera visiones de localizaciones de películas. Fuera cual fuera el caso, la ciudad rompió su corazón, y no por su aspecto ajado y maloliente.

El esperaba ver gente, le habían comentado que solo una índice bastante bajo de personas había sobrevivido. Pero ver el tamaño de aquel lugar, indicaba, que eran francamente escasas.

Tenía un plan, algo más que un esbozo, quería reclutar gente, una caravana de tíos y tías aguerridas que lucharan por encontrar una solución al problema de aquel planeta. Y sin embargo, lo que tenían delante era.... era desalentador.

Si había personas, pero no las suficientes para sacar más de uno o dos locos que quisieran seguirlo a su extraña guerra contra la realidad. Aquel lugar era mejor que nada, pero no mucho mejor.

Escucho como cada cual intentaba buscar algo que hacer. Y el tenia cosas que hacer. La cantina o bar seria un sitio estupendo para conseguir información y puede que aliados. Pero Epsi seguía siendo una prioridad. No tardo más de un segundo en darse cuenta de que no pintaría nada en la consulta.

Tenía que conseguir información. Y tenia que entender todo aquel mundo lo antes posible, sino, solo estaría dando palos de ciego.

Bueno, Martin, creo que nosotros tenemos que hacer cosas de chicos. Tengo ganas de encontrar a alguien.

Sabía que su compañero se sentiría culpable si lo dejaban ir solo a un Bar mientras las chichas se preocupaban de Epsi, así que tenía que acompañarlo. Además, suponía que no habría una biblioteca pública, ni una sala con ordenadores de historia en ninguna parte, y si la había seria un lugar protegido, o el al menos lo protegería.

Si quería la información que necesitaba, tenía que encontrar a algún tipo que hubiera sobrevivido durante muchos años, y que quisiera contarle las batallitas que quizás nadie mas quería oír.

Eran nuevos en ese lugar, pero eran más nuevos aun en aquel mundo. Tenía mucho trabajo por delante.

-¿Me estás pidiendo pasta?- observa a Martin algo incrédulo para después contemplar el Saloon y al resto de compañeros. Al menos se siente un poco más tranquilo al comprobar que las chicas sí se encargan de la mayor prioridad, o al menos eso es lo que dijeron el día antes, la chica enferma.

-Procurad ir rápido y que no os vea mucha gente- avisa a Selene mientras ésta emprende la marcha hacia la consulta acompañada de cerca por Clarisse. Acto seguido Zyor rebusca en los bolsillos de sus pantalones y chaleco hasta reunir varias monedas mugrientas, algunas de ellas incluso un poco aboyadas.
-La mejor moneda de cambio es el trueque, pero con éstas podrás conseguir algo- se las da y finalmente se aleja para salir de la ciudad.

Una vista más de cerca de las monedas descubre que no se trata de ninguna que hayáis visto antes, hay una única palabra en inglés que entendéis "esperanza" y otras en chino, ruso y quién sabe qué más. Además de eso, un símbolo llena casi toda la cara, en la otra sólo hay impreso un número, en la mayoría un 1, 2 ó 5.

Tras despediros de los chicos subís por una de las pasarelas hasta la casucha-consulta del supuesto doctor. Por suerte el puente parece soportar vuestro peso y pronto entráis en la pequeña chavola imaginándoos lo que habrá dentro.

El espacio es reducido y las paredes en parte metal y en parte hormigón están un tanto maltrechas pero hay bastantes estanterías repletas de mejunjes raros y cajas de medicinas que quizá incluso sean fiables. Si es que no están caducadas, claro.
Desde vuestra posición veis un pequeño escritorio repleto de papeles y bolígrafos algo desordenado y vacío y a vuestra izquierda se extiende una habitación con cuatro literas y dos de ellas ocupadas, simplemente no caben más. Uno de los presentes tiene varias partes del cuerpo vendadas de forma efectiva y limpia, el otro se muestra sudoroso y febril pero no tanto como Epsilon.

Un hombre menudo y muy mayor, probablemente pasados los sesenta, se inclina sobre el segundo enfermo tomándole el pulso y la temperatura sin ningún utensilio para después apuntar algo en su carpeta. De hecho parece todo un logro que consiga enfocar algo con las gruesas gafas resquebrajadas de culo de botella que tiene que usar.

Tras terminar de apuntar lo que sea se incorpora y da un pequeño respingo, como si hubierais aparecido de repente a pesar de que la puerta ha chirriado bastante al entrar.
-Uy qué mal aspecto, hacía tiempo que no veía uno de estos- comenta al acercarse más a vosotras y contemplar a Epsilon, señalándoos una de las camillas libres para que la llevéis hasta allí.

-¿Cuando fue infectada?- pregunta sin preámbulos y dejando claro que el quiénes sois y demás información personal que en vuestro mundo sería vital aquí carece totalmente de importancia.

Al ver lo rudimentario del lugar al que llegaron a Clarisse se le cayó el alma a los pies, aunque en cierta medida no le sorprendió.

¿Qué esperabas idiota? ¿Un hospital abarrotado de última tecnólogia médica? Pensó la mujer. Aquí todo se cae a pedazos, ya va siendo hora de acostumbrarse a las penurias.

-Fue infectada hará cosa de un día. Le respondió al hombre que las atendió y que parecía ser el encargado del lugar. No he tenido medios con los que tratarla adecuádamente, pero al menos hemos conseguido traerla hasta aquí. ¿Qué evolución se suele dar en esta intoxicación? Preguntó ¿Se manifiestan mas estados sintomáticos además del aquí presente?

Clarisse había comenzado a hablar casi instintivamente, sin percatarse de que su analítica mente ya había comenzado a trabajar en cuanto pasaron por la puerta de entrada, al lugar en el que ahora se encontraba junto a su compañera Selene.

- Gracias tio. A ver si encuentro algo decente.- respondo a Zyor agredeciéndole su generosidad.- Bueno, que tengáis suerte con lo de Epsi. Cuando tengáis un resultado concluyente avisadnos.- me despido del grupo de "curación". No era indiferencia, me preocupaba muchísimo el estado de mi amiga. Pero por lo que había podido ver la chabola del médico era ya de por si bastante pequeña, como para meternos Selene, Epsi, Clarisse, Karim y yo. Seguro que sríamos más un estorbo que otra cosa a si que lo mejor era quitarse del medio. Aunque también debo admitir que me apetecía una copa.

-Bueno tio, nos toca volar solos ¿eh?.- Le digo a Karim palmeándole la espalda una vez que ya estamos solos.- Vamos a pasar primero por el almacén, a ver si encontramos algo de tabaco. Te puedo asegurar que no soy un fumador compulsivo, pero con días de mucho estrés siempre me apetece un cigarrillo...y creo que no he tenido días de más estres en mi vida que estos.- le comento mientras avanzamos por el poblado hecho polvo buscando con la mirada algo que se pueda hacer pasar por tienda de ultramarinos o tienda a secas.  Cualquier cosa que diera el aspecto de vender un poco de todo me valdría.

Karim caminaba en silencio tras Martin, no le importaba si aquel hombre quería tabaco o no. Seguramente nunca había fumado, así que con un poco de suerte se pondría a toser como un loco al intentarlo.

Lo mismo daba, pero el necesitaba información. Vivian a una oscuridad completa acerca de aquel mundo. Habían aprendido muchas cosas en la incubadora, pero no les servían de absolutamente nada, y cada hora que pasaba, esos recuerdos eran cada vez más vagos.

Ayer podría haber recordado conversaciones enteras con amigos y compañeros de trabajo, hoy solo podía recordar la cara de su abuela y alguna que otra frase. Sin embargo sabía que el conocimiento no se había esfumado, porque sin proponérselo de vez en cuando venían datos a su cabeza.

Sin embargo, el genio que los metió allí, no había tenido la sensatez de explicarles las cosas que pasaban en aquel planeta. Cual era la misión que les habían incluido en su patrón genético. Podía ser que fueran más listos, fuertes y duros que los humanos normales, pero de nada servía si no había un plan, un propósito evidente de que hacer con aquellas habilidades.

Tío, a mi me preocupa más conseguir información, seguimos sin saber prácticamente lo que pasa en este mundo, y por muy deprimente que sea, no voy a dejar de hacerme preguntas. Deberíamos de guardarnos un par de esas monedas de juguete para conseguir averiguar algo. Aunque no tengo claro el que.

Sus ojos viajaban rápido de una persona a otra, tampoco es que le costara, porque no había mucha gente.
Había de todo un poco, pero el necesitaba a alguien especialmente mayor. Estaba convencido de que allí hallaría respuestas.

Caminé con paso rápido y firme hacia la consulta del médico con Epsilon en brazos y Clarisse tras de mí. Aunque pisaba con cuidado la prisa por llegar era superior y en varias ocasiones temí que el suelo que pisábamos (o pasarelas) se hundiera bajo nuestros pies. Por suerte no fue así aunque el aspecto de la "consulta" no tenía un aspecto... muy halagüeño, nada más entrar un señor de cierta edad nos saluda y nos muestra una camilla vacía, me apresuro a dejar a Epsi con cuidado sobre ella y escuchar al mismo.

Sus primeras palabras dejan mucho que desear... parece que no las tiene todas consigo respecto a que salga viva de esta pero yo no pierdo la esperanza de que realmente la ciencia que nos había fabricado hubiera tenido en cuenta ese veneno tan común en esta mierda de planeta. Quizá al final sí seamos experimentos fallidos... quizá... pero espero que no sea así por el bien de Epsi.

Como no sé muy bien qué decir pues de medicina apenas sé lo justo y necesario me limito a dejar que sea la rubia quien hable en esta ocasión, pues parece más capacitada para ello teniendo en cuenta lo que supuestamente fue en su ficticia vida. Escucho pues a Clarisse responder al médico mientras asiento con la cabeza y con la mirada triste recorro el lugar para toparme con un par de enfermos. Hay uno que parece estar con los mismos síntomas que Epsilon, salvo porque no tiene tan mal color de cara.

-¿Más información? ¿Sobre qué?- pregunto alzando una ceja extrañado ante los propósitos de Karim. ¿Qué pretendía encontrar allí? ¿A algún genio de la lámpara con el libro oficial d elas respuestas?.- Si ya sabemos todo lo que necesitamos. El planeta está hecho una mierda y lleno de bichos mutantes que resultan ser supermortales. Y nosotros somos el rayo de esperanza que se va a encargar de liquidar a todos esos hijos de puta.  Si es tan simple que hasta parece el guión de una mala película. Lo que de verdad necesitamos es descansar y relajarnos un poc antes de emprender esa campaña tan peligrosa.- intento convencer a mi compañero de que se olvide de tantas preocupaciones. Sólo me faltaba tener que perder estos segundos de descanso en menudeces.

-Además, en todo caso lo único interesante que podemos descubrir es qué somos nosotrosy por que nos..."fabricaron" o lo que sea. Y no creo que en este pueblucho que se cae a pedazos haya nadie que pueda decírnoslo. Los que más saben de todo son Zyor, Hiedra y bueno, Epsi...que esperemos que se ponga bien.- entonces me acuerdo de mi salvadora y alzo un dedo.- Lo que me recuerda, que podríamos llevarle algo de regalo para cuando mejore. Así que vamos.- aunque termino casi dándo una órden me quedo parado esperando a que Karim tome la decisión de acompañarme al almacén.

-¿Un día? Parece que soporta relativamente bien la infección, la mayoría ya estarían en la fase 3: contaminación de órganos y la consiguiente muerte. Parece que aún está en la dos...- coge entonces una de las manos de Epsilon con cuidado y retira su mugriento guante dejándolo a un lado.

-Vaya, vaya- observa una cicatriz en su muñeca izquierda, dónde debería estar su tatuaje, pero no le da mayor importancia y se limita a tomarle el pulso en silencio durante varios segundos antes de soltarla nuevamente para oscultarle el pecho y asentir.

-No hay mucho que hacer me temo. Puedo inyectarle algo de adrenalina para que su cuerpo reaccione y pueda levantarse pero al final acabará sucumbiendo. Calculo que al ritmo que va le quedan unas 40 horas como mucho- tras esa afirmación suspira honda y largamente, probablemente cansado de tener que dar diagnósticos tan poco prometedores.

-Lamento tener que daros la bienvenida de esta forma pero ya sabíais los riesgos de viajar por el exterior, ¿no?- aparentemente reconoce enseguida que no sois de la Colonia pero seguro que no imagina de dónde procedéis realmente -¿Sabéis qué? Durante los primeros años conseguimos elaborar una vacuna. La gente nos odiaba por no haberles dado lo que prometimos pero lo cierto es que podríamos haberlo hecho si hubiéramos tenido el componente adecuado. Ahora ya es imposible de conseguir y la mayoría de los que quedamos somos inmunes, pero podría haber sido muy diferente...- explica más bien como si pensara en voz alta mientras rebusca por unos cajones algo roídos y maltrechos hasta sacar una gran jeringuilla precintada en un plástico polvoriento.

Tras despediros de las chicas y de Zyor y mantener una pequeña charla entre vosotros, empezáis a ascender con cuidado por una de las pasarelas. Si podéis incluso intentáis esquivarlas porque la envergadura de Karim os hace pensar que podría desprenderse alguna de ellas, pero tras un pequeño rodeo en el que veis niños e incluso animales domésticos correteando por aquel vertedero de ciudad llegáis hasta el Almacén.

Nada más entrar comprobáis que el espacio para moverse es bastante escaso, pues todas las paredes y parte del propio suelo está cubierto con muebles y estanterías repletos de trastos de todo tipo (algunos de aspecto demasiado usado) y comida enlatada variada.

Os movéis como podéis hasta llegar al pequeño mostrador, y en él os aguarda una mujer negra y muy corpulenta de mediana edad que os mira de arriba a abajo sin disimulo.
-¡Bienvenidos a mi Almacén! Siento deciros que no tenemos regalo de bienvenida pero si traéis dinero o cosas interesantes seguro que encontramos lo que buscáis- afirma muy convencida terminando con una sonrisa de convicción.

- Es una pena ¿eh grandullón?.- digo sonriendo y dándole unos codazos a mi compañero ante la alusión del regalo de bienvenida por parte de mla dependienta.- Habría estado biencon seguir un poco de jabón perfumado gratis, pero supongo que no siempre se llega a tiempo.- continúo esta vez hablando con la dependieta y siguéndole la broma.- Por suerte tenemos dinero y ganas de comprar.- me llevo la mano derecha al bolsillo y saco las monedas que me ha prestado Zyor momentos antes.- Me gustaría comprar algo de tabaco y una botella de Jack Daniels, o de wiskey...o de lo que sea. ¿Sería posible? Es para un regalo.- termino añadiendo sonriente. Sólo espero que la dependienta no se de cuenta de que somos forasteros e intente timarnos.

Espero firmemente que tenga cigarrillos y algo para beber. Necesito fumar, y también echar un buen trago, aunque la botella, o parte de ella pretendía que fuera un regalo para Epsi. Si se pone bien seguro que le alegra, y si no mejora un buen trago de burboun seguro que le ayuda a curarse. El Wiskey es milagroso. Después para que Karim no refunfuñe demasiado iremos al Saloon o lo que sea para ver si encontramos a alguien que pueda darnos información valiosa, aunque dudo que encontremos a nadie.

El hombre de color sonríe ante los comentarios de la dependienta y termina por poner los ojos en blanco ante los de su compañero.

Llevaban diez minutos en aquel lugar, y ya hablaba como si llevara allí toda la vida. Aunque era evidente que no debía de haber muchas caras nuevas en lugares como aquellos. Si Washington's Colonial era la cuna de la civilización de aquel lugar, no quería imaginarse que otras localidades, infra pobladas habría por ahí.

Dejo que Martin hiciera sus negocios, y empezó a dar un ligero garbeo por la tienda, en el que más que moverse, se giraba a derecha e izquierda buscando con la mirada, para darse cuenta de lo que había a su alrededor. No es que fuera gran cosa, pero durante un minuto le mantuvo distraído imaginando para que servían muchas de las cosas que podía ver.

Finalmente se lanzo a hablar.

Señora, no tendrá un mapa decente de esta roca, quizás alguno que marque las poblaciones de humanos, y quizás otro en el que aparezcan reflejados los lugares donde los bichos están criando, ¿verdad?

El silencio después de su pregunta le llevo a pensar que quizás se había equivocado en algo, aunque estaba convencido de que no estaba diciendo ninguna tontería. O tal vez sí.

Volvió la vista finalmente, porque había hablado mirando los objetos distraídamente para volver a ver a Martin y a la encantadora dependienta.

Clarisse sintió una enorme tristeza al oir lo que el hombre les decía sobre el estado de Epsilon: Tenía los días contados.

-No puede ser... despues de tanto luchar... Se dijo a si misma, sintiendo como los recuerdos genéticos implantados artificiálmente intentaban abrirse paso en su mente para enseñarle a superar con entereza profesional la situación. Pero, ¿Qué es eso de una vacuna? ¿Podría valer a estas alturas para una persona no inmunizada a este agente tóxico? Nadie nos ha hablado hasta ahora de algo semejante...

Estuvo a punto de preguntarle por el componente del que carecieron en aquella empresa, pero tenía miedo de la respuesta que podía recibir.

El tortazo invisible que las palabras del médico me dieron en ambas mejillas me deja muda, muda por completo... y con la mirada desesperada vusco un lugar en el que sentarme para poder tragar esas palabras.

¿Apenas dos días de vida le quedan? Cómo es posible... Maldita sea, podríamos ser cualquiera de nosotros, podría haber sido Clarisse quien recibiera ese veneno... o yo. Tuvo que ser ella, pero al menos yo confiaba en que haber pasado tantos años metidos en ese maldito y pegajoso tubo habría servido para que nos creasen inmunes a los putos bichos esos.

Aunque mi mente está en sus propias cosas escucho lo que Clarisse dice con tono triste, y es que no era para menos, pero sus preguntas eran lógicas. Quizá lo que no pudieron terminar en aquella ocasión era difícil de conseguir... pero ¿el qué? ¿qué era tan difícil de conseguir para esa vacuna? ¿por qué ya no se puede encontrar?
Especies extintas, quizá...

- ¿Qué componente era el que faltó para esa vacuna, doctor? - pregunto apenas sin darme cuenta de que he abierto la boca. Mis labios se han movido tan rápidos como mi pensamiento.

-Para regalo, sí seguro...- la mujer ríe siguiéndole la corriente a Martin antes de concentrarse en las sucias monedas y contarlas -Cariño eso del "Daniels" suena a la prehistoria pero tengo un licor de arroz que no ha sido usado por nadie antes y la botella incluso está bastante limpia. Entre tú y yo, ¿quién te ofrecerá una oferta mejor por esto?- aún así recoge las monedas metiéndoselas en uno de los bolsillos de su delantal pero está claro que hubiera preferido algo más interesante que intercambiar.

Sin más explicaciones desaparece por una portezuela tras el mostrador a través de la cuál incluso le cuesta pasar y tras armar algo de barullo rebuscando entre otras estanterías y cajones aparece de nuevo dejando sobre la mesa una botella sin etiqueta que debe contener aproximadamente medio litro de ese licor de arroz que ha comentado y un paquete de tabaco ya comenzado que en realidad sólo contiene 6 cigarrilos.

-¿Un mapa?, ¿es que pensáis salir de aquí?- pregunta bastante sorprendida mirándoos a ambos alternativamente, como si os viera desde una perspectiva diferente -Bueno, tengo que decir que me gusta ver gente nueva con pelotas, ya era hora- sonríe satisfecha y saca un papel arrugado de su propio bolsillo que os extiende sacudiendo varias migajas en el proceso.

-Aquí hay todos los campamentos conocidos hasta el año pasado, aunque el especialista en esos sitios es Zyor, no sé si le conoceréis... Un tío grandullón que siempre lleva una niña pegada al lado- describe antes de proseguir -Sobre esos monstruos nadie tiene demasiada idea pero si marcas sus nidos te pagarán una fortuna por ello- asegura con convencimiento.

-Es un poco complicado...- admite el doctor con un hondo suspiro mientras se quita las gafas para frotarse la frente, dejando que Selene tome asiento en la camilla contigua para no venirse abajo.

-Tuvimos en nuestras manos la sangre de uno de esos monstruos. Pero no de esos que pululan por todo el maldito planeta, era algo más... desarrollado. Más puro. Intuimos que fueron el origen de las mutaciones de los animales que llamamos Vytrus pero no tuvimos la suficiente cantidad como para sacar conclusiones decisivas- llegados a este punto él mismo toma asiento, recordando un tiempo pasado que le resulta doloroso y parece que incluso hablar de ello le canse.

-Se produjo una cantidad ínfima de vacunas con esa sangre envenenada y funcionaron incluso en los casos más extremos. Creíamos que podríamos conseguir más así que curamos a 10 pacientes que se hicieron inmunes pero... nos confiamos. Era evidente que después de las numerosas bajas que había supuesto la primera expedición sería demasiado difícil realizar otra y nuestra prepotencia nos sentenció- admite con abatimiento y cierta vergüenza antes de atreverse a miraros de nuevo -Sólo sobrevivieron al encuentro el sargento Zyor y el capitán Wan, pero de eso hace mucho tiempo- con resignación vuelve su atención hacia Epsilon, empezando a limpiarle el sudor para después aplicarle varias toallas y vendajes previamente mojados.

Puedo quedarme el mapa.

Era una pregunta maliciosa, seguida de una sonrisa de niño bueno. No tenía dinero, como su amigo, así que esperaba que aquel papel sirviera más bien de poco a aquella interesante mujer.

No lo había pensado, pero tenía sentido que Zyor fuera el que más supiera sobre lo que había fuera del poblado. No obstante el que nadie se hubiera molestado en señalar donde estaban los enemigos, era, extraordinariamente triste.

En cualquier caso, señorita, yo estoy muy interesado en lo que hay fuera de aquí. Conocemos a Zyor, y bueno, tengo pensado montar una excursión tras otra a esos nidos y hacer desaparecer a esos bichos. Pero eso es hablar de futuro.

Noto en su cara, que ella estaba a la vez de sorprendida, asustada, pero se le paso enseguida. Luego lo miro como si estuviera loco. Solo esperaba parecer un loco agradable.

Sabe si hay alguna manera de conseguir libros de historia, periódicos viejos, informes de lo que pasaba en este planeta cuando el culo de los humanos dio de lleno en el.

Era una pregunta complicada, seguro que si había libros, y seguramente casi nada en ellos debía de hacer referencia a lo que buscaba. Si no, no se explicaba como podía la gente no haber reparado en las cosas a las que él le daba la vuelta.

Al principio desconfio un poco. Por alguna razón guardo recuerdos de una bebida llamada Jack Daniels. No tengo ni idea de si estaba buena, supongo que si, pero al menos el nombre tiene más clase que el "licor de arroz". Sin embargo mis recelos desaparecen cuando la mujer saca de su almacén una botella intacta de ese licor, que parece no tener mala pinta. Y además saca mis ansiados cigarrillos. Dos de dos, casi ni me lo creo.

- ¡Genial!. Si le soy sincero no esperaba conseguir esto.- digo realmente satisfecho cogiendo uno de los cigarrillos y me lo llevo a la boca mientras Karim negocia el mapa. Me palpo los bolsillos de mi ropa buscando el mechero y finalmente lo encuentro. Me lo llevo a la boca y...Nada. El condenado no funciona. Es entonces como decepcionado me acuerdo de que ese mechero me lo encontré en las ropas del laboratorio y estaba roto o sin gas. Con gesto de desgana me guardo todos los cigarrillos excepto el que tengo en la boca y cojo la botella. Entonces cierro el mechero y se lo enseño a la mujer.

- Oye no sabrás si este trasto está escacharrado o simplemente le falta gasolina. Y ya que estamos...si tuvieras...¿no podrías echarle un poco?.- digo intentando sacar mi mejor cara de buen chico. Sino siempre podía preguntarle a Zyor pero me daba rabia quedarme a dos velas después de estar tan cerca.

Mientras Karim sigue a los suyo. Está realmente convencido con su faceta de salvador. Yo también estoy con él, aunque prefiero no dar falsas esperanzas a nadie...