Partida Rol por web

Clarisse evitaba en la medida de lo posible mirar a las oscuras formas que reptaban horizontal y verticálmente alrededor de ellos. Con los nervios a flor de piel, y la sensación de estar siendo observada por seres de la oscuridad cuyo origen desconocían, lo único que le faltaba era perder el control en un lugar como aquel, por mucho que deseara estar arriba, y no en aquel agujero.

Sin embargo, pese a lo mucho que temía que en cualquier momento fueran atacados por aquellos seres de las tinieblas del interior del mundo en las que se encontraban, no fue así, o al menos no lo fue durante el tiempo que tardaron en encontrar el primer obstáculo, que nada tenía que ver con lo las criaturas que los observaban desde la negrura.

-Veamos... Dijo a los dos hombres del grupo. Dejadme comprobar las opciones que tenemos. La mujer rubia observó con detenimiento el muro de piedras desprendidas que les bloqueaba el paso. Podemos arriesgarnos a un desprendimiento mayor tanto si usamos explosivos, como si Selene utiliza su fuerza para quitar las rocas. No solo pueden estar en un precario equilibrio en el estado en el que está este desprendimiento, si no que además de arriesgarnos a que se nos vengan todas estas rocas encima, también nos arriesgamos a que se hunda parte del túnel, sin necesidad de explosiones de ningún tipo. Y no podemos olvidar que por muy fuertes que seais, el esfuerzo físico que llevaría esto, haría que consumierais con más rapidez el oxigeno de las máscaras. Por otro lado... tal vez el mapa indique otra ruta...

La mujer inspeccionó toda la estructura, intentando averiguar lo arriesgado que podría suponer atravesar aquello, bien fuera invirtiendo tiempo y oxígeno, bien fuera utilizando el explosivo, y cuando sacó una conclusión volvió a estudiar el mapa que llevaba en la mano.

Después de un buen rato de extraña tranquilidad se termina lo bueno; a mis espaldas y a ambos lados comienzo a escuchar el sonido de patas arrastrándose por las paredes, incluso me atrevería a decir que también por el techo, lo cual no hace sino obligarme a acercarme más a Clarisse con cierto notable miedo en el cuerpo.
Creo que casi preferiría ver con claridad qué es lo que hace ese ruido antes que imaginarme un millón de bichos a cada cual más feo, pienso en más de una ocasión horrorizada por lo que mi propia imaginación me enseña y tentada de dirigir la luz de la linterna al causante de aquellos ruidos pero es posible que no sirviera de mucho.

De vez en cuando rozo con alguna de mis manos el hombro de Clarisse mientras esta sigue intentando contactar con Zyor, solamente para que sepa sin girarse que sigo ahí, en la cola de la comitiva. En un par de ocasiones la mujer rubia se asusta con ese gesto y no se le puede negar que yo tampoco estoy muy acertada al hacerlo pero mi intención es buena y finalmente queda en un pequeño susto nada más.

Con los nervios a flor de piel casi me llevo por delante a todos cuando frenan de repente. Les miro extrañada y asustada a la vez y después busco con la mirada el motivo de la detención, que supongo no es que nos hayamos perdido. Un imponente muro de piedras nos bloquea el paso y por la conversación siguiente deduzco que nos bloquea el mejor camino para seguir.
Apenas sin pensarlo me dirijo a levantar las piedras yo misma pero las palabras de Martin y Clarisse me detienen junto a estas. Tienen razón pero también podríamos arriesgarnos.
- Yo ya me iba a dedicar a quitarlas de una en una, pero supongo que ella tiene razón, es mejor pararse un poco a pensarlo mejor en vez de ir a lo burro... aunque lo de pensar no sea lo mío. - río en voz baja ante mi propio comentario y me quedo a la espera de alguna idea mejor que la de usar mi fuerza para solventar el camino cortado.

Decides acercarte a la pared de rocas y cascotes y analizarla todo lo bien que puedes dada la situación. Estás segura de que podríais volar sin problemas la pared con 1/3 de la cantidad de explosivos que os dio Zyor pero a la vez el riesgo de derrumbe es bastante alto a pesar de que coloques bien las cargas entre los huecos más estratégicos. La parte positiva es que sería bastante rápido.

Guiar a Selene y al resto para que extraigan las piedras de una en una parece una opción fiable en cuanto a seguridad pero llevaría bastante tiempo, al menos media hora contando que no hagáis un hueco muy ancho... y seguro que les resta bastante tiempo de la máscara de oxígeno, como ya habías pensado.

El mapa te devuelve una tercera opción: cambiar hacia la línea contigua retrocediendo un poco por dónde habéis venido. Después podríais seguir por ese túnel y volver a enlazar con el principal más adelante, el problema es que eso es sólo la teoría... en la práctica es posible que el paso también esté cortado o infestado de monstruos, quién sabe.

Al parecer todos están esperando tu decisión como la inteligente del grupo pero hay que admitir que es difícil...

Clarisse empieza a calibrar vuestras posibilidades y mejores opciones. Primero se acerca al muro de rocas, palpa algunas de ellas, ilumina huecos en los que la mayoría ni se hubieran fijado...

Después se dedica a analizar el mapa asintiendo de vez en cuando como si lo tuviera muy claro aunque no resulta tan fácil orientarse con ese montón de líneas de colores pero para ella parece tan fácil como leer un simple libro.

Mientras tanto el resto comprueban como las criaturas que os han estado acechando y esquivando se aventuran a acercarse cada vez más hasta vuestra posición así que podéis fijaros mejor en su aspecto.
Su figura se podría definir como humanoide, pero se desplazan a cuatro patas por cualquier pared anclando sus patas en ellos ya que cada una de sus extremidades termina en una o varias puntas de aspecto afilado y peligroso. Ninguna de ellas tiene piel y sus músculos sanguinolentos y rosados o rojizos (dependiendo de la criatura en cuestión) quedan visibles y expuestos. Puede que eso os dé algo de ventaja.

Son muchas, como si actuaran en manada o algo parecido. Podríais apostar a que ya hay más de una decena dirigiéndose hacia vosotros pero aún están a bastante distancia y se pierden en la oscuridad.... Puede que haya más de ellas donde la luz de vuestras linternas no llegan.

Karim se dio cuenta, que tanto si decidían acabar con la pared de piedras y escombros, u optaban por tomar una alternativa iban a tener que luchar un poco.

No le parecía mal empezar a liquidar seres extraños, pues durante todo aquel tiempo en la oscuridad, el saberse presa le había ido mermando la paciencia. No le gustaba ser un hombrecillo indefenso en el reino de las criaturillas malvadas. No, eso no iba con él.

Clarisse era un genio para muchas cosas, pero el sabia de peleas, o eso le gustaba pensar, la vida de un negro siempre era un poco más complicada de lo que parecía. Y juraría que se había metido en más de un problema al ser joven. O al menos su visión de sí mismo en el extraño sueño de aquella probeta.

Poco importaba ahora. Pero no pensaba dejar que aquellas cosas lo amilanasen.

Bien, tanto si nos quedamos como si no, vamos a tener que pelear, nos han ganado el flanco. Recordad que nosotros somos los cazadores, y no las presas, que hemos venido a acabar con ellos y destruir su mundo para recuperar el nuestro.

Recordad mis hermanas y hermano, que hemos venido hasta aquí por Epsi, y que no podemos dar marcha atrás, y sobre todo no queremos dar marcha atrás.

Mientras hablaba iba subiendo el tono de voz. Era un discurso, una petición velada de valor a sus compañeros. Se fue poniendo a la cabeza de ellos. Lideraría aquel asalto, y con suerte lo contarían a sus nietos algún día.

Además, tenemos las de ganar. Clarisse, encárgate de darnos luz mientras luchamos. Martin quédate detrás, y encárgate de todo lo que venga por arriba. Dependemos de tu puntería vaquero.

Selene a mi izquierda. Usa las armas de fuego, a menos que me cubran esas criaturas por completo. Yo estaré un poco más adelantado, hay que comprobar cuan fuertes son, y yo soy el mejor preparado para resistirlos.

Disparad cuando tengáis un blanco claro. No desperdiciemos las balas. Seguro que más tarde nos hacen falta.

Pero lo más importante, no corráis a salvar a nadie hasta que las criaturas hayan caído por completo o se hayan marchado. No podemos permitirnos curar a los heridos, sé que es duro, pero si uno solo deja de hacer lo que he dicho seguramente caigamos todos.

Karim giro el correaje de su Subfusil de la espalda. Comprobó una vez más que estaba todo en perfecto estado para el uso y miro a la oscuridad a los ojos con el arma lista.

¡Eh, bichitos, somos vuestra peor pesadilla, porque nosotros, somos vuestros cazadores. Más vale que corráis a esconderos en algún agujero!

Cuando Clarisse hubo terminado de comprobar todas las opciones de las que disponían habló.

-Muy bien, es tal y como he dicho. Corremos un riesgo de desprendimiento considerable si usamos explosivos, pero no necesitariamos mucho, tan solo un tercio de lo que traemos. La verdad es que no me hace gracia arriesgarnos a que se nos caiga encima toda la galería, y lo de quitar las piedras una a una, no lo contemplo, ya vamos bastante justos de tiempo... y de aire en las máscaras. Dijo la mujer. Sin embargo, he encontrado otra galería en el mapa que podría llevarnos más adelante, y despues podriamos incorporarnos de nuevo a esta linea que seguimos, aunque nada nos dice que no nos vayamos a encontrar con otro obstáculo como este, por lo que...

El sonido de decenas de patas chasqueando en la piedra tras de si la interrumpió y se giró solo para ver, como las criaturas que antes las estudiaban con timidez, habían reunido la suficiente valentía como para arriesgarse a acercarse a ellos, y tal vez para algo más. Clarisse tragó saliva involuntariamente mientras Karim hablaba.

-Vale, olvidad lo de echar abajo el muro, o quitar las piedras, no vamos a tener tiempo y si nos arrinconan aquí vamos a estar jodidos. Sugiero que nos vayamos moviendo hacia la otra galería, poco a poco...

La mujer comenzó a caminar laterálmente con cuidado y muy despacio, mientras enfocaba con las linternas tal y como había dicho su compañero.

Enciendo la linterna al percatarme de que los sonidos que hacen esos bichos que han estado por todas partes mientras caminábamos ahora parecen acercarse cada vez más y en grupo, no por separado como inocentemente yo habia pensado.
Es hora de correr o acabar con ellos, y la verdad es que sabiendo lo que nos puede esperar más adelante no pienso malgastar balas en esos bichos o lo que sean que nos acosan ahora de mala manera.
Al girarme para intentar ver cuán cerca están me doy cuenta de que con la oscuridad no vamos a poder apuntar en condiciones y que, además, hay un pasillo que gira hacia un lado a pocos metros de nosotros. EL problema es que ese pasillo nos lleve a dar más vueltas que un tonto de galería en galería...

Inconscientemente ya estaba con las manos sobre una de las piedras más pequeñas cuando el grandullón se arrancó a hablar. Joder, ni que esto fuera un película de hollywood, con sus discursos sentimentaloides y la música de fondo, pienso mientras tuerzo el morro a la vez que Karim sigue hablando y subiendo cada vez más la voz, aunque aquí no tengamos música precisamente...

- ¡¡Apartaos todos de mi trayectoria y del muro de rocas!! ¡¡Voy a lanzarles una de las que están a mano!! - dicho y hecho me dispongo a coger alguna no muy grande de las que están más a mano tras estudiar con mi linterna, mientras sigo escuchando los consejos del grandullón, cuál es la más adecuada para coger sin que se me vengan todas encima.

Sonrío al escuchar las palabras de Clarisse y veo cómo ya ha comenzado a apartarse hacia un lateral. Mi idea es lanzar una piedra para que se acojonen y con suerte aplastar unos cuantos y poder meternos en el pasillo que la rubia comenta. Es la lista, habrá que hacerla caso que sabe mejor que el resto lo que se hace para que sobrevivamos...

Antes de que Karim me dijera nada, ya me había colocado en una posición de tiro lo suficientemente buena. Tampoco es que pudiera elegir entre muchas opciones. Así que mientras se dedica a organizar nuestra defensa, yo  vuelvo a revisar el cargador de mi arma y la recámara. Todo listo. Sólo me falta el cigarrillo en los labios para estar al cien por cien. Pero supongo que no es viable quitarme la máscara para llenarme los pulmones de veneno...y humo.

- Clarisse, será mejor que no te alejes demasiado.- comienzo a decir con voz calmada sin dejar de escrutar a las bestias reptantes que se acercan poco a poco.- Si nos separamos en exceso seremos presas más fáciles y los bichos que atacan en manadas suelen separar a sus objetivos de la manada para atacarlos con mayor facilidad.- es posible que en mi otra vida me dedicara a perder el tiempo viendo documentales...quién sabe.- Además, no te preocupes. No dejaré que ninguna de esas cosas se acerque a más de quince metros. Al menos mientras tenga balas.- no es precisamente una materia que nos sobre, pero las optimizaré al máximo. Al menos esos bichejos no parecen tan duros como los escorpiones.

- Lo que me sigue preocupando es qué vamos a hacer. Yo votaría por hacer un agujero en el muro con un poco de explosivo. Si tenemos que dar un rodeo podemos perder mucho oxígeno de las máscaras, por no decir que es posible que nos encontremos otro puñetero muro incluso tirando por un camino alternativo. Resumiendo, que voto por ir colocando las cargas mientras nos cargamos a estos bichos y cuando esté listo las volamos.- esta vez hablo con mayor velocidad. No es nerviosismo, sino prisa. Quiero que se tome la decisión enseguida y los monstruitos están cada vez más cerca. En ningún momento mi vista se ha apartado del tunel por el que se acercan los próximos aspirantes a perritos calientes... Bueno y también aspirantes a hamburguesa, debido a a la iniciativa tomada por Selene. Apuesto a que es divertido ver como uno de esos enjendros muere espachurrado por un pedazo de roca lanzado con superfuerza.

Clarisse empieza a moverse lentamente, con precaución, pero para su desgracia el resto no parecen muy convencidos de su decisión y apenas se mueven de dónde estaban hace unos instantes.

Karim empieza a hablar en voz alta consiguiendo que los bichos se detengan, como si realmente estuvieran prestándole atención o quién sabe qué. Es entonces cuando Selene coge una de las piedras más solitarias y sueltas y la lanza contra la criatura más cercana consiguiendo quebrarle el cráneo y algún hueso más con un sonido de lo más desagradable, justo después cae al suelo estrepitosamente pero comprobáis que no desprende ningún tipo de espora.

Se prolonga entonces un tenso silencio que apenas dura cinco segundos antes de que todo el "enjambre" grite de manera tan aguda que os veis obligados a taparos los oídos. Los chicos consiguen sobreponerse sin demasiado esfuerzo pero ambas chicas notan como la sangre desciende de sus orejas sustituyendo su sentido del oído por un prolongado y molesto pitido.

Tras ese "grito de guerra" todas las criaturas corren a gran velocidad para abalanzarse sobre vosotros.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! Clarisse comenzó a gritar como una loca desesperada, al ver la reacción de las criaturas tras la pedrada de su compañera, y por su mente pasó un último pensamiento coherente que le decía que no podía esperar que los seres reaccionaran de otra forma ante semejante acto.

Los brazos le temblaban y el haz de luz iba de aquí para allá enfocando a las bestias que se acercaban velózmente, y a punto estuvo de echar a correr a través del túnel lateral y dejar a sus compañeros allí, de no ser por que las criaturas ya habían alcanzado la entrada de dicha galería, y de que el terror a las mismas superara al instinto de conservación que la estaba inclinando a echar a correr.

La mujer retrocedío a trompicones hasta la pared junto a Martin, buscando alejarse de aquellos monstruos todo lo que le diera el espacio que había tras ella, sin dejar de enfocar con la linterna para facilitar la tarea de disparar a sus compañeros.

La sangre se agolpo de golpe en su cabeza, retumbaba, bien presa de la emoción, bien presa de las circunstancias.

Karim escucha como el envite de las criaturas comienza como respuesta a su desafío. No esperaba que actuaran así, pero aquello significaba que sabían lo que se hacían. Si eran muchas, y estaban furiosas.

Pero el cuerpo roto y malogrado de la que Selene había destrozado le decían que no eran la especie más fuerte de aquel extraño y turbio ecosistema.

Le costó un poco resistir las hondas sónicas, o lo que quiera que fuera. Tuvo que apretar mucho los dientes para no dejarse vencer, y aun así un pie suyo se echo atrás.

Los bichos cargaron contra ellos, era un ataque en toda regla, y había demasiados para poder contenerlos en un solo punto. Solo la puntería y la suerte los contendría lo suficiente para poder dar muerte a todos.

Apunto con su arma a la primera línea que se acercaba, y de repente noto que Clarisse estaba por delante de su línea.

Mierda.

Pensó rápidamente, y se adelanto, si alguien tenía que recibir a aquellos bichos tenía que ser él, y no la joven ingeniera, que era la única con posibilidades de llevar a cabo las últimas etapas de su misión.

Abrió fuego sin pensar, apuntando en la línea de su derecha, la que se acercaba peligrosamente a su hermana rubia. No podía dejar que la tocaran. Así que descargo la furia de aquella ajada arma para darle si podía un segundo precioso para que se pusiera ha cubierto tras sus compañeros.

¡Podemos con ellos!

Gritaba, tanto o más para darse ánimos a sí mismo, como para dar valor a sus compañeros, porque les iba a hacer falta.

Tras el ataque con la piedra y ver cómo el bicho al que había dado se esfumaba de esta vida (y por suerte no dejaba tras de sí ningún rastro del veneno ese que había dejado a Epsi en tan mal estado), la manada de bichos dio un grito que me heló la sangre. Cuando el grito había terminado noto cómo mi sentido del oído se habia visto afectado, algo caliente salía de ambas orejas impidiéndome pensar con claridad, ahora solamente oía un largo pitido muy molesto.

¡Maldita sea! pienso al ver que tras ese "grito de guerra" se abalanzan finalmente hacia nosotros.

Me alegra ver que Clarisse se aparta y se coloca más atrás que yo pues no quisiera tener a nadie entre yo y mis enemigos cuando me dispusiera a lanzar más rocas, sin poder pararme a mirar si ern las adecuadas o no. El instinto haría lo propio... si es que lo hacía.
Y es lo que hago, con la escasa luz que me proporciona la linterna de Clarisse desde su cercana posición y viendo que Karim se dedica a disparar hacia los bichos que tengo enfrente, agarro una piedra más grande que la anterior y la lanzo hacia delante, especialmente cuidando de machacar a cuantos más mejor y de intentar despejar el camino hacia el pasillo lateral.

- ¡¡PIEDRA VAAA!! - grito a pleno pulmón a mis compañeros, aunque después de lanzarla me doy cuenta de que tal vez estemos todos con los oídos jodidos.

Genial, nos ha tocado luchar contra los putos bichos cantores de la asociación de monstruos. Aunque su grito de guerra es de lo más molesto que he podido escuchar, no parece perjudicarme demasiado, al menos a mi. Parece que Clarisse no lo está pasando demasiado bien. Tal vez sea cuestión de sensibilidad en los oídos.

Así que apesar del bonito espectáculo ofrecido por los hijos de la gran puñeta me mantengo calmado, en mi posición y apuntando. Creo que el tener un rifle en mis manos me da seguridad, o al menos me genera una sensación de falsa seguridad, porque esto no me protegerá cuando esas cosas se pongan a dar zarpazos. La cuestión es evitar a toda costa que lleguen a ese nivel. Por suerte tienen que acercarse para atacar, y cuanto más cerca mejor los veo.

-Vamos...- murmuro para mi mismo completamente ensimismado captando objetivos. Cuando ya considero que se han acercado demasiado comienzo a abrir fuego. Debo ahorrar munición, asi que con toda la sangre fría que puedo lanzo ráfagas de tan solo 2 o 3 balas como mucho. Pero mis disparos no van contra un solo enemigo, sino contra varios. El cañçon de mi fusil, salta de un objetivo a otro a la máxima velocidad que puedo, nisiquiera me aseguro de haber acertado. Sól oespero haberlo hehco y haber mandado a unos cuantos hijos puta al infierno.

Clarisse retrocede sin problemas hasta una zona céntrica del grupo, rodeada del resto y más a salvo, o al menos más cubierta.

Por su parte Selene lanza otra roca que consigue abatir a dos de esas criaturas ya que como la mayoría había percibido no son demasiado resistentes... pero sí son muchas.

Martin consigue abatir a varias que ya estaban a punto de saltar sobre él pero no le sirve de mucho porque al segundo siguiente ya hay más monstruos acercándose de nuevo a su posición.

Karim tiene menos suerte, las escurridizas bestias consiguen evitar sus disparos y dos de ellas saltan encima suyo para morderle y cortarle con sus extrañas extremidades.
Por suerte una de ellas no alcanza a darle pero la otra le muerde violentamente en una pierna.

Karin no tenia espacio para maniobrar, antes incluso de que llegaran los bichos, mucho antes de que el dolor le recorriera cada nervio de su cuerpo, como si se tratara de un calambre, mucho antes, ya había asumido que el seria el muro de contención donde habría que frenar a cada enemigo que intentara acabar con ellos.

Así que apretó los dientes con fuerza, y uso su dolor para encender su ira, y su brutalidad, y mientras un grito se ahogaba fuertemente en la garganta.

AHhhhhh!

Sin pensárselo mucho, apretó el gatillo con rabia, mientras extendía el brazo mas allá de su cuerpo para cargarse a todos los bichos que pensaran que era un buen plan acercarse a él. Mientras, y haciendo acopio de toda su fuerza, cogió al desgraciado ser que le estaba mordiendo, aunque no sabía si por una extremidad o por la cabeza, porque le costaba distinguir las extremidades, y se lo saco de encima a base de fuerza bruta.

Giro rápidamente su brazo de lanzar y lo lanzo hacia un grupo numeroso de seres que se acercaban para atacarlo a el también.

Venid, hijos del infierno, hay para todos.

Puede que no llegara a ver un nuevo amanecer, pero no dejaría que ningún ser atacara a sus hermanas y hermano. No, no, aunque fuera doloroso, porque el tenia una misión y tenía la voluntad para permanecer hasta mas allá de su último aliento.

La ataque de las criaturas apenas se había desatado, y ya empezaba a írseles de las manos. Clarisse continuaba enfocando con su linterna a los monstruos que los acosaban por todas las direcciones, y con la mano libre, tanteaba el frío metal de su propia pistola, decidiendo si ayudar a sus compañeros en la tarea de acribillar a balazos a aquellos seres, o mejor estarse quieta y enfocarlos con la linterna como le habían ordenado..

-¡AHÍ! ¡A LA IZQUIERDA! ¡AAAAAAAAAAAAAAAH! ¡CUIDADO CON ESE! Gritaba señalando a los monstruos con su voz y el haz de luz una vez se había repuesto de la pérdida de control inicial, pero no del miedo que la atenazaba.

Si no nos alejamos pronto de aquí, nos matarán por pura superioridad numérica. Pensó la mujer al tiempo que lanzaba una fugaz mirada al túnel lateral.

-¡TENEMOS QUE MOVERNOS! ¡TENEMOS QUE MOVERNOS! Comenzó a gritar a sus compañeros temiendo que las balas se les acabaran antes de que les diera tiempo a darse cuenta de ello. La mujer terminó desenfundando su propia arma, pero no se permitió el lujo de disparar y se preparó para empezar a moverse. ¡SELENE! ¡JUEGA A LOS BOLOS CON LOS QUE BLOQUEAN EL TÚNEL! Le dijo a su compañera, esperando que les despejara la entrada a la galería con una roca grande bien lanzada.

Tras lanzar la última roca y mirar hacia donde Clarisse enfoca con su linterna me da la sensación de que no he solucionado nada, porque hay muchos más que vienen tras ellos y sé que no es solo una sensación de superioridad numérica, es una total muestra de ello.
Me desconcentro un momento al sentir que el miedo se apodera de mis músculos. No quiero morir aquí... no así... los pensamientos cruzan mi mente aterrándome y a la vez infundándome cierto valor para seguir luchando. Cuando veo que algunos de los bichos ya han alcanzado a Karim, que se abalanzan sobre él hiriéndolo en una pierna, decido que mi siguiente acción será tratar de quitárselos de encima aunque sea a pedradas, pero a la vez temo dañar al grandullón.

Cojo otra piedra más, más grande esta vez por puros nervios y por el estrés de la situación. Es cuando me giro con ella en alto cuando me llegan los gritos de Clarisse y me doy cuenta de que tiene razón, tenemos que salir de este callejón sin salida.
- ¡Sí! - es toda la respuesta que le doy a la mujer rubia.
Me agacho y, como puedo, lanzo la piedra en una dirección diferente a la que había pensado para ella. La hago rodar por el suelo tratando de arrollar a quienes se acercan por el lado en el que está nuestra única oportunidad de salir vivos de esta, aunque también se me ocurre que dado que pueden moverse por las paredes a muchos de esos bichos les de tiempo de esquivar mi jugada.

Se que he machacado a unos pocos bichejos, y una sonrisa de satisfacción amaga en mis labios cuando desciendo un poco el rifl para ver mejor. Sin embargo la sonrisa apenas me dura un segundo pues, aunque estoy seguro de que me he cargado a los de la primera fila de ataque, en cuanto me doy cuenta teng a casi el mísmo número de bichejos tan cerca como antes. He podido ver los cadáveres de los otros pero son tantos que es como si no hubiera hecho nada.

- ¡Mierda! ¡Clarisse tiene razón! ¡Tenemos que largarnos de aqui!- me he dado cuenta tarde, pero espero que no demasiado tarde. Ni de coña voy a tener munición suficiente para acabar con todos y de hecho aunque la tuviera, creo que no sería capaz de hacerlo sin que me mataran ellos primero. tenemos que empezar a correr ya o terminaremos como pienso para estas cosas. En cuanto escucho a Clarisse empiezo a retroceder unos pocos pasos, para acercarme a ella, y ya de paso para poner más distancia entre mi y los bichos.

- ¡Vamos vamos!- grito girándome y apuntando con mi arma al mismo sitio que le ha dicho a Selene. Tenemos que movernos y disparar, no nos podemos quedar quietos. Así que sin detenerme abro fuego con otroa ráfaga de disparos cortos sobre los bichos que bloquean la salida.

A Clarisse casi se le sale el corazón por la boca cuando tras empezar a correr casi se topa con una de esas horrendas criaturas entre las sombras. Se le hiela la sangre y se teme lo peor, por eso le cuesta un poco reaccionar cuando la bestia la ignora por completo, como si simplemente no estuviera ahí, lanzándose a por el siguiente del grupo que resulta ser Martin. Consigue provocarle un feo corte en el brazo pero por suerte eso es todo dado que Martin enseguida se lo quita de encima volándole los sesos y desparramándolos por el suelo.

Selene lanza su roca ésta vez sin demasiado acierto debido a la tensión de la situación, nota su respiración agitada y cómo su máscara antigas se emborrona levemente debido a ello.
La pared contra la que choca el pedrusco tiembla ligeramente y algo de polvo de desprende del techo de la caverna mientras los chicos no dejan de disparar para cubrir la retira.

Algunos monstruos caen y conseguís abriros camino hacia el túnel contiguo, menos saturado de alimañas, pero os siguen de cerca... El pasillo se extiende hasta dónde os alcanza la vista y la luz de las linternas así que no os queda más remedio que correr como alma que lleva el diablo mientras los filtros de vuestras máscaras se agotan a una velocidad de vértigo...

Clarisse ya había comenzado a correr y casi se cae de culo cuando la sorprendio uno de aquellos seres provenientes de la oscuridad de las entrañas de la tierra.

Retrocedió varios pasos a punto de perder el equilibrio, y movió el brazo frente a ella, intentando  protegerse instintívamente de lo que el ser fuera a hacerle, pero el contacto con la viscosa carne del monstruo no se produjo, ya que su atención fue reclamada por Martin.

La mujer volvió a mirar para averiguar temerosa el motivo de que el ataque no se produjera y vió el camino frente a ella despejado de nuevo. Luego otro nuevo disparo a su lado, la hizo girar la cabeza, y fijar la vista en la masa encefálica del monstruo volando en su dirección y cayendo a sus pies en una lluvia de tropezones de sanguinolenta materia cerebral. Su vista se cruzó con la de Martin.

-¡CORRE! Fue lo único que alcanzó a decir ahora que su compañero había eliminado la amenaza que se les había echado encima, y volvió a reanudar la marcha mientras escuchaba los gritos de aquellas cosas que se movían velózmente tras ellos.