Partida Rol por web

Y con un haz de luz acompañado de un cosquilleo en vuestros estómagos, aceptasteis vuestro destino en aquel santuario adentrándoos en el portal a la espera de comprobar si todos los esfuerzos y sacrificios habían valido la pena.

Cuando volvisteis a abrir los ojos percibisteis que ahora estabais en un lugar totalmente distinto, os encontrabais en el exterior y por primera vez desde que comenzasteis aquellas condenadas pruebas sentíais que era aire libre de verdad.

La noche decoraba vuestro alrededor, bajo un manto de estrellas que relucían con más fuerza que nunca.

Os entró un escalofrío al observar una larga escalera de piedra que parecía sustentarse mágicamente y que ascendía a través de las nubes. Unas vistas increíbles para una situación tan crítica.

Comenzasteis a subir aquellos peldaños, preparados para todo. Cada paso, cada escalón, cada recuerdo, todo se entrelazaba en una amalgama que os hacía un nuedo en la garganta.

De repente escuchasteis un latido.

Pom Pom...

Os detuvisteis y os mirasteis a los ojos ¿eran vuestros corazones resonando?

Pom Pom...

Al principio creíais que no, pero a medida que seguíais avanzando el latido era más intenso, ese latido resonaba a vuestro alrededor pero también en vuestro interior, como intentando sincronizarse.

Pom Pom... Pom Pom... Pom Pom...

Varios peldaños más tarde comprobasteis con extrañeza como el el latido sonaba de una manera tan estrepitosa, que parecía que habría un corazón gigantesco peldaños más arriba...

Y aquel pensamiento originó que descubriérais algo increíble.

Un gigantesco cristal "latía" energía.

¿Era el corazón del santuario? ¿era aquello que debíais destruir para acabar con la invasión de los dragones?

Os sentíais atraídos por su poder... era embriagador y a la vez provocaba miedo. Teníais delante de ustedes probablemente una de las fuentes de poder más enigmáticas de toda Alleriah... y teníais que destuirla.

—¿Crees realmente que hay que destruirlo?— la muchacha miró aquel extraño cristal extasiada. Nunca había visto algo tan embriagador y, en cierto modo, le apenaba destruirlo. Ya había demasiada destrucción en el mundo... y ya les habían engañado demasiadas veces. —Yo... ya no sé que pensar... aunque si nos hubiese mentido, los cristales no funcionarían.

Pero aunque la dibumae se sentía confusa por su misión y triste por lo sucedido, entendía que no había muchas más opciones. De hecho, era eso o largarse de allí sin hacer nada. Y habían sacrificado tanto... Niella se giró hacia el diabal, que resollaba subiendo las escaleras, antes de mirar el cristal, que por algún motivo le recordaba a un corazón. En un gesto tan alocado como propio de ella, la muchacha se volvió hacia su amigo, casi juguetona. 

—Alcánzame si puedes— antes de que el diabal pudiese impedírselo, la muchacha se acercó corriendo a aquel extraño "corazón", daga en mano para investigar. Sin embargo, y a pesar de que la muchacha estaba realmente aprendiendo a valorar su integridad física, a pesar de que valoraba los consejos de Ratko y que le respetaba como jefe, una vez más desobedeció la principal norma del diabal. Al fin y al cabo, quería saber si aquella cosa era dura como un cristal o blando como un corazón antes de golpearle con la daga.

Y para eso había que tocarla

El díabal disimuló su ahogo por la escalada lo mejor que pudo, tomándose unos segundos extra para superar su necesidad de rellenar el aire de sus pulmones... 

Una vez recuperado lo primero que llamo la atención de Ratko fue la magia que envolvía a aquel ¿Corazón? No pudo evitar sentirse atraído por él, se encontraban ante una fuente de poder arcana de incalculable valor y muy antiguo... Quizás primigenia... Lo que quería decir que se trataba de una fuente de magia pura... El nigromante ansió beber de ella... Pero el recuerdo de Poli y Shany lo hicieron centrarse, los dragones debían de obtener su poder de aquel corazón y para detenerlo solo había una manera.

Entonces y para variar.. Niella volvió a hacer de las suyas pasa do de todo y yendo directamente hacia la fuente del peligro.

- ¿Se puede saber que pasa contigo? ¿Pasas del trabajo en equipo, te gusta las emociones fuertes o disfrutas provocando infartos a tu jefe?

Le dijo salvando la distancia que los separaba para ponerse a su lado.

- Puedo tratar de destruirlo con mi bola de fuego... Pero estás en medio.

Una vez tuvisteis aquel gigantesco corazón delante vuestra sentíais la obligación de interactaur con él para llegar a completar vuestra misión... Tan solo teníais que destruirlo ¿pero cómo hacerlo ante algo tan inmenso y poderoso en todos los sentidos?

Primero Niella intentó quebrarlo usando su daga, con el temor de pensar que el mero contacto podría acabar con su vida, pero no fue así. El metal de la daga apeñas arañó la superficie, algo que disgustó a la Dibumae. ¿A caso no le afectaban las armas físicas?

Ratko no perdió un segundo y conjuró una de sus poderosas bolas de fuego vil, la cual impactó de lleno contra el cristal, justo a tiempo para que Niella se apartase sin recibir daño alguno.

Hubo unos instantes de tensión tras la humareda, donde no se pudo percibir si se había destruido el cristal o no. Los supervivientes se miraron, nerviosos, a la espera del veredicto.

Pero cuando la humareda se disolvió tan solo quedó la imagen del cristal. Intacto, espléndido, rezumbante de energía.

Pum Pum

Pum Pum

Pum Pum

En aquel momento hubieseis dado lo que fuese por escuchar nuevas indicaciones de Mogán el Sabio, puesto que probablemente él supiese qué hacer al respecto, pero aquel pensamiento se olvidó rápidamente ante el sobrecogedor sonido de un aleteo.

Mirasteis a vuestro alrededor sin ver nada concreto, hasta que en cuestión de segundos surgió de entre las nubes, justo debajo de la escalera de piedra, un inmenso dragón cuyas escamas de color rojo os hizo entender que teníais ante ustedes a un dragón rubí, el cual os miró de forma inquisita, inteligente, sorprendida.

- Criaturas patéticas - alzó la voz a medida que comenzaba una poderosa tormenta a vuestro alrededor.

- ¿Creéis que por llegar hasta aquí habéis conseguido la victoria? - batía las alas lentamente

- Sentíos orgullosos de haber visto con vuestros propios ojos la fuente de poder más magnífica de este mundo. Rog'Osirr lo creó para dotarnos de poder ilimitado, y ahora que está repleto de poder somos imparables - ¿era aquel el motivo por el cual los dragones han estado durmiendo durante siglos? ¿estaban esperando a que el cristal se recargase?

- Mis hermanos ya ha arrasado gran parte de vuestras naciones, ¿qué sentido tiene que sigáis luchando? nuestra victoria es natural. El mundo renacerá de entre las cenizas. La semilla de Lisun será purgada y una nueva era sin corrpución se abrirá camino... no sois dignos de detener el curso natural de los designios de un dios - y tras decir aquellas escalofriantes palabras, comprobasteis que el dragón batió las alas con más fuerza y se dispuso a atacar.

Ratko se quedó paralizado cuando la piedra reapareció tras el humo de su bola de fuego, nunca antes le había fallado por eso no esperaba que ni siquiera le hubiera hecho un rasguño... ¿Cómo demonios se suponía que iban a poder destruir aquello? Pero lamentablemente el dragón rubí hizo acto de aparición haciendo que sus preocupaciones se centrasen en el enemigo... Con un chasquido de lengua el díabal convocó la llama.

- Niella... La fuente de poder es la piedra, voy a tratar de ganar tiempo. Sí consigues destruirla lo destruiremos también a él. 

Le dijo a la muchacha al tiempo que se ponía delante de ella y lanzaba con todas sus fuerzas su fuego fatuo contra el dragón.

—¿Correr riesgos? ¿Cómo el de lanzar una bola de fuego en una habitación pequeña?— se mofó la chica no queriendo admitir que la razón de haber intentado destruir el corazón era que temía que tuviese un efecto rebote sobre el que se atreviese a atacar. Por nada del mundo iba a llevar a Shany la noticia de que el diabal había muerto. No obstante, una vez comprobó que las armas no hacían nada, tuvo que apartarse para permitir al diabal hacer su intento... Tan infructuoso como el suyo propio. Pese a que la bola de fuego de Ratko era mucho más poderosa que sus limitadas habilidades con el cuchillo, no la sorprendió aquello. Al fin y al cabo, como iba a sobrevivir esa cosa allí si no era resistente al fuego. Un pequeño estornudo de uno de los dragones y adiós muy buenas.

Como si su pensamiento hubiese efectuado una invocación, de pronto se encontró frente a frente con un dragón. No era tan aterrador como el que se había estado a punto de carbonizarles unas horas atrás, pero sin lugar a dudas era terrorífico. Especialmente porque este estaba muy cerca. Sin embargo, parecía capaz de hablar. ¿Y si pudiesen negociar una tregua?

—A veces un ciervo puede matar a un lobo— comenzó la chica levantando las manos como si quisiera acordar un pacto con él. Antes de que pudiese continuar sintió un empujón que la tiró al suelo. Y es que Ratko parecía ser poco amigo de las negociaciones... o quizás amigo de otro tipo de negociaciones. En cualquier caso, la bola de fuego comenzó a brotar de nuevo de sus manos y el calor de aquella magia comenzó incluso a chamuscarle el cabello. O al menos esa era la impresión que tenía. Cuando oyó la orden, la muchacha obedeció lanzandose a correr hacia el diamante por el único camino que había libre... que era delante de las fauces del dragón. Tenía muy clara la forma de hacerlo y era dejar que el propio dragón lo destruyese mientras intentaba atacarlos.

—Que lo haga él mismo—, atinó a decir mientras el aliento del reptil llenaba el ambiente. 

El dragón gruñó al comprobar que mostrabais resistencia, esperó que os vieseis sucumbidos por el miedo, sin entender que vuestras vivencias pasadas os habían llevado a enfrentaros a toda clase de peligros, de entornos hostiles y de amenazas.

Niella corrió a gran velocidad hasta el propio cristal, al mismo instante que el dragón lanzó una bocanada de fuego con intención de engullir todo lo que había su paso.

La violenta deflagración mágica que originó el líder de los Nunca Olvidados fue incluso mayor de la que el propio dragón quería alardear, impactando ésta por completo en el cuerpo repleto de escamas brillantes.

Hubo unos segundos de tensión, de desconocimiento. ¿Había logrado el dragón lanzar con éxito su ataque llevándose por el camino a Niella? ¿o el poder de la bola de fuego vil fue capaz de consumir a su enemigo antes de ello? ¿y el cristal se vería afectado por este nuevo choque de poderes?

Un fuerte estruendo hizo temblar el suelo que pisabais. Se trataba del dragón rojo, con su cuerpo demacrado por el poder de la bola de fuego que tanto tiempo le costó perfeccionar a Ratko. Éste, aún vivo, os miró de forma altiva, prepotente, como si sientese que ésto no era una victoria para vosotros.

- Puede que os haya subestimado... pero eso no significa que... tengáis el poder necesario para acabar lo que habéis empezado... - se notaba que le costaba respirar y que vivía sus últimos momentos.

- ¿Cómo unos seres de carne con vida finita van a destruir algo que rebosa poder de un dios? - rió a la vez que se quejaba por el dolor.

- Ver vuestro rostro de desesperación ahora hace merecer esta pequeña derrota por mi parte... ya que jamás tendréis en vuestro mano un poder primigenio capaz de hacer destruir el corazón - carcajeo por última vez antes de expirar su último aliento.

El silencio que conllevó a la muerte del dragón rubí le precedió el sonido de otros dragones que desde varios cientos de metros bajo vuestros pies, alzaban el vuelo rumbo a vuestra posición. ¡El Santuario podría verse rodeado de dragones en poco más de dos minutos!

¿Qué deberíais hacer ahora? ¿A caso el enfrentamiento con el dragón reveló algo que marcaría la diferencia en vuestra misión?

Ratko aún no sabía cómo había sido capaz de derrotar al dragón con su fuego fatuo... Quizás hubiera sido por el miedo a perder a Niella... No soportaría verla caer como había pasado con Polixema... Entonces cuando el dragón habló su mente comenzó a trabajar con rapidez... 

- Claro... Tiene que ser eso...- el díabal sacó de sus bolsillos la gema que les había dado el Equu, miró unos segundos a los dragones y sin perder tiempo corrió hacia el cristal y golpeó con la punta de la gema primigenia a aquella fuente de poder, si sólo un elemento primigenio era capaz de destruir la piedra de los dragones, la gema primigenia tenía que valer, por lo que Ratko puso todo su empeño en aquel golpe esperando poder ver alguna grieta o señal de que aquello funcionaba.

Niella estaba completamente paralizada. De hecho, poca diferencia había entre ella y una estatua carbonizada, que era en lo que había estado a punto de convertirse al cruzar entre los dos fuegos. De hecho, su parálisis era tal que no cuando el dragón se dirigió a ellos, no fue capaz de responder. Teniendo en cuenta la acidez de su lengua, quizás fuese lo mejor. Ni siquiera reaccionó cuando Ratko fue a golpear la piedra con el diamante. Tan solo el aleteo de los dragones, seguramente acercándose, la sacó de su parálisis para convertirla, metafóricamente, en la urraca hiperactiva que en el fondo era.

Como si la hubiesen metido una guindilla en la ropa comenzó a saltar por todas partes, buscando alguna salida, buscando una solución. Finalmente, como un mono, saltó encima de los hombros de Ratko para  poder encaramarse en el cristal. Solo se le ocurría dos posibilidades para destruir aquello. Desde la parte superior, miró al suelo, hacia el diabal.

—Ratko, que nosotros no podamos destruirlo no significa que ellos no puedan —razonó— Debemos dejar que nos ataquen y desaparecer antes de que nos alcancen. Así el ataque de todos los dragones irá contra el diamante.

Mientras hablaba, Niella buscaba alguna otra solución, algo que pudiese hacer caer al diamante, pues prefería dejarlo destruido antes de irse.

—También podemos intentar teletransportarnos con él, ganaríamos tiempo... Pero no sé si funcionará. En todo caso, podemos intentar las dos cosas a la vez.

El díabal miró a Niella muy serio, para después dedicarle una sonrisa y revolverle los rizos con cariño.

- La piedra de los dragones sólo puede ser destruida con un objeto primario... 

Y sin añadir nada para evitar que la muchacha pudiera hacer algo en contra, golpeó con todas sus fuerzas la superficie de la roca con la gema de transporte

Niella miro a Ratko sin comprender porque golpeaba su billete de salida de la misma forma que un mono golpearía una fruta que no conseguía abrir. Confusa y sentada a horcajadas sobre el corazón miró primero a Ratko y luego a su propio diamante.

—¿Objeto primario?— La dibumae miró el cristal y creyó comprender, pero en lugar de golpear se concentró. Quizás con eso bastase. Si había podido trasladarse con solo imaginar el lugar, quizás pudiese destruirlo si se concentraba en ello. Cerrando los ojos imaginó que el cristal se hacía pedazos bajo ella, cubriendo el suelo con un polvo cristalino igual que el que llevaba en el bolso.Si no funcionaba, siempre estaba a tiempo de golpear, igual que hacía Ratko.

El aleteo de los dragones era cada vez era más cercano, pero Niella finalmente había entendido que hacer... Y lamentó no haberlo hecho antes. La muchacha comenzó a golpear el cristal con fuerza, sin dejar de mirar el las grietas que se iban formando en el suyo y como el de Ratko empezaba a resquebrajarse peligrosamente. Mentalmente maldijo su incapacidad para resolver el puzzle de aquella habitación. Sin aquella serie de garrafales fallos resolviendo el acertijo, habrían tenido un cristal de reserva.

El corazón latía a toda velocidad. Tenía muy claro que no se iría sin el diabal. Ella no tenía poder para atraerlo desde el otro lado y ya había asumido que se quedaría allí. Y sin embargo, a pesar de toda la angustia y desesperanza una pequeña llamita brillaba y esperaba que destruir aquel cristal acabase con los dragones. Si es que lograban hacerlo antes de que llegasen.

El diabal observó durante unos segundos como tanto la piedra como su cristal de transporte se habían empezado a resquebrajar, algo que en teoría era bueno el problema es que de tener éxito uno de ellos no podría volver a casa y Ratko no estaba dispuesto a dejar a Niella allí, de manera que golpeó sin vacilar su cristal contra la superficie de la piedra varias veces más.