Partida Rol por web

La Ciudad de la Tierra, la mas situada al sur de las cuatro principales ciudades del reino de Meridial, está cubierta por preciosos bosques formados por todo tipo de árboles, cada uno mas hermoso que el anterior. Es una ciudad que vive en armonía con la naturaleza y sus habitantes así lo confirman, orgullosos de ello. Abundan los agricultores y los cazadores, pero estos últimos nunca cazan mas de lo necesario (aunque no hay ninguna ley física que lo impida). La ciudad no es demasiado grande (y menos si la comparas con sus tres hermanas) aunque sumando la amplitud de sus bosques gana en tamaño a cualquier lugar de todo Meridial.

En la Ciudad de la Tierra, los edificios mas abundantes son las cabañas; también podemos encontrarnos con varias tabernas (destacando “La taberna de Rica” donde, además de servir la mejor cerveza de Unour (o al menos eso dicen sus clientes) se producen peleas con frecuencia en las que la propia Rica suele intervenir, con nefastos resultados para los involucrados en la riña), posadas (la mas famosa y que mas viajeros suele albergar a lo largo de todo el año es “El Caminante Dormido” ) y tiendas (a diferencia de otros lugares, en estas tiendas hay múltiples productos, hierbas y demás componentes necesarios para hacer ungüentos y todo tipo de materiales que resultan de gran utilidad a los curanderos). En la ciudad no hay ni una sola herrería (todas las armas se exportan de otras ciudades) y presenta un hermoso templo de adoradores del Dios Supremo.

Actualmente pasas tus días tranquilamente en uno de los numerosos bosques que rodean la Ciudad de la Tierra, allí eres feliz, te sientes uno mas con la naturaleza. No te relacionas demasiado con la gente pero quizás sea lo mejor, a veces piensas que los humanos no son capaces de ver la vida como tu.

Hoy prometía ser un día como cualquier otro, cuando, mientras caminabas tranquilamente por el bosque, sentiste un ruido. Al principio pensaste que se trataría de los habituales cazadores de la zona pero el bullicio pareció aumentar considerablemente, como si se tratase de una pelea. Los ruidos proceden de un lugar no muy lejano a donde te encuentras ahora mismo, no tardarías mucho en llegar si quisieses hacerlo, conoces el bosque como la palma de tu mano.

¿Que haces?

Eredhion caminaba tranquilamente por el bosque, aquella mañana, concretamente, se encontraba recolecctando algunas setas y frutos con los que alimentarse, y de paso controlar la dieta de su pequeña lobezna.

Ayudado por su flauta (Hecha de madera por el mismo) caminaba sosegado, pues creía que aquel iba a ser un día como otro cualquiera. Pero, cual será su sorpresa cuando en la espesura pudo distinguir un ruido extraño. Reaccionó con velocidad y se movió rapidamente a la vez que con la mano derecha se ayudaba a coger su preciado arco.

Ayudado por los ruidos se deslizó entre arboles hasta escalar por uno en el que ver sin ser detectado...

Puedes ver a dos hombres que parecen estar atacando ferozmente a un tercero...

Se trata de dos hombres de mediana edad, armados con espadas y armaduras de cuero; uno es rubio, alto y de complexión fuerte, mientras que el otro es moreno y bajito pero también parece estar en buena forma. Por su aspecto y tu experiencia podrias decir que se trata de mercenarios, pero es solo una suposición. Uno de ellos, el rubio, atraviesa con su espada al tercer hombre (se trata, a simple vista, de un aldeano) que grita de dolor ...

¿Que haces?

Eredhion con sigilo, se apostó en el arbol mientras sacaba su arco corto. Cogió una de las flechas de su carcaj, la colocó en el arco y tensó la cuerda.

Con paciencia apuntó al hombre rubio, espero hasta tener el blanco fijado y soltó la mano derecha...

El hombre rubio, totalmente por sorpresa, recibe el impacto de tu flecha y se cae al suelo aullando de dolor. El hombre bajito no se lo piensa dos veces e intenta huir, mientras que el aldeano (que fue atacado por el rubio) se encuentra en el suelo con una gran herida en el estomago que no para de sangrar...

Eredhion se desliza por el árbol hasta que consigue dar con los pies en el suelo. Mira de reojo al hombre que intenta huir, despues de pensarselo durante un corto periodo de tiempo, desecha la idea de causar más daño y le deja ir.

Ya habrá tiempo para cogerlo después.

Se toma su tiempo para inmovilizar* al hombre al que ha disparado, y se gira hacia el probre campesino que había sido herido. De uno de sus pequeños judas obtiene una gran parte de materia prima para tapar la hemorragia, así como hierbas y ungüentos frabricados por el mismo para que la cicatrización sea lo más rapida posible....

Logras parar la hemorragia del hombre herido. Está inconsciente pero probablemente sobreviva. De todas formas, cuanto antes lo lleves a algun lugar donde pueda descansar comodamente, mejor será para su salud.

Inmovilizas a uno de los atacantes sin problema (el otro ha huido). A pesar del dolor causado por tu flecha, parece encontrarse bastante bien (fisicamente) y te mira con desprecio.

¿Que vas a hacer a continuación?

Eredhion observa la cara del hombre inmovilizado, que aún continua en el suelo mirandole con desprecio. Desde esa posición se dedica a registrarle en busca de algún bolso con monedas (seguramente robadas), mientras le interroga sobre lo ocurrido.

- Dos contra un campesino, eh? Que forma más facil de enfrentaros, cobarde. ¿Quien sois, quien es vuestro amigo, y que es lo que haceis aquí?

El hombre parece asustado.

- No se quien era el otro... solo soy un mercenario... me lo asignaron como compañero... un trabajo bien pagado... robar un amuleto a un campesino... Albert... Nos equivocamos de hombre... Este no tenía nada... No se mas...

- Esta bien, dejemos que la justicia te asigne un castigo, si de mi dependiera tu mano se vería mermada a un simple muñón, pero yo no soy quien para contradecir los designios del pueblo a través de la "Madre". Asi pués, te dejaré aquí y me llevaré al hombre que atacaste a un lugar seguro, y después hablaremos más tranquilamente, de acuerdo?

Eredhion despues de su discurso, ignora por completo todo lo que ese mercenario podría haberle dicho y prestó atención, de nuevo, al pobre campesino.

Le ayudo a levantarse e intento hablar con él.

- Digame buen hombre, cómo se llama? Y donde vive? Le intentaré llevar a su casa...

El hombre, aunque ya consciente, parece estar en estado de shock.

- Se equivocaron... no era yo... Albert... el pobre Albert... no era yo... hay mas... mas... mas en el bosque...

Es como si intentara decirte algo, pero no logras sacar palabras mas coherentes que esas de sus labios.

- Y donde esta Albert??? Necesito llegar hasta él, si hay más morando por estos lares, no debe ser nada bueno. En mi bosque nadie tiene permiso para hacer nada extraño...

Eredhion coge el judas del ladrón con las 5 pequeñas monedas y se las entrega al pobre campesino.

- Toma, creo que esto es tuyo...

El campesino no parece oirte, continua en estado de shock con la mirada perdida en el horizonte.