Partida Rol por web

Kahuale  es un conglomerado de islotes solitarios que se esconde al sur del archipielago en una densa bruma. Solo cuenta con un poblado de puertos alegres y bulliciosos, pero la candidez de sus habitantes no va de la mano con su número, ya que es una aldea pequeña. Desde la aldea, que tiene origen justo en la orilla de la isla más grande, se ramifican numerosas plataformas de madera que dan base a las casas y locales.

Todos los senderos son allí de agua salada, bloqueados sólo por las redes estrechas de casa a casa para atrapar pececillos que constituyen la economía principal de la región, tanto para usarse como alimento como para fabricar aceites. Las plataformas en cambio soportan las viviendas de los pobladores de la zona, quienes por desgracia o por fortuna no cuentan con mayores preocupaciones que alguna tormenta ocasional y su única diversión es el mar en constante movimiento. 

Adentrándose en la isla principal tan solo hay algunas granjas y viviendas, y luego una tupida extensión de bosque tropical que rodea el único monte dónde está erigido el templo. Un templo cuyas ruinas pueden verse desde la aldea y hace tiempo fue olvidado con la llegada de la calma eterna. Los habitantes de Kahuale desconocen quien erigió aquellas ruinas, ya que el poblado fue fundado por sobrevivientes de la catástrofe de Kilika que buscaron un nuevo comienzo. Esos primeros habitantes encontraron las islas deshabitadas y el templo ya destruido. Así erigieron la aldea en la costa, al pie del monte, por respeto a los antiguos pobladores.

Más de veinte años pasaron desde aquel acontecimiento, el poblado fue creciendo desde un puñado de personas hasta unas cuantas decenas. No obstante sigue siendo un asentamiento pequeño dónde la mayor distracción son las actividades en el océano, transparente y calmo, que se estanca en aquella zona y apenas si genera pequeñas olas. 

Pocos barcos llegan hasta las costas de Kahule, es por eso que cuando comenzó a oirse el rumor de una extranjera que había echado ancla en el extremo opuesto de la isla muchos se emocionaron y los que menos incluso se mostraron curiosos por el asunto. El hombre que había divisado la embarcación y había llevado la noticia hasta la aldea decía que se trataba de una mujer de mediana edad que pretendía formar un equipo de Blitz allí en Kahuale. Esto impactó en los jóvenes de la aldea, quienes rápidamente comenzaron a planear hacerle una visita a aquella extranjera. 

Como cada mañana Sobek se había levantado al romper el alba, tenía obligaciones que hacer, redes que recoger y peces que pescar. Se levantaba tan temprano como podía porque sabía que al acabar de faenar podría entrenar y tocar una pelota de Blitzball era lo que mas disfrutaba de su día a día. La mañana no trajo mucho trabajo, Sobek ya había pasado a pescar a los peces de la costa contraria al puerto, cuando alguien le fue a buscar a grito de que una extranjera quería formar un equipo de blitzball en Kahule. 

Sobek salió del agua vistiendo solo su peto de pescador remangado, el torso empapado por el agua de mar y el salitre en el pelo eran parte de su indumentaria tanto como lo era la ropa. Con expresión de júbilo Sobek corrió hacia la persona que lo fue a buscar y solo llegó a preguntar un entrecortado. - DONDE!? - Mientras recuperaba la respiración. 

Cuando descubrió donde estaba la persona de la que hablaba su vecino, salió corriendo como alma que lleva el diablo. Mientras recorría todo el pueblo varios pensamientos le cruzaron por la mente, sería lo suficientemente bueno como para entrar en un equipo? Si entraba, podría dejarlo todo atrás para dedicarse al blitzball? No pudo pensarlo con profundidad ya que recorrió el camino de vuelta en un tiempo record. Al llegar al lugar tomó algo de aire y se intentó abrir paso entre las personas que habían llegado antes que él. No había tenido tiempo para pasar por casa ni mucho menos para cambiarse, una noticia así era con lo que había estado soñando tanto tiempo.

Un grupo de jóvenes se había reunido en uno de los muelles y comentaban entre ellos la posibilidad de ir a visitar a aquel extranjero. Entre ellos estaban algunos de los más entusiastas del Blitz, Senri, un muchacho alto y de cabello castaño que siempre estaba presumiendo y a su lado estaban Tione y Tiona, dos gemelas de baja estatura pero mucha energía, eran un par de lo más problemático, ya que siempre estaban explorando la isla y metiéndose en problemas, pero todos las conocían como muy amistosas. 

- Os lo aseguro, en menos de una semana seré el capitán del equipo - Exclamaba el joven a viva voz por aquellos momentos. 

- Yo creo que hablas demasiado - Respondió Tiona riendo entre dientes. Llevando una mano a su nuca observó alrededor hasta dar con la mirada de su hermana. La jovencita era guapa y de piel bronceada y solo se distinguía de su gemela por las ropas que vestían, cómodas para el calor de la región, y el largo de su cabello - ¿De dónde crees que ha salido esa jugadora de Blitzball?

- Ni que lo digas ¡Yo seré la capitana! - Bromeó ella imitando la voz de Senri, mientras que fruncía el ceño tratando de asemejar su expresión con la del muchacho. Luego ambas muchachas rieron. Hasta que finalmente la segunda se dispuso a responder la pregunta. Hundió el índice en su mejilla mirando por encima del hombro de su pequeña hermana para observar en dirección de la isla. - Supongo que será de Luca... allí se concentran la mayoría de los equipos profesionales... ¿recuerdas? Una vez estuvimos allí, tienen un estadio enorme. 

¡Oye! Pero si es Sobek - Exclamó la muchachíta de improviso al verte pasar tan apurado haciendo temblar los tablones del puerto. - ¡O-Oye! ¡No te adelantes! - Chilló al ver que tu seguías camino sin prestar atención. En un instante tenías a los tres jóvenes corriendo detrás de tí. 

Tras escuchar su nombre entre el ruido de la aldea frenó en seco y miró quien lo había llamado, acto seguido Sobek pudo observar como Tione, Tiona y Senri le seguían, entonces sonrió y esperó hasta ponerse a la altura de los demás.- Que no me adelante? Querrás decir que eres demasiado lenta para seguirme el ritmo no? - Mientras decía esto paró unos segundos a recuperar aire, tanto trabajo y el sprint de la costa hasta aquí le había cansado, pero no lo suficiente como para que perdiera los ánimos.

Yo creo que el capitán debería ser el mas apto para el puesto no? Porqué no dejamos que la habilidad hable por nosotros? Al fin y al cabo todo el mundo sabe que el capitán debe ver el partido y dirigir a sus jugadores! Aún no te he visto hablar con los peces para practicar eso! - Se rio burlón, fuera quien fuera el capitán haría lo que fuera para poder jugar en un estadio de blitzball de verdad.

- ¿Qué te crees!?

- ¡Solo has salido primero!

Las dos gemelas lanzaron exclamaciones molestas, pero aceleraron de forma impresionante para sus pequeños cuerpos. Las pequeñas ardillitas eran más rápidas de lo que parecían y lograron sobrepasarte en un instante cuando te detuviste a descansar. No tardaron en girarse para enseñarte la lengua al unísono

Aunque en parte nadie podía negar que eran ágiles y buenas nadadoras, nadie de la aldea pondría sus manos en el fuego para decir que eran muy amigas de balón de blitz. Senri en cambio vivía pegado a la esfera celeste y blanca, practicando a diario. el tenía motivos para sentirse seguro y no dudó en hacérselo saber al grupo. 

- Claro que sí hombre, aunque sea con un equipo de peces algún día jugaré en las grandes ligas. Esta es mi oportunidad jejej - Contestó a Sobek, y tras jactarse siguió al trote detrás del resto - El viejo Luzi fue quien habló con ella y no logró sacarle mucho más que sus intenciones de quedarse por aquí un tiempo. 

Finalmente llegarían cerca de la costa dónde oyeron el sonido de una leve risa. El trío se detuvo y observó a los alrededores, intentando hallar el origen de aquel sonido y finalmente divisaron sobre una piedra a otra muchachita. 

- Sois un banda de despistados. Llevo esperandoos aquí toda la mañana - La voz pertenecía a Haru, una de las chicas más guapas de la aldea, y sin lugar a dudas las más provocativa. Aunque casi todos allí habrían aprendido a llevarse bien con ella. Sobre todo los hombres que observaban con cierto anhelo aquellas curvas de la rubiecita. No obstante por aquellos momentos era ella quien os observaba desde la altura que le concedía una gran roca. 

- La extranjera está allí delante, en la playa... - Anunció antes de deslizarse hacia abajo. Provocando que su falda se elevara ante el roce de la roca y revelando sus torneados muslos. 

Solo he salido primero? Bueno, he salido desde mucho mas lejos que vosotros! Creo que me merecía un poco de ventaja no?. - Le encantaba verlas hacer esas cosas de gemelas, a veces la coordinación que tenían era algo hipnótico. Una vez que llegaron le sonrió a Senri y sin que las chicas lo escucharan le dedicó mas que unas palabras, un deseo. - Sabes que si algún día eres capitán seguramente acabemos enfrentándonos no? - Le miró a los ojos con decisión. - Espero que si eso pasa demos un espectáculo digno y lo mejor de nosotros. - Sonrió ampliamente cerrando los ojos, el también quería ser capitán pero ver el empeño de sus compañeros le hacía querer ser mejor, tendría que esforzarse para que ese día llegara.

Una voz mas que familiar le llegó y buscó con la mirada a su propietaria. Por como estaba colocada tuvo que entrecerrar los ojos para que el sol no lo cegara y sonrió con algo de malicia. - Ahora entiendo porqué había tantos peces que pescar! - Pretendía buscarle las cosquillas con aquello de que llevaba esperando toda la mañana, pero de manera amistosa, todos sabían que a Haru era mejor tenerla a buenas. - Piensas venir con nosotros? O te vas a quedar ahí todo el día? - Sonrió y fue inevitable deslizar la mirada hacia los muslos de Haru, no había manera humana de que esa mujer no pusiera nervioso a cualquier hombre, y Sobek no era ninguna excepción. Se había dado cuenta de que cuando su mente divagaba, siempre posaba los ojos sobre Haru si estaba presente. Suponía que era porque el físico que tenía era de lejos el mejor de la isla, siempre le habían atraído las mujeres fuertes y ella daba toda la sensación de serlo. 

Pero mientras Haru no estuviera demasiado cerca, no habría problema. 

 - ¡Claro! Será un competencia dura. Lo presiento - repondió Senri a tu desafío. Extendiendo el puño en el aire tu dirección y guiñando un ojo. 

 - Hoy no fui a pescar, por lo que no deberías haber padecido las mismas dificultades de siempre, querido Sobek - Haru como siempre se hizo la desentendida con la broma y en lugar de eso aprovechó tus palabras para contraatacar. Con chulería agitó la coleta de caballo con la que sostenía su cabello y avanzó a la playa con el mentón en alza y agitando las caderas en un andar ligero. Mientras lo hacía se palmeó las nalgas para sacar el polvo de su corto vestido, pero durante ese mismo acto se giró de improviso. - Y deja de mirarme. No estoy modelando para ti jumm

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