Partida Rol por web

Tony sintió la mirada del poderoso Don. Aquella mirada, le seguía imponiendo un gran respeto. Sin embargo, la escena que continuó ahora con las pataletas de Franky y la ida de Sangui, no le gustaba ni un pelo. Aquello podía torcerse con la prepotencia de Franky. No le caía nada bien, pues parecía ser muy impulsivo. Si seguía así, el hijo de Davide podía hacer que aquello, que no tenía que complicarse, se convirtiera en un asunto demasiado feo y peligroso.
Carraspeó un poco, aclarándose la garganta. Aún incómodo, doy el segundo trago a mi copa. No bebo mucho, y aunque el licor no es de mi agrado, hay que reconocer que en el Blue saben hacerlos bien. Pero yo los hago mejores en mi bar, claro.
- Millers... La joven había quedado aquí, con un amigo, para el concierto en el Blue Note Club. Un amigo, eso decía. Ella nos dijo que venía de Pawtucket, Providence, aunque desconozco el origen de su ''amigo''. Sea quien sea, debe de ser alguien que le inspirase mucha confianza, protección o tuviera una relación especial...
Y tras estas palabras, me mantengo un momento callado, para continuar de nuevo:
- Si hubo un segundo testigo, podría ser su acompañante. Yo no lo vi, pero habría que tener cuidado para encontrarlo y tratar con tanto él, cómo con los Millers. Sí, creo que encontrar a la muchacha y a su amigo para ''convencerles'' de que no pasó nada grave, nos quitará de encima más complicaciones... Pero una pena que Vito no haya hablado...
Y tras decir eso, espero más tranquilo las palabras de los demás. Por momentos, empezaba a soltarme en aquel ambiente, que aunque no era el mío y no me agradaba, parecía verse necesario ahora.

Sorprendido ante la escena, vulevo a darle un sorbo a mi copa. Quizás fuera por la tensión o por los nervios, pero lo cierto es que me he tomado las copas demasiado rápido y empiezo a notarme un poco mareado. Decido que es mejor no abrir la boca a no ser que sea absolutamente necesario. No quisiera que se me enganchara alguna sílaba en el paladar, suficiente ridículo habia hecho unas horas antes en la entrada del Blue Note por culpa del imbécil de Mark...

'Mark! eso es!'

Mark siempre se entera de todo, lo busco con la mirada confiando encontrarlo en el local.

Andrei, que ha tomado asiento discretamente y se ha mantenido en segundo plano en todo momento aguarda el momento en el que le requieran, pues para algo supone que le han hecho llamar. Permanece completamente indolente, como un roca, como el niño que aguarda a que la charla incomprensible de los adultos termine para poder salir a jugar. "Jugar". Se divierte pensando el Ruso como se parecen sus intrigas de estos hombres grises a los juegos de la infancia... Solo que ahora las muertes son reales, y el juego arruina vidas.

Recostado formalmente en el asiento atiende a la conversación, pues si por algo es conocido Andrei, como poco, es por sus buenos modos y proceder diligente, además de, quizás, otras leyendas a las que mejor no prestar crédito. Pero de todas formas se mantiene como siempre en silencio y si se le mirara con suficiente atención, incluso sería posible atisbar cierto aburrimiento en el fondo del negro de sus ojos. Era un hombre sencillo, que valoraba más los actos que las palabras, y no entendía de intrigas por asuntos vanales...

-Bién... bién...- Suspira profundamente antes de soltar el humo. -... tenemos que encontrar a ese "amigo".- Sentencia chafando la colilla del puro en el cenicero que había en el centro de la mesa.

-Dylan...- Dice mirano a los ojos de Chiaverotti. -Ten la bondad de acompañar al señor Bianchi hasta su bar. Seguramente querrá descansar después del día que ha pasado hoy... Luego busca a Sangui y Franky y poneros tras la pista de esa cita.-

-Mientrastanto, Frank...- Comenta perdido en sus pensamientos. -...quizá será mejor que cuando lo creas conveniente fueras a hablar con Glen Millers y llevarle una muestra de nuestras buenas intenciones...-

Poniendo toda la intención en lo que hago, me levanto del sillón. Con un gesto de afirmación le hago saber al Don que voy a hacer lo que me ha pedido, o más bien lo que me ha ordenado.

Me giro hacia Tony y le digo:

-Cuando quiera señor Bianchi. - me ajusto el sombrero y espero a que se levante.

El abogado asintió ante las palabras del Don obviando la escena que instantes antes había protagonizado como era de esperar el incontrolable Franco. Parecía que las cosas se iban aclarando para todos y podrían tratar de salir bien parados de aquel turbio incidente. - Don esta misma tarde iré a hablar con el señor Millers para mostrarle nuestra preocupación y apoyo en el desagradable incidente sucedido con su hija, pero antes pasaré por la comisaría a ver que puedo averiguar sobre el detective que está involucrado y ver como van las pesquisas policiales. - Nuevamente Frank tomo un trago y observó el escenario donde se había preparado todo para la actuación que en breve tendría lugar.

Aun quedaba tiempo y podría disfrutar una hora más del tranquilo ambiente del Blue Note antes de pasar por el apartamento para asearse antes de empezar las visitas de la tarde. Sin levantarse para despedir al señor Bianchi le hizo un leve gesto con la cabeza y antes de que se marchara con Dylan le dedicó una palabras. - Señor Bianchi es usted un hombre inteligente y sobretodo discreto, puede que la policía vuelva a hablar con usted o algunos curiosos, no hable demasiado y si tiene problemas contacte inmediatamente conmigo.

El cumplido de la Jefa hizo que Sally esbozara una sonrisa. -Estoy segura de que haremos buenos negocios entonces.

La chica se queda en silencio un momento, sopesando sus palabras. Estaba segura de que ninguna de las dos buscaba problemas, y menos, por algo así.
-Lo cierto es que no sé qué espectáculo ha habido a la entrada. Tan sólo he visto a un amigo malherido y le he hecho pasar al camerino para que se repusiera -contesta finalmente-. Tal vez no haya sido una buena idea, pero no podía dejarle ahí. Lo siento, espero que acepte mis disculpas y las de mi amigo.

Hace una breve pausa y recuerda las palabras de Joe, entonces vuelve a dirigirse a Elisabeth. -Aunque, si he de serle sincera, tengo que decir que esta pelea no la ha provocado el joven que está en mi camerino. Usted no, pero tal vez algunos clientes de este local sí estén preocupados por el tono de piel de los demás. Claro, que los negocios son los negocios, lo entiendo perfectamente.

Sally conocía la gente que frecuentaba estos locales, no todos eran igual de "comprensivos". Y también conocía el negocio, y antes eso, no había nada que decir.
-Dsculpe de nuevo -repite-. Si lo desea, esperaré a que el local cierre para sacar a mi amigo del camerino. No quiero más alborotos, tan sólo me gustaría terminar la copa y la charla que había empezado en el bar. Creame cuando le digo esto último -dice ahora con una sonrisa algo pícara.

Os levantais los dos y os despedís de Davide.

Atravesais el local hasta llegar a la salida. El Bar de Bianchi no quedaba demasiado lejos, de manera que el paseo se haría corto.

Al salir a la calle veis la larga 3th street que cruzaba por delante del club. A un par de esquinas veis a Sangui junto con Franky hablando. El joven D'Eustachio gesticulaba efusivamente mientras Sangui se apoyaba en uno de los faroles de la calle. Esos dos siempre estaban igual... aunque creeis que apesar de que Sangui ponía todo su empeño en que Franco no cayera en líos, la tarea carecía de facilidad.

-Hey Dylan...- Escuchas una voz conocida... -Siento lo ocurrido... en serio... no esperaba que se enterase el Don...- Al girar te encuentras a Mark de nuevo. -Todo ha sido culpa de ese mono.-

Tony y Dylan se levantan y se despiden justo antes de dirijirse hacia la puerta del local.

-Andrei...- Empieza a hablar Davide una vez los otros dos se han ido. -Te he hecho llamar porque creo que debes saber algo importante...- Dice con una expresión seria. Incluso podría decirse que melancólica. -... algo que tiene que ver con la desafortunada muerte de tu padre...- Tras decir eso clava la mirada en los ojos del Ruso escudriñando de nuevo la minima reacción.

-Hace pocas horas hemos podido acceder a una investigación privada sobre un asesinato que tuvo lugar en Nueva York en el cual murió por causas dudosas un inmigrante ruso llamado Victor Bolkonski...- En ese preciso instante realiza una pequeña pausa propiciada por una tos seca. -... Tu padre, Andrei... Sabemos quién mato a tu padre... O, para ser mas exacto, yo se quien lo hizo...- Tras edecir esas palabras se quedó a la espectativa de tu reacción.

-un momento señor Bianchi, me disculpa?.

Doy la vuelta rapidamente y cojo a Mark por la pechera y le susurro algo al oído..

-Eh Mark -digo casi canturrenado- me has metido en una buena sabes?

Miro de aflojar y lo suelto y lo cojo esta vez por la nuca. Susurro a su oído.

-Mira voy a olvidar lo que ha pasado pero para eso necesito que me ayudes... -Me tomo unos segundos para pensar lo que voy a decir- La pequeña de los Millers ha estado hoy aqui, vale? Y ha venido para verse con algun amiguito... -ignoro la cara que pone Mark- Necesito saber de quien se trata. Debo saber quien es ese pardillo, me entiendes?

Lo suelto y acabo con la frase.

-si consigo encontrarlo antes que nadie seguro que me ganaré la confianza del Don... y si yo gano Mark, Todos ganamos ya lo sabes...

Frank sabía situarse en un segundo plano cuando las situaciones lo requerían, y aquella era una de ellas, centró su atención en el escenario donde un batería, pianista y contrabajo departían animadamente mientras revisaban sus instrumentos para la siguiente actuación. Por la situación del micrófono en medio del grupo faltaba el cantante o en este caso pudiera ser la cantante, no debía tardar demasiado en salir al escenario para iniciar su concierto.

Tras dar un nuevo trago corto a su copa donde el hielo había ido derritiéndose suavizando el sabor del bourbon, sacó una pitillera de plata y le ofreció al Don un cigarro antes de coger el mismo.

Prefería no conocer nada sobre los secretos de los matones de Davide, de manera que en cuanto el Don rechazase o aceptase aquella invitación, sería un buen momento para levantarse e ir al baño antes de pedir un nuevo vaso de Marker´s Mark.

Aspirando un poco mas de humo escucho las respuestas y explicaciones que me brinda la bailarina sin siquiera haber tenido que preguntar por sus motivos, eso es algo que me gusta de ella. Haciendo una O con los labios dejo que el humo fluya despacio para formar aros en el aire. No hacia ninguna falta haber visto el espectáculo de fuera, con ver los resultados en la cara de tu amigo es suficiente.

Tamborileo la mesa con las uñas mientras sigo pendiente de sus pequeños discursos. Me parece bien que hayas socorrido al herido, y que lo ocultes en los camerinos, prefiero que este ahí que tirado en la calle llenándose la camisa de sangre. Pero no te recomiendo esperar al cierre del local para sacarle. Desprendo parte de la ceniza en un pequeño cenicero de cristal El tipo que ha empezado al pelea es algo...fogoso, por así decirlo. No creo que le haya gustado en absoluto que el Don lo le dejase acabar con lo que él consideraba un deber supremo. Intenta que se marche cuando aun haya gente por las calles será mejor para él. Ahh...y si puede ir acompañado de alguien mejor. Enarcando una ceja irónicamente añado Nunca me gustaron las noticias de sucesos en el periódico, cuantas mas pueda evitar, mejor.

Me levanto de la butaca y me paseo por la habitación terminandome el cigarrillo. Sobre la copa que tenias a la mitad...no dudes en ir a terminarla. Pero si puedes, te aconsejo que piques de aquí y allá. Una sonrisa picarona acompaña un guiño de ojo.

Fogoso, repite en su mente el calificativo y evita sonreir. Bonito adjetivo...

-Estoy segura de que todo se arreglará -contesta levantándose ella también de la silla.

Antes de salir por la puerta, Sally se gira y se dirige una última vez a la mujer. -Veré lo que puedo hacer -dice devolviéndole el guiño y continuando con la atmósfera de picardía que se había creado-. Buenas noches, señorita Frances.

Sally sale del despacho de la jefa, pero no se dirige directamente a su camerino. Una vuelta para ver el ambiente del bar era lo mejor. No quería que nadie que hubiera visto lo ocurrido sospechara que pasaba algo de verdad. Si ahora volvía directa a su camerino con cara de preocupación, la discreción estaba anulada.

Al entrar en la sala llena de gente los ojos vivos de Sally comenzaron a pasearse por las mesas y por la barra del bar.

Al pasearte por el gran salon descubres que los presentes siguen con su jolgorio habitual apesar de lo bién entrada que estaba la madrugada.

El tipo que, presuntamente, pegó a Michael... ese Dylan del que te había hablado Joe... en ese preciso instante salía por la puerta hacia la calle acompañado por otro hombre. No conocías directamente a ese personaje, aunque lo habías visto amenudo los días que habías pasado en el Blue Note.

Don Davide ahora se encontraba sentado aun en su mesa, pero ahora le acompañaban dos personajes algo estraños. Un tipo de traje blanco impoluto, junto con otro que parecía sacado de algún agujero mugriento, mantenían una conversación con D'Eustachio. A su alrededor la fiesta seguía sin más complicaciones.

Tras salir la joven aparece otro personaje. En este caso una de las camareras del local. La cual observa con una expresión abobada el paso de la cantante al alejarse por el pasillo.

-Señorita Frances...- Dice tímida desdel umbral de la puerta. -... Me han mandado a que le avise que Don Davide espera su actuación...-

-Eh... si... claro, por supuesto Dylan...- Te contesta el tipo visiblemente impresionado.

-¿La pequeña de los Millers dices?...- Ves como se coloca de nuevo en su sitio la solapa de la americana mientras reflexiona largamente. -Es posible que la viera... una chiquilla con mucho acento de Providence... Al principio creí que era una plueberina, pero esa zorra llevaba demasiada buena ropa... tu ya me entiendes... esos harapos que llevan las vaqueras no suelen tener esas guirnaldas, además olía a rosas...- Mientras hablaba el tipo iba gesticulando. Como era habitual en ese personaje, hablaba con desprecio. -...no era normal ver a una zorra con clase por estos sitios... tu ya me entiendes...- Tras una pequeña ojeada a tu expresión decide ir al grano. Te da la impresión que la estupidez de este tipo no tiene límite.

-...Iba acompañada de uno de esos músicos que tocaron ateyer... no lo había visto nunca, un clarinetista...- Te dice gesticulando una expresión de reflexión profunda. -Me gustaría saber que tal lo toca... eh!- Dice junto con una sonora carcajada. -Esa zorra tiene que tocarle bien el instrumento!-