Partida Rol por web

Karras, sin perder el semblante maníaco que conservaba desde el principio del combate, colgó el lanzallamas al hombro, para desenvainar y activar la espada sierra.- Ven, Markus.- llamó a su monaguillo.- La infinita gracia del Emperador quiere dar a este traidor una oportunidad de servirle antes de morir. - Avanzó deliberadamente hacia el último combatiente en pie.- Suelta tus armas y entrégate a la misericordia del Emperador. - Dijo, mientras acompañaba sus palabras con un gruñido de la cadena en movimiento de la espada Sierra. Se dirigió a los guardias que estaban alrededor del vehículo destruido.- Presentaos ante el capitán, hermanos, y llevad a vuestros heridos al doctor.

!Vamos vamos Drake! !¿Cual es el estado de esos dos?! !Responde maldita sea! Luego me puse a revisar a los dos tres guardias imperiales a ver que pasaban totalmente de las preguntas que les hacía. !Vosotros! Dije alzando la voz. Responder ahora mismo o no podré ayudaros. ¿Donde estáis heridos? La noche, la oscuridad, las sombras, la tensión... ¿Cómo iba a ayudarlos si ni sabía si estaban heridos? Con tantas capas de ropa... Saqué un poco frustrado el equipo médico y comencé el escaneo para ver que les pasaba.

    Grish hizo un gesto a Marl para que le imitara antes de llevarse la carabina láser al hombro y apuntar al hereje. Comenzó a avanzar en aquella posición de tiro mientras esperaba la reacción del hereje ante las amenazas de padre Karras. Dudaba que se fuese a rendir pacificamente y en él había recaído la grata tarea de eliminarlo si se resistía. Sinceramente esperaba que lo hiciera aunque sin duda tendría información valiosa.

Me pongo en pie ayudado por mi camarada, desenfundo mi espada sierra, sin llegar a activarla y camino despacio hacia el hereje.

Está rodeado. Si podemos lo capturaremos vivo, sino pronto no será más que carroña.

Mientras atiendo a los soldados heridos hecho un vistazo rápido de reojo a la tensa situación que se está viviendo. No puedo evitar recordar algunos documentos visuales, películas y textos leídos sobre las guerras coloniales y los grupos fanáticos. Capitán, cuidado no vaya a estar esperando que os acerquéis para inmolarse con una granada. Les digo mientras bajo la vista hacia mis tareas.

Tenían heridas superficiales, pero había que tratarlas. Saqué el instrumental y me puse a desinfectar, limpiar suturar y vendar rápidamente. Las heridas eran espolvoreadas con sulfamida para desinfectar. Luego se suturaba y rápidamente para que el ambiente no las contaminara de nuevo se aplicaba la venda, sobre la que se colocaba una capa de gel protector, que pese a evitar que la herida respirara, para ambientes muy saturadas de microorganismos, humedad y otros patógenos. Uno de los dos soldados estaba más complicado, hubo que extraerle un proyectil incrustado que se había fragmentado, y hacerlo sin anestesia, en la oscuridad, y con todo lo que estaba pasando fue un proceso complicado.

!Drake joder! Dije ya indignado por la falta de respuestas de mi ayudante. ¿Es que no sabes decir si alguien está vivo o muerto? !Reacciona, evalúa a los dos que tienes ahí maldita sea!

Mientras la mitad del grupo apuntaba al hereje solitario el padre Karras, el sargento Nihilus, Markus y Silon se aproximaron al enemigo. Éste estaba a la espera, en tensión, con su hacha en la mano y la pierna izquierda ligeramente adelantada, estaba sobre una ligera elevación de terreno, de menos de de medio metro.

¡Venid, trozos de mierda!

Éste está muerto, éste vivo. Bueno...no muy vivo.

El asistente, presionado por su camarada comprobó su estado. Estaba inconsciente, tenía la pierna completamente calcinada y una herida de bala en el pulmón. Era, a todos lo efectos, una baja; pero estaba vivo.

Sus compañeros tuvieron más suerte, correctamente atendidos por Flavion la mayoría se recuperó de un modo aceptable.

Debemos seguir moviéndonos ese fuego puede atraer más herejes. Recoged armas y municiones, tecnosacerdote Firro compruebe si podemos aprovechar algo de ese chimera.

¿Podremos transportar a los heridos? -preguntó Septus a Flavion.

- "Creo que es una pérdida de tiempo intentar capturarlo con vida. ¡Ya habéis oído al Capitán, hay que moverse! ¡Soldado Grish, acabe con él!" -

Señalo con la punta de la espada sierra al hereje superviviente.

Una vez atendidos los heridos les di una palmadita en el hombro y les puse un pitillo encendido entre los labios. El capitán me llamaba. Tranquilos chicos, ahora vuelvo. Antes de dirigirme a el llamé al sargento. Señor, ¿Puede esperarme ahí junto a los heridos? Tengo que echarle un vistazo. Luego caminé hasta él y le di la evaluación. Señor. Tenemos un hombre completamente sano, otro herido aunque totalmente operativo y otro con heridas considerables. Les he remendado lo mejor que he podido aunque uno creo que aun tiene trozos de bala y esquirlas en las heridas. No puedo operarle aquí. Aun eso supongo que podrá mantener el ritmo. Esa era la parte buena. Luego tenemos uno muy mal herido, no se puede mover y aunque tuviéramos equipo médico de cirugía no sobreviviría... La elección de qué hacer con el dependía del capitán. Si lo desea puedo aliviar su sufrimiento, una dosis alta de morfina sería lo mejor, en mi opinión. No podemos dejarlo vivo a merced de los lobos o herejes, y tampoco podemos moverlo. Usted decide señor. Mientras, sujetaba el equipo médico y acomodaba la correa del rifle sobre el hombro. No era una opción que en los hospitales estubiera permitida, el tema de la eutanasia era tabú completamente, pero aquello no era un hospital sino una cienaga perdida de la mando de dios, y no había ni equipo medico ni opción de salvar a ese hombre. Dejarlo vivo sería una crueldad, quedarnos con el hasta que muriera sería un suicido.

Tras esperar la ejecución del último hereje, obedezco a mi médico y me pongo junto a los heridos mientras escucho su informe. Asiento tras escucharle.

- "Antes de partir, hablaré con el Capitán sobre esto, Soldado Flavion." -

Pues sí, estaría bien decidir qué hacemos con eso, aunque queda a su responsabilidad. Ahora quítese eso y estese quieto. Le dije mientras preparaba la mochila con el instrumental abierto junto a mí y el Sargento se quitaba la armadura pectoral. Tenía una buena abolladura, y debajo sus heridas no presentaba ninguna buena pinta. Alcanzado en varios puntos requirió de todo. Extracción de metralla con las pinzas, desinfección, sutura, limpieza residual, vendaje, pomada anti-quemadura... Creo que cumple todo el repertorio que se puede encontrar de heridas señor. Comenté en voz baja mientras le vendaba y parcheaba con apósitos el cuerpo. Tómese un par de estas, y venga a verme mañana. Bromee mientras le entregaba dos píldoras, una analgésica y otra antibiótica. Ya está listo.

La información del estado del grupo imperial había sido transmitida y nuestro segundo oficial debidamente atendido. Ahora quedaba otro aspecto, que tratar. Caminé hasta Drake y me arrodillé junto al soldado herido de muerte, estaba vivo y parecía sufrir bastante. Su pierna era un completo desastre. Extraje una dosis de morfina desechable y se la pinché para aliviarlo en sus últimos momentos. Luego me levanté y busqué al Padre Hyeronimus. Bueno, creo que es aquí donde nuestras disciplinas se encuentra, Pater. No puedo sanar el cuerpo de ese soldado, pero quizás puedas sanar su alma antes de que se vaya al Trono. Está en las ultimas. ¿Me acompaña? Le sugerí mientras me volvía en dirección al herido. Había que prestarle auxilio en toda regla. Físico y espiritual.

    Dispuesto a cumplir la orden del sargento Nihilus, Grish se acercó aun mas al hereje para acabar con él sin género de duda. Mark le cubría con su carabina para asegurar una muerte rápida. Con el selector del arma en fuego semi-automático, presiono el gatillo. Por desgracia los haces láser pasaron rozando al tipo sin tocarlo. ¿Otro fallo del material o simple buena suerte por su parte? El hecho es que el tipo seguía con vida.

Sonó una descarga láser en la noche.

¡Por el Dios-Emperador! -exclamó el capitán Septus- ¿Qué?

Flavion, que estaba atendiendo al sargento Nihilus se giró para ver qué ocurría. El especialista Grish había fallado una ráfaga láser a bocajarro y ahora el hereje cargaba contra el sacerdote Karras por ser el representante del dios que ellos odiaban.

Venria se quedó estupefacta mirando la escena o la representación cuasi patética que se iba desarrollando ante sus ojos, los cuales abrió como platos sorprendida - dios, estoy rodeada de inútiles - pensó para sus adentros después de demasiados ejemplos de falta de productividad y buen hacer de quienes eran sus camaradas

- "¡Acabad con él, muchachos!" -

Parecía que todo se había calmado y, para bien, íbamos a obtener algo de información del superviviente rebelde. Me dejé la carabina colgando del hombro y me acerqué para revisar los rifles láser cuando el capitán me dijo que revisara el Chimera. Me acerqué y comencé a revisar las piezas del Chimera.

Cuando me giré para dar un veredicto escuché un disparo, me giré y vi a Grish que había fallado el disparo para ejecutar al último rebelde.

-Por el Omnissiah -dije mientras me descolgaba la carabina de nuevo. 

Un instante de hacer algo que me gusta y volvíamos a lo mismo.

Aquello no parecía posible. ¿Cómo demonios había sido aquello? El soldado estaba frente al hereje y luego... Pasó a mi lado, mientras yo aferraba la carabina con manos tensas, para luego lanzarse de cabeza contra el sacerdote al que había ido a buscar para que diera auxilio a aquel pobre soldado. Mierda... Murmuré volviéndome con el arma en las manos apuntando desde la cadera contra aquel hereje. El arma seguía en función sobrecargada, y los dos disparos volaron deslumbrantes contra aquel enemigo. !Drake, dispara contra ese cabrón! Dije mientras el arma temblaba en mis manos.

Mientras los soldados se quedaban sorprendidos por el inesperado desarrollo de los acontecimientos el tecnosacerdote comprobaba el chimera. Poco le importaban los soldados que habían viajado en su interior, la máquina era más importante. 

Hizo un diagnóstico de la situación. El fuego procedía de uno de los depósitos de combustible. El otro continuaba intacto y, aunque había poco combustible, aún tenía autonomía para unos pocos kilómetros. Aunque no podrían arreglar la brecha y el lado izquierdo quedaba completamente expuesto al fuego enemigo con una sencilla aunque costosa, reparación podrían recuperar el vehículo. Bastaba con realizar algunos arreglos en el sistema motriz. De 20-30 minutos de reparaciones.

Ishmael distaba un kilómetro y pronto saldría el sol.

A pesar de que Karras ya anticipaba la embestida, aún así el hereje consiguió encajar el hacha que blandía entre las defensas del Sacerdote. - Eso es lo mejor que sabes hacer? Markus, enséñale a este hereje cómo se hace! - Ignorando el craqueteo láser que pasaba peligrosamente cerca de ambos, Karras, con el apoyo de Markus a su lado, intentó empalar al hereje con el filo de su arma, pero la ráfaga de disparos láser apartó al soldado enemigo cuando Karras se disponía a impactar.