Partida Rol por web

Pude adelantar un buen trecho en unas horas pero necesitaba estirar las piernas y aunque no quería debía echar una cabezada, si me salía de la carretera y tenía un accidente mal ayudaría así a Erika.

Estuve tentado de entrar en aquella casa, y aunque me habían asegurado que no me atacarían allí solo encontraría cosas que me entretuviesen. Así que hice mis necesidades sin entrar en la casa para luego volver y reclinar el asiento hacia atrás para descansar un poco, esperaba no quedarme dormido mucho, un par de horas serían suficientes, al fin y al cabo anoche dormí tres o cuatro.

Volvía a estar solo, tan solo como lo estuve antes de encontrarme con Erika, pero intentaba no pensar en ello, centrarme en el viaje y en rescatarla, mientras descansaba en el coche mi mente me trajo recuerdos de ella.

Ben durmió sobre el asiento del auto. Despertó cuando todavía era de día así que puso el motor en marcha y arrancó. Faltaban dos horas para el anochecer pero eso no le preocupaba, él sabía que los infectados no lo tocarían así que la noche era el menor de sus problemas.

Siguió conduciendo hasta un pueblo cercano, luego hacia otro. Encontró la interestatal 82 y la tomó, sabiendo que cada vez se acercaba más a Manhattan. La noche volvió a caer y, luego de dos días de viaje, estaba a muy poco camino. Pero tenía que descansar o podría chocar y tener un accidente. No era por su vida que no quería hacerlo sino por la de la chica a quien amaba. Cuando cerró los ojos sintió unos pasos.

Los abrió de golpe.

Era un infectado que traía un bidón de gasolina. Estaba por ponerlo en el auto cuando vió que Ben se despertó. Empezó a retroceder pero habló, un poco asustado.

-Cargar coche... zadrac na tim... Cargar coche!!

Dijo señalando la parte donde vá la gasolina.

Me faltaba ya muy poco para llegar, la invertidumbre sobre lo que hacer con aquel hombre, sobre como convencerlo, aumentaba ¿tendría que usar la fuerza? veríamos

En una de las últimas paradas, una de esas en las que o paraba o me salía de la carretera me asusté al ver a uno de los bichos cerca de mi coche, pero también noté que él se había sustado, salí del coche, aquel infectado sólo prtendía ayudar aunque no me hacía gracia que se me acercase.

Le asentí con la cabeza como que le había entendido y le dije - deja, deja, ya me encargo yo - y me dirigí al bidón para cargarlo en el coche

Ben carga la nafa en el coche y el ser se aleja, rápidamente escabulléndose entre las sombras. Ahora quedaba sólo un tramo final y llegaría a la Iglesia. Ben pensó que no era hora de descansar pero sus ojos se le cerraban. Debería dormir solamente un poco más o correr el riesgo de hechar todo a perder.

El joven decidió arroparse en el coche y dormir un poco. Sabía que se despertaría descansado y no quería parecer un loco a los ojos de Fordman.

La noche estaba tranquila. Nada lo molestaba era una persona importante ahora, en el buen o mal sentido, pero al menos tenía posibilidades de salvar a Érika.

Después de 4 horas despertó y arrancó el coche. Se encontró, cuando era el amanecer, en las puertas de Saint Patrick.

Por una vez el bicho parecía tener más miedo que yo, aunque me alegre de que se fuese rápido.

Dormí una última vez antes de llegar a mi destino, aun esperaba que me hubiese costado algo menos, me exigí mucho en esta ocasión, ojala pudiese rescatar lo antes posible a Erika, dejé el coche casi en la puerta de tan impresionante edificio, cogí una de las armas, debía aparentar que las criaturas me podían atacar en cualquier momento - Señor Fordman, señor Fordman - llamé al hombre

Ben llega a la Iglesia y se fija en su interior. La puerta de entrada está abierta un poco pero siendo tan grande es fácil para una persona ingresar al edificio. Sendos vitrales envían luz solar de distintos tonos, tantos como el arcoiris en el interior de la Iglesia. Hay una alfombra roja, muy larga, que pasa por el medio del salón hasta el altar. Bancos larguísimos se ordenan de izquierda a derecha y, cerca del altar, han puesto una mesa que tiene un equipo de radio encima. Hay un hombre manejando el equipo. De espaldas a Ben, aún no ha notado su presencia.

Nadie respondió, así que abrí ese gran portón que estaba junto y la atmósfera de esa iglesia me envolvió, esta era mucho mayor que la del padre José, ¿Sería una catedral? No entendía mucho de esas cosas pero era un gran edificio, eso seguro.

Avancé por aquella alfombra hacia el altar, allí había un equipo de radio y un hombre tras él, no me había visto, tampoco quería asustarlo así que fui moviendo las manos para que me viese - ¿Señor Fordman?

El hombre primero no nota a Ben pero luego lo vé. Se levanta, sobresaltado, de la silla y, por unos momentos, lo mira sin emitir palabra.

-Dios mío... sobrevivientes. ¡Ya había perdido toda esperanza!! No... no me lo puedo creer. Por favor díme que no lo estoy imaginando, que realmente estás ahí, bajo el sol, hablando conmigo.

El tipo está super alegre, se le nota en la sonrisa tonta. Sus ojos se han llenado de lágrimas, no puede imaginar Ben cuánto tiempo ha esperado que algo así pasase.

Vaya, el hombre estaba sólo, al tener una emisión de radio esperaba que hubiese acudido más gente.

Respondí a su alegría con una sonrisa – Si, y no soy el único… - le tendí la mano para estrechársela – Me llamo Ben, Usted es Fordman ¿verdad? – tenía prisa pero no era cuestión de meter la pata por impaciente pero tenía mucha curiosidad con un tema - ¿Es verdad que tiene una cura para los infectados?

-Sí. Es cierto es... ¡venga conmigo por favor!

El hombre te hace acompañarlo hacia un costado del altar. Allí hay una puerta de madera que dá hacia las habitaciones interiores de la Iglesia.

-Quiero que vea al paciente 0, antes era un infectado. ¿Está preparado? Por cierto, ¿usted teme estar infectado? Sí lo está debe decírmelo para iniciar el tratamiento, aunque no veo ninguno de los síntomas.

Ben piensa que está a punto de observar al primer curado de la humanidad desde que esta epidemia espantosa la diezmó, casi por completo.

Ya me había hecho una idea de que podía decirle para que me acompañara para el rescate de Erika, no sabía si la idea era muy buena, pero a falta de una mejor…

Acompañé a aquel hombre hacia esas estancias ¿El paciente 0? ¿Eso quiere decir que existen más? – Que yo sepa no estoy infectado, aunque ni siquiera se como se contagia “eso”

- Si, claro estoy preparado – La verdad es que tenía mucha curiosidad

El doctor entra por la puerta, seguido de Ben. Caminan por un pasillo largo. Bajan unas escaleras y llegan a una habitación simple: una cama individual contra la pared, una pequeña mesita con un vaso con agua en la misma, un perchero con algunas ropas y una ventana pequeña por la que entra algo de luz. Bajo esta luz está el paciente Cero que levanta la cabeza de un libro que estaba leyendo.

-Padre... ¿es es una persona normal?

Pregunta la joven.

-Carrie, te presento al primer superviviente. Ben, esta es Carrie, la paciente Cero, o sea la primera que había sido infectada por la plaga... mi hija. Aunque parezca más grande sólo tiene 16 años, se infectó a los 13 y la retuve en un laboratorio durante años hasta encontrar la cura. Le han quedado los ojos claros y le cuesta ver nítidamente con la luz de sol pero la columna se ha enderezado y las manos y piernas son normales.

-Sólo quedé algo albina... - dice la chica riéndose. Se levanta y estrecha la mano del joven.

Miré con expectación cuando abrió la puerta, parecía una joven bastante normal, era la hija de este hombre, por un momento dudé para estrechar su mano, no por su apariencia sino por saber que había sito una infectada.

No quería ser descortés y al estrechar su mano me disculpé – lo siento, yo… como ha dicho tu padre me llamo Ben, encantado – mis ojos no podían separarse de ella, era un verdadero milagro…

- Y doctor… ¿Cómo funciona? ¿Qué hay que hacer para convertir a un infectado en un humano? – si al final le pasaba algo al doctor cuanta más gente supiera como era el proceso mejor, salvo que fuese muy complicado, claro.

-Buena pregunta.

Contesta Fordman.

-Básicamente yo logré conseguir identificar la cepa del N1H2 mediante la sangre de mi hija y la sangre de varios infectados. Es algo medio complejo pero, para hacerlo fácil, comparaba las muestras y trataba de identificar los agentes patógenos individuales. Este virus es una chorrada, no es como otros, no sólo muta sino que usa virus de enfermedades antiguas y las agrega a su metabolismo. No quiero extenderme en explicaciones demasiado técnicas.

Fordman se sienta sobre la cama y Carrie sale de la habitación porque sabe que su padre tiene problemas para contar esta parte.

-La cura es dolorosa, básicamente tengo que infectar al virus. Lo que daña al virus es el sol, ese es su enemigo primordial. Lo que hice fue sacar un cincuenta por ciento de la sangre del infectado. Exponer la sangre al sol por 30 segundos y volver a dársela mediante una transfusión.

Fordman comienza a transpirar...

-El ser grita de dolor, se convulsa, es terriblemente agónico para él... para ella lo fue. Pero luego entra en coma por dos días. Despierta y comienza a mutar. Sus brazos se van encogiendo. El proceso tarda semanas. Vuelvo a hacer el mismo proceso de transfusión de su propia sangre, expuesta al sol por segunda vez. Pasa lo mismo y luego está curado.

Al principio no me estaba enterando de nada de las cepas y esas cosas, pero luego, lo que había que hacer con la sangre parecía bastante sencillo, para quien tuviese al menos unas dotes en enfermería, claro- Pues me quito el sombrero señor Fordman, ha hecho un trabajo excelente

Con el tema de la cura más o menos claro llegó el momento de ir al grano, de conseguir que viniese conmigo – Señor Fordman, verá… conozco a más gente inmune, existe una anciana llamada Marita, un sacerdote que se llama Padre José y una chica, una chica a la que amo que se llama Erika, verá… - ¿Le digo la verdad o no? Parecía un buen hombre, a la mierda con la opinión del padre José.

Resoplé – usted es un buen hombre, le voy a decir la verdad… los infectados capturaron a mi chica y me han dicho que sólo la liberarán si le entrego a usted a cambio, el padre José tiene muchas armas y hemos pensado en prepararles una emboscada, se lo suplico por lo que más quiera ¿Me ayudará a liberar a la chica? – apelé a la humanidad de aquel hombre, si aceptaba estaría en deuda con él

El doctor asiente, pone sus manos bajo su barbilla, los dedos entrecruzados le sirven de sostén y apoya sus codos sobre las rodillas.

-Qué irónico... esto sólo puede significar una cosa... Zachia.

Fordman posa sus ojos en Ben.

-Ella me odia tanto para eso, no sólo por la cura, no quiere curarse cree que la mutación es una especie de regalo divino, una obra del señor de la obscuridad y todo eso. No... me odia porque le quité a su hermana.

Fordman se para y agrega:

-Sí, Zachia es la hermana de Carrie, otra de las primeras infectadas por la epidemia. Iré con usted, pero tengo que hacer algo antes hoy, partiremos a la madrugada de mañana. Entienda que si muero no será su culpa, mi hija tiene sus maneras. Por otro lado quiero que Carrie se quede aquí y darle mis anotaciones médicas. Ella podrá quizás transmitirlas a otros. No lo sé. Desde que mando este mensaje en la radio sólo usted ha respondido.