Partida Rol por web

Cuando parecía que empezaba a ganarle terreno al tipo que corría frente a ella, recién internados en el bosque, de pronto su pie falló y lo único que vio fue el suelo un instante antes de estrellarse contra él. Pudo detener la caída con una mano y no romperse los dientes, pero el hacha se escapó de su mano y cayó un metro más allá. Notó el dolor en la rodilla por la caída y la rabia hacia si misma por haber tropezado estúpidamente. El otro tributo seguramente ya habría podido escapar...

O no. Alzó la vista y le vio, ahí delante, con un arco en la mano y dos tributos más, saliendo de sus escondites. Los ojos de Amanda se abrieron como platos, mirándolos con miedo. Trató de levantarse, pero su pie seguía atrapado por la cuerda. No había tropezado... era una trampa. Una emboscada en toda regla. ¡Mierda! pensó, ¡Serás imbécil, Amanda! ¡Joder! Has llegado tan lejos para cometer un error como éste...

El arquero corredor, del que no recordaba el nombre ahora mismo, disparó, pero no hacia ella. Una chica, una de las amigas del "club de la revolución" de Nim, tiró un cuchillo también hacia otro objetivo. Suponía que apuntaban a Lenny. Y finalmente, el muchacho chino, ese tal Lee, se acercó blandiendo una enorme espada. Amanda tragó saliva... pero el tipo pasó por su lado, sin hacerle ningún caso. De un tirón, logró liberar el pie y se arrastró hacia delante, hasta que su mano izquierda agarró el mango de la enorme hacha. Una sonrisa cruel se dibujó en su rostro mientras empezaba a ponerse en pie. Miró a Lenny, que también seguía vivo.

Así que os gusta preparar emboscadas, ¿eh, pedazos de mierda? Lamentaréis no haber logrado matarnos cuando teníais ventaja.

- ¡Matémos a estos hijos de puta! - gritó Amanda a su compañero de matanzas.

El tributo escuchó la voz de Amanda algo amortiguada. Escuchaba más alto el palpitar de su acelerado corazón que cualquier otro sonido externo. En la cara de Lenny no se apreciaba ningún atisbo de temor ni miedo, solo una ligera mueca por las heridas que acaban de infligirle por sorpresa, aunque no de dolor, pues la adrenalina y la rapidez con la que todo estaba sucediendo no dejaban que aquella sensación llegase a su cerebro. La motosierra vibró entre sus manos haciéndose notar, y Lenny miró a Kim Lee confundido.

-¿Qué? Tío... -dijo totalmente afligido-. Yo no soy racista.

El tributo levantó la motosierra sin percatarse de que la sangre ya no llegaba a sus brazos con la misma fuerza, por lo que se quedó a medio camino. La bajó torpemente y la hoja pasó muy cerca de uno de los brazos del tio que se había llamado así mismo ojos rasgados, pero no pasó nada más.

Míster motosierra aún consigue reaccionar y levantar su arma pero solo para dejarla caer sobre el vacío. Ha fallado. Ha atacado a Kim y ha fallado. Mientras sitúo otra flecha y apunto no puedo evitar sonreír. Quizá vea otro amanecer. Apunto y disparo hacia la cabeza, su lentitud de movimientos puede que me permita acertar.

LA flecha pasó junto a la oreja de Lenny, seccionándosela con limpieza. El tributo aulló mientras la herida sangraba profusamente.

Había esperado que la flecha de Casius acabara con el loco ese, que aunque está herido no parece sentirlo mucho. El pánico se apodera de ella durante unos segundos interminables mientras coge la honda y la dispara apuntando a la cabeza del tributo. Ve como la piedra impacta violentamente y se permite un escalofrío de victoria que no sabe si durará mucho.

- ¡Córtale la puta cabeza! - grita a Kim, olvidándose de la rubia que tal vez ataque dentro de poco y dejándose llevar por las ganas de ver al tío ese muerto de una vez.

La pedrada de Tess golpeó a Lenny en la frente con la fuerza suficiente para fracturarle el cráneo. La vista se le nubló y cayó de espaldas, muerto instantáneamente. La motosierra se resbaló de su mano y se precipitó sobre su propio torso, cercenándole las costillas y hundiéndose en sus órganos internos con un sonido húmedo. Por suerte, no notó el dolor.

PUM. Cañonazo. El primer muerto del nuevo día.

Que mala memoria tienes..

Kim ve como el tiempo se detiene cuando la motosierra se acerca a él y salta para atrás casi rezando por que aquella afilada sierra a cientos de revoluciones no le rozara. Las heridas de su rival, su esquiva o la pura suerte le conceden seguir con vida. Aferra entonces su arma con intención de devolverle la jugada a Lenny pero Tess se adelanta y para su sorpresa le revienta literalmente la cabeza a pedradas.

Joder con Tess.. 

Le hubiera gustado matar el mismo a ese cabrón sádico y despiadado, pero la verdad es que su final está resultando bastante dantesco. Observa como la sierra se clava en las visceras de Lenny con desagrado, aunque no está tan traumado como debería estarlo un chico inocente como el era hacía unos dias.

Decide no perder tiempo y no arriesgarse a cogerla dejando a Amanda a sus anchas, Kim sonrie sádico  y se lanza a intentar despedazarla viva.

Mi madre no es ninguna puta, te voy a cortar la lengua y otras extremidades por tu mala educación...- sonrie contestando a su último comentario.

Marcus descansaba en mitad de la larga noche que separaba aquel día del banquete en la Cornucopia. El banquete al que no iría. Sabía que el Capitolio no aceptaría aquella decisión y que le depararía algún tipo de castigo por parte de los Vigilantes, pero el riesgo de acudir y morir era demasiado alto.

Aquí aún estaba vivo.

Escuchó unos pasos en la base del árbol, que pasaron a ser un ruido como de sierra en la madera. ¿Alguien estaba talando su escondite?

Al mirar abajo, Marcus se dio cuenta de que no exactamente. No era alguien. Era algo.

Se trataba de una criatura de dos metros de altura y varios kilos (no kilos, quizás toneladas) de peso. Tenía la forma de una cochinilla con brazos y de la cabeza le surgían dos cuernos como tenazas. Pero su boca vertical se estaba comiendo literalmente el árbol, tragándose la madera como si fuese una máquina de aserradero.

Marcus no pudo evitar soltar un grito mientras intentaba asimilar lo que tenía debajo de él. No, no podía ser. No podía haber algo tan grande intentando comérselo... Su mente dejó de pensar con claridad y lo primero que intentó fue saltar a otro árbol... sin éxito alguno. Encima con su maldita suerte se rompería una pierna y el bicho se lo comería sin inmutarse...

Estaba seguro, aquello era una venganza de los espectadores por haber matado de esa manera a Leyla.

Marcus tuvo muy poca suerte. Al saltar se tropezó con la rama y cayó de cabeza. Lo último que vio antes de morir fue el suelo.

Al menos tuvo suerte. El monstruo le cogió por los pies y aún muerto empezó a devorarlo. Cuando iba por los tobillos, un deslizador de los Vigilantes lo aturdió con una descarga y se llevó el cuerpo.

Una vez puesta ya en pie, contempló petrificada como la segunda andanada de proyectiles impactaba de lleno en la cabeza de Lenny y le hacía caer de espaldas al suelo. Aún encendida, la motosierra terminaba sobre el vientre del tributo, y empezaba a atravesar su carne y sus huesos, haciendo brotar sangre como una pequeña fuente. Con la boca medio abierta no pudo evitar quedarse mirando la macabra escena casi hipnotizada. Era un final horrible... pero no iba a decir que no se lo mereciese. Ella misma se lo merecía probablemente, y eso que no había llegado a los extremos de crueldad de Lenny. Seguramente cualquiera de los que seguían vivos se merecía una muerte desagradable.

Aún andaba perdida en esa reflexión cuando el chico chino le dijo algo. Eso la devolvió a la realidad, y le vio acercarse y lanzar un golpe lateral con su mandoble. Intentó desviar la hoja golpeándola con la cabeza del hacha, logrando que acertase más abajo de su trayectoria original. Le acertó encima de la rodilla en lugar de a la altura del vientre, lo cuál era una mejora, pero no se lo pareció cuando la hoja de metal le seccionó la pierna limpiamente. Con un grito ahogado se desplomó en el suelo.

No fue capaz de decir nada, ni de pensar en nada siquiera. Sólo podía gritar y sujetarse la herida, intentando con poco éxito que dejase de rociar los alrededores con su sangre.

Otro cañonazo.

Laura dormía. Y de pronto despertó. Algo olía a quemado. El olor a humo era una cosa mala. En la pradera no significaba nunca nada bueno. Y menos tan cerca. En una ocasión había olfateado la lana de sus ovejas al quemarse. Más o  menos como lo que olía en sueños. Era un olor asqueroso. Era un olor...

Abrió los ojos y sintió un horrible dolor en el brazo. Se le estaba calcinando. Se le estaba corroyendo. Y dolía horrores. Todo el árbol se quemaba (los árboles de alrededor también) y ella no se había dado cuenta. ¡No se había dado cuenta!

Sangre. Sangre por todas partes. Sangre roja y caliente desparramándose por el frío suelo, provocando vaho carmesí con un aroma metálico, oxidado. Vida que se va. Otra prueba superada y con ella se acercan mis mayores enemigos. El miedo y la duda.

¿Cuánto debo esperar antes de traicionarles? ¿Cuánto esperarán ellos? ¿Están ya compinchados? ¿Qué hago ahora?

Si yo fuera Kim ya habría hablado con Tess contra mi. No ha hablado conmigo así que lo habrá hecho con ella. Kim necesita un aliado de los dos para llegar al final pero no a los dos. No se ha acercado a mi. Tiene que ser ella. Me traicionarán, seguro. Pero . . . ¿cuándo? ¿Ahora? ¿Y si yo hablo con Tess? Con ella puedo pelear de igual a igual. Lucharemos como en un duelo, frente a frente. Que gane el mejor. Pero con Kim no. ¿Tengo tiempo todavía de intentarlo? ¿Seré capaz de leer su reacción? ¿Sabré si llego tarde al proponérselo? ¿Quedan más tributos peligrosos que abatir o el momento se acerca?

¡Mierda!

El tremendo espectáculo de la motosierra despedazando a Lenny me deja paralizado unos segundos.

¡Mierda!

Eso es todo lo que alcanzo a decir después al ver como desaparece la pierna de la chica que entra inmediatamente en shock. Ya no hay prisa.

Pensaba que esto habría acabado con semejante tajo pero la chica aún se mueve. No podemos arriesgarnos, hay que acabar con ella antes que pueda revolverse. Echo el arco al hombro mientras recojo la katana que tengo al lado y me dirijo a ella para golpearla otra vez.

Se me hace raro manejar un arma con la que debes golpear a tu enemigo cara a cara, siempre se me han dado mejor las distancias largas. Puede que sea eso pero el golpe resulta flojo y carente de fuerza, o quizá es que se ha movido y escapado así con un simple arañazo pero no debo ponerme nervioso.

El dolor apenas me permite pensar en que esto me lo he provocado yo, que es mi culpa, y me hace saltar hacia delante gritando de dolor con los ojos lagrimeando por culpa del humo. No quiero morir calcinada.

Por alguna asociación de ideas un poco estúpida, no quiero abandonar el arco y las flechas, aunque mi brazo herido apenas se puede mantener rígido para evitar las rozaduras, aunque solo sea por la cantidad de dinero que le ha costado a alguien. Entre todo el miedo puedo llegar a sentir vergüenza por mi misma.

No quiero morir así. Echo a correr intentando esquivar las llamás, quizás pueda curarme... quizás...

Joder, mierda, el humo me hace toser. Mierda ¡no quiero morir!