Partida Rol por web

La mayor parte de la copa del árbol se quemaba, así como los árboles cercanos. Aún podía intentar bajar por el tronco, o al menos por la parte que no se encontraba en llamas.

La pierna de Amanda cae al suelo y lo que debería dejarla KO por la impresión se debe contrarrestar con la pura supervivencia porque sigue viva. Casius intenta rematarla pero igual que ella, no parece muy hábil con la katana. Así que viendo el éxito que tiene él, decide no dejar la honda e intentar rematar la faena de una pedrada. De alguna manera hasta le parece más compasivo. Ni siquiera se acerca un poco más, y apuntando a la cabeza de nuevo, dispara.

Kim mira a Amanda en el suelo, sujetándose la herida y aullando de dolor. Un escalofrio le recorre la tripa al saber que el es el causante, pero da igual. Hay que acabar con esto, y la forma más rapida...

Casius se acerca a intentar rematar la faena con la katana pero no se le da muy bien. Kim gira la cabeza y mira la motosierra. Luego la cogería. Alza el espadón y vuelve a descargar otro tajo sobre Amanda, intentando cercenar uno de sus brazos. Pero la maldita se mueve demasiado en el suelo retorciendose del dolor y solo logra rozar su brazo.

Pero estate quieta, joder...

Gruñe crispado de los nervios.

Amanda ni siquiera notó el corte de Casius, ocupada como estaba en gritar, llorar y sujetarse la pierna. La pedrada de Tess pasó muy cerca de su cabeza pero se estrelló contra el suelo inofensivamente. Finalmente, Kim trató de acertarle en un brazo con su espadón, pero los movimientos de Amanda en su suplicio convirtieron el poderoso corte enn un largo rasguño superficial. Apretando los dientes, conteniendo los gritos, la chica mutilada alzó el rostro manchado por las lágrimas y miró al chino con furia homicida. Como pudo, alzó su hacha de batalla y descargó un golpe con todas las fuerzas que le quedaban dirigido a las piernas del tributo.

- ¡GraaaaaAAAH! - gritó mientras golpeaba.

Con una fuerza nacida de la desesperación, el arma alcanzó debajo de la rodilla del chico y se abrió camino en diagonal ascendente, seccionando de forma limpia y casi sin dificultad la ropa, la piel, la carne, el músculo, el hueso, y todas otra vez en orden inverso. Al fin y al cabo, los propios brazos de Amanda habían talado árboles en su distrito natal con herramientas parecidas a la que ahora empuñaban. Tan temible fue el tajo que el arma acabó incrustada en la parte interior de la otra pierna del tributo, causando una buena herida ahí también. La sangre que salpicó el rostro de Amanda fue recibido por ella con placer, y la correspondió con una risa ahogada, rozando la locura.

11.

Au! xD

Laura se resbalo y cayó desde lo alto de la rama. El dolor del brazo no fue nada comparado con aquello. Escuchó crujir varias costillas al golpear contra el duro suelo. Soltó un grito y notó cómo se le nublaba la vista. Pero aún no estaba muerta. Aún no. Aún no.

El dolor estaba ahí, pero de una manera vaga y lejana. Parecía como si el cuerpo mismo supiera que ya no le queda mucho, así que era mejor relajarse, al fin al cabo creo que una vez me contaron ¿fuiste tu, cariño? que el dolor era una manera que tenía tu organismo de avisarte de que algo podía acabar contigo. No es que tenga mucho sentido que me avise en este momento, la cosa está bastante clara, así que no me quejo de que el dolor no llegue de verdad. Que esté ahí sin estar.

Y aun así, me levanto y camino entre las llamas colocadas artificialmente para llevarme donde ellos quieren, no así el humo, que se me mete en los pulmones y me hace sentir realmente enferma. No pienso realmente, solo doy un paso tras otro hasta donde sea, alejándome de la muerte unos segundos más. No me llega nada a la mente. Y no me gusta.

En las historias que siempre leía al menos la amada trágica contaba con todo el tiempo del mundo para llorar su muerte antes de irse, para poder pensar en lo que deja atrás. Por favor, que me dejen al menos llegar a una zona despejada y mirar el cielo. O algo.

Kim observa parpadeando como la muy perra del diablo sigue empuñando el hacha a dos manos. Ni se le había pasado por la cabeza algo así. Para su desgracia cuando quiere darse cuenta ya tiene el hacha bajo su rodilla y segundos despues impacta contra su otro muslo agravando aun mas los daños.

En un chillido de dolor Kim cae al suelo retorciéndose como minutos atras le hubiera pasado a la hija del diablo aquella. 

Aghhffggg.. !!!  ¡Alejaos de ella... terminad de matarla a pedradas..! ugg...

El dolor es tanto que Kim no puede hacer nada más que dar vueltas en suelo hasta que se queda mirando fijamente al cielo en shock por momentos.

Asombrado por la reacción de la muchacha salto atrás demasiado tarde. Si el ataque hubiera sido dirigido contra mi probablemente tampoco habría podido esquivarlo. Veo sorprendido como el hacha cercena limpiamente una pierna a Kim y me pongo a salvo varios metros más lejos. Clavo la katana en el suelo y vuelvo a sacar mi arco, no me arriesgaré a que nos convierta en leña.

¡MUERE PUTA!

Es lo único que sale de mis labios mientras me dispongo a convertirla en un alfiletero si es necesario. La flecha le atraviesa el brazo derecho pero por la forma en que se queda ahí clavada diría que ha roto el hueso y destrozado el músculo, se ven pingajos sanguinolentos asomando al otro lado.

Laura se había pasado toda la noche caminando, arrastrándose y caminando de nuevo. El dolor era infernal. El dolor era horroroso. Pero quizás, tal vez, al llegar a la Cornucopia todo terminara.

Ante ella, a unos pocos kilómetros más, se alzaba el cuerno. Pero en la linde del bosque, a su izquierda, también en la distancia, había una refriega. Tal vez eso explicaran los cañonazos que había estado oyendo. Había dos en el suelo, moribundos, y otros dos los remataban a flechazos y pedradas. No parecían haberla visto.

Los ojos se le abren como platos al ver la pierna cercenada de su compañero de distrito. De su garganta empieza a salir un grito de espanto que acaba por no reprimir.

- ¡KIIIIIIIMMMMM!- sabe que tal vez sea un grito estúpido dadas las circunstancias, pero no puede evitar llamar al tributo, con las lágrimas saltándole de los ojos. En cuanto éste les dice que se alejen sus pies cobran vida propia y se aleja un par de metros más, asegurándose la distancia que ya tenía sobre Amanda.

Mientras se aleja, las manos le tiemblan un poco cuando levanta de nuevo la honda para disparar, pero ni las lágrimas impiden que dispare con rabia. Había empezado a olvidar dónde estaban y a considerar a esos dos tributos como sus compañeros y ninguna zorra rubia iba a venir ahora a cargárselos y sobrevivir. Por su mente empiezan a pasar imágenes de lo que le hará a su cuerpo una vez esté muerta, no era tan tonta como para intentarlo mientras estuviera viva.

Amanda observa como los otros dos tributos se alejan de ella. Le da igual. Con poder terminar de rebanar al capullo que chillaba como un cerdo a su lado se contentaba. Sin embargo, el golpe de antes la había dejado momentáneamente sin aliento. Se tomó un segundo para recuperarlo antes de alzar el hacha de nuevo, pero los dos tributos que seguían enteros no se lo permitieron. Una flecha atravesó su brazo, clavándoselo al suelo. Gritó de dolor pero no pudo ni siquiera rodar por el suelo, clavada como estaba. Volvió la cabeza en dirección al arquero, con los ojos inyectados en sangre.

- ¿¡Que coño te crees...

Antes de poder terminar su amenaza, una certera pedrada de Tess le acertó en mitad del pecho, quizá rompiendo alguna costilla. Empezó a marearse, sentía que las fuerzas le fallaban. Intentó pensar en sus hermanas, en casa, pero por algún motivo fue incapaz de recordar sus rostros. Ni siquiera sus nombres acudían a su mente. Todo estaba cada vez más borroso... No, no podía dejarse llevar, aún no. Dio un tirón lateral con el brazo atrapado, que no consiguió arrancar la flecha del suelo pero le envió una ondanada de dolor desde la herida hasta cada punto de su cuerpo. Esto bastó para despertarla. Alzó la cabeza para mirar a los dos tributos que la estaban hostigando a proyectiles.

- ¿Esto es... - un breve ataque de tos interrumpió sus palabras. La boca se le manchó de sangre. - ¿¡ESTO ES TODO LO QUE SABÉIS HACER, PEDAZOS DE MIERDA!? ¡VAMOS! ¡OS ARRANCARÉ LOS OJOS Y OS LOS HARÉ COMER!

Ladrar esa amenaza fue lo último que sus fuerzas le permitieron hacer. Recostó la cabeza contra el suelo, agotada. El aire parecía incapaz de llegar a sus pulmones, y no había un solo punto de su cuerpo donde no sintiese un dolor extremo y un frío sepulcral. Su mano aún funcional se abría y se cerraba intermitentemente, pero por lo demás la tributo parecía muerta ya, con la mirada vidriosa fija en el infinito, y la boca contraída en una mueca de dolor y rabia.

Miedo, he pasado miedo auténtico.

Esa puta ha estado a punto de cazarme, podría haber sido yo el que estuviera ahí tumbado. Está más muerta que viva, ya no debería darnos más problemas. Me ha hecho un gran favor resolviendo todas mis dudas de un hachazo, concretamente ese hachazo que ha dejado a Kim en el disparadero. Es un muerto viviente y lo sabe pero Tess probablemente no aceptará eso.

¡Piensa maldita sea, piensa! Ahora tengo que ganarme a la pelirroja hasta que estemos solos, tenemos aquí un gran puñado de armas incluidos los dos arcos y la motosierra, el loco Lenny ha muerto, Kim está tullido y la rubia moribunda. Alguien más ha muerto mientras nosotros peleábamos así que aún tenemos unos minutos de tranquilidad. ¿Cómo lo haré? Tengo que aprovechar su compasión y su piedad por Kim. Muy a mi pesar deberé recogerle y ayudarle o la perderé y aún la necesito. Tengo que parecer compasivo yo también, podemos utilizar el botiquín con él, total, espero no necesitarlo ya.

Contén la sonrisa de lobo Casius, idiota. Mantén la carita de pena y disgusto, que parezca que realmente lo siento pero sin pasarme. No quiero hacerla desconfiar.

Un ligero temblor se apodera de mis manos ahora que parece estar controlada la situación. Con cuidado retiro y recojo la flecha que estaba preparando en el arco. Los nervios están de punta, giro sobre mi mismo mirando todo alrededor para comprobar que nadie más se acerque.

Espera Tess, no le dispares. Que sufra. Ayúdame con Kim.

Echo el arco a la espalda y recogiendo la katana me acerco al caído Kim para tirar de uno de sus brazos y apartarlo de la loca moribunda.

Cógele del otro brazo y tira. Vamos a ponerle a salvo. ¡Joder! Qué sangría.

No puedo evitar un gesto de repugnancia al observar la terrible herida. Podría haber sido yo mismo. O Tess. Cualquiera podría estar ahora ahí tumbado, solo la elección de la rubia o la pura suerte ha decidido poner a Kim ante el hacha. Vigilo constantemente a la rubia y el entorno mientras retiramos al herido.