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Los Dungeons del Hambre

Los Dungeons del Hambre

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01/08/2014, 08:21
02 - Draña (Dalharil)- Armada con Daga y Escudo - Gravemente herida

Aquella estratagema le había servido para despistar al semielfo, ahora era el momento de devolverle aquella herida, derramar sangre por sangre.

Con un escudo en una mano y la daga en la otra hizo un movimiento oscilante para conseguir su objetivo.

- Tiradas (3)

Motivo: Ataque daga

Tirada: 1d20

Resultado: 11(+2)=13

Tirada oculta

Motivo: Ataque daga

Tirada: 1d20

Resultado: 10(+2)=12

Tirada oculta

Motivo: Daño daga

Tirada: 1d4

Resultado: 3(+2)=5

Notas de juego

Hice la tirada en abierto. Te la repito en oculto, toma la que estimes oportuno.

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05/08/2014, 01:08
Director

El semielfo dio un paso hacia hacia atrás y comenzó a murmurar unas cuantas palabras. Y entonces, en la espalda de la draña, una potente luz comenzó a conjurarse. Algo estaba sucediendo en su espalda.

Mientras tanto, ésta no iba a dejarse amedrentar por lo que estuviera sucediendo. Fuera lo que estuviera haciendo el semielfo, la seguidora de Lolth decidió clavarle la daga que llevaba consigo en pleno pecho. El semielfo no fue capaz de esquivar el golpe, por lo que pudo ver como la sangre comenzaba a brotar de la herida que le acababan de hacer.

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06/08/2014, 08:26
02 - Draña (Dalharil)- Armada con Daga y Escudo - Gravemente herida

La draña sabía que fuese lo que fuese lo que hubiera hecho el semielfo acabaría en cuanto acabara con su vida. Así que fue directamente hacia él y trató de clavarle de nuevo la daga

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Motivo: Ataque daga

Tirada: 1d20

Resultado: 18(+2)=20

Tirada oculta

Motivo: Daño daga

Tirada: 1d4

Resultado: 3(+2)=5

Tirada oculta

Motivo: Conocimiento de conjuro

Tirada: 1d20

Resultado: 4(+4)=8

Notas de juego

Dejo una tirada de conocimiento para ver si sé qué truco de la manga saca el semielfo 

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07/08/2014, 13:13
Muerto18 - 10 - Semielfo (Thandalar) - Armado con Arco Largo Compuesto - Herido Grave

El semielfo gruñó de dolor al notar el frío beso del hierro de la daga en su pecho. Otra como esa y estaría muerto, y todo su sacrificio no habría servido para nada. Y, peor aún, la muerte de Colmillo tampoco. Y éso no lo iba a permitir. Todo lo rápido que fue capaz, dejó caer el arco que llevaba en sus manos, para sacar una espada bastarda. No era momento de disparar, y con lo que iba a ocurrir, pensó que iba a tener las mismas probabilidades con un arma u otra... Además, aquella espada le había salvado la vida contra una de las sombras, así que en cierto modo confiaba en aquel arma. 

Procurando posicionarse adecuadamente, de repente dijo, con una sonrisa feroz mientras se preparaba para golpear.

-Lobo, ¡mata!

Y, con el arma asida firmemente entre sus manos, descargó un golpe con el arma, esperando que fuera lo suficientemente potente para derribar a aquella cosa... O que el lobo lo consiguiera en su lugar. Ya sólo podía quedar uno, y pensaba ser él. 

- Tiradas (4)

Tirada oculta

Motivo: Ataque bastarda

Tirada: 1d20

Resultado: 17(-1)=16

Tirada oculta

Motivo: Daño bastarda

Tirada: 1d10

Resultado: 10(+1)=11

Tirada oculta

Motivo: Ataque lobo

Tirada: 1d10

Resultado: 8(+5)=13

Tirada oculta

Motivo: Daño lobo

Tirada: 1d6

Resultado: 2(+1)=3

Notas de juego

Suelto el arco y desenvaino la espada bastarda, para atacar con ella. Si no estuviera flanqueando ya con el lobo, aunque por el brillo a la espalda de la draña supongo que sí, paso de 5' para hacerlo. El bonificador de flanqueo está sumado en las tiradas de ataque.

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07/08/2014, 13:36
Director

Y así era el destino.

Así como la draña se había limitado a esperar la mejor oportunidad, y habiendo jugado de forma estratégica durante todo el torneo, allí estaba, enfrentándose contra un semielfo que acaba de convocar a un lobo para rodearla.

El semielfo se había encargado de dar muerte a un par de sombras, criaturas incorporales que se creían con el poder absoluto en aquel lugar. Y no solo eso, se había enfrentado a algún enemigo más y había salido en todos los casos victorioso. El problema fue el agua, aquel fatídico río que se había llevado por delante a su compañero animal, incapaz de hacer nada por él, el semielfo vio morir ahogado a su lobo.

Y seguramente la pena de la pérdida fue lo que hizo terminar aquel combate.

El semielfo confió, quizá erroneamente, en la espada bastarda que había conseguido en una de las mochilas. Un arma mágica que había destruido a una de las sombras, que a pesar de no manejarla con soltura, había logrado hacer algo que muy pocos habían podido contar. Pero esta vez, no lo contaría. La draña frenó el golpe de la espada con un triste escudo de madera que encontró en otra de las mochilas. El escudo se rompió el mil pedazos, pues el golpe fue prácticamente mortal. Pero la draña no sufrió ningún daño. Además, el lobo que había conjurado le atacó por la espalda, pero la híbrido logró esquivarlo sin problemas. Ambos ataques habían fallado, y fue en ese momento cuando la mujer vio un punto débil en la defensa. Agachándose ligeramente, clavó la daga en la garganta de su rival, haciendo que se desangrase y muriese en el acto. Instantes después el lobo se desvaneció.

¡Por fin había un campeón! La draña. Una criatura sumamente pasiva y aburrida durante todo el campeonato, que, por azaraes del destino, y por un cúmulo de mala suerte hacia el elfo, había logrado salir victoriosa. Y es que, a veces, no solo la estrategia, el combate y la inteligencia te hacían salir victorioso de cualquier encuentro. A veces, el azar y el destino, eran los que decidían quién sería el que se proclamase campeón.

Con el semielfo desangrándose, un sonido de alarma similar al de hacía unos escasos minutos, volvió a retumbar por el lugar. De pronto, las arenas movedizas del centro de la cornucopia se vaciaron, y una escalera de caracol descendía por ella.

Aquella sería la salida por donde la draña debía escapar de aquel "dungeon del hambre". Ahora, debería reunirse con los humanos, quienes la tratarían como a una igual, sin importarle el número de patas que tuviera, o la forma de su cuerpo. Los humanos aceptarían aquel ser como a alguien digno de respeto, su familia sería acogida también en su reino, y ninguno de ellos tendría que volver a enfrentarse a una situación como aquella.

Nunca más.