Os mataré de todas formas :D.
-Si- Responde la enana con una sonrisa cordial. No le gustaba del todo Jaesh, parecía demasiado blando. Era todo huesos.
-Para eso estamos todos. Encías estaba a punto de hacer un resumen antes de que aparecieras.-
Oh!, si. tienes razón.
Vuelve a la mesa donde estáis sentados junto con los papeles enrollados y manuscritos. Carraspea un poco y se toma unos segundos para recordar lo que estaba diciendo - Ah si. ... Al principio no descartamos que pudiese haber una bolsa de gas, pero para ellos ya tomamos medidas.
Sin embargo a los pocos días días todos lo empezamos a notar. Era algo difícil de definir. Como cuando ves y oyes cosas, pero sin estar seguro de si es real o te lo estas imaginando. La cosa se convirtió en un un secreto a voces. Todos lo percibíamos pero nadie quería romper el silencio. Como temerosos que al decirlo en voz alta se pudiese confirmar que no solo eran imaginaciones nuestras. Por desgracia no actuamos a tiempo. Un día, sin previo aviso, oímos los desesperados gritos de auxilio de uno de nuestros hombres. Acudimos a toda prisa pero al llegar solo había tres muertos. Luego me contaron que uno de los nuestros se había vuelto loco y atacado a los otros dos, para acabar suicidándose en cuando se vio acorralado.
Encías se toma un trago de su propio brebaje de hierbas. Lo saborea unos instantes en la boca antes de tragárselo y continuar.
Rubio era un buen hombre. Le dimos mil vueltas pero no hallamos que pudo impulsarlo a matar a dos compañeros. Después fue cuando todo salió a la luz. Lo que hasta entonces solo se hablaba en la alcoba, ahora era el único tema que había en todo el pueblo.
Desde ese día, decidimos empalizar la entrada para que nadie pudiera entrar hasta que hubiésemos solucionado el asunto de algún modo u otro.
Me levanto y saludo al recién llegado ofreciéndole mi mano para que la estreche. Su aspecto es bastante diferente al de los otros dos, pero parece interesado en entrar en esa mina. Es delgado y no especialmente musculoso, por lo que supongo que será algún tipo de conjurador. No nos vendrá mal algo de magia ahí abajo.
- Bienvenido. Mi nombre es Avan
Sonrío y asiento mientras vuelvo a sentarme para escuchar a Encías. La historia que cuenta es extraña, y desde luego no parece que un gas sea el causante de la masacre.
- ¿Qué salió a la luz, Encías? - pregunto para que continúe con la historia - Debemos tener toda la información posible
Cita:
Que en realidad todos teníamos un mal presentimiento desde que dimos con esa gruta, pero que hasta ese momento ninguno habíamos dicho nada.
Es que no es fácil de explicar ... - Se lamenta por no hallar mejores palabras - Era como si ... No se. A veces te venían ideas extrañas a la cabeza. Cosas que sabías que no podías haber pensado, pero que ahí estaban, entre tus pensamientos. Como si alguien te las susurrase al oído. Tan bajito que no le oyes, pero lo bastante alto para que lo "oigas".
La verdad es que las palabras de Encías suenan extrañas, pero no parece saber explicarlo mejor.
Erdan no parece estar especialmente convencido de la explicación de Encías.
Si esto me lo contara cualquier otro pensaría que no son más que supersticiones de paletos de pueblo. Pero se trata de Encías... y si es conocido por algo en esta zona es por su carácter pragmático y tener los pies en el suelo. Si él dice que sucede algo raro de verdad, no estará de más echar un vistazo.
Bueno, parece que si queremos saber qué diablos ocurre con la mina tendremos que bajar nosotros mismos a averiguarlo.
Erdan no quería perder el tiempo; tenía que recoger su equipo, mirar si disponía de suficientes flechas, y prepararse para meterse dentro de la mina. Hacía mucho tiempo que no entraba, dudaba de que pudiera acordarse de algo. Pero antes de meterse en la boca de lo-que-fuera-que-se-escondía-allí-dentro, faltaba un pequeño detalle por resolver.
Encías, sabes que aprecio el buen trato que siempre me has dispensado, tú y los demás del pueblo de Bajomonte... pero supongo que ya te imaginas que odio trabajar gratis. ¿Tenéis pensada alguna recompensa si encontramos cuál es el problema y podéis volver a abrir la mina?
No era un elfo avaricioso, pero las camas calientes no crecían en los árboles.
Si, si, claro. - Parece que se disculpa al no haber comentado hasta ahora el eterno tema tabú, el dinero. - Hemos reunido 224 monedas de oro. Aun nos queda que algunos den su parte y esperamos llegar hasta las 250.
Al entrar, solo le saluda el apuesto humano de reluciente armadura, como si de un héroe de cuento se tratara. La ruda enana al menos se molesto en contestar a su pregunta y el elfo le echo un vistazo rápido y prosiguió a escuchar al historia. Extraña, la verdad, misteriosa y llena de peligro. Quizás el miedo colectivo halla hecho crecer la verdad, pero aquí sentando no iba avanzar mas en sus estudios.
Para mi me parece bien, Cuando partimos?
Norte estaba a punto de tomarse el brebaje cuando observa que Encías se lo bebe. Luego duda, carraspea y deja su tazón en la mesa disimuladamente mientras continua escuchando la historia.
Al termina la historia asiente a las palabras de los demás y se levanta.
-Voy a buscar mis cosas, os espero en la entrada de la mina.- Dice con brevedad antes de despedirse con un movimiento de mano hacia Encías.
Erdan echó cuentas.
A ver... 250 son algo así como 60 por cabeza. Bueno, no es una gran fortuna, pero creo que con eso doblaré mis ahorros. No puedes quejarte.
Además, Erdan suponía lo duro que habían tenido que trabajar aquellas gentes para ahorrar estas monedas; no iba a pedir más de lo que pudieran aportar.
Se levantó, mostrando una sonrisa satisfecha.
De acuerdo, Encías. - Le dijo mientras le daba la mano. -. Parece que ya tienes un grupo dispuesto a meterse en tu cueva.
Erdan estaba bastante seguro de que el caballero aceptaría, más por Cumplir con su Deber que por la paga, pero la rápida respuesta de la enana le sorprendió un poco más. Y sin siquiera regatear... estos pequeñajos nunca dejarán de sorprenderme
- Somos conscientes de lo que os ha costado reunir ese dinero, así que será más que suficiente - Me levanto y me acerco a Encías, poniéndole una mano sobre el hombro - Rezad por nosotros y por nuestro éxito
Sonrío y hago un poco de fuerza con la mano de forma cariñosa. Aquel hombre ha depositado su confianza en nosotros, y haremos lo posible por no traicionarla. Todos parecemos listos para acometer el peligroso encargo, así que parece que no perderemos más tiempo.
- Nos vemos allí entonces
Salgo por la puerta tras los pasos de la enana y me dirijo a la casa de Harold para recoger mis cosas.
Encías os interrumpe un momento, mientras despliega uno de los grandes pergaminos enrollados que tenia sobre la mesa, que revela en su interior mas pergaminos con esbozos y mapas de las minas.
Basta un primer vistazo para darse cuenta de la extensión de las minas. Seguramente esa compuesta por decenas y decenas de Km excavados bajo el subsuelo, en un entramado caóticamente ordenado, intentando seguir la veta de metal.
La entrada esta aquí - Indica señalando a uno de los puntos del mapa que poco difiere del resto - Y la gruta es por aquí ... - Su dedo vacila resiguiendo el mapa, como buscando el camino correcto, y asta que se planta en un punto dando varios toques. - ... Aha!, aquí. Sección Nor-Oeste 17.
No os dejéis asustar por el mapa, es fácil llegar.
Durante los próximos minutos Encías intenta daros las explicaciones necesarias para que no os perdáis, o incluso en caso de perderos, como hallar fácilmente la salida.
Básicamente la mina tiene dos "motores" de agua que funcionan gracias al perpetuo corriente de un riachuelo cercano. Uno de los motores sirve para maniobrar una plataforma elevadora que puede ayudar a moveros fácilmente por los distintos niveles. El otro se usa para tirar de los carros de metal desde el fondo de las minas.
La verdad es que para los que no han estado nunca en unas minas todo resulta bastante complejo y abrumador, pero Encías insiste repetidamente en que no hay complicación y que todo es "muy simple".
¿ Si no tenéis mas dudas al respecto, nos encontramos de nuevo aquí en cuando tengáis todo lo que necesitáis ?
Giro sobre mi mismo cuando Encías nos reclama, y me acerco de nuevo a la mesa. Nos enseña un mapa de la mina, pero es demasiado complejo para mi. No esperaba que tuvieran tan controladas aquellas instalaciones, y mucho menos que fuesen tan grandes.
- ¿Podemos llevárnoslo? - Pregunto señalando el mapa con el dedo - Nos vendrá bien
Llevárnoslo puede ser de gran ayuda, pero entiendo que puede ser un problema para ellos. Dudo que tengan alguna copia del mismo, y si no lográsemos nuestro objetivo quedaría sepultado bajo tierra.
Jaesh se acerca al mapa, y medita la explicación de Encías observándolo. Guarda una cierta forma ordenada y lógica la forma de posponer las distribuciones de las galerías....(Intento dar una explicación a lo dicho por Encías, por si yo estuviera equivocado y no halla cogido bien la explicación del mismo, así para denotar que poseo algo de conocimiento en dungeons.)
- Uhm... entiendo lo que has dicho, pero como dijo Avan, nos vendría bien el mapa por si acaso.
A ver que la enana se despide y se va directamente a la mina la intento alcanzar.
- Enana, espera, que voy contigo, que tengo aquí mis cosas. Una vez alcanzada prosigo mi conversación.
- Perdona, pero no escuche tu nombre, y no me gustaría llamarte "Enana" solo para dirigirme a ti, aunque no quito que sea todo un orgullo pertenecer a tal nombre raza. Y ahora que lo pienso, tampoco escuche el nombre del Elfo
Motivo: Dungeoneering
Tirada: 1d20
Resultado: 11(+11)=22
¡ Faltaría mas !. Poco valor tiene este pedazo de papel si no podemos entrar en las minas. - Responde a la petición del caballero para tomar el mapa. El mismo lo vuelve a plegar para entregárselo al Avan.
La enana miró el mapa con cierta confusión. Se supone que siendo enana debería tener mejor ojo con esos temas, pero haber vivido en una ciudad humana la mayor parte de su vida hacia que entendiera tanto de minas como un escriba mediano.
Luego el flacucho se le acercó para hablar.
-Me llaman Norte. Seguidora de Moradin y templaria de su orden.- Le responde con cierta suspicacia. -El se llama Erdan.-
-Encías decía que te llamas Jash, no? Luego hablamos.- Norte ni espera la respuesta, tiene ganas de entrar en la mina con lo que parte a buscar sus cosas y vuelve a casa de Encías para que los lleve hacia allí.
Desde luego, la mina era mucho más grande de lo que Erdan había creído en un principio; él que se las daba de haberla transitado varias veces, ahora se daba cuenta de que en realidad solo había estado en los túneles más superficiales. Ni siquiera estaba seguro de haber visto la tal "Sección Nor-Oeste 17".
Vaya... va a ser todo un paseo. Es probable que no nos veamos en unos días... o hasta que nos llegue el olor al estofado que prepara tu mujer, je je. ¡Hasta luego!
Tras despedirse, Erdan recoge su equipo de viaje. Lo único que deja en casa de Harold es su tienda, que de bien poco le va a servir allí abajo. Empaquetar sus cosas no le lleva demasiado tiempo; está acostumbrado a recoger su equipaje casi a diario...
Una vez vuelve a casa de Erdan, espera a que lleguen los demás.
Yo llevo dos antorchas; espero que ellos también lleven, aunque si no supongo que siempre podemos comprar alguna más antes de bajar.
En cuando llegáis de vuelta a la casa de Encías, veis que este se encuentra en el portal, hablando con una figura de baja estatura cubierta por gruesas ropas de invierno y una manta de colores vivos.
Por la expresión de vuestro anfitrión, las noticias que esta recibiendo no son alentadoras y en cuando os ve aparecer por la calle, levanta la mano para instaros a acercaros con premura.
Al llegar, veis de cerca que la misteriosa figura es una de las aldeanas del pueblo, quien a pesar de su pequeña complexión, se trata de una mujer hecha y derecha que debe de estar en los veinte y pocos.
Encías pone su enorme mano en el hombre de la mujer para pedirle amablemente y conteniendo visiblemente sus ganas de darle un puñetazo a la pared, para volver a preguntar - Pero ... ¿ A que te refieres concretamente con que "están dentro" ?. ¿ Te refieres a Alvani ?