Partida Rol por web

¿Qué? mmm... ¿pgofesol? ¿es usted? Uau... chicos... he soñado que... estaba en un... no se... era como si... aunque... no, no del todo... pero es que era una especie de... uau!! Que viaje...

Era todo un batiburrillo de palabras sin sentido las que comencé a decir mientras me incorporaba. No siempre se volvía de una inconsciencia tan profunda siendo coherente... o expresando de manera coherente los pensamientos, los más íntimos pensamientos.

Noté un regusto bastante fuerte, afrutado, seco... y una especie de quemazón...

¿Qué ega eso, plofesol? ¿Whisky? 

Miré hacia ambos lados, delante y atrás, y pude comprobar que estábamos todos. Sonreí y pulsé un botón oculto de la chaqueta, y de repente comenzó a sonar una música...

Bien, amigos, continuemos... el tesolo está muy cegca ya... ¿no lo oléis? - pregunté con una gran sonrisa, como si todo lo pasado hasta ahora fuese una mera ilusión...

El profesor sonrió al oír a Paul y le ayudó a ponerse en pie.

El curare es muy curioso. En dosis elevadas es un potente veneno, pero cuando se toma en cantidades ínfimas, tiene efecto somnífero y a veces, alucinógeno. Éste era viejo, por lo que sin duda solo ha causado un leve sueño. Puede que durante un buen rato también vean algunas cosas raras, pero nada más.

Después, al ve la cara de Paul tras beber, su sonrisa se amplió un poco más.

-Whisky auténtico -le confirmó, antes de tomar su trago.

¡¡Uau!! - exclamé con una gran y franca sonrisa...

¿Puedo da otlo tlago, pofesol?

Y es que... con 16 años no todos los días uno degustaba una buena malta.

- Ya llego... ya llego...

-¡Puaj! -Becca escupió el líquido, con cara de asco. -Agg, está horrible, profesor. -Desde luego era imbebible. No lo había probado en su vida, y si esto era whisky, que se lo quedasen todo los mayores.

Al menos sirvió para que Paul se despabilase. Regresó a la vida. La chica le dio un abrazo sentido -¡Qué alivio, Paul! -Luego se retiró, más modesta y recuperando la compostura. -Es que...no quería que se perdiese mi foto.

Curare. ¿Dónde había ella escuchado esa palabra? La recordaba de algo pero no de dónde. Como sea, todo estaban al otro lado. Se puso en pie y miró en derredor- ¿Dónde estamos, profe?

Se preguntó cuáles serían las siguiente pruebas. Casi no lo cuentan en esta...Porque seguro que las había. -¿Cómo estás, Hailee? ¿Y el vago del señor Peebles?

Al estar todos reunidos de nuevo al otro lado de la cámara, pude relajarme —momentáneamente— y darme un momento de respiro. Al menos ahora podía respirar más aliviado tras la confirmación de que los dardos contenían un veneno pero que en cantidades bajas este solo poseía un efecto narcótico. Agradecí al profesor con la mirada su ayuda y me acerqué a mi primo con celeridad para comprobar cual era su estado, pues entre el tobillo lesionado y los dardos quizá no se encontraba muy bien.

—Alex, ¿cómo estás? ¿Necesitas descansar unos minutos o puedes continuar caminando? —le pregunté antes de darle un breve abrazo—. Tenemos que seguir juntos hacia adelante. En familia —susurré con una leve sonrisa para luego dirigirme al profesor Armitage—. Imagino que deberíamos movernos cuanto antes por si les da a los piratas por aparecer por aquí...

Me sentía cansada pero el señor Pebbles estaba todavía peor. Además, todos parecían estar tan nerviosos que al final, no estaba segura de que quisiera seguir. Aquello ya no me parecía divertido.

-Quiero volver con papá. Rebecca, llévame con papá

El profesor se puso en pie y miró atrás, hacia las baldosas y los agujeros en la pared. No había sido tan difícil después de todo, pero conociendo a Willy, estaba claro que aquello no había hecho más que empezar. Sin embargo, no quería desanimar a los muchachos.

-Bueno, creo que teniendo en cuenta las circunstancias, lo habéis hecho muy bien, incluso tú, jovencita -le dijo a Hailee -. Descansad un momento mientras echo un vistazo a lo que nos espera delante.

Lentamente, se volvió hacia la salida de aquella sala, siguiendo el camino marcado por la cueva. 

Con papá, sí claro, y yo también quiero volver con él.  Así reflexionaba Rebecca cuando vio al profe adelantarse. Impulsiva, decidió acompañarle aunque no estaba para nada recuperada de los sustos de dardos y baldosas.

-Ven, enana, que creo que el profesor nos puede llevar con papá. Por aquí.

Por fin todos a salvo, al menos por el momento. El profesor le dio a beber whisky a Paul y Álex, y logró reanimarles. Yo nunca había probado el alcohol, no era una cosa que me atrayera, pero un buen batido... El profesor se adelantó para ver que había más adelante. Yo, viendo que los heridos tenían que descansar un poco, me adelanté también, intentando coger al profesor y ver que había más adelante.

Seguido de Rebecca, Hailee y Gordi, el profesor se adelantó ligeramente. La siguiente estancia parecía ser una parte más o menos normal de aquel lugar, una cueva, con roca caliza formando paredes irregulares, y humedad por todas partes. Nada hacía presagiar que hubiese una trampa.

-Vaya, parece que por ahora la cosa está tranquila. Esperemos que continuemos igual, aunque conociendo a Willy...

No terminó la frase. No era necesario.

Al llegar al final de aquella estancia mayor, sin embargo, ambos ahogaron un grito. Aquella debía ser, si no otra trampa, otro problema.

-Ya me extrañaba a mí. Chico -le dijo a Gordi -, ve a decirle a los demás que se preparen. Qué vengan. Estoy seguro de que esto va a ser todavía peor.

Delante de ellos había un precipicio enorme, que parecía llegar hasta el mismísimo infierno, y solo había una manera de cruzar. Un larguísimo y cochambroso puente colgante, que parecía estar a punto de caerse en aquel preciso momento.

Tragué saliva con dificultad al ver el precipicio y el puente. ¿De verdad tendríamos que atravesarlo? Se caía a cachos, no era nada seguro. Ante la petición del profesor, di la vuelta para buscar a los demás y traerlos hasta aquí. Al llegar, vi que estaban algo más recuperados.

-"Rápido, chicos, venid. Vais a flipar con lo que hay en la siguiente sala."

Becca se adelantó a mirar hacia abajo abajo abajo abajo del abismo abisal. -Fiuuuuuu...Menuda caída. No te acerques, enana. 

Se quedó un poco trastocada con la negrura desde el fondo oscurísimo. Y con ese puente birrioso. Pero, pragmática y decidida, recordó que en todas las pelis de aventuras el puente se rompe al final, no al principio.

Y tuvo una corazonada. Podemos hacerlo, se dijo.-Vamos, Hailee. Profesor. No podemos regresar. Ni esperar a que nos rescaten. Sigamos.

Tenía miedo. Mieditis. Aun así, tomó impulso y sin soltar a su hermanita de la mano se lanzó con patines y todo a cruzar el puente.

-Nada detiene a los New Goonies!!

Seh...XDDD

A mucha leche no, que voy tirando de la peque...pero casi XD

El profesor seguía mirando por todos lados antes de dar un paso. No terminaba de fiarse de aquel lugar. Un puente colgante, oscuridad, un precipicio... Aquello sí que podía ser mortal. 

Y fue entonces cuando los vio.

En lo alto del todo, colgados como si fueran murciélagos, había docenas de criaturas aladas descansando, que no durmiendo, porque movían de vez en cuando las alas. 

¡Dios mío! -exclamó, tapándose automáticamente la boca para no hacer ruido.

No le dio tiempo a avisar a Rebecca, que se lanzó por el puente a toda velocidad, con la pequeña a cuestas. La joven era muy decidida, pero hizo demasiado ruido y las feroces bestias aladas se lanzaron a por ellas sin contemplaciones.

-¡¡CUIDADO!!