Partida Rol por web

Aquel sonido se tornó en un asqueroso bicho volador que no se parecía a nada que hubiese visto antes-¡Joder que asco!-grité mirando esa especie de cruce entre murciélago y lagarto que se avalanzaba a por nosotros, yo aún mantenía el sable pirata en la mano aunque no sabía por cuánto tiempo, de esgrima no tenía ni pajolera idea y con solo ver a Jack Sparrow o Aragorn repartir espadazos a diestro y siniestro no se aprendía nada, pero lo que si hice fue levantarlo sobre mi cabeza intentando ofrecer algo como defensa.

El bicho se lanzó a por mí y por suerte pude esquivarlo, pero Lex se había quedado petrificada-¡Lex que haces ahí, muevete!-grité, pero parecía sorda y no se movía, así que me lancé a por ella y tiré de su mano para luego echar a correr hacia cualquier sitio que no fuera aquella sala, tras una vitrina o directamente fuera del museo, daba igual, cualquier sitio sería mejor antes que estar allí encerrados con esa alimañana voladora.

Cada uno lo llevaba a su manera.

Estaban todos emocionados e intrigados, pero al verdad, ver a un tio ahí, de cuerpo presente se le quitaban a una las ganas de investigar nada. Incluso Emiko hizo ademan de irse, ya que - Esto nos viene muy grande, chicos- dije seguramente en voz alta, vocalizando lo que alguno mas pensaba.

Y eso que el beso en la mejilla de Lex me dejo un poco flipando en las nubes.

- Hola!?- Dije por el teléfono de Lex cuando me lo dio para llamar a alguien.- ¿Policía? Si soy...soy... Anne Steinbrenner... si. Si, claro. Steinbrenner. Mi madre es... Si claro... espero. - Miré al cadáver de reojo oyendo como decían que si tenia desgarros o mordiscos o...- Si! Sigo aquí, perdone. Emm... estamos en el museo y aquí hay un señor muerto o... si, bueno, no, no le he tomado el pulso pero... pues un señor! No se, no le conozco! ¿Si está muerto como le voy a preguntar su nombre? Esta vestido de pirata y... ¿como? Oiga! No, no es una broma! - Miré al resto como pensando que me había tocado la tonta de la comercial de Jazztel.

-Le repito que hay un señor... Yo no estoy gritando!! Estoy calmada!-No lo estaba.- Oiga, me da igual lo que piense, mis amigos y yo hemos encontrado a un señor aquí tirado... ¿Quien? Los Goonies, por supuesto! ¿Oiga? Oiga?-

Y entonces, algo heló mis huesos, mi sangre, mi coleta rubia y hasta las gafas.

Al principio era un sonido. Como el de una trompeta bajo el agua. Al principio pensé que podía ser el estómago de Cal. Después el sonido fue mas alto. Y Luego Scott hizo mención a un pájaro y no se porqué me imaginé al correcaminos atropellado por el cohete del coyote. Un sonido como cuando tu abuelo hace gárgaras en un dia que está constipado.

Pero no.

Delante nuestra apareció un bicho inimaginable. - Em...c-creo que tengo... que... colgar...- Balbuceé - U-un bicho viene a verme...- Y no era una película. - Vámonos..YA! -Grité dejando caer el móvil de Lex al suelo.

*Vi que Lex estaba paralizada, así que, la cogí de una mano y tiré de ella para que no se quedara atrás.

Aquel extraño animal, mitad real mitad... lo que fuese, era aterrador, aunque su chillido lo hacía todavía peor. Emiko apenas tuvo tiempo de sorprenderse o asustarse, porque se vio obligada a agacharse para lograr esquivar su vuelo. Visto lo que le había hecho al pirata, porque seguro que lo había matado aquel ser, no era cuestión de quedarse allí a ver lo que sucedía.

¡Qué vamos a hacer! -gritó Emiko -. ¡Tenemos que irnos de aquí!

La aparición de aquella bestia extraña hizo que el grupo se olvidase completamente del asunto de la puerta y el robo. Era mucho más urgente esquivar sus ataques. El animal efectuó un vuelo rasante con las garras extendidas, intentando darle a algo, lo que fuera. Sus movimientos eran más de planeo que de vuelo, y parecía tener problemas, debido a la estrechez del lugar.

Scott se movió rápido, pero Lex se quedó totalmente paralizada ante la visión de aquella bestia. Al verla, Patrick le gritó para que reaccionara, aunque fue Anne quién logró quitarla de en medio, empujándola hacia el suelo. Emiko estaba confundida, pero no tanto como para no saber que había que salir de allí, gritando lo que todos ya sabían. Había que salir de allí.

Mientras tanto, el animal terminó por aterrizar en el suelo, taponando el camino por donde habían venido, dejando únicamente libre el pasillo inexplorado del lado opuesto. 

No podía creerlo. Aquello no era un jabalí, ni un oso. Ese ser... ¿qué diablos era? Tenía unas enormes alas, similares a las de un murciélago, aunque en su cabeza tenía antenas como las de un insecto, y su hocico era alargado, como el de un reptil o mamífero. Sus brazos me recordaban a las patas de los saltamontes y el cuerpo se asemejaba al de una hormiga. Nunca había visto una criatura como aquella y ni siquiera tenía un nombre para describirla.

-¡Oztiáz! -exclamé, observándolo boquiabierto.

Durante mi vida, había jugado a cientos de videojuegos en los que matar a monstruos de aspecto siniestro era el pan de cada día. Pero aquello no era un videojuego, sino la vida real. Permanecí paralizado de terror, mirando a aquella criatura, que no parecía tener muy buenas intenciones.

Sólo les quedaba una opción. Liarse a palos con aquel bicho iba a ser contraproducente. Por cara golpetazo que lograsen asestarle, si es que lo conseguían, aquel bicho les devolvería un mordisco o un zarpazo. Además, con aquella espada romas, poco daño iban a causarle a aquella bestia. Correr era la solución y la dirección que debían tomar era sólo una, el pasillo inexplorado.

Scott se guardó la espada de atrezzo en un lado de pantalón, introduciéndola entre a través de su cinturón. Sí, era una espada de mentirijillas, pero al fin y al cabo era un objeto contundente que podría necesitar en algún momento dado. O puede que no, pero con ella se sentía algo más seguro, aunque tampoco demasiado. 

Siguiendo su instinto, emprendió la carrera en dirección al único punto hacia el que podía escapar. No obstante, no había dado ni dos pasos cuando se percató de que Caleb se había quedado paralizado y a merced de la bestia. No le conocía de nada, podía ser que ni tan sólo hubiera cruzado dos palabras seguidas con ese chico, pero no podía dejarlo allí tirado. Su consciencia se lo haría pagar más adelante.

Regresó tras sus pasos y agarró del brazo a Caleb tirando de él. Tenían que salir todos de allí y cuanto antes mejor. Sólo esperaba que tirar de aquel ceceante chico, no fuera una carga demasiado pesada y que la bestia acabara por darles caza a ambos.

- ¡Vamos tío, espabila! - Le gritó a Caleb.

Volví en mí al percatarme de que Scott me había agarrado del brazo, haciéndome reaccionar al momento. No, no podía rendirme. Probablemente si ese monstruo me atrapaba y me devoraba, estuviera suficientemente alimentado para toda la semana, pero no iba a dejar que me agarrase tan fácil.

-¡Mierda puta, que viene! ¡Chicoz, no dejéiz que oz pille eza mozca cojonera! ¡Corred! -exclamé, echando a correr de inmediato, sin separarme ni un instante de Scott.

El hijo de Bocazas había conseguido salvarme la vida. Estaba seguro de que, de no ser por él, ahora estaría sirviendo de cena a aquel monstruo. Quería darle las gracias por lo que había hecho, aunque en esos instantes solo podía pensar en hacer una cosa: mover lo suficiente mis cortas y regordetas piernas para alejarme de aquella criatura alada lo más rápido que pudiera.

Confirmado completamente. El tío aquel vestido de pirata estaba muerto y bien muerto ya que estábamos viendo, por lo menos Lex, Patrick y yo, que su cuerpo estaba cubierto de mordiscos, incluso me sorprendió ver el arañazo que indicaba Lex. Y para colmo estaba completamente empapado, como si acabara de salir del agua o... Mis ojos se desviaron al cuadro del faro y una tontería fue arraigando en mi cabeza, la cual moví negando tal estupidez, pero estaba claro que no iba a ser yo la única que tuviera ideas descabelladas pues su pensamiento fue puesto en palabras por boca de Patrick.

—Había alguien en el faro —volví a repetir igual que cuando hicimos la visita—. Quizás era este pirata... ¿Por qué no iba...?

La frase quedó sin terminar ya que me quedé completamente muda al escuchar aquel espeluznante sonido que me recordó a las películas de monstruos que a veces veía con mi padre. El problema residía en que aquel grito, o aullido, o chirrido, o lo que fuese había sido demasiado real.

Me agrupé junto al resto a tiempo de ver aquel bicho enorme, monstruoso, que venía hacia nosotros volando dispuesto a atacarnos. No sé cómo fui capaz de reaccionar pero de repente me vi esquivando al bicho, buscando algún sitio por el que poder escapar y oyendo las voces del resto que parecían haber echado a correr hacia una parte del museo que no me sonaba de nada.

Me dispuse a seguirlos, a correr como nunca antes lo había hecho, pero no contaba con mi torpeza habitual y, bien porque estaba viendo al monstruo volador venir hacia mí, bien porque había demasiados objetos esparcidos por la sala, o bien por lo que fuera, perdí los nervios y en lugar de verme saliendo escopetada de allí lo único que pude sentir fue el batacazo que me di al caer al suelo por culpa del traspiés que pegué chocando con no sabía el qué.

En ese momento el pánico se apoderó por completo de mí.

Aquel bicho nos había cerrado la salida por la que habíamos venido, así sólo nos quedaba huir por el otro extremo, otro pasillo que no teníamos de ni idea de a dónde nos conducía, pero mejor que enfrentarnos a ese mostruo tenía que ser. Anne por suerte consiguió apartar a Lex del ataque y Caleb parecía responder del mismo modo espabilando-¡Vayamos por allí, es la única salida!-grité mirando a todos para que me hiciesen caso.

-Vamos Lex, mueve el culo-me acerqué hasta ella mientras se incorporaba con ayuda de Anne-O nos piramos de aquí o ese bicho nos come-dijé con urgencia y un poco de miedo, no iba a negarlo.

Todos fuisteis lanzandoos en tromba hacia el pasillo, uno detrás de otro, algunos tirando de los demás y esquivando como podíais a aquel bicharraco de aspecto horrible que os había convertido en simples presas. Al fondo, divisasteis una puerta que rezabais porque no estuviese cerrada con llave. Cuando el primero de vosotros, Caleb, llegó hasta ella y probó a abrirla, no pudo evitar emitir un suspiro de alivio al comprobar que podía hacerlo sin problemas.

Y al mirar hacia atrás, vio cómo iban llegando Scott, Patrick, Anne, Lex, e incluso Emiko, que parecía no saber correr... pero no a Sarah, que para vuestro horror, tropezó en el último momento, cayendo al suelo y quedando así al alcance de la criatura.

Se supone que si te pones a tiro, el bicho te prestará atención a ti en lugar de a ella, pero claro, eso significa que serás tú quien tengas que esquivar su ataque. Si quieres tirar de ella, tendrías que usar Fuerza, pero si fallas, ambas quedaríais expuestas. Tú eliges.