Partida Rol por web

El profesor se acercó al saliente y comprobó que podía llegar sin problemas. Mirando hacia abajo todo el rato, colocó el pie en el extremo del nido, procurando no resbalar, mientras se agarraba al saliente, para a continuación dar un pequeño salto y cogerse con fuerza a él. 

No parecía tan complicado.

-Bueno, esto tampoco parece muy difíciiiiiiil -dijo, cuando de repente se le fue ligeramente el pie y tuvo que agarrarse con rapidez para no caer -. Uffff. Retiro lo dicho. Hay que ir con mucho cuidado. Vamos, Anne. Estoy aquí para cogerte.

- Vaya potra... - Dijo Scott boquiabierto. - No lo digo por tu descubrimiento sino, por la suerte que he tenido de que quedaras atrapado conmigo. No lo hubiera conseguido en la vida... - Scott resopló. - ¿Cómo es que sabes latín? ¿Estudias esa mierda en el colegio? Aunque pensándolo bien... esa mierda nos ha salvado la vida... - Sonrió.

Seguía preocupada por Anne y el profesor, sobre todo por la primera, pero sentir la mano de su primo sosteniendo la suya suponía un gran alivio para la joven Walsh, que si perdiera a su primo no sabría que hacer. Adoras a sus padres, sí, pero junto a su hermano Jason, Patrick era lo más importante que tenía en su vida. Aunque debía reconocer que sentía un gran dolor en el pecho al rememorar como aquel monstruo alado se llevaba a su amiga.

Cuando quiso darse cuenta habían avanzado hasta llegar a una nueva sala, fue en ese momento que el sonido de la roca llamo su atención viendo horrorizada como separaban al grupo dejando a Caleb y Scott encerrados. Todos se agolparon frente a la entrada tratando de averiguar como sacarlos de allí.

-¡Caleb! ¡Caleb! ¿¡estas bien!? ¿¡Scott!? ¿¡Scott!? - gritó con todas sus fuerzas golpeando la piedra - ¿¡Podéis oírnos!?¿¡Que pasa ahí!?

Pronto la voz de ambos les indicaba lo que estaba pasando, Scott les dios aquellas letras e inmediatamente calló en la cuenta que debía tratarse de latín. Patrick y ella lo usaban a menudo en sus búsquedas del tesoro, pisas o puzzles a resolver en forma de anagramas

-¡tiene que ser una palabra en latín! - gritó en respuesta y, tras cruzar una mirada con Patrick, saco su cuaderno del interior de la chaqueta y apunto las letras que su amigo le había dado tratando de dar con una combinación que tuviera sentido,.

Su conocimiento del latín era muy limitado y casi siempre tenía un diccionario al lado para buscar las palabras pero esperaba poder reconocer algo que pudiera sacarlos de allí

Caleb presionó cada piedra en el orden que parecía ser el correcto, porque ninguna de ellas regresó a su posición original. Cuando lo hizo con la última, él y Scott miraron la puerta, esperando que esta se moviese... pero no sucedió nada. Las puertas seguían bloqueadas... y el techo continuaba descendiendo.

- La fuerza se adquiere caminando... - Repitió en un susurro Scott.

El joven fue hasta la pared que se había cerrado a sus espaldas y caminó decidido hacia la pared que le cerraba el paso tratando de empujarla con fuerza. ¿Eso concordaba con aquella frasecilla, no?

Miré el huevo entre mis manos de reojo.

¿Por qué? Si funcionó en Jurassic Park! Aunque la versión del profesor sobre los instintos bichejiles me abrieron la mente a una posibilidad mas nefasta.

- Si, bueno, lo dejaré aquí ...de momento.-Y sin embargo, la idea de des-escalar no pareció tan buena. Sobre todo viendo al Profesor lo poco hábil que era.

De momento me agarré al saliente bien. No mires abajo, Anne, no mires abajo!!

-¡Ahora mizmo te ayudo, Zcott! -exclamé, echando a correr en dirección a mi compañero.

Colocando mis manos sobre la pared que cerraba el paso, procedí a empujar junto a Scott, haciendo acopio de todas mis fuerzas para tratar de arrastrarla lo suficiente como para que pudiéramos salir de aquella trampa mortal.

-¡No te preocupez, Zcott! Ya descubrimoz el enigma. Ahora zolo noz queda empujar eza maldita pared -indiqué, mientras hacía fuerza para empujar la pared de roca.

A pesar del esfuerzo que poníais, la piedra no se movía, y el techo continuaba bajando incesante. Tenía que haber alguna forma de abrir aquellas puertas, pero ellos no eran capaces.

- ¡Maldita sea! - Gruñó Scott. - ¡Soy un flojeras!  ¡Esta pared no va a ceder por mucho que empujemos! 

Scott estaba preocupado, pero preocupado de verdad. El techo estaba ya muy cerca de sus cabezas y no se detenía de ninguna de las formas. Morir aplastado no era su idea idílica de vivir una aventura, pero en ese momento y tras resolver el enigma, todo hacía indicar que ese iba a ser su destino final. ¿Por qué no se había detenido  el  techo? Habían seguido las indicaciones a la perfección. ¿No era así? 

- ¡Tiene que haber algo! - Inmediatamente Scott se puso a mirar a su alrededor. - Un palanca, un interruptor... ¡Algo!

-¡Maldita zea! ¡Ezto no funciona! -exclamé, dejándome caer en el suelo, agotado-. ¿Creez que pueda haber algún interruptor o palanca? No zé zi Willy el Tuero zería tan piadozo...

Intenté percibir algo a mi alrededor, pero nunca había tenido la vista como Ojo de Halcón, por lo que no pude ver nada a mi alrededor.

-Zcott, tú mira zi hay algo que podamoz uzar -le dije a mi compañero, volviendo a apoyarme en la pared-. Yo voy a zeguir intentando mover ezta pared. Quizá zi hago un poco máz de fuerza...

Apoyando ambas manos sobre la pared de piedra, comencé intentar empujarla desde el otro lado, haciendo acopio de todas mis fuerzas. Si no funcionaba, pronto nos convertiríamos en hamburguesas.

Scott no veía una mierda. Pero igual la fuerza bruta podía servir en ese caso. Era la única opción cuando la intuición, la inteligencia y la observación fallaban. Así que sin dudarlo una sola vez, Scott corrió junto a Caleb tratando de empujar con todas sus fuerzas aquella maldita pared de roca maciza.

- ¡Vamos Caleb! - Dijo el joven haciendo toda la fuerza que era capaz de implementar. - ¡Empuja, empuja!