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Los Jinetes de Ferris [KDD2018]

Crónica de la partida (19-5-2018)

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24/07/2018, 23:53
Director

Habían logrado sacar al Coronel Ferris del tren Sequoyah Star. Ahora tocaba coger los caballos y huir del lugar con el resto de los jinetes que habían llegado al lugar. Con más o menos fortuna, cada uno cogió una montura. El caballo del más veterano del grupo, Pappy, se llamaba Fuego. El indio Lobo cabalgaba sobre Rayo, Hoofer tenía a Pesadilla y el caballo de Cagey se llamaba Carbine. Buck tuvo que cambiar una vez hasta quedarse contento con Bright Star.

Buck intercambió unas breves palabras con el Coronel Ferris, no en vano había sido capitán del “Chacal Gris” en el pasado. Entre los jinetes había otro antiguo oficial confederado. Se llamaba Tyler Monroe Coffey. Pero ahora las órdenes las daba otro hombre. Se llamaba Cross, y era el nuevo segundo oficial de Ferris. Era joven y ambicioso, y no tardó en caerles mal a los héroes de Sequoyah Star.

El plan de huida consistía en separarse en varios grupos y así despistar a los Rangers de Texas para luego reunirse en San Clemente, un pequeño pueblo que durante años había sido refugio de la banda. De allí cada uno podía elegir si seguir a Méjico, o coger nuevas identidades que les iba a preparar la agencia CSA. Y cobrar la recompensa por la liberación del Coronel Ferris.

El primer objetivo era seguir con vida y evitar convertirse en objetivo de una búsqueda a nivel federal. La idea de aparecer en carteles de “WANTED” les hizo espolear sus caballos con más ganas. Así los cinco se separaron del resto con la promesa de volver a encontrarse en San Clemente. Ante ellos se abría el terreno llano del territorio Sequoyah, al noreste de Texas. Hicieron una primera parada en una colina que escondía una caja con rifles y munición. Buck y Lobo cogieron un Winchester Carbine, mientras Hoofer y Pappy ahora llevaban un rifle Henry cada uno. Cagey se quedó con un rifle Winchester.

Fue entonces cuando una nube de polvo les alertó.

Se subieron a los caballos y cruzaron el río para seguir la huida. Y comenzó la persecución. Eran cinco o seis rangers de Texas, y pudieron reconocer a uno de ellos, del tren Sequoyhah. La carrera esquivando peligros naturales y sorteando un terreno irregular resultó agotadora para los caballos, pero lograron coger algo de ventaja. Llegaron a una mina abandonada donde encontraron dos cajas de dinamita en una choza que podrían valer aún. La mina propiamente dicha estaba sellada con tablones de madera. Las rompieron para crear una distracción, y siguieron hacia el sur.

El indio del grupo, Lobo, reconoció aquella zona. Era territorio de los indios Shoshone, una tribu que a menudo asaltaba caravanas. Decidieron cruzar el Cañón Sombrío para llegar rápidamente al otro lado, y preparar una emboscada a sus perseguidores, o más bien volar parte del cañón para que no pudiesen seguirles.

Las paredes del cañón eran de arenisca, y había mucho polvo que el perpetuo aire del desfiladero levantaba sin parar. En una encrucijada prepararon una trampa con la dinamita. Pappy y Cagey eran los expertos en demoliciones, pero hubo cierta discrepancia en la cantidad de explosivo que se iba a usar. La cifra variaba entre 12 y 25.

Mientras ellos dos debatían sobre el tema, Hoofer trataba de tranquilizar los caballos. Encendieron la mecha, y hubo una explosión justo cuando entraron los perseguidores en el cañón. Entre el humo, vieron a un ranger moviendo las piedras que se habían derrumbado. Hoofer y Pappy les dispararon, y fue Pappy quien le dio en el cuello al ranger.

Salieron del cañón y continuaron el viaje hasta San Clemente. Hallaron el pequeño pueblo arrasado. Muertos por doquier, la iglesia quemada. No parecía el resultado de una lucha. El pueblo no se había podido defender. Encontraron al Coronel Ferris aislado de todos, mirando una bandera confederada.

Se acercaron, y le vieron con la mirada perdida. Les habló de la guerra por venir. Y del plan que tenía el capitán Cross. La masacre de San Clemente fue cosa suya. Ferris llegó más tarde. Fue entonces cuando Buck decidió encararse con Cross. –Te voy a dar la oportunidad que tú no diste a esta gente, le dijo desafiándole a un duelo.

Desenfundaron, y Cross fue más rápido. Disparó el pequeño cañón de escopeta de su Lehmat casi a bocajarro. Buck tuvo una suerte enorme y siguió vivo después del impacto de más de una docena de perdigones. Ambos siguieron disparando sus armas con mucha rabia, pero con escasa puntería. En un momento dado, Cagey intervino para salvar a su capitán Buck. Le disparó a Cross cuando iba a rematar a Buck. Hoofer y Lobo llegaron con Ferris, quien ordenó a los dos a parar aquella locura. -¡BASTA YA!, gritó varias veces. Pero no le hicieron caso.

Para evitar que los soldados de Ferris matasen a Buck, el veterano oficial Coffey se abalanzó para sujetarlo. Lo apresaron a él y a los demás del grupo, y los encerraron en una pequeña celda.

De noche, Coffey se acercó y les habló del pasado de Ferris. Veía una única oportunidad para salvarse. Aceptar la misión de buscar al enemigo mortal del Coronel Ferris. Se llamaba Ortega, y había matado al hijo de Ferris, igual que había hecho Ferris con el hijo de aquel mejicano. La disputa entre ambos venía de lejos, y se sospechaba que la detención de Ferris fue cosa de Ortega. Se le había visto por la región de la frontera en el Oeste conocida como “la Caldera del Diablo”.

Según Coffey, lo que buscaba Ferris ahora era venganza. Nada más le importaba. En medio de la guerra que estaba a punto de desatar contra la Unión, el grupo podía el aceptar la misión de encontrar a Ortega. Coffey iba a hablar con Ferris para convencerle.

En realidad, tenían pocas opciones. Así que cuando Coffey apareció con las llaves de la celda para sacarlos de allí, aceptaron y agarraron sus armas y pertenencias y desaparecieron en la noche.

Coffey les acompañó, y cuando llevaban ya varias horas cabalgando, les dijo que en realidad no había hablado con Ferris. Así que ahora les buscaban los Rangers… y el resto de los jinetes de Ferris.