Partida Rol por web

Antes de que el inteligente Gor diera a penas unos pasos hacia donde pensaba, aparece la bella (¿es una chica, no?) Zebiya a toda leche, lo agarra y éste intenta no caer mientras ella corre y lo arrastra hasta la grieta dispuesta a saltar con él.

-¡Voy de ezpaldaz! ¡Deja que me dé la vuelta al menooozz! -Como además de inteligentísimo es muy ágil, se gira poco antes de llegar a la grieta para encararla de frente y poder saltar con la velocidad que llevaba.

-¡¡ALLÁAAAA VOOOOYYYYYYY!! -No puede evitar poner cara de pánico. Traga un bolo de saliva y mira hacia adelante. ¡Lo va a conseguir!

Efectivamente, llega al otro extremo. Aterriza dando tumbos por el suelo y levantando una nube de polvo. Al final termina la escena arrastrando arrodillado con el cuchillo entre los brazos, cual estrella de rock con su guitarra en un escenario.

-¡Oh, yeah! ¡Zoy el mejod! ¡Ladga vida al Dey Todg! -Mira hacia atrás a ver como aterrizan sus compañeros. 

La temeridad se reflejaba en los ojos de Zebiya.

- ¡¡¡POD EL GEEEEEYYYYY!!!

Salta. El tiempo parece congelarse. Vangelis comienza a sonar de fondo, sin embargo, algo falla y la sonrisa triunfal se desvanece a la velocidad del rayo.

-¡Me la voy a dar! ¡Me la voy a dar!-Gritaba Haskell en mitad del aire imaginándose el resultado.- ¡Qué sea lo que el dios Vor quiera!

Los Kobolds se lanzan a saltar la gran grieta, pero no es una tarea fácil, nadie sabe el por qué no utilizaron el puente que de haber buscado bien habrían encontrado. Solo sobrevive Gor, que salta ágilmente y va al otro lado. Los demás caen al inframundo, lugar del que nunca volverán.

-¡Yeeaah! ¿Lo habéiz vizto?...  ¿Chicoz?... ¿Chiiicooozz?

Gor se levanta dejando atrás en el tiempo la posturita de rock star y se gira para mirar la grieta. Cuando se disuelve todo el polvo levantado, descubre que está sólo. 

Da dos o tres zancadas despacio, mirando a un lado y a otro. 

-¿Dóonde eztáaiiizz? Tenemoz que idnoooz... -Nadie responde. Se asoma al precipicio y ve a lo lejos, en la profundidad, desaparecer del todo a lo que parece ser Haskell. Da un salto de sorpresa hacia atrás.

-¡Oh! ¡No han pazado! ¡Maldita zea, lez dije que cogiédamos el ádbol, que hadíamoz un puente!... Bueno, el Dey Todg, ¡ladga vida al dey Todg!, confió en mí. No voy a defdaudadlo. Continuadé yo zolo hazta que vengan máz kóboldz.  

Comienza a andar dando grandes zancadas y con la cabeza muy alta hacia el poblado más cercano.

Un canijo kobold pero con una gran panza aparece detrás de Gor.

-¡Hola! ¿Qué eztaz midando?

Zeyo se asoma al barranco y ve el cuerpo de los otros tres kobolds.

-Uhhh... Ezoz creo que ya no ze levantan... He ezcuchado que tenéis una mizión del el dey Todg. ¡Alabado zea el dey Todg! Bueno... tienez... ¿Puedo id? 

Y el pequeño kobold junta las manos para suplicar a Gor.

-¡Un gdan Kobold nunca zuplica! Zi quiedez zedlo, como yo, eza ez tu pdimeda lección. 

Hace un gesto con el cuchillo en ristre, moviéndolo hacia adelante como si de un general se tratase, indicando a sus tropas que ataquen al enemigo. 

-¡Adelante, pod Todg, ladga vida al Dey Todg!, ¡Azaltemoz eze pueblo sin demoda! 

Antes de que comenzara a dar un paso, la pequeña nube de moscas, que ha atravesado la grieta, regresa a orbitar alrededor del maloliente Gor. 

De pronto un gran kobold que os inspira mas desconfianza que otra cosa s acerca con paso seguro de entre la maleza, parece que observa todo a su alrededor hasta que clava la mirada en vosotros.

- ¿Se puede saber que carajos os pasa en la boca? ¿Y todo ese ruido de antes?

Cuando parece que vais a contestarle os chista.

- ¡Tchsss! Pueden haber humanos... me llamo Pom, Jaimito Pom, agente al servicio de su majestad, el Gran Rey Torg, larga vida al Rey Torg.

Un kobold se acerca al resto con cara de despistado.
-¿Qué pazó? He ezcuzado ruidoz por la grietaz. ¿Han habido zuizidioz? -se hurga la nariz con un dedo-. ¿Donde vaiz?

-¡Qué bien, cuántoz zomoz! Vamoz a buzcad al bebé humano máz feo que exzizta, ¿Te vienez? -Le dice al nuevo.

Se gira para mirar a Pom... Jaimito Pom. 

-A nozotroz no noz paza nada en la boca. Ez a tí, que hablaz muy fizno. -Cuando Pom le manda callar, Gor baja la voz agachándose un poco, aunque no hay humanos ni de lejos. -¿De veddad edez del zedvicio zecdeto? 

Las moscas zumban a su alrededor. 

-¿El bebé maz feo? ¿Pod qué y cómo penzáiz hazedlo? Eztá bien, idé.

-¿Que pod qué?... ¿¿Qué pod qué?? -Se rasca la cabeza bajo el gorro de cocinero durante unos segundos. Pensativo, con cara de pánfilo. -Puueezz... No lo zé. Podque azí lo quiede el dey Torg, ladga vida al dey Todg.

-¡No pdeguntez tanto o te metedáz en líoz! ¡Vayamoz!

El kobold no espia se desliza presuroso entre los matorrales.

- ¡Vamos chicos, el Rey Torg, larga vida al Rey Torg, desea ese bebe y hemos de conseguirlo!

Tras unos largas horas de caminata vislumbráis un pueblo. Hay un cartelito con unas extrañas palabras que no sabéis qué carajo significan, habría que estudiarlas a fondo.

Al fondo del pueblo, algo apartado, un castillo enooorme sobresale por las pocas casas que hay allí. Vosotros veis una plaza central, vacía, con un mimo haciendo gestos y de vez en cuando llorando, porque nadie le da bebés, o eso suponéis, ya que ¡No hay nada más delicioso que un bebé!

Alrededor de la plaza se aglutinan las únicas casas que componen el pueblo, unas 5, o 6, no sé, no sabéis contar.

Al lado del mimo hay una fuente llena de agua.