Estás en tu carro, y ves a varios personajes que entran y salen del herrero y del flechero. Mientras estás limpiando para dar sitio.
Como de Soledad a Hibernalia hay mucho trayecto había pensado en usar tu carro para llevarlos. Eso si quieren...
Muy bien aunque creo que tus precios no son para mis bolsillos, le digo un tanto molesto, tendrás tus 100 septims en poco tiempo.
Salgo de la tienda y me dirijo donde creo que terminaremos todos tras nuestras compras "en la taberna de la ciudad".
Apúntate el collar en el equipo y restate los septims.
Miro la escena, me acerco a el khajith y le doy una suave palmada en el hombro. -Buenas tardes caballero, veo que no tiene armaduras ligeras...querría las botas de piel hechizadas, y la espada de acero, vengo en nombre del jarl, el cual a prometido pagar todo lo que necesite, ademas, si no le importa, querría que me día donde puedo comprar bastones de magia, y a poder ser túnicas encantadas, ya que veo que por aquí no tiene... Miro al khajit, creo que este es uno de los que va a por los pergaminos...creo que debería unirme a el. -En cuanto a ti, no culpes al vendedor de que, sus materiales sean tan buenos que la gente se los quite de las manos,e oído que tenemos un objetivo en común, y me gustaría unir fuerzas contigo, y con los demás que tienen el mismo objetivo, a cambio, podría comprar caballos para todos, o mejor un carro ya que, habrá mas espacio y podremos dormir en él,siendo realistas, soy un mago, y si voy solo quizás no dure mucho, y si voy contigo, podre ayudarte,¿que me dices, hay trato?
Vi como un Kajith discutía con el herrero. Recordaba que estaba con el grupo de antes y me acerque a él:
-Buenas amigo ¿Qué te pasa? El viejo herrero esta ya algo duro de oído, ten paciencia que es un buen hombre.
Vi pasar por mi lado la figura encapuchada que estaba con el grupo al principio… me infundía un poco de respeto… por no decir miedo.
Los magos y hechiceros nunca me han gustado demasiado. Son fuertes aliados pero suelen estar algo tocados de la cabeza.
Según pensaba eso note algo en la espalda, me di la vuelta y vi acercarse a un Altmer… genial otro mago.
Vale.. ¡tranquilo!..., aspiro aire para después expulsarlo suavemente. ¿..?. Ahora que recuerdo, debo, antes de aventurarme por ahí fuera, comprar alguna que otra poción mágica si si. Toqueteo mi cuerpo en busca de algún tipo de bulto. Mm..., no se que hice con las dos últimas que compre no no... Alzo mi cabeza y miro hacia el frente, a lo lejos puedo vislumbrar una especie de cartel, hago un esfuerzo por leerlo, pues las letras que hay escritas en el son algo pequeñas.
Perfumes de Angeline. Mmm... ¿venderán quizás pociones allí?.
Ya, con mi mente algo más relajada, cuelgo mi nueva espada en el cordón de mi cintura y me alejo del herrero hacia el sur asta llegar a Perfumes de Angeline.
Cuando entras ves a dos damiselas sentadas en sillas. Una se levanta y se te acerca. - Buenos días amigo mi nombre es Angeline ¿en que puedo ayudarle?
Están a la vista las pociones mágicas? si es así en que parte :)
Todo lo que tiene en la descripción está en una vitrina.
No me fijo demasiado en los individuos de la herrería. Aún estoy atribulado por los recientes acontecimientos. Jugueteando con la bolsa de oro en mi bolsillo no dejo de preguntarme que quería decir el misterioso bretón.
Aparto la mirada del suelo para mirar a los ojos de Angeline. Ayay... Esta vez intentaré no hablar...
Me acerco lentamente hacia Angeline, casi como una sombra... como si estuviese levitando, pues mi vieja y larga túnica lograba tapar mis pies y por tanto, daba esa la impresión.
Al estar ya muy cerca de Angeline, giro para ambos lados mi cabeza; Para mi sorpresa puedo ver, en una vitrina, alguna que otra poción de magia. Nuevamente, deposito mi mirada en los ojos de Angeline.
Alzo mi brazo casi como si me pesara y sin apartar un solo instante mi mirada de los ojos de la dependienta, señalo con mi dedo indice una de las pociones mágicas de la vitrina. El contenido de esta es azul.
Levanto mi otro brazo para sacar mi mano estando esta escondida en mi manga. De mi mano levanto dos dedos indicando así el número de pociones que quiero comprar...
Necesito pociones de magia; Espero no asustar a la dependienta...
Aquello era raro, un hombre o mujer encapuchado hasta los tobillos estaba en mi comercio. - ¿Así que quiere dos pociones de magia? De qué tipo ¿las normales o las abundantes? - Le pregunté mirándole a ver si veo algo dentro de la capucha.
- Bien aquí tiene. - Le dije mientras le entregaba las botas y la espada de acero. - Respecto a las túnicas y bastones aquí en Soledad me temo que no hay. Tendrá que buscar en otra ciudad. - Le contesté con una sonrisa. Sabía que ese sería mi negocio del día, podía poner el precio de quiera.
Apúntate las botas y la espada de acero en tu inventario.
Carraspeo durante un breve periodo de tiempo (20 segundos) para sí poder aclarar mi voz.
Normales... Digo esta vez algo más relajado, con un tono de voz agudo y con eco, como de ultratumba, parecido al grito de un fantasma...
Es extraño, pero ahora no me siento tan nervioso como antes estaba, podría decirse que me ha salido el mismo tono de voz que mi difunta maestra, verdish, utilizaba en el hablar. ¿Porqué podrá ser?.
Miro al herrero y luego las diferentes dagas ignorando los comentarios de mi compañero y la nueva desconocida.
---Me llevaré una Daga de hierro de ascuas y otra de acero- digo mientras la señalo luego, me giro hacia la desconocida y me quito la capucha desvelando mis rasgos albinos y la miro con mis ojos rojos.- Nadie te ha dado vela en esta discusión, no sé de que objetivo hablas, voy de camino a ver al archimago para discutir acerca de algunos pergaminos, nada mas.
Sin embargo, mi expresión dice todo lo contrario, aunque de manera muy sutil.
- Perfecto pues, serán 180 septims. - Le dije mientras le entregaba ambas armas.
Apuntate las dos armas y te restas los septims.
- Bien pues, aquí tienes. - Y le di las pociones normales. - Serán 150 septims.
-O, una verdadera pena, estaba dispusto a pagarte el equipo, en fin, yo tambien busco ciertos pergaminos, pero, si no crees que ese sea un objetivo en comun, nuestros caminos se separan, en fin, me voy. me encamino hacia la puerta.
Después de guardar las dos pociones de magia, saco mi bolsa de dinero para dar 150 septims a la dependienta, posteriormente salgo de la tienda.
Apuntatelo en el inventario.
Tengo sed... ¿Donde estará la taberna por aquí?, esta cabeza mía... seguro que ya la había visto antes pero no me acuerdo por donde estaba... ¡Ahh!, ¡si si, ya me acuerdo!. Doy un chasquido con los dedos mientras río levemente.
Sin más demora me dirijo a paso ligero hacia la taberna, midiendo bien mis pasos pues, el reciente tropezón que tuve anteriormente estaba todavía en mi pensamiento...
joder, luego a luego valen más las pociones que todo lo que he comprado hasta ahora junto xD