Partida Rol por web

Los Monjes de la Nada

9 - Cuando la oscuridad acecha

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25/03/2008, 13:38
Nhadia Demialt

Tras escuchar la decisión del capitán, Nhadia recogió todos los víveres de la cabaña que aún estaban en condiciones de ser consumidos y salió al exterior, una vez allí desataósu yegua y volvió a montarla sin decir ni una sola palabra, ¿a caso serviría de algo? estaba demostrado que no, órdenes eran órdenes y no se podía discutir con aquél estúpido tozudo.

Entrar en Conira no era una idea que le agradase en exceso... un poblado era lo primero que atacaría cualquier ejército que se preciase, y el plan de De Valin se limitaba a meterse en la boca del lobo y cerrar los portones para aguardar como ratas enjauladas a que viniesen a por ellos.

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25/03/2008, 17:23
Dammeryn

Dammeryn asintió y cumplió la orden, poniendo su corcel a la izquierda del de Ayron. Su posición permitía aprovechar el escudo para la defensa, aunque su espada quedara relativamente trabada por la presencia del caballero. En estas circunstancias, un buen escudo parecía más apropiado que una hoja afilada. Quizá porque no le hacía gracia matar hombres que fueron buenos y sencillos, tuvieran o no tuvieran ya alma...quizá porque no solo luchaban por ellos, que eran guerreros, sino por los compañeros que no lo eran y que aún así se arriesgaban a seguir su camino.

Notas de juego

Al fin tengo interpeich en casa, reDios!!!!

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25/03/2008, 17:43
Illianna Sondrent

Aún turbada por las palabras que acababa de intercambiar con el Sacerdote, Illianna recibió con alivio la llegada de Ayron, y sus noticias. Se separó de ellos cuando vió que los dos amigos querían conversar a solas.

Pero no hubo mucho tiempo para ello.
DeValin puso rápidamente en órdenes los pensamientos de Melegat, y mandó emprender el descenso, situando a cada uno de modo preciso.

Ella se situó en silencio en el grupo de retaguardia, acariciando a su caballo, que estaba nervioso al ser montado de nuevo. Todos a su alrededor hacían más o menos lo mismo, Dammeryn se colocó al lado de Ayron, Brúnil se acercó a Melegat al trote, y la muchacha rebelde, Alexandra, en silencio también, salió de la cabaña con un hato de comida y se situó cerca de ella, con un mohín enfurruñado.

Illianna suspiró, estaba cansada, ahíta de tenebrosos pensamientos. Pero cuando con paso lento el grupo empezó la marcha, la vista de Conira ahí abajo, en paz, conservada y tranquila, la alivió.

Por un segundo se giró, y sus ojos se cruzaron con los de Ónemar. Se preguntó si hablar con el Caballero Ayron habría ayudado algo su espíritu atormentado. Supo que el Sacerdote sufría, supo que la negrura inundaba su corazón. Le sonrió...

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25/03/2008, 19:27
Melegat Ansey

El hombretón montó en el caballo que Brúnil le había acercado. Se le notaba entusiasmado, un tanto nervioso por el corto pero intenso trayecto que habrían de realizar con la incertidumbre de si serían emboscados o no.

Varios intentos fallidos para subirse a la grupa de la bestia, pero finalmente y con la ayuda del criador de caballos lo logró, situándose en la parte trasera del grupo, asumiendo el papel de fortachón que se había agenciado sin problemas...al fin y al cabo, sin contar a los que caminaban por la senda de la guerra, él era la fuerza...debía serlo,¿ si no quién protegería a aquélla gente en última instancia?.

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25/03/2008, 20:01
Ayron Derkbal

Giré la cabeza hacia DeValin cuando escuché las órdenes que surgían prontas de su boca, sintiéndome reacio a dejar a Ónemar con aquella pesadumbre que le perturbarba el alma y que se veía reflejada en su mirada - Hablaremos luego - le dije finalmente dejando que mis manos abandonaran sus hombros - pero mientras tanto intenta tener alto el ánimo pensando en el motivo por el que estamos aquí ¿de acuerdo?

Sin esperar su respuesta, pues sentía la urgencia que embargaba al grupo, monté de nuevo en el caballo y me adelanté hasta tomar posesión de la posición de vanguardia, a la cual se unió rápidamente Dammeryn - Está bien, vamos allá - me pronuncié con claridad pero sin alzar demasiado la voz...no terminaba de creerme que el ejército se hubiese marchado de allí tan rápidamente y sin dejar vigilancia a su retaguardia - pero tened cuidado, pues el camino se encuentra en bastante mal estado.

Un ligero toque con los talones y caballo junto con jinete comenzaron el descenso.

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27/03/2008, 10:56
Director

DeValin dio la orden y el grupo descendió la ladera entre la lluvia y el barro. Si fuese posible acostumbrarse a algo así ellos ya deberían estar haciéndolo, mas nadie llega nunca a familiarizarse con compañeros de viaje tan ingratos.

Un nuevo rayo surcó el cielo y se perdió tras una de las cumbres. El terreno que tenían ante sí quedó iluminado unos instantes y luego volvió la oscuridad. Les llevó más de lo que esperaban alcanzar el camino principal, pero finalmente lo lograron sin mayores incidentes que algún resbalón sin importancia.

A su derecha el camino giraba tras un recodo y se perdía hacia el sur, en dirección al Mesón Fronterizo. ¡Que lejos quedaba ya aquella fiesta de compromiso! ¿Dónde estaría en este momento Willer Ansey? ¿Y cómo les habría ido a los que quedaron allí? Eran preguntas sin respuesta que no obstante cruzaron por sus mentes.

A su izquierda el mismo camino conducía a Conira, una imagen bien diferente. Desde su posición lograron ver al fin la empalizada del pueblo y las antorchas encendidas sobre las torres de vigilancia. Ayron encabezó la marcha, Dammeryn cabalgaba a su lado. Detrás, a una cierta distancia el resto de cansados jinetes les seguían.

En tan sólo unos momentos estarían entre amigos y en algún caso incluso entre sus familiares. El fuego de una chimenea, la calidez del hogar, ropa seca, comida caliente y sobre todo ver la sonrisa en los rostros de sus allegados. Eso anhelaban.

Sin embargo recibieron algo muy diferente.

Una flecha pasó surcando el aire a muy corta distancia del rostro de Ayron, quien incluso pudo sentir su zumbido cuando el endiablado objeto cruzó ante él. Una segunda se clavó en el escudo de Dammeryn a su lado. Los caballos se asustaron y perdieron el rumbo nerviosos.

Un rápido vistazo les permitió localizar el origen del ataque: de entre la espesura del bosque, aquellos hombres que habían dado por fugados comenzaban a aparecer de nuevo. Algunos portaban arcos, otros armas de mano de todo tipo, la mayoría improvisadas. Se filtraron entre los troncos de los árboles y la maleza como el agua de un río al desbordarse.

Frente a ellos la empalizada de Conira les observaba inmutable mientras el enemigo se les echaba encima.

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27/03/2008, 12:02
Ayron Derkbal

¡EMBOSCADA! – grité al tiempo que tiraba de las riendas para intentar controlar al caballo, que amenazaba con desbocarse – ¡Corred! ¡Hacia la empalizada!

Miré en todas direcciones intentando evaluar la situación, buscando la mejor opción que pudiese permitirnos salir de allí con vida, y a ser posible ilesos.....¿daría tiempo si todos galopábamos hacia la empalizada? ¿Deron habría conseguido aclarar las cosas para que nos dejaran pasar?

Si algo fallaba y no nos admitían en el interior de Conira, nos encontraríamos atrapados, en incluso puede que recibiéramos un ataque desde ambos lados, pero no existía otra opción que la de intentarlo, así que lo único que había que decidir era si debíamos huir todos o......sí, aquella era la única forma de asegurar que todos tuvieran tiempo para llegar.

¡Cúbreles! – le indiqué a Dammeryn con premura, pues mis manos ya buscaban la espada y el escudo – Os daré todo el tiempo que pueda.

Y en un movimiento que podría resultar suicida, pero que en aquel momento simplemente consideré necesario, apreté os dientes y me lancé, junto a mi montura, contra los hombres que surgían del bosque, intentado sembrar el caos entre ellos para que no pudieran centrar sus ataques en el grupo.....aquella era una cita más con la muerte, pero ¿acudiría ella esta vez?

Notas de juego

Aiyaaaaaaaaa!!!!

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27/03/2008, 13:38
Melegat Ansey

No podía ser cierto...estaban tan cerca de la seguridad de Conira...y de pronto surgieron de los bosques...nadie les había visto antes, creían el camino libre de peligros, pero la realidad era que estaban siendo emboscados.

Ayron cruzó al galope junto a él, le pareció como si el mundo se parase derrepente y las cosas sucediesen más lento de lo normal. El caballero, con su empapada melena rubia danzando al viento a cada paso que daba la montura, desenvainaba su acero mientras gritaba y se lanzaba al combate...intentando dar una oportunidad de salvación al resto.

La duda podía significar la diferencia entre un minero muerto y uno vivo, pero dudó...no pudo ser de otra manera, los acontecimientos se sucedían tan de prisa ahora que era difícil saber cual era el papel de cada uno...¿debía cabalgar junto al valiente caballero para combatir al mal?...no, ahora no, debía proteger al grueso del grupo en una trepidante marcha hacia las empalizadas de Conira, ese era su cometido, y no el de Dammeryn, como Ayron creyó...pues el hombre de la cara cortada sería de más ayuda a Derkbal en el combate de lo que lo podría ser Mélegat.

Miró al resto y espoleó su montura hasta situarse a la cabeza.

-¡¡¡Ya habéis oído, tenemos que irnos ahora!!!

Cruzó junto a Dammeryn y se dirigió brevemente a él.

-¡Yo iré con el resto, tú ayúdale!

No era un capitán, no era un guerrero, pero ahora sólo importaba evitar que el suelo se llenase con los cuerpos sin vida de más gente.

Notas de juego

¡¡¡PEDRUSCOS!!!

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27/03/2008, 17:32
Melton DeValin

-¡NO! ¡ES UNA LOCURA! ¡SON DEMASIADOS Y SÓLO CONSEGUIRAS QUE TE MATEN! - la voz del capitán resonó como el trueno mientras su caballo se aproximaba a toda velocidad hacia el de Ayron -. Habrá más días para poder suicidarte caballero. Ahora regresa a la formación, nos hace falta la ayuda de todos para alcanzar la empalizada. Si realmente quieres cubrirnos permanece conmigo en la retaguardia del grupo. Esperaremos hasta que todos los demás hayan entrado y lucharemos delante de la empalizada si es necesario. Pero no ahí, no en su terreno.

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27/03/2008, 22:10
Nhadia Demialt

Su primer instinto, empuñar su daga, puede que ante las flechas del enemigo no fuera nada, pero a distancia corta resultaba mortal.

Dándole a su yegua la orden de emprender la marcha se puso en cabeza, su intención, abrir camino hasta la empalizada, sin percatarse de que no poseía ningún arma adecuada para ello. A pesar de que por esto se podría ganar una buena reprimenda por parte de De Valin, no se paro a pensar en nada más que en salvar su propia vida, la cual estaba en peligro junto a la de todo el grupo por las ideas de un tozudo que no atendía a razones.

Los ratones habían caído en la trampa, se habían tragado el trozo de queso entero.

Notas de juego

¡¡Maricón el último!! XD

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27/03/2008, 23:17
Illianna Sondrent

Todo cambió en un segundo. La paz, la calma, un espejismo. Roto por el silbido agudo de una flecha, y de muchos más después.

Como si el tiempo se deslizara con una cadencia mucho más lenta que la propia, Illianna percibió imágenes y sonidos, sensaciones encabalgadas, desgranadas a su alrededor como cuentas de un collar roto, desparramándose por el suelo.

El movimiento del cabello dorado de Ayron al girarse casi rozando la flecha, sus ojos negros cruzando el espacio hasta fijarse en el bosque, su caballo espoleado y agitado a punto de emprender el galope hacia el enemigo... la mole conjunta del minero y su caballo, caracoleando, su mata rojiza confundiendo barba y pelo, el vozarrón aullando, ininteligible para ella... DeValin y su rostro desencajado, ordenando de nuevo, azuzando a unos y a otros, cortando la escapada heroica del caballero, sin duda providencialmente... Alexandra, tomando la delantera hacia la empalizada, avanzando a tumba abierta... y ella, sus ojos cruzándose por un segundo con los de Brúnil, éste ya con sus manos en las riendas de su propio caballo, del de ella, tirando y mandándola al galope tras de la mujer, hacia Conira, hacia la empalizada...

Gritó. Y reaccionó. No hizo falta fustigar a Áraen, el inteligente animal tenía tanto instinto de supervivencia como ella misma, y con el paso tan seguro como el enfangado camino le permitió, voló hacia la salvación...

Notas de juego

¡¡¡Anda que no!!!

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28/03/2008, 05:48
Ayron Derkbal

Tire nuevamente de las riendas, con fuerza para detener el galope que acababa de emprender, y aquella reacción no le gustó a la montura, la cual alzó sus pezuñas delanteras hasta colocarse en una posición casi vertical, obligándome a centrar toda mi atención en la necesidad de permanecer en su grupa....aún así, las palabras de DeValin eran claras...¿suicidarme? Aquel hombre no entendía nada, pues tan solo pensaba quedarme el tiempo justo para darles ventaja...pero podía llevar razón, y ser demasiados incluso para aquello.

La escena pareció detenerse en el tiempo, o más bien debería decir realentizarse, pues mientras el caballo volvía a caer hacia delante, recuperando nuevamente su posición más natural, mi mirada se clavó unos segundos en el grupo de atacantes, para luego observar a aquellos que ya habían tomado la dirección de la empalizada....una nueva mirada hacia atrás, hacia donde quedarían los integrantes de la emboscada...y casi con pesar, reaccioné finalmente para volver grupas y cabalgar hacia la empalizada, cerrando el grupo de aquellos que escapaban por su vida.

¡Vamos allá pues! - exclamé mientras emparejaba mi montura junto a la de DeValin....y mi caballo, con un salto hacia delante, comenzó la carrera.

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31/03/2008, 08:40
Director

Los caballos avanzaban al galope entre el aguacero y el barro en una frenética y desesperada carrera por alcanzar la puerta de la empalizada. Todo orden, toda formación había quedado ya desfigurada.

Sobre ellos caía de forma continua una lluvia de flechas procedente del bosque y los atacantes comenzaban a salir de él, como de gigantescos hormigueros, tratando de cortarles el acceso al pueblo.

Se había convertido en una carrera por salvar la vida e iba a estar muy ajustada. Si lograban alcanzar la empalizada antes que el enemigo estarían a salvo, si no...

Toda su atención se centraba en azuzar a los caballos, puesto que poco podían hacer por esquivar las flechas más que confiar en su suerte. Una de ellas alcanzó a Illianna, pero ésta suspiró aliviada al comprobar que tan sólo había atravesado su capa. Otra flecha impactó a uno de los hombres del capitán en el costado, pero logró aferrarse a las riendas y no perder el ritmo. Una tercera alcanzó a Henry Deliambert en la pierna.

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31/03/2008, 08:41
Henry Deliambert

-¡AAARRGGH!!... Maldita sea!... ¡AAGGHH! - milagrosamente el erudito consiguió enlazar las riendas en uno de sus brazos y se mantuvo sujeto al caballo.

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31/03/2008, 08:43
Director

Como única buena noticia, observaron como las puertas de Conira comenzaban a abrirse ante su llegada. Desde la empalizada los hombres del pueblo y los soldados del capitán respondían a los arqueros ubicados en el bosque con flechas incendiarias.

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31/03/2008, 14:01
Melegat Ansey

Ahora, mientras cabalgaba sin tregua a través de la tierra encharcada, bajo las flechas del enemigo, ahora, era cuando reparaba en su casco y se maldecía por llevarlo guardado en la vieja mochila de cuero que colgaba a sus espaldas, rebotando a causa de la trepidante carrera de su montura.

-¡¡CORRED, VAMOS, VAMOS!!

Su voz, tan acelerada como su corazón era fiel reflejo de la angustia que los integrantes del grupo estaban sintiendo en aquellos momentos, quizá el efecto fuese menor en los doctos en el arte de la guerra, pero desde luego que para alguien que jamás había presenciado batallas ni enfrentamientos numerosos, aquello era de lo más terrorífico...los gritos, el sonido del fango al hundirse las flechas que llovían del cielo...la incertidumbre de sobre quién caerá la próxima flecha...y sobre todo la de saber si conseguirán atravesar los portones, tan cercanos pero tan lejanos a la vez...inalcanzables debido a la visión tan cercana de la muerte.

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31/03/2008, 17:08
Dammeryn

Dammeryn movió su caballo en la retaguardia del grupo. Un blanco en movimiento errático no ayudaba a pensar, pero llamaba la atención del tirador idiota sobre los blancos más débiles. Si esos individuos no tuvieran alma, como decían, no podrían empuñar un arco, y de hacerlo lo harían mal. Esa táctica era útil contra todo el que no fuera un tirador frío y sereno.

Interpuso el escudo cuanto pudo, ya atravesado con una flecha. La mano de la espada sujetaba también las riendas y la pasaba a la otra mano, la del escudo, cuando su experiencia lo consideraba apropiado. Resoplaban caballo y soldado, era su canto de batalla, el jadeo de la respiración agitada y el esfuerzo.

Sombras y ceniza, Dammeryn, le recordaba Atreell aquella mañana aciaga. Sombras y ceniza.

Vio de refilón abrirse las puertas y más flechas que alcanzaban su destino, pero nadie cayó del caballo. Mucha suerte para lo que podría esperar. Había que entrar en la ciudad y plantar batalla desde allí, eran las órdenes del capitán, y al menos entonces podrían desplegarse sin el estorbo de los no versados en el arte de la espada. Ardía su frente y en su mano la espada gruñía. Momento de guerra, soldado, momento de muerte, olvido y juicio.

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31/03/2008, 20:01
Nhadia Demialt

Nhadia cabalga entre la lluvía de flechas que lanza el enemigo sobre sus cabezas, se hace casi imposible la huída pero aún cree en su suerte, el medallón le da fuerzas para continuar.

Mientras se dirige hacia el portón que comienza abrirse, echa un vistazo a su espalda, intentando ver la posición de esos hombres sin alma, pero sólo consigue ver como a varios de su grupo les han herido, aunque no repara en quienes, ya que su único objetivo es ponerse a salvo detrás de la empalizada.

Derrepente, una flecha de fuego disparada desde la única salvación posible, pasa muy cerca suyo, casi llegando a rozarle...

¡Malditos bastardos! Al final darán aquien no tienen que dar.

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01/04/2008, 00:32
Illianna Sondrent

A galope tendido, los caballos haciendo proezas para mantenerse en pie, guardar el equilibrio sobre el lecho de hierba piedras y barro, resbaladizo...
El jadear de los animales, nubes de vaho y vapor exhalado por las narices abiertas de las monturas, como abiertos los ojos de los jinetes, asustados unas y otros, obligándose a no pensar, sólo a correr, mantenerse en pie, y correr...

zzzzzzzzagh! Por todas partes el sonido de las flechas llegaba antes de que les rebasaran, o escuchaban como se clavaban en el suelo, en la carne, en la madera.

Uno de esos silbidos embistió a Illianna, y casi se cayó de Áraen al notar el impacto. Esperó el mordisco, la punzada de dolor. Pero no llegó, así que creyó que el animal la había recibido en su lugar, pero seguía su marcha sin ceder un ápice, no podía estar herido.

Se giró, se miró a sí misma, y vió la flecha trabada en la costura de cuero de su capa de piel. La había atravesado limpiamente y se había quedado colgando, balanceándose al ritmo del paso frenético del caballo, el penacho emplumado bailando su danza de muerte. Por esta vez, la había sorteado...

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01/04/2008, 08:11
Director

Y el agua desapareció.

Seguía estando allí, pero se esfumó, así como el barro, los árboles, las nubes negras, y todo cuanto habían pasado hasta ahora. No veían nada más allá de las cabezas de sus monturas y las flechas que les pasaban por todos lados. El resto había desaparecido.

Haces de luz, con llamas oscilantes, que surcaban el cielo desde la empalizada para impactar en cuerpos ocultos tras los árboles y saetas que era puro sonido, pasando sobre ellos, demasiado cerca. El ruido era estremecedor cada vez que uno de aquellos proyectiles hendía el aire por delante de sus cabezas. Un sonido que prometía muerte.

Lo único que no había desaparecido de sus conciencias, además del peligro, eran los rayos que de cuando en cuando iluminaban el camino. Incluso el trueno consiguiente quedaba amortiguado por la adrenalina que recorría sus cuerpos.

La cabalgada se prolongó, los segundos se hicieron eternos. La empalizada se aproximaba a gran velocidad, pero también lo hacían los hombres que corriendo en línea recta salían desde el bosque para cerrarles el paso.

En la zona delantera del grupo, los hermanos Sondrent, criadores de caballos y consumados jinetes, cuyos animales además aventajaban claramente al resto en calidad, alcanzaron y rebasaron a Nhadia con Brúnil a la cabeza e Illianna siguiéndole de cerca. Tras ellos tres iban los demás, cada cual ajustándose a la velocidad que era capaz de mantener, con Mélegat comenzando a retrasarse un poco por el peso extra, ya que su enorme corpachón fatigaba al caballo.

En la retaguardia, DeValin, Ayron, Dammeryn y algunos soldados mantenían una desdibujada formación que les permitía cubrirse unos a otros someramente.

Y entonces ocurrió. La primera flecha mortífera. El primer golpe dirigido por la mano de un Dios Maldito. Impactó lateralmente en el cuello de Tarkean Shaucar, le atravesó y lo desmontó en un movimiento seco y brusco. Antes de caer al suelo ya estaba muerto. Su caballo continuó la carrera junto al resto como si nada hubiese pasado.