Partida Rol por web

¡Hijoputacabróng! Exclama el panadero, que sin previo aviso levanta el bastón y azota al alcalde que está agachado aún cogiendo las maletas. Ensima que yo le votao y agora se va cagando leshe?! Un cuenno! El Alfonso el panadero aún tiene el cuchillo que ha mangado del bar, pero el alcalde, a pesar de ser un político aún se comporta de manera natural, así que Alfonso le azota otra vez. ¡Harpío robaperah! Yo te vi crecé y asé la comunión junto a mi hijo y ahora te compota como un sunnormá! Ya con el segundo bastonazo Alfonso pone tanta ilusión como un jubilao al bajar del autobús en Benidorm, y como tal se está a punto de abrir la crisma por poner tanta efusividad como torpeza.

Juando mi fuí a subí a la fugoneta del Willy, vi como el Tronchasquinas dijaba caer el palillo q'estaba usando pa'limpiarse los dinetes y mi fuí corriendo pa'coerlo pa'mi colección. Y es que yo coliciono de too yese palito no lo tienia. Así que juando mi lievanté dispues de gacharme, ya sa'bian ido al yuntamiento sin mi. Mienos mal que no staba lejos y lliegue'n seguia.

Antes d'entrar mi puse gapa... beno.. má gapa. Mi achusé el pelo con las manos, así... pa'bajo. Mi limpie la grasa quí jabía salio en el vestidoooo. Mi coloquie bien las gafas y las violvi a coloquiar... En luego me pasie la mano por el sobaco y me la jolí porque staba mu nerviosa y y'astaba suando. Luego me toqué ahí abajo porque me picaba un poco y me jolí la mano...

En como taba perfestas, ientre con toos en el juntamiento y vi al jarcarde con las mialetas y como el Panaero s'encabronaba y si liaba a palos con él. Yo mi puse toa nierviosa y empecé a saltar y a miover las manos a lo locos mientras li dicia al Panaero. A jeste si, dale duro... si.. que dici madre que es un pijoso ladrón que se mierce too lo malo que le pase...

El Frascuelo, que se iba a pirar a por su Chari, se vio envuelto en la vorágine aquella y, como le faltaba un poco de pelotas, no pudo evitar acabar con los demás en la alcaldía. El Frascuelo taba un poco impresionao por la violencia cabía en to lo que hacía el Panadero, que no tenía empacho de repartí castaña gratuitamente.

Tan violento y tan gratuito que con tal de fostiar a alguien casi que se fostia a sí mismo. El Comebragas se adelantó pacharle una mano.

-¡Perostese tranquilo, hombre! ¡Que le va a dá argo con tanta fusividá! -le dijo. Luego se dirigió al alcaide-. ¿Y uté ónde va, tan temprano y tan lihero? ¡Tese quieto y atienda aquí a los señore, home ya!

-¿¿¿Yoooo??? Nah, que quedau con unos empresarios que isen que van a montar un casino aquí en unos terruños que tengo... Ya sabís, to mu weno pal pueblo, porque yo to lo q'ago lo hago na má que para benificiá al pueblo. -El Chema estaba sudando má q'un gorrino en día de matanza. Y mientras hablaba el s'iba pegao a la paré hacia la puerta como quien no quiere la cosa. Pero como que le pillara allí el panadero y le casca dos o tres bastonazos más. Que daño no mucho, pero humillante era un rato, y versen así al arcalde agachao y tapándose la cabeza con las manos era mu divertío, las cosas como son.
-¡¡¡Que no pasa naaaaa!!! Que m'an dicho a mi que lo tien to solucionao y que no hace falta que nus acerquemos pa ná a la central. Que ya lo han arreglao to ellos. Si es que ya sabís que los zánganos esos que vienen a quejarsen son mu exageraos. Vusotros por si acaso, no os vayáis p'alla, ¿eh?

El Comebragas no entendía de questaba hablando el arcalde.

-¿Cómo que na pajao na? ¿De qué cojone tablando? ¡Megacontus muerto que mi Chari está allí, ¿ein?! ¡A vé, questá pajando asquí!

El Utanasio s’encogió asín de hombros. Él dicía lo de los muertos porque no les vinieran tos los rojos con lo de que habían matao a un jipi, que él le daba iguá. Se recolocó su sombrero verbenero y se subió al coche a ver que dicía el joputa l’alcarde. Joputa porque era alcarde, tos sabemos que d’esos no te pués fiar ni una miaja. Y toas sus suspechas eran ciertas, allí estaba guardándose un maletín. Con la tele tos sabíamos pa qué eran los maletines, pa meter leuros a cascoporro pa llevárselos con las suecas esas o con los lagartijos en esas islas de lejos.

L’entró una mala hostia por dentro que se tuvo que morder la lengua y to. –¡¡Cagontoloquesemenea!! ¡Saca ahora mismo los cuartos del maletín que t’avío, mugroso!- gritó y abrió la mano para prepararle una tollina en toa la cepa de la oreja, tollina de padre. -¡El tío este mugroso y piojoso, como t’agarre del pescuezo, te meta al pozo y lo tape con la losa, no sales, tronchasquinas!

De la hostia que le mete el Eutanasio al arcalde se le cae el maletín, que se abre y efestivamente de dentro salen un montón de billetes enrollaos ataos con cuerda de pita desas de las que se usan p'atar los sarmientos. Allí tenía q'haber por lo menos dos o tres millones de pelas, de las antiguas, en billetes de diez mil pesetas, mezclaos con billetes de esos moraos que pone 500 y que tol mundo piensa que son una leyenda urbana. Pos el piojoso éste tenía desos a cascoporro, como el gañan ese que salía en la tele con la Pantoja. Bendita Pantoja, pobrecica la que le liaron por juntarse con malas personas... Si es que cuando una está enamorá no se da cuenta de lo q'ace. Porque es una santa, que esto tol mundo lo sabe.

Pos el caso es que daño, mucho daño no l'izo, pero le dejó tos los deos marcaos a rojo en la cara.

-¡Cagüendios! ¡Que hostia m'a soltao el abuelo! Que naaaa, que no pasa naaaa... A ma vé... Pos que al parecer lo de la central esa era una tapadera y questaban haciendo esperimientos desos en ratas y en yo que se más... Y uno desos piojosos se coló, soltó unos cuantos animalicos, que se liaron a morder a to cristo y ahora están tos medio agilipollaos. Pero que no pasa na... Que icen que lo tienen to controlao. Y ahora yo ya si eso como que me voy ¿eh? Vosotros ya si eso lleváis el dinero al banco, que es lo que yo iba a hacer, que son las arcas del estao... ¿Vale?

Y con una cuélebre moja, el Chema s'agacha, pega un par de vueltas y s'escapa por la puerta mientras estáis tos apollardaos mirando los fajos de billetes.

-A andar con dios- dijo el Utanasio al alcarde, no l'había escuchao ni una miaja, pero es que era ver dineros y se le perdía la vista. Se guardo unos cuantos d'esos moraos en los bolsillos y uno de los rollos con pesetas atás con tomizas d'esas. -Yo ya le contao to lo que le tinía que dicir al alcarde, ¿vamos a echarnos ya la brisca o qué? Y no vale arrastrar muestra, copón, no me seáis sarnosos.

- Cagontushuesos! huye cabrong, cobbarde... dice Alfonso el panadero mientras el comebragas lo levanta del suelo. Luego ve que todos se quedan boquiabiertos al ver el suelo forrado de los colores de billetes que habían saltado del maletín del alcalde. Pero como dirían en el pueblo, al panadero el dinero le importa "3 pepinos y un huevo". Le queda poco de vida y ya no tiene grandes aspiraciones a parte de llegar a casa y dar de manjar a sus animalicos. 

Otiaputa, nus van a matáaaa si no nus muvemo. Ayudagde... Alfonso se detiene y se ajusta la prótesis dental a ayudarme cojón a atrianká la pueta der ayuntamento anteh de que vengan los piojoso. Lo mejó é kedase aki y eperá a buena gente que siguro que venirán a rifujarse aquí. 

Al salir a la calle sus dais cuenta de que la cosa esa del virus ya se tenía q'aber contagiao cosa mala. Porque ya se veían cuatro zagales mordisqueando una moza en la plaza enfrente del ayuntamiento. Aunque uno ya no sabía si eso era cosa del virus ese o que los zagales estaban atontolinaos ya de por si. Porque las juventúes ya s'an perdío del to. Ya no se corteja a las muchachas como s'acía antes, llevándole huevos recién puestos a la madre, y con la hermana de carabina. No, ahora las mozas se vestían que lo enseñaban tó, y claro, pos que a los zagales les daba por liarsen a bocaos...

Aunque weno... Por la sangre que chorreaba, que paecía día de matanza, yo pa mi que los zagales estaban con el virús ese.

Al arcalde lo tenían pillao otros dos zagales en la otra punta la plaza, y no paraba de berrear como un cabestro. Antes de que se le coman y se muera del tó (o no, vete tu a saber) se l'oye disir...

-Mierda central, ya sabía yo que m'iba a trae problemaaaaaaggggg...

El Frascuelo se había metido en los bolsillos unos buenos puñaos de billetes moraos, pensando en que, quizá, así podría calmar los ánimos de la Chari. Porque la Chari se iba a enfadar, y mucho. Seguro. ¡No había ido a buscarla del tirón! ¡Se había ido a onde el arcarde antes cotra cosa!

...la Chari me va matá... ayyyy...

Pero cuando salió del yuntamiento la cosa taba todavía más fea. ¡Más apollardáos! Esto ya era demasiao. Se fue pa su coche mientras sacaba el móvil pa llamar a su señora. A ver qué coño taba pasando y eso. Y pedirle tamién perdón de antemano, ya depaso.

PERO KE ASÉEEEEI!!! Grita Afonso el panadero viendo que intenta bloquear la puerta del ayuntamiento mientras los mismos que deberían estar ayudándole salen por ella. KE SUS VAN A COMEEEEEEEEEEEEER JOSPUTA!! YO MI METO PADENTRO... y via a blokeá la puetta con la vara darcalde, ke pa eso está... pa blokeá puertas cuando la cosa se pone xunga.

Oh! Bijetes del monopuebli! sexclamé al vier tiantos bijetes toos tiraos por el suelo. Y'es que toos sabíamos que no xistían los bijetes de quinientos jeuros y los otros no los bía visto en mi via. Asín que'm guardé unos puñaos en los bolsillos pa' jugá al monopuebli con los jamigos en invierno. Salí pa fuera....

Y'entoces toos se pionen a gritar. Y veo a los mozos de la ciudá que jienen como atontaos, se joyen gritos y toos están como jruñendo. Tonces el panaero se pone too loco y empieza a mover toos los muebles.... mi jago pis iencima por el suto con los mozos feus mordiendo a toos y gruñendo y entro en el yuntamiento. Una ve dientro me pongo toa nierviosa y a dar saltos, y a sacudir las manos.

Que jago señó panaero?? Ay! Ay! Que jago??? le priegunto sin parar de mioverme

Maja infelí! coge tos esos caxoarmarios desa ejkina y traelos pa la puerta leñe! Que sepah moza, que pemito que una muje haga efuezos poke mi reuma mi tene jodío pal arrastre.

Mi fui pa'í y'empecé a'mpujar los armarios que ma'bia dixo el panaero. Toos juntos... 'Mpujaba con toas mis fuerzas peo eso nu se movía ni una miajá. Endemás mis zapaticos aun estaban toos mojaus por el pis y men patinaba al 'mpujar.

Mie señor panaero.. No pueo con ellos. Le dije con la lenjua casi en er suelo.

El Utanasio aún tenía los ojos encendíos con tanto billetaje, amos, que ni cuando pedía el aguinaldo de chico cuando se dedicaba a guardar él los duros de tos y luego decía que les habían dao de menos pa quedarse con algún durejo más, qué pillín fue siempre el hombre. Vio que el panaero s'estaba ahí atrincherando como si viniera la menemérita por él por lo del jodío jipi, si ya sabía él que eso traería cola, con lo fácil que se sulucionaba to con la cal viva.

-Panaero, oye, si icen algo los verdes esos les dicimos que s'ha esnucao solo... ¿a quién van a creer a un hombre c'ha trabajao como dios manda o a un jipi guarro?

Atontaos del culo... ¿ejke no vitei la pilícula esa k isieron cuando abrieron er nuevo cine de ra plasa? esa de lo mueto viviente joé. Tiene la puta pilícula 40 tako joé. Que fui con mi crío a verlo y.. menúo orró joé. Luego el panadero se fija en la pobre muchacha que precisamente se lía a intentar mover muebles empotrados...  Kabejabolo! mueve eso dahí joé... dice mientras le intenta ayudar. 

—¡Déjame Willy, que yo te ayudo, que sus vais a hacer daño! —digo al panadero al ver que intenta mover los muebles él solo. Que el viejo está fuerte, pero se le dobla la espalda y ya tenemos el poblema montao.

Así, me acerco a el, voy a empujar el mueble... Y me caigo de bruces contra el suelo. Por supuesto, un contratiempo menor debido a un error de cálculo. Así, aún en el suelo, digo— Ay, Willy, que me he aviao yo solo...

Mi lio ampujar con los viejunos esos donde mi dicen, pero casi nu mi dejan sitio pa'mpujar y m'espachurran contra el armario. Pero luejo el torpe del Willy se cae al suelo y toos le miran y me dejan sitio pa'mpujar un poco.

Yyyyyyyiiiiiiiaaaaaaaaaahhhhhhhhh amos! Quie al fina pudemus con esto toos juntos!

Mientras tos empujaban muebles pa bloquear la puerta, el Clarinete se lía a tiros con los piojosos, pa limpiarle el camino al coche al Frascuelo.

-¡No me seáis cagones!¡Que yo m'acuerdo de la peli q'ice el panaero! -Y apunta al panaero con un deo acusador. -¿Qué no te acuerdas que pasa? Que s'encierra la moza aquella en la casa y luego al final se los comen a tós. Yo no m'encierro, a tomal por culo. Amos, que son pocos, no nus vamos a quedar aquí a esperar que vengan más. A estos cuatro piojosos los corremos a gorrazos, y nos vamos con el Comebragas a por su zagala. ¡Hay que acabá con ésto antes de que se líe más gorda! -Y dicho ésto sale p'afuera disparando como un poseso. -¡Tos al coche del Comebragas, cagando leches!